Capítulo:23

Jimin detestaba el viejo amigo de YoonGi, era un tipo alto y escuálido, de piel mucho más pálida que la suya cuyo nombre era Shihyun.

Shihyun era detestable.

El pelirrojo siempre, a escondidas de YoonGi, se acercaba hacia Jimin y alborotaba su cabello, diciéndole que eran feos y que lastimosamente el mayor se había conseguido a alguien que no era de su altura.

Jimin no le contestaba nada y tampoco le decía a YoonGi. Sabía de que si llegaba a contarle, su novio lo miraría raro y le respondería con un:
"Cariño, Shinyun es una buena persona."

También había un pequeño problema con el mayor desde hace días.

YoonGi había estado actuando nerviosamente desde que llegaron a DaeGu, por más de que Jimin fuera consciente de que estaba feliz de regresar a casa, sabía que algo lo mantenía nervioso.

Hubo una ocasión en la que Jimin despertó solo en la cama y justo en ese momento YoonGi apareció adentrándose a la habitación.

—¡Oh cariño, ya estás despierto! —le sonrió YoonGi mientras se sentaba a su lado—. ¿Cómo has amanecido?

Jimin no contestó a ello.
—¿Por qué no estabas conmigo abrazándome?

—Bueno, tú sabes, hay muchas cosas que hacer.

—¿Más importantes que despertar conmigo?

—Oh no, Jimin. —sonrió él—. Despertar contigo es una de las mejores cosas que me suceden en el día.

El mayor comenzó a acariciar su cabello, tan armoniosamente que el menor en cualquier momento volvería a cerrar sus ojos.
Jimin se recostó en su pecho, sintiendo su exquisito perfume cítrico.

—¡Ya hasta te has bañado! —se quejó—.¿Qué es eso que tienes en las manos?— preguntó observando tres sobres blancos en la mano de YoonGi que no lo acariciaba—.¿Acaso son cartas?

—Eh... Sí. —dudó—. Son papeles de la universidad.

—¿Son tus calificaciones? —se emocionó y en el momento en que quiso tomarlos, YoonGi los apartó de inmediato—. ¿Qué pasa?

—¡No, no lo son! — se alarmó. Jimin lo miró detenidamente, sin comprender nada—.Es decir, solo es... solo son... Eso.

—¿Qué?

YoonGi suspiró.
—Cariño, si me sigues viendo de esa manera es obvio que no sabré ni que decir. Solo son papeles de pago ¿Sí? —mintió—. Son para mamá.

—Bien.

El menor siempre se molestaba cada vez que YoonGi le ponía una excusa por cada llamada que hacía o cada carta que recibía.

Pero aquellos enojos se habían esfumado días después, Jimin jamás había estado tan feliz en toda su vida desde la noche del 24.

En primera; porque estara con YoonGi durante su cumpleaños y porque pasaron Navidad juntos. Cuando toda la familia de YoonGi estaba reunida en la sala, comenzaron a repartirse los regalos y Jimin nunca había recibido tantos en toda su vida como aquella noche.

Mientras el menor observaba como cada empaque navideño iba disminuyendo, cada vez se preguntaba cuál era el regalo de YoonGi.

-¡No puede ser, Jimin!- gritó Jungkook desde el otro lado de la línea, cuando al siguiente día Jimin le contó que el obsequio de YoonGi habían sido dos pasajes para Orlando en febrero—. ¿Cómo lo hizo?
¿Por qué no puedo ser YoonGi y tener mucho dinero?

—¡Estoy tan emocionado!.— se dejó caer en la cama—. Él llegó con un pequeño paquete y me dijo "Feliz Navidad, bebé" y cuando lo abrí me dice "¿Te gustaría que viajemos a Orlando?" ¿Y qué crees? Me puse a llorar.

Jimin no había tardado en presumirle su regalo a su primo, quién parecía haberse alegrado muchísimo por él y empezaba a decir que ojalá algún día tuviese un novio así.

—Sabía que tenía dinero, pero gasta demasiado en ti, ¿cierto? Y parece que no le importa.

El menor no contestó aquello, pero si se quedó pensando durante bastante tiempo.
Nunca lo había imaginado; es decir, YoonGi siempre le concedía sus caprichos o le daba regalos sin un motivo especial y siempre le llevaba sorpresas, pero por su actos no parecía que gastar dinero le afectara y entonces eso tampoco perjudicaba a Jimin porque no meditaba cuánto podía gastar en él.

Le pedía muchas cosas a YoonGi, sí.
Pero eso no significa que estuviera con él por dinero. Eso era lo que menos le importaba.

Cuando la llamada finalizó, el menor marcó inmediatamente otro número, cuyo nombre estaba agendado como Taehyung.

A Jimin le agradaba tanto Taehyung que lo sentía como un nuevo amigo para confiarle todo.
Iniciaron hablando muy normalmente, Taehyung con una emoción de a mil y feliz por saber del menor.

Cuando Jimin empezó a contarle del pequeño regalo de YoonGi, éste apretaba sus puños furioso y con una amargura notable.

—-¿Ese fue tu regalo? —-volvió a preguntar con cierto desprecio—-. ¿Eso?

El tono de su voz había puesto en duda al menor de si aquello era bueno o no.
—-Eh... ¿sí?

—-Un poco feo, ¿no?

Jimin parpadeó constantes veces y durante varios segundos quedó sin habla.
—Taehyung... —articuló—. Te estoy diciendo que YoonGi nos ha comprado dos pasajes para ir a Orlando, o sea un viaje —comenzó a explicar—. Solo para los dos. ¿Eso es feo?

—¿Y para qué quiere ese viaje?

Las mejillas del menor se tiñeron de rojo.
—Bueno, él me ha dicho que quería viajar conmigo desde hace tiempos.
Tú sabes, divertirnos sin preocupaciones de que hay que llevarme a casa antes de las diez y pasar momentos a solas.

—-Bueno, yo no confiaría en YoonGi.

—¿Qué? —miró incrédulo su celular, como si pudiese ver al rubio desde él—. Taehyung, conozco a YoonGi desde hace dos años. Él es totalmente confiable.

—Lo entiendo. —gruñó el otro—. Y está bien que confíes en él. Pero no estoy de acuerdo con ese viaje, Jimin tú eres muy responsable para el colegio y eso te atrasaría demasiado en tus clases. ¿Te imaginas si bajan tus calificaciones?

—Por eso iremos solo una semana, YoonGi estaba seguro de que no podríamos ir bastante tiempo por mis preocupaciones académicas.

—-¿Y él acaso no estudia?

—B-bien... —tartamudeó nervioso—. Es solo que... e-él es un poco, bueno, un poco más relajado respecto a los estudios. —le justificó, evitando decir que en realidad a su novio no le importaba la universidad.

Pero Taehyung parecía poner más barreras de defensa para que Jimin dudara en viajar o no.
—-Y si hacen actividades de punteos extras durante esa semana, significa que no estarás para tenerlos.

Oh, definitivamente el menor no quería bajar su rendimiento académico.

—Pero...

—-Pero nada. —-interrumpió en seco—. Piénsalo, pequeño, Sí? No quiero cortar pero... Pero tengo que salir con mi padre ahora, así que en cuanto regreses iré a verte.

—Bien... adiós Taehyung. —y sin dejar que el otro se despidiera, cortó la llamada.

Jimin observó el techo de la habitación, meditando la llamada de hace unos minutos y también por lo que Jungkook ha dicho.

¿Será que a YoonGi le molesta cuando pide que le compre algo?
El menor le había pedido demasiadas cosas y nunca había notado en el rostro de su novio un gesto de disgusto.

Tampoco creía de que una semana sin ir al colegio le afectaría muchísimo.
No lo creía hasta ahora que ha hablado con Taehyung. Pero es raro, porque ni su propia madre había protestado por ello, pues todos vieron cuando YoonGi le entregó su regalo.

Su madre le dijo que aquel viaje había sido pasado por su permiso y que ella alegremente había dicho que sí. Jimin sabía de que si su madre conociera que las intenciones de YoonGi eran malas, hubiera contestado que no.

—Entonces tengo que ir. —se contestó a sí mismo—. Y pasar toda una semana con YoonGi.

De solo pensarlo sus mejillas se ponían coloradas y la idea le entusiasmaba.
Ahora Jimin comprendía el porqué YoonGi pasaba preocupado aquellos días, pues le había dicho de que estaba nervioso que no le autorizaran los pasaportes.

El menor salió de la habitación y bajó las escaleras hacia el primer piso.
Pero como el mayor no estaba en éste, decidió irse hacia el sótano, donde definitivamente tendría que estar.

Mientras iba bajando escuchaba la voz de su novio en el fondo.
Al parecer éste hablaba por celular y revolvía su cabello como señal de que se estaba molestando.

—No reservé nada de eso para enero, yo dije que viajaría con mi novio en febrero, ¿no entienden?

Jimin se acercó hasta él, abrazándolo por detrás y rodeando sus cortos brazos en la cintura de su novio.
El cuerpo de YoonGi se relajó al instante, girándose un poco para atrapar a su novio en un cálido abrazo y besar su frente.

—Sí, una semana completa. —siguió conversando con saber quién, según Jimin—. Incluido fin de semana, sí. —rodó los ojos y al verlo el menor soltó una risita-.

YoonGi volvió a mirarlo y le sonrió con cariño.
Tomó la mano del menor y sentándose en el sofá, atrajo al menor a sentarse en su regazo, quién rodeó la cintura de YoonGi con cada pierna. Se acurrucó en sus brazos, abrazando de nuevo a YoonGi y escondiendo su rostro entre su cuello, que emanaba toda su colonia masculina.

Jimin apenas si lograba escuchar lo que el hombre de la llamada hablaba.
Solo prestaba atención a lo que el mayor decía.
Cuando YoonGi por fin finalizó la llamada, besó las mejillas del menor mientras con una mano acariciaba su espalda con delicados toques.

—¿Cómo está Jungkook, amor?
¿La está pasando bien?

—Dice que sí.— contestó emocionado, como si el hecho de que YoonGi prestara atención en él le subiera el ánimo_. Al parecer regresará a Seul hasta el cuatro de enero.

—Eso es mucho tiempo. —le sonrió.
Apartó unos cuantos cabellitos rebeldes que cubrían la frente del menor_. Vamos, sé que le has dicho lo del viaje, cariño.

—Dijo que está feliz por nosotros. —contestó apenado de que YoonGi supiese lo chismoso que era—. Yo también estoy muy, muuy, pero muuuy feliz, Yoonie.

Jimin comenzó a jugar con el cuello de la camisa del mayor.
Éste lo miraba con toda dedicación, como si no quisiera perderse un solo movimiento del menor.

—¿Feliz de qué? —Preguntó con cautela, prestando atención a las juguetonas manos que desabotonaban su camisa.

—De que tú y yo viajemos. —abrió la tela, acariciando con paso lento y cierto descaro el torso del mayor.
Deteniéndose en su pecho y delineando con sus dedos cada letra de su tatuaje.

—¿Te gusta?

Jimin no sabía si hablaba del viaje o de la vista que tenía enfrente, cualquiera de las dos que fuese, él asintió gustoso.
—Sí, me gusta.

—¿Y qué más te gusta? —dijo con descaro y por el rostro desentendido del menor, YoonGi rió-.

Las mejillas del menor comenzaron a traicionarle, al igual que siempre.
—Arruinas los momentos, Yoonie.

—¿Yo? Yo no lo hago.
Mi madre es la que siempre nos arruina nuestros momentos de intimidad y yo siempre soy el más perjudicado porque tú te empeñas en dejarme duro. Sabes a lo que me refiero.

—No hablaré así de tu mamá.

El mayor recostó su cabeza en la cabecera del sofá. —Mi madre debería ser como Joy, tú sabes... Escucha tus gemidos en la planta baja y no dice nada hasta que los dos bajamos y nos cuenta que nos ha escuchado.

—¡Dios mío! —Cubre su rostro entre sus manos y YoonGi empieza a reír fuertemente—. ¡Que pena!
¿Ah sí? Pues Joy no me ha dicho nada de eso.

—¿Quieres que te cuente como imita tus gritos?

—¡YoonGi!.— le golpea en el pecho y por más que quiere esconderse el mayor lo toma de los brazos—. Deja de molestarme.

—¿Quieres que siga hablando?

—No. Tú y Joy son unos descarados.

—Puede ser, pero igual prefiero cuando tú me gritas al oído.

Jimin, en su esfuerzo por mantenerse serio, no pudo evitar sonreír mientras se cubría los oídos. —No escucho, no pienso oírte.

—Oh. —el mayor hizo un puchero—. Que triste.

Pero el menor gritó de emoción.
—¡Que hermoso, Yoonie! —ahuecó sus mejillas fuertemente—. ¡Haz de nuevo ese puchero!
¡Hazlo!

Y YoonGi, con tal de complacerlo, hizo otro puchero. —¿Así?

—¡Sí! —chilló—. ¡Oh Dios, eres hermoso!

YoonGi rió por lo bajo y cuando sus ojos se encontraron sintió aquel cosquilleo en su estómago. Jimin empezó a hacerle aquello que haces con tus labios, en el que jalas tu labio inferior y lo sueltas para que haga un sonido de boop. Desde que lo había hecho por primera vez en la que YoonGi dormía, no había dejado de hacerlo.

—Deja de hacer eso, cariño. —pidió el mayor pero su novio estaba tan entretenido riéndose que no le hacía caso. En una de esas, en las que Jimin repetía la acción, mordió su dedo.

—¡Ay mi dedito! —hizo un puchero adorable ante los ojos del mayor—. Yoonie, grosero.

—Uh, lo siento nene.
¿Quieres un beso? Los besos calman el dolor.

El menor, sin dejar de hacer un puchero, asiente con la cabeza.
—Mejor besémonos. —propuso acercando su rostro al de su novio y cerrando sus ojos para que YoonGi roce sus labios con los suyos.

YoonGi se inclina y con lentitud toma su labio inferior, para morderlo suavemente y así soltar un suspiro departe de Jimin.

—Vamos, Yoonie. Bésame.— le ruega y entonces YoonGi, con una sonrisa; captura sus labios, uniéndolos con los de él.

El menor lo recibe al instante, moviendo sus labios juntos a los del mayor y haciendo un perfecto encaje juntos.
Cuando la lengua de YoonGi entra en la boca de Jimin, éste suelta un gemido.

El menor vuelve a bajar las manos por su torso descubierto, acariciándolo y tentándolo a que suban a la habitación.
Pero YoonGi, que es consciente de las imprudencias de su madre, se aparta del menor, sonriéndole por su repentina picardía.

Jimin le dedica una sonrisa tímida porque sabe a lo que el mayor se refiere.
Regresa a su antigua posición, en la que recuesta la cabeza sobre el hombro de su novio.

—¿Puedo hacerte una pregunta, Jimin?.— inquirió él. Por el cambio en su tono de voz, el menor entendió de que quizás era serio y al elevar su vista hacia él, comprendió que sí.

—Claro, Yoonie. ¿Qué sucede?

El mayor no lo miraba; por más de que Jimin tratara de que lo viese, no lo hacía.
Por una fracción de segundos, en los que ninguno de los dos dijo nada, el menor intentó hablar pero se vio interrumpido por la voz de su YoonGi.

—¿Tú eres feliz, cierto? Digo, estoy preguntando de que si lo eres conmigo. Feliz. con-conmigo. Es así, ¿cierto?

Jimin frunció el ceño y se dedicó a verlo con cautela. Quizás algo vagaba por la mente de su novio y seguramente aquello no era bueno.
—¿Por qué preguntas eso?

El mayor parpadeó varias veces, como si estuviese saliendo de un trance.
—Solo quería saberlo.

—Por supuesto, amor. —contestó él—. Soy feliz. Lo soy contigo, ¿comprendes eso?

YoonGi pareció satisfecho por la respuesta, porque después de eso sonrió de nuevo.
—Ahora que estamos de preguntones.
¿Puedo hacer yo una pregunta?

—Cariño, la mayoría de tus preguntas terminan enojándome o haciéndome sentir incómodo.

Pero Jimin lo ignoró.
—¿No te molesta gastar por mi?

—¿Qué? —YoonGi no comprendió

—Que si te molesta gastar por mi... —repitió—.
Tú sabes, que yo sea un pidón y al final termine gastando tu dinero. Pero Yoonie, quiero que sepas que no estoy contigo por dinero, ¿Sí?
¡No lo estoy!

El mayor soltó una risita.
—Pequeño, eres adorable.

—¡No soy adorable! —refunfuñó—. Pero te lo estoy diciendo en serio, YoonGi. No quiero que pienses que soy un interesado, bueno si, pero ahg
¡No en ese sentido de interés!

—Bien, no eres adorable. Per...

—¡Sí soy adorable! —se alteró y el mayor enarcó sus cejas divertido—-¡Lo soy!

—Pero tú diji...

—¡Pero no era cierto! —el menor pasó una mano por su cabello, revolviéndolo—.
¡No cambies el tema! —Jimin cerró sus ojos, tratando de calmarse—. De verdad... No quiero que llegues a pensar eso.

—Jimin, cariño. —llamó YoonGi, pero él no quería mirarlo—.Vamos, mírame. —él negó—. No te sientas mal, eres demasiado lindo para sentirte así. Y respecto al dinero... —bufó—. ¿A qué quieres llegar con eso?

Jimin quedó en silencio.

YoonGi abrió más los ojos, asustado.
—¿No... no te sientes feliz con eso? ¿Es decir, quie-quieres más? —titubeó con aturdimiento—.
Porque, no, el dinero no es un problema pero creí que te gustaba con lo que te daba pero si t...

—YoonGi —llamó el menor—. ¡YoonGi, basta! Yo no me refería a eso, no. —el mayor exhaló el aire que sin querer tenía contenido—. Solo preguntaba de que si te molestaba gastar un poco, para no decir que mucho —sonrió.—
dinero por mí.

Se produjo un diminuto silencio, en el que el mayor sonrió con alegría.
—¿Crees que sería divertido no tener con quién gastar el dinero? No es como si quisiera gastarlo todo para alimentar a Hoseok.

Ambos se rieron.
—¡Yeeeih!, te creo.

—¿Quién te metió esa idea a la cabeza?

—Jungkook.

YoonGi gruñó.
—Jungkook  mejor que se busque un novio.

Jimin acarició las mejillas de su novio, contemplando su rostro fruncido como aquellas veces en que solía despertarlo al amanecer.
—¿Puedes creer que estamos por cumplir dos años de novios?

—Sí, ni siquiera me recuerdes ese día.
Jamás había estado tan nervioso en toda mi vida.

—Vamos, Yoonie.
No fue tan malo.

—Claro. —dijo con sarcasmo—. Al preguntarte solamente me dijiste "Tengo que pensarlo" y yo estaba como ¿qué? Quería golpear a alguien, de verdad que sí.

—¿Pero no lo hiciste, verdad?

YoonGi vaciló.
—Bueno... Digamos que tuve que desquitarme con algunos de tercero.

-—Ay no puede ser...

—Si puede ser, cariño.
Arruiné la salud emocional de esos niños por tu culpa, espero te sientas arrepentido.

—Bien, no me has dado otro beso —le recordó—. ¿Qué esperas para dármelo?

Jimin dijo incrédulo.
—Tú no te mereces ningún beso.

Y YoonGi lo vio con aire ofendido.
—¿Cómo te dignas a decirme esas cosas? Solo con verme ya deberías de estar besándome, ¿Crees que así, sin ningún beso, querré que me recibas al llegar a nuestra casa dentro de unos años?

YoonGi cerró la boca apenas diciendo ello, como si esas palabras se le hubieran salido sin pensar. El menor parpadeó miles de veces, como si no pudiera asimilar lo que acababa de escuchar.

Una grande sonrisa rodeó el rostro del menor, tan sincera que en ella podía reflejarse su asombro y felicidad.
—¿Q-Qué quieres decir con eso?

El mayor tragó duro y comenzó a sentir como su garganta empezaba a secársele.
Soltó un pesado suspiro, dispuesto a armarse de valor.
—Que lo estoy pensando con seriedad, Jimin. De verdad quiero más adelante tener una vida contigo. El problema es que tú, por tu edad, piensas muy distinto a mi, entonces yo no sé si querrás. Y si estuvieses en los 18, yo ya te habría arrastrado hacia un departamento y hacer que te quedaras conmigo hasta que nos volvamos viejos. Pero, si por ahora tengo que esperarte, entonces lo haré. Media vez tú no te aburras de mi.

Jimin tuvo que darse un pellizco para asimilar lo que YoonGi le había dicho.
No es que no le creyese, al contrario, estaba tan acostumbrado a que YoonGi no hablara de este tipo de temas que le había sorprendido.

Pero su corazón empezó a latir tan fuertemente, hinchándose de emoción y abrazó a YoonGi con una felicidad topada.
—Vamos a esperar, Yoonie. —prometió para luego tomar las mejillas de YoonGi y así besarse dulcemente.

Cuando el último día del año llegó, Minseo estaba muy entusiasmada cocinando con la madre de Jimin.

En la noche del 31, la familia Min había llegado para despedir juntos el año e iniciar el nuevo con buenos momentos.

YoonGi se acercaba a cada familiar suyo, presentando a Jimin como su novio y algunas veces, los que ya lo conocían, solo los saludaban.

—¡Ay, pero si tu novio es hermoso, YoonGi!— parloteó una de sus primas mientras apretaba las mejillas del menor, quién solamente le sonreía tímido.

YoonGi tuvo que dar una manada a las manos de su quisquillosa prima para que lo dejara en paz. —Sí, que bueno. Pero es mío.

Y diciendo esto, arrastró a Jimin hacia el comedor. El menor soltó una risita y ambos tomaron asiento porque pronto iniciaría la cena.

Jimin reposó la cabeza en el hombro del mayor y éste embriagado por el aroma dulce que su novio desprendía, también recostó su cabeza sobre la del menor.
Lisa, al entrar al comedor, contempló la dulce escena mientras éstos se hablaban entre risas y jugaban con sus manos entrelazadas.

—¿Por qué son tan lindos?— susurró Wendy a Jennie después de entrar a la cocina—. YoonGi es tan distinto con él, se ve tan dulce.

Pero mientras cada uno iba ocupando lugar en las sillas, las caricias y los mimos tuvieron que cesar para ambos.
Otras dos tediosas primas de YoonGi se sentaron junto a ellos y empezaron a llenar de preguntas a Jimin en cuanto él se los permitió.

—Entonces, ¿no te interesan las chicas?.— preguntó una de ellas, guiñando un ojo hacia él.

YoonGi casi parte el plato en dos con el cuchillo, pues por cada pregunta incómoda de sus primas, con más fiereza cortaba el filete.

Jimin casi se atraganta con el agua al ver su insinuación. —Yo... eh... no. Soy completamente homosexual.

JiEun, una chica pelirroja que estaba junto a él, tocó su brazo con tanta cautela y el menor incómodo la miró.
—Dime, Jimin.
¿Por qué te interesó YoonGi? Sinceramente, no sé que le has visto. —bromeó y el trío de chicas empezó a reír—. Es decir, mírate.
Eres hermoso, seguro tienes a muchas detrás de ti. Deberías darles una oportunidad.

El menor empezaba a molestarse, pero no quería ser grosero y les tuvo paciencia.
—De hecho, YoonGi es muy guapo.— se ruborizó, como si fuese la primera vez que hablaba de él.— Y es muy gracioso, siempre sabe como hacerte reír. Es muy tierno conm...

—¿Tierno? ¿Qué? —todas comenzaron a reírse tan fuerte que llegaron a captar la atención de todos los de la mesa. Ella carraspeó su garganta, intentando tomar seriedad—.Lo siento...—se refirió al resto y luego se volvió hacia el menor—. Cariño, es el mejor chiste que he escuchado.

Entonces YoonGi dejó caer los cubiertos fuertemente, pero los demás estaban tan atentos a las conversaciones que tenían, tanto así que eran ajenos de observar lo que pasaba en el fondo de la mesa.

—¿Por qué tendría que ser un chiste, JiEun?.— gruñó YoonGi hacia la detestable pelirroja—.¿Tiene que ser gracioso que yo sea tierno con mi novio? El hecho de que yo nunca lo haya sido contigo, no significa que así sea con todos. ¿Por qué no mejor sigues buscando citas a ciegas en internet? Tú sabes, los tipos con los que terminas revolcándote sin importar que te traten mal. Estás tan acostumbrada al mal trato que no tienes la mínima idea de lo que qué es que te traten con ternura.

JiEun no dijo más.
Con las palabras atoradas en su garganta prefirió darse media vuelta y seguir comiendo en silencio. Sin embargo, las otras dos primas del castaño seguían acosando al menor.

—Y bien, pequeño Jimin. —habló una morena muy bella—. ¿Cuántos años tienes?

—16.

—¡Oh Dios, pero si eres un nene! —chilló y los tímpanos del mayor empezaron a doler—. Con razón tienes esa carita de crío.

YoonGi sentía la boca seca del enojo y tomó de su copa de vino para tranquilizarse, pero eso no funcionó.
—¿Bebes alcohol, Jimin? —preguntó la castaña, a la que YoonGi había golpeado sus manos por apretar las mejillas de su novio.

—No. —se sonrojó de nuevo—. Yo no... no me gusta. No lo he probado en mi vida.

La copa que el menor tenía frente a él estaba llena de zumo de manzana.
Aunque no le llamara la atención el alcohol, tampoco es como si Minseo o YoonGi le dejaran tomarlo.

—¡Deberías de probarlo! -insistió la morena-.

—Ni se te ocurra darle.- gruñó entre dientes YoonGi, mirándola fijamente. Ella tragó en seco.

Regresó hacia el menor, donde ella no lograba sentirse intimidada.
—¿YoonGi no te deja, cielo?

—No, no lo dejo. -contestó el mayor por él-.

Ella lo miró de reojo, esta vez viéndolo desafiante. —Hablaba con Jimin. De seguro él quiere tomar y tú por patético no lo dejas.

Entonces YoonGi, calmando el impulso de querer golpearla sin importar que fuese mujer, se levantó de su silla bruscamente, captando la atención de todos.
Y sin decir nada, se retira del comedor, azotando la puerta de la casa fuertemente.

La mesa se llena de un profundo silencio y SunHee, junto a su madre, observan a Jimin, preguntándole con la mirada que ha pasado.
Pero el menor solamente agacha su vista, contemplando su plato casi vacío.

—¿Por qué tiene que ser así? -—habló después de un rato la castaña—-. Que estrés que sea así tan... tan sobre protector. —-rodó sus ojos fastidiada, como si ella estuviese en la situación del menor-.

Jimin mordió su lengua para no ofenderlas.
Pero al verlas con cautela se dio cuenta que eran igual de irritantes que el amigo de YoonGi, Shihyun.
El menor se puso de pie, sonriendo ante la mesa con un muchas gracias por educación.
Pero no quiso observar a nadie, así que con paso decidido siguió las pisadas de su novio hacia la puerta para ir a buscarlo.

Cuando llegó la media noche, YoonGi y Jimin no habían aparecido, aunque no había del qué preocuparse porque SunHee había recibido un mensaje de su hijo que estaba junto a YoonGi.

Los abrazos entre ambas familias empezaron a surgir, luces pirotécnicas comenzaron a llenar el negro cielo. Y el alcohol, pues, digamos que empezaba a dar efecto.

Mientras todos recibían el inicio de año con vítores de alegría, YoonGi y Jimin estaban escondidos a mitad del bosque besuqueándose.
El menor había logrado ahuyentar el mal humor del mayor y ahora estaba acorralado contra un árbol mientras YoonGi presionaba sus cuerpos.

Cuando sus respiraciones empezaron a tornarse más agitadas, YoonGi se apartó de él con una sonrisa radiante en su rostro.
Juntó su frente con la del menor, mientras ambos calmaban su respiración.

—Feliz año nuevo, princesa. —susurró tan cariñosamente que el menor soltó una risita boba.

—Feliz año nuevo, Yoonie. —contestó y éste dio un casto beso en sus labios.

—¿Tus planes para este año?

—Bueno, aparte de mejorar mucho más mis calificaciones. —suspiró.— Quiero que sigamos juntos. —ambos sonrieron—¿Los tuyos?

—Romperle la cara al que se te insinúe.

—¿Y si es chica?

—Le diré a Jennie que lo haga.

Ambos se rieron y YoonGi rozó sus narices en un delicado gesto, luego dio un beso al menor.
Y otro beso, y otro, y otro, y muchos más sucesivamente que hacían reír al menor.

—Yoonie, basta. —-dijo entre risas, pero YoonGi siguió haciéndole cosquillas con sus besos.

—¿Es un buen momento para decirte que te quiero?

Jimin pega un chillido agudo lleno de felicidad. —Es el momento perfecto.

—Bien, te quiero.

—Ay lo sé. —dijo modesto—. Yo también te quiero.

—Y mucho.

Jimin asintió.
YoonGi empezó a reír.
—Y te adoro.

—Lo sé.

—Eres demasiado tierno.

—¡Sí!

—Y eres sexy... -el menor se ruborizó-.
Completamente bueno.

—Lo sé. -sonrió sin verlo-.

—Muy atractivo.

—Sí.

—Tienes linda sonrisa

—Lo sé.

—Y me encantan tus ojos

—Lo sé, Yoonie.

—También te quiero conmigo.

—Lo sé.

—Y lejos del resto.

Jimin rió.
—También lo sé.

—Y te amo.

—Dime algo que n... —calló de pronto.
Jimin miró hacia el frente, topándose con la mirada cercana y la sonrisa del mayor.

Su corazón empezó a desembocarse y sus manos empezaron a sudar.—¿Cómo has dicho?

—Qué te amo. —repitió seguro—. Te amo tanto y ya no siento miedo de decirlo.

Un escalofrío rodeó su cuerpo, uno lleno de muchos sentimientos.
Empezó a tartamudear, queriendo decir miles de cosas pero sin poder procesar las palabras.

—¿Estás hablando en serio?

—¡Por supuesto, Jimin!
¿Qué no lo sientes? ¿No te das cuenta? Y está bien si no sientes lo mismo, voy a entenderlo, pero quería decírtelo porque mis sentimientos son fuertes y me encantas.
Aparte, ahora no tengo miedo de declararlo, aunque que te quedes así de callado. Aunque claramente ya estoy empezando a sentirme nervioso.

Los ojos de Jimin empezaron a ponerse vidriosos y YoonGi se alarmó.
—¡No llores, cariño! No quiero que te sientas así de presionado, está bien si no lo sientes.

Entonces el menor se lanzó a sus brazos, abrazándolo fuertemente y llorando en su cuello de alegría.

—Yo también te amo, Yoonie.
Esperé tanto tiempo para que me dijeras esto.

YoonGi, perplejo, tardó en reaccionar.
Y luego de escuchar las palabras de Jimin sintió que le regresaba el alma al cuerpo.
Se sintió tan bien escuchar aquello que cargó al menor en sus brazos y gritó con emoción un fuerte ¡Sí!

—Vamos bebé, repítelo de nuevo. - besó su mejilla, sintiéndose más feliz que nunca.

—Te amo, Yoonie.— - repitió. Y YoonGi, actuando con el impulso de un niño y con Jimin en sus brazos, lo acorraló entre el tronco del árbol con su cuerpo y comenzó a besarlo.

El menor gimió gustoso, siguiendo su beso.
Y jamás algo se sintió tan eterno como en ese momento.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top