𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐: 𝑁𝑎𝑟𝑎𝑛𝑗𝑎

Cuando desperté, sentí, sumado junto a un dolor de cabeza terrible, muchísimas nauseas. Me levanté, notando que traía encima una playera que no me pertenecía, siendo esta lo único que cubría la fina ropa interior que traía debajo. No me sentía bien, habían unas voces en la sala de estar así que me dirigí allí inconscientemente con el mero fin de conseguir algo que aliviase los síntomas de lo que parecía ser una resaca. Vi la hora en mi teléfono celular, aún faltaba algo de tiempo para que el horario de visitas comenzara, incluso pude ver que recién estaba atardeciendo. Me arrastre hacia allá entonces, abriendo la puerta, levantando la mirada que estaba clavada en mis pies descalzos.

Lo que vi tuvo que haberme sorprendido, pero no lo hizo en absoluto. Mis ojos se encontraron con YoonGi, y otro chico, sentado a su lado en el sofá, jugando con sus dedos entrelazados. De pronto sentí vergüenza de que sus ojos estuvieran mirándome, porque me encontraba tan demacrado que si pudiese encerrarme para que nadie me viese en ese estado, lo haría. — ¿Qué pasa?

Preguntó, la voz de YiXing al otro lado de la habitación. Tenía un cigarrillo en sus labios e intentaba prenderlo, iba dirigido hacia mí, con palabras difíciles de entender, debido al impedimento de modulación que yacía sobre sus labios. —No, nada- tengo que irme, ¿No has visto mi playera? No la encontré cuando me levanté.

—La puse a lavar, quedo sucia después de- eso, usa la mía. Te queda linda de todas formas. —no me sonrió después del cumplido, pero yo si lo hice, tímidamente arreglando mi cabello detrás de mi oreja. Escuche un carraspear a mi costado, y justo cuando mis ojos fueron hacia allí, me di cuenta de que el guapo chico al lado de YoonGi miraba la escena con cierta picardía.

No obstante, YoonGi no tenía lo mismo escrito en su cara, cada facción de su rostro expresaba una emoción distinta. Parecía sorprendido, enojado, celoso, o quizá todas aquellas sensaciones juntas. —No sabía que tenías novio, YiXing.

El ceño de YoonGi se frunció aún más de lo que ya lo estaba, soltando su agarre de la mano con el que pude suponer, era Hoseok. Sentí algo de envidia cuando lo miré, siendo tan perfecto, con su cabello pelirrojo y su figura, que a pesar de que no podía ver completamente, marcaba una contextura delgada con las curvas necesarias. —No lo tiene, JiMin no es su jodido novio.

Los ojos cafes del chico se vieron envueltos en una confusión mesclada, ante lo prepotente que se había puesto. Justo, en ese atisbo de momento, me di cuenta de que quizá él no lo conocía tan bien como los años aparentaban.

Nadie jamás sería capaz de conocerlo bien, ni siquiera yo, ni siquiera él mismo. Había un conjunto de galaxias creciendo constantemente dentro de él y aquel que creía que lo conocía, estaba completa e irremediablemente perdido. Hoseok se veía exactamente como alguien que estaba perdido, pero que no quería encontrase, no le importaba estarlo. —¿Qué te pasa?

— ¿Por qué me va a pasar algo? —le respondió, brusco. Sus ojos seguían clavados en mí, yendo desde la parte en la que la camiseta se resbalaba por mi hombro hasta caer por el mismo, dejando expuesta la mayor parte del área. — ¿Me vas a explicar qué demonios haces aquí, JiMin?

YiXing detuvo mi respuesta cuando estuvo a punto de salir de mis labios. — ¿Te tiene que dar explicaciones? Follamos, creí que era obvio, listo, ahí tienes.

Mis piernas temblaron, o más bien, todo en mi tembló cuando YoonGi se levantó de donde estaba, yendo cerca de Hoseok para sacar unos billetes de su bolsillo trasero, tirándolos sobre su rostro, uno el cual carecía de emoción alguna. —Ahí está lo que te debo de la tarde. Puedes irte a la mierda, ven JiMin, vas a hablar conmigo ahora, joder.

Se acercó a mí, tomo mi brazo con algo de rudeza, y me tironeo hacia la puerta del cuarto por el cual antes había salido. Estaba siendo muy rudo, pero a pesar de que la presión de sus dedos sobre mi piel era muy fuerte, no me dolía.

No fue más de algunos cuantos pasos hasta que nosotros ya nos encontrábamos allí, cerró la puerta detrás de nosotros cuando estábamos dentro, soltándome justo cuando estuve a punto de pedirle que lo hiciera. —Deja de tratarme así, no me controlas. Esta afuera esperándote ese chico, ¿Por qué no le haces un favor, ahorrándole la vergüenza, y te vas con él?

—Tú follaste con YiXing.

—Sí, ¿Y qué vas a hacer? ¿Golpearme, reclamarme algo? No puedes. Tú no eres más que un idiota egoísta, que piensa que puede meterse con quien quiera pero que yo estaré aquí esperándolo como una estúpida sumisa. —su rostro cambio de golpe, mientras yo jugaba con la parte final de la camiseta. —No te quiero más en mi vida.

—Mírame.

Negué, manteniendo mi mirada en el suelo, sobre mis pies. —No quiero hacerlo, vas a engañarme. Vas a hacerme creer que tengo una posibilidad de arreglar lo que está roto, yo no quiero. Estoy cansado, seré el antiguo JiMin otra vez, dejare de gustar de ti, ya no necesitare que me toques para sentir que lo demás se desvanece.

—Pero entonces lo demás jamás se desvanecerá de nuevo. No sé cómo supiste sobre él, pero yo no amo a Hoseok, solo estoy atado de una forma que jamás podría explicarte con palabras, no lo entenderías.

—No, no lo entiendo. Solo sé que cada vez que él vuelva yo no voy a existir para ti. —levante mi rostro, haciendo que nuestras miradas chocasen, como lo habían hecho anteriormente. —Y, no, YoonGi, yo no seré la sombra de alguien más. Suficiente tengo con ser yo mismo todos los jodidos días.

—Nadie más aparte de mi te dará lo que buscas. —toco con su dedo pulgar mi cuello, justo donde tenía marcas rojizas esparcidas. —Van a llenar tu piel de marcas, pero jamás pertenecerás a ninguna de ellas. Te dirán un millón de cumplidos, pero no te sentirás satisfecho. Volverás cansado cada día a la prisión que tú mismo creaste.

—Estaré bien.

—Oh, sí, claro que lo estarás.

—Es en serio solo- tienes que dejarme tranquilo. Vete con el chico ese, estoy seguro de que él estará agradecido. —negó.

—No lo quiero a él.

— ¿Por qué no? Se supone que estas "atado" entonces, quiere decir que lo amas. Tomas su mano, lo miras de esa forma. Nunca te había visto mirar a alguien así.

—Debe ser porque nunca te has detenido ni un jodido segundo a ver cómo te miro a ti. —tocó su cabeza. Repitió un par de cosas entre susurros, pero yo seguía desconcertado. —No volveré a acostarme con él, si eso es lo que te preocupa.

—Lo que me preocupa no es eso. —me afirme a mí mismo para continuar la conversación. Porque realmente no me sentía con ganas de mantenerla, mi cuerpo estaba agotado. —Me preocupa comenzar a creer en tus mentiras. Tú no vas a dejarlo, mírate por favor. Analiza un segundo lo que estás diciendo, porque sería un idiota si no me diera cuenta de que mañana probablemente él este saltando sobre ti otra vez.

—Pero yo te- —se trabó, él realmente no podía decirlo, las palabras no querían salir. —Mierda, yo te quiero.

—No, tú no sabes lo que quieres. — me tire sobre la cama, mirando hacia el techo, rebotando ligeramente. —Lo peor es que yo tampoco. Solo sé que quiero estar bien.

—Me iré de aquí solo cuando vea que hemos podido arreglar lo que pasó.

—Lo que pasó no tiene arreglo. ¿Crees que podrás traer tus cosas, y vivir aquí por siempre?

Su boca se abrió para formular una respuesta, pero entonces la puerta del cuarto fue abierta, mostrando detrás de ella a Hoseok, afirmando uno de sus brazos, con el rostro medio sonrosado. —YoonGi, hay que irnos. Mamá dijo que quería verte después de todo este tiempo.

Todo fue silencio después de eso. Yo, aturdido, solo vi la forma en la que él lo miraba. Sus ojos cafes se mantenían sobre YoonGi de aquella manera que tocaba lo obvio, suavizándose cuando llego a tener una vista completa.

Pero, YoonGi no había apartado la mirada de mí en ningún momento, lo que hizo que el chico lindo frunciera el ceño. —Bien, cariño, vamos a hacer que esto dure.

Eso fue todo lo que dijo, acercándose a mi cuerpo yaciente en la cama, inclinándose cuando estuvo cerca. Nuestras narices rosaron unos momentos, mientras yo cerraba los ojos, cuando sus suaves labios se dispusieron a besar los míos. Sonreí, en medio del beso, luego de que el sonido estruendoso de la puerta siendo cerrada con fuerza se hiciese escuchar.

Nosotros no nos separamos incluso después de eso.






Color

El naranja libera las emociones negativas, le hace sentir menos inseguro, menos penoso, más comprensivo con los defectos de los demás y le aporta ganas de perdonarlo todo.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top