𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐: 𝑀𝑎𝑟𝑟𝑜𝑛
El viaje no fue largo en absoluto. Como dije, fue tan corto como pudieron ser unos minutos en los que el silencio atravesó cada lugar de aquel pequeño espacio. Recuerdo que la mirada de YiXing me veía de vez en cuando hacia el lado, en el asiento de co-piloto. Y entonces me di cuenta, cuando se estaciono justo enfrente de la gran casa de mis padres, que no iba a poder salir de ese auto tan fácilmente.
Su mano tocó mi pierna antes de que sus labios siquiera se curvaran a decir unas palabras. — ¿Se repetirá alguna vez lo que paso la tarde anterior?
— ¿Hablas del sexo? No lo creo, no si quieres que YoonGi te de una paliza. —intento seguir subiendo, y sonreí. Joder, ¿Realmente este tipo estaba tan embelesado con mi cuerpo?
—JiMin, no tienes idea de cómo me tienes. Yo no busco sentimientos, no busco absolutamente nada de por medio, solo un polvo, o tal vez dos.
—He oído eso unas, no lo sé, mil veces. Me importa una mierda, ¿Está bien? Yo ya tengo a mi chico malo y no necesito otro más. Solo, déjame bajar que quiero ir a buscar mis cosas.
Se rio, pego una fuerte carcajada sonora como si estuviese oyendo el más gracioso de los chistes. Vi como su cabeza golpeo el cojín del asiento, me corrí un poco porque el repentino ruido me ensordeció unos instantes. —No sé qué es lo que crees que esto es, pero no estamos en una película adolecente, y tú y él no van a tener un final feliz. Solo es un pobre tío, ¿Entiendes? Está muriéndose, igual que yo supongo aunque, no estoy tan hundido. Además, el hecho de que este como un estúpido perro baboso detrás de ti demuestra que esta aun peor.
—No, demuestra que puede ser ayudado. Yo lo voy a sacar de todo esto, creo que puedo hacerlo y si no, voy a intentarlo.
— ¿Por qué estas defendiéndolo tanto? Que nosotros dos follemos no significara nada con todas las personas que él se ha follado estos días. Es patético.
—Yo también lo hacía, así que soy el doble de patético entonces. No me interesa cuantas personas sus manos hayan tocado, o labios hayan besado cuando sé que al final del día en la único que piensa es en mi jodida cara. Así que deja de molestarme, no voy a follar con-
Y, bueno, ahí, en ese mismo cuadro, justo cuando mi propio autocontrol resbalaba de mis labios con aquellas sencillas y marcadas palabras, él me besó. No lo separé, no hice nada. No porque no supiera lo que hacía, ni porque esto me estuviera gustando.
Si no por el hecho de que sabía que si no lo dejaba, esto no iba a parar.
No pude evitar pensar en YoonGi mientras mis ojos se abrían luego de haberse cerrado ante la sorpresa, él quería ir más profundo, pero yo no. Así que justo cuando subió su mano hasta mí entre pierna yo simplemente, me aleje, apoyando mi cabeza en el vidrio, el acto fue rápido antes de que sintiera un ruido ajeno a aquel auto móvil. Justo en ese momento inesperado, yo la vi, saliendo de casa, con ojeras marcadas y probablemente, sin echar un solo vistazo ante la presencia de nosotros. Quizá fue el destino o mera coincidencia que justamente aquello me hiciera querer echar un vistazo, porque de haber sido de otra forma, jamás habría visto siquiera una pequeña parte de eso.
También vi, incluso ante mi sorpresa, le pequeña silueta de mi hermano esperándola en el umbral de la puerta. Ella estuvo a punto de entrar cuando lo vio de igual forma, cargándolo en brazos. JiHyun se rio, formando una gran sonrisa en sus labios, haciendo que SeoMin lo hiciera también.
Sentí pena y asco por mí mismo, no creo que alguien lo entienda alguna vez. Es ese momento cuando tienes, tantas pequeñas piezas encajadas en tu rompecabezas, pero una no cuadra, una no entra, una es la que parece que no está diseñada para estar en ese lugar, allí es justamente cuando abres los ojos solo para enterarte de que esa pieza eras tú.
El hogar destruido del que tanto me quejaba, estaba destruido solo por el simple hecho de que yo estaba en el. ¿Cómo no iba a sentirme mal? Vi reflejado en ese pequeño gesto de afecto, y en el momento en el que la puerta se cerró, lo que siempre quise tener. Lo único que pude decir fue que quería volver a la casa de YoonGi.
Que tendría que usar su ropa.
Y que, probablemente, volvería más tarde porque no quería pisar un lugar del cual yo había sido gran parte del problema de que no funcionara como era debido.
Era obvio que YiXing no entendería ninguna de mis palabras. Solo, me pasó una bolsa transparente con una marca de supermercado, diciéndome que YoonGi se lo había pedido y que, ya que iba hacia allá, que se la entregara. Un poco de malicia estaba esparcida en sus labios justo cuando pregunte de que se trataba. Me dijo; es heroína.
No se demoró en darme detalles. Como es que era una de las peores drogas y como es que si se lograba una sobredosis con ella podrías llegar a morir. — ¿Pretendes que después de todo lo que me dijiste yo le dé esto YoonGi?
—Tendrás que hacerlo, se preguntara porque no está en sus manos cuando ya pasen los días y me llamara para reclamarlo. ¿Sabes tú cuánto dinero invirtió en esa cosa? No sé si el que recibirá la paliza aquí seré yo ahora.
-
Llegue, luego de pocos minutos, con la bolsa en mis manos arrastrándola, tropezándome sin querer con la oscuridad del cuarto, más, la pequeña mesita donde una pequeña lámpara se posicionaba. Hice ruido, o algo así, pero no fue necesario llamar tanto la atención porque inmediatamente mis ojos se fueron a una habitación que estaba alumbrada por una luz, que antes no lo estaba cuando me fui. De ahí se asomó la cabeza de YoonGi, observándome con desgano, pero con aquella esperanza reflejada en su rostro como si no hubiese esperado verme llegar, de todas formas, parecía que le agradaba la idea de tenerme allí.
—Pensé que te habías ido.
—Estabas equivocado, porque fui a buscar ropa a mi casa, pero no se pudo. —levante la bolsa, entregándosela a él, como si se tratase de la cosa más insignificante que jamás mis manos hayan tocado. La recibió, la abrió, y, vi como el brillo de sus ojos fue arrancado, justo cuando sus dedos examinaron aquellos paquetes pequeños, pero numerosos.
— ¿Quién te dio esto?
—Me encontré con YiXing. Dijo que eran para ti.
— ¿Te dijo lo que era? —no le respondí después de un largo tiempo, fue como una pausa, tan larga como dolorosa. Mire hacia sus ojos cansados, para lanzar la respuesta justo cuando creyó que yo ya no diría absolutamente nada.
—Si te refieres a que me comento que prácticamente todo eso que está ahí puede provocar la muerte de una persona, sí, claro que me lo dijo. ¿Qué coño está pasando contigo, YoonGi? ¿Y qué coño está pasando conmigo, que todavía estoy de pie enfrente de ti intentando hacer algo por ti? Debería cruzar esa puerta e irme a la mierda, porque no puedo conmigo mismo y tú solo, quieres ¿Morir? Quieres, no lo sé, inducir tu vida a un ciclo de mierda que lo único que hace es repetirse una y otra y otra vez. Levántate, ¡Haz algo! Dame un beso, recuéstate conmigo, dime que me quieres más que a cualquier hijo de puta antes y vive de lo que es real no de esta basura que te hace quedar en un paraíso que ni siquiera lo es, no lo es. Es-es una mentira encapsulada en gramos, metiéndose en tu mente hasta hacerte sentir como si estuvieras bien, pero, ¿Te sirve de algo?
Fue tan rápido, tan fuerte y tan repentino, como mi respiración al final de la última oración salió disparada haciéndome sostenerme de uno de los sofás, para poder calmarme ligeramente. Y ahí estaba arrastrándose por mis mejillas el líquido de la tristeza, y ni siquiera eso, si no de la impotencia, de la rabia, de la necesidad. Del absoluta miseria de ver a una persona delante de tus ojos cagandose la vida. Y tú, que eres uno de los seres humanos más putamente destrozados estas intentado salvarle cuando sabes que es imposible.
—No pienses en esto tanto, solo, si quieres irte ve y yo- —se quedó callado, yéndose directamente, pero con sigilo, hasta donde estaba mientras dejaba caer la bolsa de sus manos, aquel material se deslizo por sus dedos justo en ese momento, y, escondió su rostro en mi cuello. —No es verdad, no, ninguna de la mierda que digo es-, quiero que te quedes conmigo. Pero me siento inútil, ¿No te ha pasado? Despertarte con la sensación de que, hay algo allí que estás haciendo mal, sabes que es, pero no puedes deshacerte de él. Mi mamá se fue de casa, lo hizo porque, está harta de mí. No digo que me importe que la gente se vaya de mi vida de esta forma, era obvio que el problema de esta destruida familia era yo. Pero, no tenía ganas de quedarme ni de intentarlo, porque no había razón alguna por lo que tuviera que hacerlo.
Esas palabras saliendo de sus labios fueron una copia exactas de las mías en mi mente, justo después de ver la imagen de mi madre y mi hermano saliendo del coche. En mi memoria, todo lo que queda después de eso, fue que le dije lo mucho que lo necesitaba conmigo y lo mucho que yo lo quería a pesar que eso no fuera un tipo de cosa que nosotros hacemos.
Él sabía que su razón para quedarse en este jodido mundo era yo, porque, si nacimos para encontrarnos de esta forma y para mirarnos a los ojos, ver lo que vemos, para tocarnos y sentir que la única casa que hay es la que logramos cuando estamos juntos. Yo no creo que haya que desperdiciarlo tirando todo esto a la basura, porque uno de los dos se perdió, se perdió para siempre.
Marrón: Es un color realista, quizá porque describe el color de la tierra que pisamos. Por lo tanto, nos hace caer a tierra, despabilar. Darnos cuenta de que esta es la realidad, y no cualquier otra.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top