2.3
Cuando se habla de venganza hay dos clases de personas, aquellas que piensan que la venganza es un plato que se sirve en frío, que se debe de hacer cuando el objeto de tu odio menos lo espera y darle donde más le duele, y que debe de ser mayor al daño causado. Otras creen que el buscar dañar a alguien que nos lastimó es malo, pues solo te daña a tí mismo y que es mejor dejar que las cosas caigan por su propio peso, dicen que el karma los alcanzará en el momento que menos lo esperen.
Jimin pertenecía al segundo grupo, pero cuando la maldad, la sed de poder y la ambición desmedida lo alcanzaron llevándose a su familia, dejó de creer en el karma. Se propuso destruir al hombre sin una pizca de remordimiento puso una bala en la frente de sus padres y que también trató de deshacerse de él. El mismo hombre que era el padre del hombre que amaba y al que también había herido de formas horribles. Para Jimin él era el karma de Jeon Hae Soon y lo haría pagar por el daño que había hecho.
Durante cinco años desde que despertó en aquel cuarto de hospital, en lo único en lo que pensó fue en el rostro de ese hombre, en la sonrisa en su rostro cuando le disparó a su padre, en sus palabras antes de dispararle. El odio que sentía por ese hombre era tanto que sabía que terminaría por consumirlo, pero no le importaba, había hecho una promesa y ahora la cumpliría, ya su propio karma lo alcanzaría más tarde o quizá más pronto de lo que pensaba, no lo sabía.
Con esos pensamientos en su cabeza llegó a la casa de Mao Xen, Jungkook y sus amigos ya lo esperaban, nada más bajar del auto el pelinegro corrió a su encuentro y lo abrazó desesperado.
—Mi amor, ¿estás bien? ¿No te hizo daño? —le preguntó entre besos.
—Tranquilo, estoy bien, no me hizo daño —lo tranquilizo, ya más tarde hablaría con él sobre lo que tuvo que hacer y decir para poder distraerlo, sentía que debía disculparse con él.
Jungkook asintió y tomándolo de la mano lo llevó al interior de la casa, donde estaban los demás esperando a hablar con él, pero el rubio quería primero ver a Hea Soon, ahora que lo tenía a su merced su sed de sangre era desmedida.
—¿Dónde está? —le preguntó a Yoongi.
—En el patio, los hombres de Mao Xen lo están vigilando.
Jimin asintió y se giró hacia Jungkook, aunque sabía el sentir de su novio, no estaba seguro realmente de que el pelinegro no se fuera a arrepentir.
—Kook, ¿estás seguro de querer seguir a mi lado? Sabes lo que haré, ¿estás seguro de querer que suceda? No es como si me vaya a detener, pero aún tienes la oportunidad de dar un paso atrás, irte y fingir que nunca nos hemos conocido.
—Hey, Jimin, mírame. Ese hombre que está atado en el patio dejó de ser mi padre hace años, su bienestar dejó de importarme en el momento en que mató a una persona inocente solo para demostrarme algo, cuando fui consciente del daño psicológico al que había sometido por años a mi madre. Y si no fuera porque se lo importante que es para tí matarlo y lo que significará su muerte para tu relación con los vigilantes yo mismo lo mataría. Te amo y estoy no hará que te amé menos, no vuelvas a pensar en que él es más importante para mí que tú, ¿quedó claro?
Jimin asintió, su corazón estaba más que tranquilo, ahora sí no había nada que le impidiera continuar con lo que debía de hacer.
—Llevenme con él —pidió.
Jackson los llevó hasta el patio trasero de la casa, que tenía el mismo estilo y diseño de su casa en Beijing. Al llegar vio a Jeon Hae sentado en una silla de metal fijada al suelo, manos y pies atados a la misma impidiéndole el movimiento. Su elegante traje ahora estaba sucio y húmedo por el sol, después de horas bajo los potentes rayos, en su rostro había algunas marcas de golpes.
—Perdon por eso mi amor, solo que no dejaba de moverse y me desesperó —se justificó Yoongi al instante.
—Jimin, ¿cómo quieres hacer esto? —le preguntó Taehyung poniendo una mano en su hombro atrayendo su atención.
Un suave suspiro escapó de sus labios antes de voltear a ver a su primo que asintió hacia él y soltándose de la mano de Namjoon se acercó a él.
—Vamos —le dijo Jin.
—Por favor esperen aquí —les pidió Jimin a los demás y todos asistieron.
Y es que aunque nunca lo mencionara Jin también quería su venganza, sus padres había muerto también a manos de ese hombre, y también quería vengarlos. Ambos salieron al patio y de inmediato el rostro de Hae Soon se levantó y fijó su vista en ellos.
—¿Park? ¿Qué carajos es esto? ¡Suéltame imbécil! ¿No sabes quién soy? ¡Te voy a matar! —grito el hombre en cuanto lo reconoció.
Jimin sonrió de lado antes de detenerse frente a él.
—¿Que si se quien eres? Por supuesto que lo sé, el que no sabes quién soy yo, eres tú. Pero no te preocupes, yo mismo te lo voy a decir. Verás hace cinco años tú y yo nos vimos por primera vez, aunque claro he cambiado un poco a lo largo de los años, pero tú sigues siendo el mismo monstruo que mató a mis padres a traición, como la rata desgraciada que eres. Soy Park Jimin el hijo de Park Do Yung.
En cuanto Hae Soon escucho ese nombre negó con la cabeza, no podía ser cierto.
—Sí, yo soy el mismo al que le disparaste antes de salir huyendo de mi casa hace cinco años, me diste por muerto, al igual que a mis tíos.
Jin dió un paso al frente y estampó su puño con furia sobre el rostro de Hae Soon haciéndolo sangrar.
—Tú error fue dejarnos vivos a Jimin y a mí y ahora tendrás que pagar por ello —dijo Jin volviendo a golpearlo.
Los golpes siguieron un par de veces más, mientras Jin le recordaba sus crímenes, luego se detuvo y le dió paso a Jimin. El rubio se acercó hasta la mesa que había sido colocada frente a ellos, en ella había una variedad de armas, las contempló y luego tomó unas pinzas de jardinero y se acercó nuevamente hasta el hombre que ahora lo miraba con pánico.
—Después de que matarás a mi familia, mi primo y yo tuvimos que huir de Corea, llegamos hasta los vigilantes, ellos nos ayudaron, y nos entrenaron, dejamos de ser unos simples estudiantes, para convertirnos en asesinos y he de decir que somos los mejores.
La mención de los vigilantes hizo palidecer al mafioso, y se retorció en pánico cuando Jimin tomó una de sus manos obligándolo a estirar los dedos y cuando las pinzas se cerraron cercenando uno de ellos, el alarido de dolor que salió de su boca resonó por todo el patio.
—Sin dedos ya no podrás volver a disparar un arma, es una pena —se burló Jimin mientras volvía a cortar otro.
La sangre escurría formando un charco, Hae Soon se había desmayado por el dolor, pero no eso detuvo a Jimin, tomando una cubeta con agua helada la vacío sobre su rostro haciéndolo reaccionar, para después continuar, fueron horas las que se encargó de torturar lentamente al hombre, lo cortó con una navaja, cuidando de no tocar ningún punto vital
No fue hasta que un agonizante Hae Soon le rogó por qué lo matará que se detuvo.
—No eres más que una escoria, un cobarde que se esconde detrás de un arma para comentar los actos más viles, has destruido vidas enteras sin remordimiento, ni culpa, todo por tu sed de poder, un poder que no te servirá en el infierno, maldito bastardo.
—¡Mátame! ¿Qué esperás? —volvió a gritar Hae Soon.
Jimin tomó su arma y la apuntó a su cabeza.
—Nos vemos en el infierno maldito bastardo —dijo y disparó.
El cuerpo de Hae Soon yacía sin vida, la cabeza echada hacia atrás goteando la sangre que salía del agujero en su cabeza.
Jimin lo miró por un momento antes de tirar el arma y dejarse caer de rodillas, su rostro mirando al suelo y lloró, después de cinco años, dejó que todo el dolor que sentía en su corazón saliera, no supo cuánto tiempo estuvo así, hasta que sintió los fuertes brazos de Jungkook tomarlo con delicadeza y lo levantó antes de envolverlo en un fuerte abrazo.
Continuó llorando apoyado en su pecho, mientras el pelinegro lo consolaba, por fin había terminado, había cumplido la promesa que le hizo a sus padres, por fin había vengado su muerte. Ahora podía ser feliz.
Sus amigos salieron y también lo consolaron, mientras los hombres de Mu Xen se encargaban del cuerpo de Hae Soon.
A la distancia, a través de la mirilla de un rifle, Shownu miraba la escena con furia.
—Me mentiste Jimin, ahora tendrás que pagar, ya me canse de jugar —dijo antes de clavar la vista en las personas reunidas y disparó.
Por fin Jimin tuvo su venganza, ahora a lidiar con la muerte.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
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