0.3
Cuando subieron al privado Jimin y Yoongi se encontraron ahí con sus amigos.
—Vaya, o es una coincidencia que los cuatro termináramos conociéndolos o fue planeado por ustedes —dijo Jimin al ver a su Jin y a Tae
La risa culpable de los cuatro hombres los delató, pero por supuesto que no les molestó, pues que mejor que disfrutar de la noche todos juntos.
Después de presentarse cada uno, los ocho disfrutaron de la compañía de los demás y se enteraron de que ellos eran los dueños del club y que había sido Jackson quien les había permitido la entrada, siguieron bailando, pero ahora ahí mismo sin bajar a la pista, bebieron y platicaron hasta entrada la noche.
—Jimin vamos a bailar abajo —dijo Jungkook mientras se ponía de pie.
El pelirosa aceptó y bajó junto a Jungkook a la pista de baile. La sensual melodía le permitía a Jimin moverse pegado al cuerpo del azabache, mientras que él más alto se deleitaba acariciando y sintiendo sus perfectas formas.
Pero llegado un punto deseaba más, quería probar esa boca que lo había estado tentando toda la noche cada que el pelirosa se relamía sus labios o sonreía, así que sin poder resistir más tomó al más bajo de la nuca y lo atrajo hacia él, mientras que bajaba un poco su cabeza para poder probar sus labios.
El beso fue más que satisfactorio para ambos, Jimin disfrutaba de la tibia lengua del pelinegro explorando el interior de su boca, mientras sus manos acariciaban su cintura y su espalda baja sin llegar a tocar su trasero.
Sus cuerpos se sentían calientes, la necesidad de sentirse más profundamente los estaba embriagando, los dientes de Jungkook apresaron el labio inferior de Jimin mordiendo suavemente provocando un suave gemido en respuesta, haciendo despertar más su deseo.
—Jimin salgamos de aquí o voy a terminar follándote aquí mismo.
—Estaba pensando que tendría que pedírtelo yo.
Jungkook sonrió, tomó la mano del pelirrosa y lo guio hasta la salida, pidió su vehículo, después de un par de minutos de espera, ambos subieron y partieron hacia el departamento del pelinegro, aquel que utilizaba cada que quería tener una buena noche de sexo.
Media hora después Jimin entraba al lujoso departamento de Jungkook.
—¿Quieres tomar algo?
—Sí, gracias.
El anfitrión se dirigió al pequeño bar que tenía en una de las esquinas del salón y sirvió dos vasos de whisky que era lo que habían estado tomando en Blow.
Chocaron las copas a modo de brindis y los dos apuraron los vasos, lo cierto era que la bebida era solo una mera formalidad para tratar de aplacar la urgencia que ambos sentían.
Terminado el trago, Jungkook atrajo el cuerpo de Jimin y lo sentó en su regazo para después devorar su boca con ansias Jimin se dejó hacer gustoso, la boca del pelinegro lo besaba con pasión, mientras que él acariciaba su fuerte espalda, poco a poco las prendas que los cubrían fueron arrojadas al suelo, dejándolos libres para tocarse piel con piel.
Jimin estaba sentado a horcajadas sobre Jungkook y se frotaba contra el duro miembro del azabache, mientras besaba su cuello, las manos de Jungkook estaban amasando su trasero al tiempo que lo urgía a qué siguiera frotándose contra su pene.
Sin despegar sus labios del cuerpo de Jungkook, Jimin recorrió sus clavículas hasta llegar a su torso, lamió y mordió los pezones a su antojo, deleitándose con los gruñidos de placer que soltaba el azabache.
Con cuidado se bajó de las fuertes piernas y se arrodilló quedando su duro miembro frente a él; era grande, tanto que Jimin trago saliva con dificultad y placer al imaginarlo entrando en él.
Lo tomó con sus pequeñas manos y lo lamió cuál paleta, se entretuvo en el rojo glande y después bajó por la larga extensión, lo saboreó a su antojo, hasta que por fin lo devoró, abrió la boca lo más que pudo y ahueco sus mejillas para evitar arcadas, subió y bajó su cabeza al tiempo que el azabache elevaba sus caderas buscando enterrarse hasta la base.
Jungkook tenía la mente en blanco, la preciosa boca del pelirosa le estaba dando la mejor mamada de su vida, pero no quería terminar así, con cuidado lo tomó de los brazos y lo obligó a liberarlo, lo levantó y lo recostó en el sofá, mientras con su boca trazó un camino de besos hasta su miembro, probó de su sabor un momento y bajo hasta llegar a su rosada entrada.
Las piernas de Jimin reposaban abiertas sobre sus hombros, mientras se tomaba su tiempo probando y preparando al pelirrosa para recibirlo.
Jimin se sentía en la gloria, la lengua y los dedos del azabache se movían con destreza en su intimidad, era un desastre de gemidos y jadeos. Cuando por fin Jungkook terminó de preparar a Jimin se levantó, buscó un condón en su pantalón y se acomodó entre sus piernas después de ajustarlo a su extensión, lo tomó por los muslos, se enterró de golpe, un grito de dolor y placer brotó de la garganta del más bajo y es que por mucho que lo hubiera preparado Jimin era muy estrecho y él demasiado grande.
Aguantando las ganas que tenía de moverse, esperó a que Jimin se acostumbrara a la intromisión, en cuanto las caderas del pelirosa se elevaron un poco, comenzó a moverse suavemente, mientras besaba los torneados muslos, Jimin apretaba sus manos en los costados del sofá con cada embestida.
—Ah... te sientes riquísimo... tan estrecho... Aghhh...
—Tú también... aaahhh... me llenas tan bien... más... más fuerte...
Sus cuerpos se entendían a la perfección, llevándolos a la cima del placer, ambos eran un desastre de gemidos, el sudor hacía que sus cuerpos chocaran provocando sonidos obscenos.
Cambiaron de posición y Jimin volvió a quedar sobre Jungkook, se auto penetró y comenzó a saltar sobre él mientras Jungkook se encargaba de besar su pecho, morder sus pezones y dejar marcas a su paso.
Jungkook sintió como su pene fue estrangulado con más fuerza por los pliegues de Jimin y supo que su orgasmo estaba cerca, por su parte Jimin se sorprendía de que estuviera a punto de correrse sin siquiera haberse tocado, el placer que Jungkook le provocaba lo tenía delirando.
Un par de estocadas más y Jimin se liberó entre gemidos, manchando sus abdómenes con su esencia, Jungkook lo tomó por la cintura y aumentó la velocidad de las embestidas hasta que sintió que su liberación estaba cerca, sacó su pene y dejó que su espeso semen se derramará entre sus nalgas.
Jimin se desplomó en su pecho, agotado, pero completamente saciado, hace mucho tiempo que no se sentía tan bien. Con cuidado de no lastimarlo Jungkook se puso de pie y caminó con él en brazos hasta el baño de su habitación para limpiarlo.
Y mientras ellos se lavaban y comenzaban una nueva ronda de sexo, en la sala dentro del pantalón de Jimin a su celular llegaba un mensaje con el que daría inicio a su plan de venganza y otro que solo significaba problemas.
Hasta aquí por hoy.
Espero que les esté gustando la historia.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
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