TRISTE REALIDAD
El sonido de su teléfono anunciando un nuevo mensaje, lo hizo levantarse de la lamentable posición en la que se encontraba tirado sobre la alfombra de su habitación, cuando vio que era de su ex manager y lo leyó, una rayo de esperanza iluminó sus ojos.
Había entendido de la peor manera que su relación había muerto, que ya no había nada que la pudiera revivir, amaba a Jungkook, pero debía de amarse más así mismo, era hora de ponerle punto final a esa dolorosa agonía.
Con dolor se dirigió al baño y dejó que el agua borrará de su piel los rastros de la noche anterior, aunque solo fuera metafóricamente, pues las marcas físicas que su novio le había hecho tardarían más en borrarse y ni hablar se las mentales.
Viéndose al espejo ahora ya vestido, se quedó reflexionando cuando fue que las cosas cambiaron tanto, y sobre todo pensando en porque Jungkook cambió de esa manera.
En un inicio las cosas habían sido como un cuento, Jungkook siempre se mostraba atento, cariñoso, siempre pendiente de él y cómo se sentía, era todo un caballero. Lo había conocido dos años atrás, mientras trabajaba como modelo para la empresa en la que el pelinegro trabajaba.
Todos los días le llevaba rosas y siempre lo invitaba a comer o cenar, le decía palabras hermosas, y nunca se cansaba de decirle lo bello que era y lo feliz que sería si aceptaba salir con él. Después de un par de citas aceptó ser su novio y todo parecía ir cada día mejor, cuando seis meses atrás le pidió que vivieran juntos, no dudo en aceptar, amaba a Jungkook y podía imaginarse toda la vida a su lado.
Al mismo tiempo al pelinegro lo ascendieron en el trabajo, y fue cuando todo comenzó a ir en picada. Su tiempo juntos se redujo a solo un beso de buenos días y llegadas tarde a cenar, poco a poco la comunicación fue disminuyendo y la intimidad se hizo escasa. Lo peor fue cuando un día descubrio manchas de labial en una de sus camisas, le reclamó, pelearon, al final Jungkook le pidió perdón y prometió no volver a hacerlo, y el le creyó hasta que después volvió oliendo a un perfume que no era el suyo.
Sin notarlo comenzó a recibir críticas sobre su ropa, su aspecto, su comportamiento, cosas que por la forma en que las decía lo hacían sentir mal.
“¿Porque te pusiste eso?, se te ve mal”
“Jimin te ves gordo con esa ropa, ponte algo menos apretado, y ponte a dieta”
“¿Cómo quieres seguir siendo modelo cuando pareces vaca”
Un par de veces llegó borracho y le gritó que sé arrepentía de haberle pedido vivir juntos, que era una decepción como pareja y que cualquiera otro podría ser mejor que él, que estaba gordo y feo, para después pedirle perdón al día siguiente y prometer no volver a beber.
Por amor Jimin perdonó todo eso, pero la forma en que lo había humillado y herido la noche anterior había sido más que suficiente, ya no podía aguantar más abusos, ni humillaciones.
Tomó su bolso y salió del departamento, necesitaba salir de ese lugar que sentía lo estaba asfixiando, sus pasos lo llevaron hasta el río Han, y como si el mundo a su alrededor no quisiera que flaqueara en su decisión, su mirada enfocó un cartel publicitario.
“Recuerda que tú no eres una opción, eres un privilegio, no permitas que nadie intente apagar tu brillo, si no saben valorarte no te merecen”
Leyó una y otra vez cada palabra, quería grabarlas a fuego en su conciencia. Ya no habría justificaciones ni palabras de perdón que valieran, su relación había llegado a su fin.
Ni siquiera se acordaba de cuántas veces había intentado hablar con él sobré su relación y Jungkook solo respondía que era una etapa, que era estrés por él trabajo. Pero esa etapa estaba destruyendo su estabilidad emocional y mental, cada día que pasaba se iba sintiendo cada vez peor, siempre sintiéndose inferior, despreciado e inseguro con su aspecto, algo que nunca había sentido.
Cuando decidió seguir su camino un mensaje de texto hizo sonar su teléfono, al revisarlo vio que era Jin preguntando cómo había salido todo, le marcó de inmediato, necesitaba desahogarse con alguien, pero no estaba listo para ver a su amigo a la cara, no quería que lo viera así como estaba en esos momentos, un par de tonos después su alegre voz se escuchó del otro lado.
—Hola Mimi, supongo que llamas para darme todos los detalles de tu fantástica noche —le dijo y pudo sentir el sarcasmo en sus palabras.
Jin siempre habia intentado abrirle los ojos y él se habia negado.
—Fue todo lo contrario a fantástica Jin, fue horrible... —no pudo continuar pues el llanto se lo impidió.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó su amigo notablemente preocupado —¿Quieres que vaya a verte?
—No, ahora quiero estar solo, pero quiero que sepas que ya tomé la decisión de dejarlo — dijo entre lágrimas.
—Se que está debe de ser una dura decisión para ti Mimi, y mentiría si te digo que lo siento, porque en verdad creo que es lo mejor, esa relación lo único que hace es dañarte.
Unos minutos más hablando con su amigo lo ayudaron a reafirmar su decisión, ahora sólo quedaba enfrentar a Jungkook y rogar por no flaquear cuando lo tuviera frente a él. Primero pensó en llamarle, pero le dió miedo escuchar su voz, así que prefirió mandarle un mensaje.
“Debemos hablar, te espero en el departamento”
Su mano temblaba mientras escribía y enviaba el texto, sintió interminable el tiempo que tardó en marcarse el mensaje leído y después ver qué el pelinegro escribía.
“No tenemos nada de qué hablar y no me esperes despierto, voy a llegar tarde”
Una parte de él, la que aún lo amaba, había guardado la esperanza de que su novio se arrepintiera de lo que había pasado en la noche anterior, y se entristeció al ver su contestación.
Suspiro y le respondió.
“Te veo en la noche”
No obtuvo respuesta alguna y tampoco la esperaba, guardó el teléfono, paró un taxi y le dió la dirección de la agencia de modelos en la que había trabajado, tenía que hablar con su agente sobre el documento que le había enviado.
En cuanto llegó a la agencia de modelos, lo recibieron con cariño, Taehyung su agente y amigo lo saludó con entusiasmo y de inmediato lo llevó a su despacho.
—Me alegra que estés aquí, eso quiere decir que viste el mensaje que te envié ¿Verdad?
—Sí, y por eso mismo vine.
—Dime que vas a aceptar, por favor, está es una oportunidad única Mimi.
Taehyung al igual que Jin era consciente de la relación de Jimin con Jungkook y tampoco le gustaba, y hace tres meses cuando el rubio le informó que ya no iba a continuar con su carrera, había hecho hasta lo imposible por hacerlo volver, y aunque había tardado, le había conseguido un excelente contrato para una de las marcas más reconocidas de París y esperaba que su amigo recapacitará y aceptará el trabajo.
—Acepto, quiero irme de aquí cuánto antes.
Taehyung vio a Jimin, su mirada era triste, no estaba el brillo que siempre adornaba sus ojos, y a pesar del maquillaje logró ver su labio partido, no quiso preguntar lo obvio y prefirió guardar silencio y solo ayudar a su amigo a alejarse de quién suponía le había hecho daño.
—Me alegra que aceptes, Dior será tu trampolín a la fama, y vivir en París te ayudará a olvidar lo que tengas que olvidar.
Jimin sonrió, pero su sonrisa no llegó a sus ojos, no le importaba irse a París o a cualquier otra parte del mundo, lo único que quería era poner tierra de por medio y alejarse de Jungkook para tratar de olvidarlo.
—¿Cuándo podría irme?
—Déjame preparar los vuelos, pero a más tardar pasado mañana estaríamos volando.
—Perfecto, entonces me voy, tengo cosas que arreglar antes de marcharme, y gracias por no hacerme caso cuando te pedí renunciar.
—No tienes nada que agradecer Mimi, no solo eres mi representado, eres mi amigo y quiero volver a ver al Jimin feliz que eras antes.
Se despidieron con un cálido abrazo y salió, fue a un centro comercial a comprar algunas cosas que necesitaría para su viaje y volvió a su departamento para hacer sus maletas.
✨✨✨✨✨
Finalmente llegó al departamento que hasta ese día había compartido con Jungkook y no pudo evitar soltar algunas lágrimas, seguía amándolo, pero ya se había dado cuenta que no merecía ser tratado como basura. Dejó sus cosas en la habitación y limpio el desastre que se había quedado de la noche anterior, después volvió a su cuarto y arregló sus maletas.
Mientras lo hacía no pudo evitar volver a llorar, recordó la ilusión que le había hecho llegar a ese lugar y guardar sus cosas en el armario, con la certeza de que ese sería su hogar al lado del hombre que amaba, y que ahora, seis meses después, todo eso solo se haya quedado en sueños y fantasías.
Cuando terminó, tomó sus maletas y salió al salón, aunque si vuelo fuera hasta dentro de dos días ya no pensaba pasar una noche más en ese lugar. Dejó sus maletas en la puerta y fue a la cocina, se preparó algo rápido para comer, no tenía hambre pero necesitaba distraerse en algo mientras el fin se acercaba.
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El reloj de la cocina marcaba las once quince de la noche cuando la puerta se abrió, Jungkook se le quedó viendo fijamente cuando lo vio de pie frente a él, por un segundo vio en sus ojos esa mirada tierna y linda que conoció hace dos años, pero después el pelinegro parpadeo y la máscara de frialdad y crueldad volvió a hacerse presente.
Finalmente había llegado el momento, Jimin suspiro antes de hablar.
—Llegaste— le dijo casi en un susurró.
—Te dije que no me esperaras despierto.
Jimin jugó con sus dedos, estaba nervioso.
—Lo sé, pero necesito hablar contigo.
Jungkook soltó un suspiro cansado reflejando su fastidio.
—Estoy cansado, hablamos mañana.
Dió un paso para dirigirse a la habitación, cuando vio las maletas, se giró hacia él enarcando una ceja, Jimin tenía su rostro fijo en él con una expresión de miedo y tristeza.
—¿Qué significa esto?— preguntó.
—Me voy Jungkook, creo que ya entendí que está relación se acabó, tú no me amas y yo no puedo amar por los dos.
El pelinegro abrió los ojos de par en par reflejando su sorpresa.
—¿Qué? Tú no puedes estar pensando en serio en dejarme, déjate de niñerías y berrinches estúpidos, si todo esto es por lo que pasó anoche te pido perdón, perdí los estribos, estaba cansado y tú no parabas de joder con que querías hacer el amor, perdóname, no va a volver a pasar.
Jimin se acercó a él y se permitió acariciar su mejilla una última vez, sabía que no podía dar marcha atrás, esa relación lo estaba matando, y si no salía de ahí en ese momento nunca lo haría.
—No puedo seguir con esto, en verdad te amo, pero tú has cambiado tanto, ahora mismo me preguntó si en algún momento me amaste de verdad, o si solo viste en mí a alguien que daría la vida por ti.
El pelinegro clavó sus ojos en él, su mirada volvió a tener ese brillo del que se enamoró, su corazón comenzó a latir a toda prisa, la ilusión de recuperar a ese hombre que amaba volvió a hacerse presente, por un momento pensó en que realmente las cosas podrían mejorar.
Pero nuevamente, la cruel y dolorosa realidad lo golpeó de lleno cuando Jungkook alejó con fuerza su mano que aún reposaba en su mejilla.
—Bien, si te quieres ir, lárgate, no te necesito, tal vez tengas razón y ya no te amo. Vete, pero no quiero que vuelvas a suplicar por qué te reciba de nuevo cuando veas que sin mi no eres nadie.
Jimin tragó el nudo de dolor y lágrimas que se había formado en su garganta.
—Jungkook…yo…
La voz grave de Jungkook sonó afectada cuando lo interrumpió gritando.
—¡Ya que estás listo, entonces vete! ¡LÁRGATE!
El orgullo, y los demonios de su pasado habían cegado a Jungkook, dejando que esos sentimientos que tenía por Jimin, se ahogarán en un mar de crueldad y violencia, en el que él mismo habia caido desde que apenas era un niño. Jungkook sabia que si dejaba que el rubio se fuera lo iba a perder para siempre, pero le habían enseñado a no rogar ni suplicar por amor y no lo haría, si Jimin se quería ir, que se fuera.
El callado sollozo de su novio removió algo dentro de él, pero aún así no se giró para verlo marchar pues temia a lo que pudiera hacer.
—Cuídate Jungkook… — se despidió Jimin con el corazón hecho trizas y sin saber cómo le haría para sobrevivir sin el a partir de ese momento.
Por fortuna su nuevo destino lo esperaba ansioso, e iba a tratar de curar todo lo herido que estaba y tratar de olvidarse de ese amor que tanto daño le había causado.
Jungkook se tragó todas las palabras que morían por ser dichas, suplicar por su perdón y jurarle que jamás volvería a dañarlo y que buscaría ayuda, pero la voz de su padre gritándole que los hombres de verdad no lloraban, ni suplicaban lo detuvieron, por el rabillo del ojo vio al pequeño rubio tomar las dos maletas y darse la vuelta. Escuchó la puerta ser abierta y después el golpe al cerrarse.
Afuera del departamento Jimin lloraba mientras se alejaba del que fue su hogar y del que aún consideraba el amor de su vida, mientras que dentro de aquellas paredes Jungkook furioso gritaba y rompía todo a su paso, consciente de que acababa de perder a la única persona que lo había amado con todos sus defectos y fantasmas y al que él le pago con lágrimas y dolor.
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