🌜VEINTIUNO🌛
Jimin estaba aterrado, había escuchado golpes, gruñidos y después nada, un completo silencio se apoderó del lugar y tenía miedo, el dolor cada vez se hacía más fuerte, su lobo gemía desesperado, sus manos recorrían su abdomen, su miembro estaba duro, su entrada liberaba cuantioso lubricante, su celo estaba en su punto máximo, y sabía que si un alfa entraba por esa puerta sería su perdición.
Y como si de un pensamiento profético se tratara, se escuchó a alguien afuera intentando abrir la puerta, para después oírla crujir y ser abierta de golpe, de inmediato el aroma a café y tabaco de su alfa llegó a él. Jungkook lo miraba extasiado, nunca antes había visto a Jimin así, su piel brillaba por la ligera capa de sudor que lo envolvía, sus lindos ojos café habían sido sustituidos por un enigmático azul, su exquisito aroma invadió sus fosas nasales y su lobo gruñó.
—Alfa… ayúdame… te necesito.
La voz de Jimin se escuchó más suave, pero cargada de deseo. Jungkook se acercó a él lentamente, sin apartar la mirada de su cuerpo, sus ojos se habían vuelto a poner rojos, pero esta vez de deseo, se olvidó de que acababa de matar a un hombre, de que afuera estaban su padre, sus amigos y toda la guardia. Toda su atención estaba en el precioso omega que estaba frente a él y que le suplicaba que lo ayudara. Jimin se acercó y subió sus manos por su abdomen hasta llegar a su cuello para envolverlo con sus brazos mientras lo atraía hacia su boca.
El beso fue tan diferente a cualquiera que se hayan dado antes, el deseo y la necesidad de fundirse era latente, de forma desesperada y hambrienta sus lenguas exploraban la boca del contrario, las manos de Jungkook se posaron en la delicada cintura de Jimin, su piel se sentía caliente a través de la ropa y eso no hizo sino aumentar el deseo en él. Su boca abandonó la de Jimin y bajó hasta su cuello, ahí donde su aroma se hacía más intenso, dejó varios besos y una suave mordida que provocó un gemido en el omega.
Con cuidado levantó la playera de Jimin y se la quito para después continuar con su pantalón, ver su cuerpo desnudo era como estar viendo la más bella obra de arte, su piel blanca suave y tersa sin ningún tipo de marca, lo acarició despacio grabando cada fragmento de su piel en sus dedos.
—Jung… Jungkook… por favor.
—Shhh... Tranquilo mi amor, todo con calma, que no quiero lastimarte.
Jungkook se desprendió de la manta que cubría su desnudez y acomodo a Jimin en la cama, se deleitó en probar con su boca lo que sus manos antes ya habían tocado, el cuerpo de Jimin se arqueaba bajo su tacto, y su miembro dolía de lo duro que se encontraba, quería enterrarse en lo más profundo del omega que ya estaba más que listo para recibirlo.
Acomodándose entre las piernas de Jimin las abrió y las subió sobre sus hombros, su pene rozó con la húmeda entrada, tomó a Jimin de la cintura y con suavidad se fue enterrando en él, sentir su miembro abriéndose paso entre las estrechas paredes lo estaba volviendo loco.
Jimin apretaba las sábanas mientras de su boca salían jadeos, pequeñas lágrimas salieron de sus ojos por el dolor de la intromisión, un fuerte gemido salió de él cuando sintió el pene de Jungkook golpear su próstata. Cuando por fin estuvo dentro por completo Jungkook espero que Jimin se acostumbrara y cuando esté elevó sus caderas comenzó a moverse lentamente, mientras se inclinaba para besarlo.
El chasquido de sus pieles al frotarse y los gemidos de ambos era lo único que se escuchaba, los dos era un desastre de gemidos, jadeos y caricias, las embestidas de Jungkook se hicieron más rápidas, Jimin no paraba de gemir, disfrutando cada golpe en su interior, sus lobos estaban en un frenesí de placer y cuando ambos llegaron al punto máximo, los colmillos de Jungkook salieron y Jimin acomodó su cabeza hacia un lado dándole a Jungkook más libertad hacia su cuello.
La luna estaba completamente teñida de rojo cuando los filosos colmillos del alfa perforaron la suave piel blanca de Jimin, un gemido intenso brotó de la garganta del omega mientras cerraba los ojos y liberaba hebras de espeso líquido nacarado entre ambos, el alfa también se liberó en el estrecho interior de Jimin, mientras sentía su nudo expandirse, sus pupilas se dilataron al sentir el sabor de la sangre del omega en su boca.
El lobo de Jungkook sintió como su fuerza aumentaba, mientras que Jimin jadeaba bajito, mientras el alfa quería seguir deleitándose de ese sabor dulce y metálico en su paladar, con cada succión el cuerpo del Omega se debilitaba, si seguía así pronto no quedaría fuerza vital en él. Jungkook no podía apartar su boca del cuello de Jimin, quería beber hasta la última gota y lo hubiera hecho si no fuera por la débil voz que se coló en sus oídos.
—Te amo Jungkook...
Su lobo se detuvo cediendole el control, sus ojos volvieron a su color normal y despegó sus labios del delicado cuello, vió la marca de la unión brillar tenuemente y el cuerpo de Jimin desvanecerse entre sus brazos.
—¿Jimin?... ¡Mi amor!
Pero Jimin no respondió a sus palabras, sus ojos se mantenían cerrados, su pulso se encontraba demasiado débil, gruesas lágrimas abandonaron sus ojos mientras se abrazaba al cuerpo de su omega.
—¡No! ¡Jimin mi amor, despierta, abre tus ojos por favor! ¿Qué hice?
Su lobo lloraba con desesperación con cada segundo que pasaba, mientras que sus lágrimas bañaban el rostro sereno de Jimin.
—¡Bebé no me hagas esto no me dejes por favor te lo suplico!... ¡Por favor!... ¡Jimin reacciona mi amor!
Jungkook no sabía qué hacer, no lograba sentir el pulso del Omega, la culpa por no haberse detenido lo embargo, lo había matado, se desplomó abrazado al cuerpo inerte de Jimin, lloraba desconsoladamente mientras se recriminaba por no haber podido detenerse.
Jimin no lograba entender que pasaba, su cuerpo se sentía ligero, a lo lejos escuchaba la voz de Jungkook llamándolo pero no lograba verlo, no sabía dónde estaba pero se parecía mucho al lago cerca de la cabaña del bosque, de pronto frente a él apareció un figura en medio del lago, una bella mujer caminaba a paso lento hacia él.
Cuando la tuvo de frente supo de quién se trataba.
—¿Mamá?
—Sí, mi niño soy tu madre.
—¿Eh muerto?
—No, tu alfa te ha liberado. La maldición se ha roto, ahora eres un omega libre, y podrás ser feliz a lado de tu alfa, ya no habrá más sufrimiento y dolor para mis hijos ahora ya no corres peligro, te amo tanto mi niño.
—Yo también te amo mamá.
La diosa lo tomó de la mano y dejó un suave beso en su mejilla para después desaparecer. La voz de Jungkook se escuchó más fuerte y Jimin supo que debía volver. Sus ojos se abrieron lentamente, Jungkook estaba abrazado a su cuerpo y lloraba, sintió su cuerpo débil, pero juntando sus pocas fuerzas levantó su brazo para acariciar la cabeza de su alfa.
—Mi... Amor... No llores… aquí estoy contigo —susurró.
Jungkook se congeló ante el tacto que sintió, y cuando la suave voz de su omega llegó a sus oídos no lo podía creer, levantó su cabeza, para encontrarse con la tierna mirada de Jimin.
—¡Estás vivo! Mi amor perdóname, por un momento pensé que te había matado, que no había podido detenerme a tiempo.
Más lágrimas salían de los ojos del alfa, que se abrazaba con más fuerza al cuerpo de Jimin.
—Lo hiciste amor, no sólo te detuviste a tiempo sino que también me liberaste, has roto la maldición.
Ambos lobos aullaban de felicidad, su unión era ahora completa, ya eran uno sólo y nadie los separaría. Jungkook besó a Jimin con desesperación, quería sentirlo, saber que no era un sueño y que él en verdad estaba ahí con él, vivo y libre al fin.
Después de un rato, Jimin cayó dormido entre sus brazos aún estaba débil, Jungkook no podía dejar de mirarlo parecía un ángel. De pronto recordó en dónde estaban y quiso sacar a Jimin de ese lugar, se levantó y envolvió su cintura con la manta que Namjoon le había dado cuando volvió a su forma humana después del enfrentamiento.
Salió del cuarto, mientras pensaba que necesitaba ropa y que tendría que correr a su casa por ella, pero no quería dejar a Jimin sólo, pero no fue necesario, en la puerta de entrada le habían dejado ropa y zapatos, agradeció a quien lo haya hecho, tomó las prendas y regreso a la habitación.
Se vistió y vistió a Jimin tratando de no despertarlo, cuando por fin estuvo listo lo tomó entre sus brazos y salió de ese lugar. Caminó con él hasta la cabaña, cuando llegaron lo dejó sobre la cama y él se recostó a su lado, para minutos después quedarse dormido mientras lo abrazaba.
La luz de un nuevo día despertó a Jungkook y a Jimin, quien de inmediato se dió cuenta de que ya no estaban en la casa donde había estado retenido.
—¿En qué momento me trajiste aqui?
—Después de que te quedarás dormido bebé, no podía dejar que siguieras en ese lugar.
—Kook ¿Qué… qué pasó con el maestro?
—Está muerto, ya no podrá hacerte daño.
—No me alegro de que lo hayas matado, pero se lo merecía, le hizo daño a Jackson aunque no sé qué, pero escuché como le gritaba y después oí vidrios romperse.
—No quiero que te preocupes por eso ahora, y espero que él esté bien, cuando llegamos lo encontramos tirado fuera de la casa, estaba muy malherido, Yoongi se lo llevó.
Jimin se abrazó a Jungkook, mientras lloraba.
—Espero que esté bien, no me perdonaría si por mi culpa le pasa algo malo.
—Tranquilo todo estará bien ya lo verás, por ahora solo concéntrate en nosotros y en qué ahora ya estamos enlazados.
Jimin subió su mano hasta su cuello, dónde sintió la marca que le había hecho Jungkook y sonrió, recordó lo que le había dicho Tae que sintió cuando Hobi lo marcó y recordó lo que él había sentido. Ahora lo entendía pues él también había sentido y visto lo mismo, los había visto ambos en un futuro rodeados de un par de cachorros.
—Kook te amo —soltó de pronto.
—Yo también te amo bebé y mucho, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida.
Jungkook besó a Jimin y mientras lo acariciaba, pensó en cómo había pasado de creer en las leyendas, a burlarse de ellas y como Jimin había llegado para demostrarle que a veces la leyendas cobran vida.
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