02;; Paseo nocturno
Wataru abrió los ojos lentamente, miró al techo y suspiró. Había caído rendido por culpa de Eichi, que había comenzado a cantarle una nana aprovechando que comenzaba a sentirse cansado, de tal manera que perdió la apuesta.
A propósito de Eichi, ¿dónde se encontraba? El Hibiki se incorporó al no verlo en la habitación, y a punto de levantarse de la cama, el rubio salió del cuarto de baño.
—Ah, buenos días, Wataru—el Tenshouin sonrió y se acercó a su novio, sentándose a su lado en la cama.
—Buenos días, emperador—el Hibiki se inclinó para besar los labios del contrario brevemente—. ¿Caí muy pronto en tus redes?
—Casi cinco minutos después de que yo comenzara a tararear—contestó el rubio—. Tengo la prueba en el móvil.
Wataru frunció los labios y agachó la mirada; no por sentirse avergonzado, sino por no haber podido cumplir su labor de conseguir ayudar a su novio con su problema de insomnio.
—Eh, no pongas esa cara—Eichi sonrió, tomó del mentón a su novio e hizo que mirase hacia arriba—. Puede que cayeras antes que yo, pero si te sirve de consuelo, logré dormir cerca de una hora y media; es el nuevo récord de esta semana.
—¿En serio?—el de cabellos color celeste sonrió y un brillo apareció en su mirada—. ¡Entonces el haber perdido no me parece ya tan malo, puesto que pudiste dormir!
—Pero aún te recuerdo que me debes algo—el rubio ladeó la cabeza, y cambió el sentimiento dulce de su sonrisa por uno más pícaro, travieso, malvado.
Wataru parpadeó y asintió.
—¡Claro! ¡Pide lo que quieras! Que yo no me cansaré de intentarlo—contestó el idol—. Esta noche, de nuevo lo intentaré.
Eichi se sonrojó levemente, asintió y respondió:
—Lo estoy esperando, Wataru.
—¿Que qué haría yo si tuviera insomnio?—preguntó Hokuto mientras acomodaba los cojines sobre el sofá de la sala común de los dormitorios del Seisou Hall.
Wataru había acudido a él para pedirle consejo sobre qué hacer aquella noche, y el Hidaka trataba de dar con una respuesta útil para el ex presidente del club de teatro del Yumenosaki.
—¡Ah, Hokke! Esta noche hay lluvia de estrellas—en aquel momento, Subaru entró en la sala, dirigiéndose a su compañero en Trickstar—. ¿Querrás verlas conmigo en el jardín de los dormitorios?
—¿Por qué? Sabes que tenemos mucho trabajo por hacer, Akehoshi—recordó el Hidaka.
—¡Venga, Hokke! ¡Una lluvia de estrellas no sucede así como así!—protestó el de cabellos anaranjados mientras hacía un puchero.
Hokuto sonrió mientras dejaba el último cojín sobre el sofá y se giró hacia Akehoshi para decirle:
—¿Para qué alzar la cabeza hacia el cielo por un puñado de estrellas cuando las más brillantes puedo verlas cada vez que tu mirada me atrapa? El firmamento contaba con tantas estrellas que decidió posar dos de ellas en tus azuladas orbes, y ahora las hace refulgir, puesto que añora tenerlas—el de cabellos oscuros tomó con delicadeza del mentón al de cabellos anaranjados.
Subaru se sonrojó y sonrió de forma algo bobalicona.
—¡Adoro cuando me dices esas cosas tan melosas, Hokke, y más cuando son así de poéticas!—exclamó el miembro de Trickstar—. Pero no creas que por decir eso vas a librarte de mi propuesta.
—Amazing! Parece que tu formación en el club de teatro sirvió para que sacaras al ser romántico que llevas dentro, Hokuto-kun—dijo Wataru mientras aplaudía.
El Hidaka se sonrojó y agachó la cabeza mientras Akehoshi lo abrazaba por la espalda y besaba su mejilla.
—¿Entonces vendrás conmigo?—preguntó el idol mientras se ponía de morritos.
—Bueno, si eso te hace feliz... Mira que llegas a ser pesadoAkehoshi—susurró Hokuto.
El Hibiki sonrió antes de caer en la cuenta de algo y abrir los ojos como platos.
—¿Has dicho que esta noche hay lluvia de estrellas?—el de cabellos color celeste abrazó a los dos miembros de Trickstar mientras esbozaba una gran sonrisa—. ¡Gracias, lovey doveys, me habéis dado una idea! ¡Os debo una!
Antes de que Hokuto o Subaru pudiera decir nada, Wataru ya había desaparecido por el pasillo, dejando a los dos jóvenes con la palabra en la boca.
—¿Qué actividad tienes para esta noche, Wataru?—preguntó Eichi mientras se terminaba de colocar las zapatillas de exterior, como le había indicado el de cabellos color celeste.
—Es una sorpresa—respondió el Hibiki mientras sonreía y guiñaba un ojo.
Acto seguido, tomó de la mano al rubio y lo llevó consigo al exterior de los dormitorios, para después, llevarlo a la azotea del edificio.
—Siéntate aquí, emperador—dijo Wataru mientras señalaba una manta con cojines sobre ella. El líder de fine se sentó donde su novio le indicó y esperó para ver qué tramaba éste.
El Hibiki se sentó al lado del Tenshouin y lo hizo recostarse a su lado, apoyando la cabeza del rubio en su pecho.
—¿Qué haces?—susurró Eichi.
—Mira el cielo, Eichi—dijo el de cabellos color celeste a modo de respuesta.
En cuanto el rubio alzó la cabeza, abrió los ojos como platos, puesto que vio varias estrellas fugaces desplazándose por el firmamento.
—Es...hermoso—susurró el rubio, maravillado.
Wataru sonrió mientras miraba a su novio, puesto que sabía que nada era igual de hermoso que el rostro de su amado cuando reflejaba emoción.
—¿Preciosas, ¿eh?—preguntó el de cabellos color celeste mientras miraba de nuevo al rubio.
—Son casi igual de brillantes que aquellas dos veces en la azotea del Yumenosaki; en el Tanabata y cuando me diste tu máscara—dijo Eichi como respuesta.
El Hibiki sintió cómo su corazón daba un vuelco antes de acercar más a su pecho al Tenshouin, que pronto escuchó su acelerado corazón.
—¿Por qué tu corazón late tan rápido, Wataru?—preguntó el líder de fine.
—Por nada. Anda, mira a las estrellas y pide un deseo—susurró su novio.
Eichi rió antes de mirar de nuevo al cielo y ver cómo una estrella caía a toda velocidad. El rubio cerró los ojos y formuló un deseo que salió de lo más profundo de su corazón. "Poder pasar muchos años junto a Wataru, fine y mis compañeros de ES".
Tras un largo rato en silencio, el Tenshouin suspiró y dijo:
—Oye, Wataru. ¿No crees que deberíamos ir bajan...?—el idol miró al Hibiki, sorprendiéndose al verlo dormido y respirando acompasadamente.
El rubio sonrió con dulzura antes de ponerse en pie, cargando el cuerpo de su novio sobre sus hombros y caminando paso a paso para poder dejarlo al menos sobre el sofá del salón común de los dormitorios.
Tan ensimismado iba, que no escuchó que su novio balbuceaba unas palabras en sueños, siendo éstas "Deseo que Eichi pueda dormir más tiempo, que no tenga más insomnio".
📝;; Nota de autora
Otra noche teniendo que estar despierta hasta tarde, otra actualización de esta historia
Dedicado a
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