De pequeña siempre me llamó la atención eso de tener un diario, culpa de varios libros que leía (como el Diario de Greg, Diario de Nikki o el de Tom Gates), que me metieron en la cabeza la idea de lo divertido que sería llenar hojas y hojas de garabatos y anécdotas.

Tanto fue así que lo intenté tres veces a lo largo de mi vida. 

La primera fue de muy pequeña, estaba tan ilusionada, pero, ¡sorpresa!, mi vida no era tan divertida o interesante como la de esos personajes de ficción.

No tenía aventuras a lugares lejanos, ni mascotas o posesiones increíbles, tampoco crushes o ídolos de los que hablar sin parar. Era una vida bastante normalita y rutinaria como para sacar algo de ahí.

Aún así, lo intenté. Hablaba de mis amigos, de la escuela, de mis padres... lo que en ese momento me parecía normal, no sabría que años después sería un muy valioso recuerdo. 

Porque si, ¡aún conservo el diario! Aunque admito que es difícil de leer, y los cuatro dibujos pésimos, mi letra y habilidades artísticas no eran muy buenas a los ocho. 

Aún así, eventualmente dejé de hacerlo, seguramente solo lo olvidé.

La segunda vez fue a los once o doce, y ese no lo conservo, pero lo recuerdo bien al no ser tan pequeña ya.

Mi letra y mis escasos dibujos mejoraron, eso hay que admitirlo. Y cosas novedosas si que eran contadas esa vez... ojalá hubieran sido cosas buenas. Pero bueno, la preadolescencia fue difícil para todos, ¿no?

No tardé en dejarlo de nuevo, esta vez fue por miedo o vergüenza a que alguien encontrase eso, incluso si tampoco contaba la gran cosa ahí igualmente.

A diferencia de la tercera y más reciente, que, créanlo o no, es aquí.

Escribirlo en digital quizás no fuese lo mismo, pero al menos estaría segura de que no sería visto por nadie, a no ser que yo quisiera. Además, seguía siendo relajante contarle mis cosas al aire.

¡Y no crean que me refiero a mis libros! Mis cosas siempre estaban y estarán en borradores.

Aunque hay que admitir que hay algo de inspiración en mi misma en alguna que otra historia o personaje... "autoproyección" he oído que se llama. Pero nada muy exagerado.

Eso si, anécdotas he contado y contaré en un par de libros, incluyendo este mismo. 

¿Supongo que esto también podría considerarse un diario?