Hoy es 14 de febrero, San Valentín, famoso por ser el día del amor.

Interesante palabra tenemos para hoy, ¿eh? 

No es la que yo habría elegido, pero no las elijo yo, así que es lo que toca. 

Poca cosa se puede escribir con amor y un huevo. ¿Qué similitudes tienen siquiera? 

A lo mejor que el huevo es un ingrediente, que a pesar de parecer poca cosa, puede dar lugar a recetas extraordinarias.

También es así con la gente, ¿no? Una pareja no son solo dos personas juntas y ya. Tienen una conexión, una relación, que da lugar a algo mucho más grande y mágico, como una receta.

Quizás también que tanto huevos como amores son frágiles, y deben ser cuidados con cierto cariño, para evitar que se rompan.

O que cada uno es distinto, distintas formas, duración y personas que lo conforman, pero aún así todos son especiales en su manera única.

Menos el huevo milenario, ¡qué horror!

Creo que ya sé cual sería el equivalente en una pareja a esas atrocidades.

¿Qué piensas al respecto, lector?

¿O es que no tienes pareja? 

Bueno, en ese caso, también es tu día, ¡porque San Valentín también es el día de la amistad! ¡Todo el mundo tiene cabida en este día, un huevo también puede ser una relación entre dos amigos!

Salvo que tampoco tengas amigos, claro. Lo cual tampoco es malo, solo que San Valentín quizás no sea tu día.

Pero no pasa nada, tampoco hace falta un huevo entero. Puedes ser un cascarón... Puedes ser una yema, es la mejor parte del huevo. O una clara. Tengo una amiga que se llama así.

La cuestión es que el amor es como un huevo en muchos aspectos, y también lo es la amistad, e incluso puedes serlo tú solo, puedes ser alguien completo sin tener a otra persona.

Y esta es mi relación entre la palabra de hoy y el día en el que estamos.

Eso es todo, ¡feliz día San Valentín! Os quiero un huevo, jaja.