🎄Ɗí́ɑ ⁵🎄
Cada vez faltaba menos para el gran día.
El pequeño castaño observaba como varias personas se movían de un lado a otro intentando dejar la casa en extremo decorada.
Era noche buena y los padres de Hyunjin llegarían para compartir una buena cena de Navidad.
El pelinegro estaba entusiasmado, vería a sus padres después de mucho tiempo, tenía muchas cosas que contarles, especialmente quería presentarles a Félix y decirles todo lo que tenía planeado para él en el futuro.
La Navidad era una de sus festividades favoritas, la comida le encantaba y recibir regalos era lo mejor. Conocía diversas tradiciones que se celebraban ese día, no creía en Papá Noel, porque sabía que sus padres le compraban sus juguetes, sin embargo le empezó agradar cuando Félix lo imitó en la bañera.
A lo lejos vio cómo algo relucía en una caja, dando pequeños pasos se acercó e inmediatamente supo lo que era.
Un muérdago.
Por lo que su madre le había contado, sabía que si dos personas se paraban debajo de u otros tenían que darse una muestra de amor. Lo tomó entre sus manitas y mirando a todos lados lo guardó en el bolsillo derecho.
Vio que el pequeño castaño seguía distraído en otras cosas y rápidamente se dirigió a su habitación. Tomando una silla para elevarse con cuidado lo colocó sobre su puerta.
Sus mejillas se sonrojaron muy levemente al saber lo que tenía planeado, pero aún así, prosiguió, quería intentar algo nuevo.
En la mesa yacían sentados los dos niños perfectamente cambiados, el pelinegro miraba a la puerta constantemente para ver a sus padres llegar. Estaba ansioso, faltaban solamente diez minutos para que el reloj marcara la medianoche y ya todo se encontraba servido en un perfecto orden.
El pequeño castaño presenció el momento exacto cuando Hyunjin saltó de su asiento y se abalanzó frente a dos personas para abrazarlos. No pasó mucho para que comprendiera que eran sus padres. Un sentimiento de tristeza inevitablemente abundó su corazón al saber que él no tenía ese afecto paternal.
— Él es mamá, del que te he estado hablando — Señaló al lugar del más bajo —. Es mío — Sentenció.
Félix se puso nervioso al no saber como actuar. No quería arruinar el lindo momento que se estaba armando. Los padres del pelinegro sabían un poco sobre lo que su hijo recientemente había realizado. No les molestaba el hecho en realidad, les agradaba su buena acción, además que al ver al pequeño castaño notaron que era sumamente tierno.
La cena transcurrió amenamente, todos conversaron y compartieron un sinfín de sonrisas. Félix se sentía acogido, era la primera Navidad que la pasaba entre tantas personas, además entre tantos lujos.
Cuando ya eran aproximadamente la una y media inevitablemente los mandaron a dormir. El pequeño castaño no quería descansar aún, se sentía muy feliz y deseaba que el momento durase más.
Sin embargo sintió como cierto pelinegro tomó su mano y empezó a encaminarse hasta su habitación. Sin rechistar dejó que lo llevara y antes de poder entrar lo detuvo.
— Félix... — Expresó nervioso —. ¿Sabes lo que es eso? — Señaló sobre sus cabezas.
— ¿Un muérdago? — Preguntó sabiendo el significado debido a la mujer que le enseñó a leer.
— Sí... ¿Y sabes que pasa cuando te paras frente a uno? — Preguntó.
Félix inmediatamente se puso tan rojito como un tómate, sabía perfectamente que dos personas solían darse un beso debajo de uno. ¿Debía hacer eso con Hyunjin?
Al notar que el pelinegro lo estaba esperando, tomó demasiada valentía y decidió acercarse. Le debía muchas cosas al mayor, nunca había sido tan feliz, era la primera vez que su corazón sentía tanta calidez. Era la primera vez que se sentía amado.
Por eso cerrando sus ojitos cortó la distancia entre los dos y unió ambos labios en un casto beso.
Duró tan sólo unos segundos, pero eso bastó para que sus corazones se aceleraran. Era el primer beso de ambos y no podían creer lo bonito que se sintió.
El interior de Félix se sintió renovado, parecía otra persona, agradecía enormemente que Hyunjin se haya cruzado en su camino.
Por otra parte Hyunjin nunca supo que encontraría algo tan hermoso un día de Navidad.
— Gracias... Hyunjin — Expresó el pequeño castaño —. Nunca sentí tan bonito aquí — Señaló su corazón —. Hasta que te conocí.
— Gracias a ti, Félix — Sonrió.
— ¿Por qué? — Preguntó.
— Por mostrarme lo que de verdad es la felicidad.
Los dos niños sonrieron y abrazándose terminaron un hermoso día, la Navidad podía unir de una manera increíble a las personas.
Pero este no era el final, para ambos sería el comienzo de su eterna felicidad.
aaaaaaaaaaaaaaaaaa muero de amor JHDSKADH.
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