🎄Ɗí́ɑ ²🎄

— ¿Qué haces ahí? — Preguntó el pelinegro.

El pequeño castaño se dedicaba a observar por la ventana cada copo de nieve que caía, la danza que estos daban antes de unirse a la capa de nieve que se encontraba cubriendo todo... Era realmente mágico.

Félix no podía apartar sus ojitos de la hermosa vista, muchos niños aún jugaban sin importar la hora que era.

Sintió una mano tomar la suya y alejarse del pequeño trance. Cuando volteó, pudo ver a Hyunjin guiarlos hasta su armario. Soltó su mano y se puso de puntitas para alcanzar la manija que lo abría. Este era muy grande, el castaño apostaba que podía vivir ahí sin ningún problema.

— Elige — Señaló mostrando distintos conjuntos de ropa.

Félix se quedó observando cada uno, todos se veían muy cómodos, apostaba a que estaría muy calentito en cualquiera de esos, tanto que hasta podía cocinarse.

Ese pensamiento hizo que moviera su cabeza de lado a lado, no quería cocinarse, aún quería vivir.

El pelinegro al notar que aún no se decidía, escogió por él. Sacó un conjunto celeste, éste consistía en una camiseta blanca, de mangas cortas, con un cuello de camisa que tenía pequeñas ramitas bordadas, un suéter tejido a lana, un pantalón beige, guantes y chalina de color blanco con un diseño tejido de copos de nieve y por último, una chamarra color celeste que tenía plumas en su interior, para hacerla más caliente.

— Está te quedará... Creo — Se rascó detrás de la cabeza.

— ¿Es... Para... Mí? — Preguntó titubeando.

— Sí, ven — Lo volvió a tomar de la mano.

El pelinegro se encaminó hasta el cuarto de baño, para que Félix pueda asearse. En la noche siempre cenaba a esa hora, todos los días y tenían que estar bien cambiados.

Ambos niños se encaminaron hasta la dirección y el pelinegro volvió a tomarlo de la mano. Le gustaba como se sentía la sensación de sus manos juntas.

La señora que se ocupaba de cuidarlo, se quedó estática al ver que el pelinegro tenía compañía. Barrió con la mirada al más bajo de principio a fin. Hyunjin al notar eso, retomó su camino diciendo:

— No lo mires — Dio la vuelta —. Él es mío.

Seguido de esto, jaló al más bajo y entraron al respectivo cuarto. El pequeño castaño intentó separar sus manos, pero el contrario lo sujeto más fuerte. A Félix le estaba comenzando a molestar el hecho de que su corazón latiera tan rápido, cuando estaba cerca del pelinegro.

Hyunjin encendió la tina y ésta comenzó llenarse. Agarró una botella que contenía burbujas de baño y la tiró en el interior.

— Quítate la ropa y métete ahí — Señaló.

La manera en la que Hyunjin decía cada petición era demandante, pero eso se debía porque aún tenía ocho años y era la primera vez que cuidaba de alguien. A él se lo hacían todo y no estaba acostumbrado a hacerlo por otros.

El pequeño castaño se encontraba sonrojado, no solía cambiarse frente a nadie... Nunca.

— Bueno... Volveré en quince minutos — Anunció el pelinegro y salió.

Félix suspiró aliviado y comenzó a quitarse sus prendas, para proceder a limpiar su cuerpo.

Cuidadosamente se metió a la bañera y quedó el agua hasta la mitad de su cuerpo.

Instantáneamente se sintió relajado, además que habían muchas burbujas rodeándolo. Sin poderlo evitar comenzó a jugar olvidándose completamente de su principal objetivo.



Hyunjin estaba buscando una bata para poder llevársela a Félix. Había dejado al más bajo aproximadamente veinte minutos, suponía que era el tiempo suficiente para que quedara limpio.

Con una sonrisa de suficiencia se dirigió al cuarto de baño y olvidándose tocar la puerta, entró.

Lo primero que sus ojos visualizaron fue a un feliz Félix jugando en el agua, con un poco de espuma en la cara.

— ¡Soy Papá Noel! — Exclamó feliz.

El pequeño castaño sabía sobre ese gran señor que les obsequiaba regalos a los niños, le gustaba su gran barba blanca, por eso había intentado imitarla.

Hyunjin no pudo evitar reír por lo divertido que todo lucía y como un buen niño, fue a tirarle más agua al contrario.

Ambos menores comenzaron a jugar, sin importarles el desastre que estaban realizando.

Una mucama al escuchar todo el escándalo tocó la puerta, llamando la atención de los dos niños.

Hyunjin inmediatamente agarró la bata, e indicó cerrando ambos que el pequeño castaño entrara en ella. Éste último sin rechistar acató la petición y se la acomodó bien.

Con toda la fuerza que tenía, abrió la puerta, cargó a Félix al estilo princesa y los guio hasta su habitación.

Una vez más, ignoró a una de las mujeres que se ocupaban de limpiar su casa, era usual en él hacer eso, después de todo, tampoco lo trataban bien.

— Cámbiate y yo iré a bañarme — Señaló su ropa que se encontraba ligeramente mojada.

El pequeño castaño asintió y el contrario abandonó su cuarto. Félix en ese momento sintió ganas de llorar, pero de alegría. Mucha alegría.

Para él, Hyunjin era como un ángel, nunca había conocido a alguien tan bueno con una persona. Hacía que todo su ser se sintiera cálido.

Por primera vez... Se sentía feliz.

es que son tan lindos

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