Scream
〈❄️〉 Perspectiva de Junko
Soy Junko Fujiwara, la presidenta del Consejo Estudiantil de la Preparatoria. También ocupé este cargo en secundaria y en primaria; siempre destaqué entre mis compañeros. Algunos dirían que esto es ego, pero yo digo que es la realidad.
Me gustan el orden, la responsabilidad, la limpieza y ser líder. A los jóvenes de mi edad poco les importan estas cosas; prefieren perder el tiempo pensando en romances adolescentes o haciendo cosas poco productivas.
No recibí presión familiar para destacarme en la escuela. Amo el colegio y lo demuestro sacando buenas notas, participando en actividades extraescolares y compitiendo por la presidencia del Consejo.
Nadie tiraba un papel en los pasillos, nadie hacía pellas mientras yo estuviera cerca, nadie se atrevía a mirarme a los ojos. Tenía el respeto de todos en la escuela, y los demás integrantes del Consejo eran las personas con las que más tiempo pasaba.
No éramos amigos. Lo único que nos unía era nuestro deber de cuidar la escuela y a los estudiantes. Me quedaba hasta las 6:00 de la tarde todos los días en el salón del Consejo Estudiantil para planear las actividades del día siguiente.
Fuera de la escuela, no tenía amigos ni pasatiempos. Mi vida giraba en torno a mis responsabilidades académicas y mi papel como presidenta. Además, carecía de una personalidad emotiva; las emociones eran un terreno desconocido para mí. Muchos me veían como una figura impenetrable, carente de empatía o relaciones personales.
Hoy, el director no estaba presente en la Preparatoria y me pidió que hablara con un estudiante que había faltado casi dos meses a la escuela. Yo, por supuesto, acepté esta tarea y ahora me encontraba en la oficina del Consejo Estudiantil, revisando el expediente del alumno mientras esperaba su llegada.
─── Kujo Jotaro... ─── murmuré para mí misma al leer su nombre en el expediente. Había oído ese nombre de boca de algunas de mis compañeras; Jotaro era muy popular entre las chicas debido a su aspecto rudo y su aire misterioso.
Mientras esperaba, no pude evitar pensar en lo poco que sabía sobre él. Jotaro Kujo era conocido por ser un solitario, alguien que rara vez se mezclaba con los demás estudiantes. A pesar de su falta de interacción social, su reputación y presencia parecían ser suficientes para mantener a raya a cualquiera que intentara acercarse demasiado.
Finalmente, después de lo que parecía una eternidad, la puerta de la oficina se abrió lentamente y vi entrar a un joven alto y musculoso, con una actitud que desprendía confianza y cierta despreocupación. Jotaro llevaba su característico uniforme escolar, ligeramente desabrochado, y su gorra a medio encajar sobre su espesa cabellera negra. Sus ojos, sombreados bajo la visera, eran fríos e impenetrables.
─── Kujo Jotaro, gracias por venir hoy. ─── dije, tratando de mantener un tono profesional. Él levantó una ceja y me dirigió una mirada interrogante, pero no dijo nada.
─── He estado revisando tu expediente, y veo que has faltado por bastante tiempo a tus clases. ─── continué, buscando alguna reacción en su rostro. ─── El director me ha pedido que hable contigo sobre tu ausencia y que nos aseguremos de que todo esté bien.
─── Estaba atrapado en... asuntos personales. ─── Dijo brevemente, cruzando los brazos con indiferencia.
─── Entiendo. ─── asentí, sabiendo que su respuesta no aclaraba mucho. ─── Es importante que no te retrases demasiado en tus estudios. Si necesitas apoyo, estamos aquí para ayudarte.
Por un momento, pensé que su expresión se suavizaba, pero fue casi imperceptible. Jotaro asintió levemente antes de encaminarse hacia la puerta sin más palabras.
─── Jotaro, espera un momento, ─── Pronuncie deteniéndolo antes de que se marchará. ─── Quisiera saber si hay algo en particular que te esté preocupando. Como presidenta del Consejo Estudiantil, mi prioridad es el bienestar de todos los estudiantes, incluyendo el tuyo.
Jotaro se detuvo y me miró con una expresión que parecía sorprender. No estaba acostumbrado a que las personas se preocupaban por él. ─── No tienes que preocuparte. ─── dijo con una voz un poco más suave.
─── Aun así, me gustaría que supieras que estoy aquí para ayudarte en lo que necesites. ─── Respondí con seguridad acomodando mis gafas. ─── Si en algún momento necesitas hablar con alguien o necesitas apoyo académico, no dudes en acercarte.
Jotaro asintió, y por un instante, creí ver un pequeño destello de gratitud en sus ojos. Sin decir más, salió de la oficina, dejándome con muchas preguntas sin respuesta sobre su vida y los "asuntos personales" que lo mantenían alejado de la escuela.
Una vez se hubo ido, no pude evitar preguntarme qué clase de "asuntos personales" lo mantendrían alejado de la escuela por tanto tiempo. Con todo, me di cuenta de que no sería la última vez que tendría que lidiar con Kujo Jotaro, podría ser todo un rompecabezas interesante de armar.
Sus palabras, gestos, su forma de hablar incluso quedó grabada en mi mente mientras salía de la oficina del Consejo Estudiantil. Aunque la interacción había sido breve, fue suficiente para despertar mi curiosidad sobre él. Pero por ahora, tenía otras responsabilidades en las que concentrarme.
Me dirigí a mi siguiente clase, Matemáticas Avanzadas. Al ingresar al aula, todos los ojos se volvieron hacia mí por un breve instante antes de volver a enfocarse en sus propios asuntos. Tomé asiento en la primera fila, como siempre, y me preparé para la lección. Las matemáticas siempre habían sido mi refugio, un lugar donde la lógica y el orden reinaban sin perturbaciones emocionales.
Después de la clase, tenía un período libre destinado a patrullar por la escuela. Era una parte crucial de mi rol como presidenta del Consejo Estudiantil, asegurándome de que todo estuviera en orden y que los estudiantes siguieran las reglas. Caminé por los pasillos, observando silenciosamente lo que ocurría a mi alrededor. Todo parecía estar en calma; los estudiantes estaban ocupados en sus respectivos salones o socializando de manera adecuada en las áreas comunes.
Al mediodía, me dirigí a la cafetería para supervisar la hora del almuerzo. A menudo, este era un momento propenso a la indisciplina, y mi presencia ayudaba a mantener el orden. Con una bandeja de comida en mis manos, me senté en una mesa apartada, observando desde lejos. Los otros miembros del Consejo Estudiantil también patrullaban, cada uno con su propia responsabilidad.
Terminado el almuerzo, me reuní con los demás miembros del Consejo en nuestra sala de reuniones. Discutimos los eventos futuros, los problemas que requerían nuestra atención y organizamos las tareas para la siguiente semana. Aunque no éramos amigos, nos entendíamos bien en nuestra dedicación al deber.
Cuando la reunión llegó a su fin, ya era tarde. Salí de la escuela, sintiendo el atardecer en mi rostro mientras caminaba hacia la salida principal. Fue entonces cuando escuché un murmullo y una leve conmoción cerca del portón de la escuela. Me acerqué para ver qué sucedía y, para mi sorpresa, vi a Jotaro Kujo rodeado por un grupo de chicas, todas intentando llamar su atención.
─── ¡Jotaro-kun, por favor, toma esto! ─── exclamaba una de ellas, extendiendo una carta.
─── ¡Déjame sacarte una foto, Jojo-kun! ─── gritaba otra, sosteniendo su cámara.
Jotaro parecía incomodado, aunque apenas mostraba emoción en su rostro. A pesar de su naturaleza fría, la situación claramente no era de su agrado. Observé desde una distancia prudente, considerando intervenir o no. Quizás este pequeño evento podría recordarle que, a veces, incluso un solitario necesita la intervención de alguien más.
Debía hacer algo al respecto.
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