青 Ao
Después de enterarse de mi estado, Katsuki Bakugō no dudó en arremeter contra el chico gélido, acumulando un odio profundo y oscuro contra él. Mina me contó que era la primera vez que lo veía tan furioso e irascible. Por otro lado Todoroki también chocaba con el explosivo, tendría sus propias razones. Ya había despertado hace unos minutos, Mina me contó que Yamada-sensei pidió un descanso por todo lo ocurrido. Dentro de una hora se retomaría el torneo, así que la gente aprovechó para visitarme.
No me di cuenta de que ese chico explosivo ya había llegado a aquella estancia, con suma rapidez. El ver sus ígneos ojos me recordó al momento en las salas de espera. Cómo estuvo a punto de desvirgarme la piel con sus labios temerosos. Se me puso el cuerpo tieso al instante, acompañado de un leve rubor.
-¿¡PODRÍAS SER MÁS IMPRUDENTE!?- el grito de Kacchan me rompió los tímpanos.
- Bakugō, sé más delicado se acaba de despertar- repetía Ashido con insistencia, la cuál había estado bastante rato acompañándome. Le dirige miradas serias. Sin embargo Bakugō volvía a la carga, le costaba relajarse.
- ¿Qué cojones fue esa técnica?¡¿Casi te matas!? Ese maldito "Llamitas" de mierda... Lo mataré... Lo voy a matar- lo último fue con un tono ronco que asustaría hasta a las más fieras bestias.
- K-Kacchan, entiendo tu enfado pero no lo enfoques contra él por favor...- digo con un poco de pavor.- Yo escogí hacer eso, él solamente luchaba de manera justa. No tiene la culpa.
- ¡¿Te crees que me voy a quedar callado, después de lo que te obligó a hacer, para que se vaya de rositas?!- a cada pregunta retórica levantaba más y más la voz. Quedó un silencio incómodo, interrumpido por el suspiro de la pelirosa que estaba al pie de la camilla.
- Os dejaré solos chicos, seguro que tenéis mucho de que hablar- al parecer, mi querida amiga había captado perfectamente la situación, ya que la furia de Bakugō estaba causada también por otro factor además de la negligencia de Todoroki.
Se escucha el estruendo de la puerta.
- Él no estaba luchando normal, Aiko. Te presionó demasiado, no sé qué cojones se le pasó por la cabeza a ese desgraciado, pero te juro que lo pagará.- detrás de todas esas palabras soeces, sólo me quedé con «Aiko», el cuál había utilizado para referirse a mí, sin ningún tipo de mote.- No deberías haber hecho eso...
- Y-Yo sólo quería ganar, ¿Vale? Quería demostrarle a Todoroki que era lo suficientemente fuerte, para vencerle.
- ¿¡Y cómo querías ganar!? ¿¿Destruyendo tu propio cuerpo?? ¡Eh?, Me ganaste a mí, ¿Y se supone que tuviste que utilizar esa técnica para ni si quiera haberle vencido?- las palabras de aquel chico poco a poco hacían revelar lágrimas contenidas. De momento las aguardaba con fuerza, no quería verme tan patética delante de él.
- ¡No te vencí!, ¿Recuerdas? Sólo fue un despiste que aproveché a mi favor, si hubieras estado en tu máximo rendimiento no habría podido contigo. E-Esa es la realidad... Que no soy nada, n-ni si quiera para hacerles ver a ellos lo que perdieron.- las lágrimas no pudieron soportarlo y brotaron de mí sin más, en silencio. Ante la mirada atónita del «Rey de las Explosiones».
- P-Pero...- no sabía cómo reaccionar, estaba atónito al ver a una chica llorar delante suyo de la impotencia. Nadie le había enseñado como lidiar con ello. Yo continuaba sollozando, soltando todas las preocupaciones que contenía esa batalla perdida. A lo que él no tuvo más remedio que actuar.
- E-Está bien, Perra Voladora... Esto es lo que has conseguido.- suspira, se reincorpora para acercarse a la camilla, se sienta conmigo muy cerca para terminar acariciándome la cabellera suavemente. Me quedo inmóvil, ¿Qué rayos está pasando?. ¿Intentaba animarme?
- Aunque fueras una puta suicida, estuviste muy bien en la batalla, lo hiciste guay, así que para de llorar ya...- sentencia Bakugō con voz solemne. Esas palabras provenientes de ese joven, me eran imposibles, me conmovieron.
- P-Pero yo quería ser más fuerte...- respondí.
- Y lo serás, a no ser que te quedes llorando y no actúes.- continúa acariciándome, nos quedamos inmóviles y sonrojados, me daba vergüenza. Parecía más una reprimenda que palabras de apoyo.
- P-Pero, aún así, ¿Por qué quieres ser así de fuerte?- Kacchan me miraba muy serio y frío, aunque a la vez era cálido y protector, como conseguía que recuperara el ánimo. No podía evitar pensar en cómo había cambiado nuestra relación hasta ahora, de odiarnos mutuamente a que estuviera ahí a mi lado. Todo lo que había hecho por mí... Tengo que contárselo.
- Kacchan, yo...- una presencia inaudita irrumpe nuestro momento.
- ¡Aiko! Ya despertaste...- al instante Todoroki recién llegado y Bakugō se lanzan una mirada de odio profundo, el pelo ceniza se incorpora.
- ¡Maldito te dije que no volvieras a acercarte a ella! Fuera de aquí, ya...- Iba a arremeter contra él de un momento a otro. Todoroki hizo que la habitación se enfriara por completo, Kacchan provocaba su furia gélida este también iba a explotar. Debía hacer algo si no todo terminaría en desastre.
- Bastardo, deja de mirarla no mereces ni eso...- Todoroki me mostraba esos ojos culpables y preciosos hacia mí, sin saber muy bien como actuar. Él no había hecho nada malo, fue mi propia ambición la que me consumió. A Kacchan no le entraba eso en la cabeza, había despertado su lado protector.
- Tú eres quién no debería estar cerca de ella... Fueron tus ideas ambiciosas las que la contagiaron, haciendo que hiciera todo eso- Katsuki se quedó de piedra ante su declaración tranquila pero con rencor a la vez.
- ¿¡Cómo has dicho!??- camina hacia él con una explosión en la mano. Ya era demasiado tarde. Lanzo una ráfaga de viento que los separa a los dos, ambos me miran aterrados como tosía un poco de sangre al volver a utilizar mi poder.
- C-Chicos... ¿No podría ser simplemente por mi culpa?
Yo lo de-ci-dí...- termino la pregunta retórica con una sonrisa traviesa, antes de desplomarme por el frío suelo de la clínica.
- ¡AIKO!- exclaman a la vez, se quedaron en shock.
- ¡Qué rayos hacéis insensatos!- por sorpresa un tercer integrante estaba dispuesto a poner orden en ese caos. La paciencia de Tokoyami había sido perturbada por el "descuido" de aquellos dos. Me recoge con suma delicadeza, nunca había visto una mirada tan preocupada en el chico pájaro.
- ¡Llamad a Recovery Girl! ¡Rápido!- Ochako y Mina ya habían actuado al escuchar ruidos en la habitación, pronto apareció la heroína sanadora. Los ojos se me adormecían poco a poco.
Se me venían imágenes a la mente, era un sueño agradable.
»- ¡Oto-san! Me voy a la escuela ya, ¿Luego tengo clase contigo no?
»- S-Sí, a tercera hora...- All Might mostraba su amor de padre a su manera. Aiko se fija en una pequeña imagen, colocada en la repisa de la entrada.
»- ¿Um?, ¿Este eres tú, él de la foto?- coge la fotografía con cariño.
»- Sí, en aquellos días me habían aceptado en la U.A. Creo que me la sacara, ella...- decide no continuar la frase. Acto seguido la joven entiende el significado de esa mirada cabizbaja, no pregunta más.
- Estás muy guapo aquí, tienes una sonrisa muy adorable- saca el teléfono del bolsillo y lo enfoca a su rostro.
- ¿Q-Qué haces? Por qué...
- Porque también tienes una sonrisa adorable ahora, te quiero Oto-san- lo abraza con fuerza haciendo que se le brotara sangre de la boca por el nerviosismo. ¿En verdad tengo que perseguir a esas personas con tanta insistencia? Tengo todo lo que quiero en la palma de mi mano. Tan sólo debo dejarlo estar. Más tarde entre la oscuridad el rostro afable de aquel dragón plateado se me mostraba, como una señal, una visión.
...
Unas voces lejanas me llamaban, pedían mi presencia, yo sólo quería ver el cielo azul y abrazar las escamas de Paku. Paku... ¡PAKU!
Me incorporo al instante, igual que en una pesadilla con cara asustada sorprendiendo a los que estaban allí.
- ¡Aiko-chan! Tranquila, estamos contigo.- responde Ashido.
- ¡Aicchan!!- Ochako me abraza medio llorando, a lo que yo le respondo con una cálida sonrisa.
- Creíamos que te había pasado algo serio- Tokoyami habla por su sombra también.
- Sólo fue una recaída al utilizar tu poder de nuevo, ¡Por qué no me haces caso cuando te digo que no hagas eso!- Recovery Girl me echaba la bronca como si de mi abuelita se tratara, golpeándome con un periódico cada vez que gritaba, en el fondo me parecía adorable. Aunque los demás miraran por mi bien un poco preocupados.
- Necesito salir de aquí, debo encontrar a mi amig...
- Tú no sales de aquí hasta que lo diga yo.- la anciana me amenaza con el rollo de periódico, me trataba cual cachorro. - Y los demás fuera de aquí, ¡Ya!- estaba furiosa, escapan como pueden.
- Lo siento, Aiko- y desaparecen los tres rápido. Entre ellos no estaban ni Todoroki ni Katsuki, miro el reloj, pronto sería la batalla final. Algo me dice que esos dos van a encontrarse en el campo de batalla. Sin embargo ahora no puedo pensar en ello, debo intentar huir de esta prisión de blanco. Miro en cada rincón de la estancia detenidamente, sopesando las diferentes opciones de escape.
Si la heroína enfermera no se va, no tengo oportunidad, es más rápida de lo que parece. Esperar a un estímulo que la alejara de allí, era interminable. Que venga alguien por favor...
«Pum»«Pum» la puerta suena dulcemente. Mis ojos brillaban tanto como faros en el mar, cuánta esperanza en mi sino.
- ¿S-Se puede...?- la voz calmada de un pelo malva, esos ojos cansados e intensos a la vez. Su cuerpo alto cubierto con ropas casuales de calle.
- ¡¡¡Shinsou-kun!- escape un chillido emocionante que al instante silencié tapándome la boca. Había sido muy obvio, para el pobre joven todo era una suma de emociones que lo ponían colorado. Se estará preguntando por qué rayos he gritado...
La señora me mira sospechosamente para luego dirigirse al chico.
- ¿Qué quieres?
- V-Vengo a visitar a Aiko...-san- aún no sabía cómo dirigirse a mí, hablaba serio y tímido como la primera vez que nos viéramos.
- Ay... Necesito unas medicinas de la otra sala, ya que estás aquí cumplirás tu deber y la vigilarás para que no se escape si te consideras un héroe de provecho.
- ¿¡Para qué no se escape?!- le muestro una sonrisa pícara, me veía igual que una presa en Guantánamo, con preocupación.
- Bueno te la dejo a cargo, al menos pareces más sensato que esos dos pardillos de la Clase A.- Nunca me había imaginado a Recovery Girl como una señora cascarrabias, era graciosa.
La sala se queda en completo silencio. No apartaba la mirada nerviosa de mí, yo actúo normal destapándome de la cama, mostrando mis delgadas piernas y el traje raído de las prácticas de Héroe.
- ¿Nos vamos?- digo sugerente a lo que él no puede evitar tomarlo con segundas intenciones. Tenía la cara como un tomate.
- ¿I-Irnos? ¿A dónde? Se supone que, tienes que quedarte, a-quí...- sólo ponía mi sonrisa ante su desconcierto. Shinsou era un joven interesante, dejando atrás todo lo que nos pasó, ahora está listo para que le sea entregado una segunda oportunidad.
- Necesito tu ayuda para salir de aquí, Shinsou-kun. Tengo que encontrar a un amigo, y quiero saber dónde está. ¿Quieres ayudarme?
- S-Sí, pero no puedo faltar a la promesa de la anciana. Si no no seré un héroe.- lo explica totalmente en serio, cuando sólo se lo había dicho para engañarlo. Golpeé sus mejillas haciéndole entrar en razón.
- Tú vas a ser un héroe, y no te hacen falta esas promesas ni nada. Por ti mismo, lo sé.- mis palabras parecían haberle conmovido, o por lo menos quitarle la idea de no dejarme salir de allí.
- E-Está bien, cuéntame el plan- su expresión cambia de forma radical, a un Shinsou concentrado. Acto seguido nos encontramos caminando por los pasillos, buscando una salida.
- Antes cuando estaba durmiendo, tuve una especie de percepción, una premonición de lo que estoy seguro va a pasar. Creo que mi amigo Paku está en peligro- le voy explicando a medida que acelero mis pasos.
- ¿Paku? ¿Es el dragoncito que me arañó toda la cara intentando salvarte, de mí...?- lo miro casi enfadada, por ese tono de culpabilidad en su persona.
- Sí, y no quiero que te culpes más. Por favor...
- Está bien... y e-entonces, ¿cuando fue la última vez que lo viste?
- All M... Ejem digo, mi padre ya no estaba con él la última vez que lo vi. Y algo me da que no se encuentra ni en este edificio- Aiko debes pensar,
¿A dónde iría un dragón pequeño y hambriento? Un obstáculo irrumpe mis cavilaciones, los guardias custodiaban la zona de salida.
- Tranquila, ya me ocupo yo- Hitoshi fue con coraje y determinación, utilizando su peculiaridad para reducir la seguridad. Esa iniciativa era signo de reparo, una intención de expiar su pecado.
- Vamos, tenemos que salir cuánto antes.- asiente ante mi decisión, aunque algo perturba su expresión.
- ¿Y el torneo? ¿Qué vas a hacer?
- El torneo puede esperar, ahora necesito buscar a Paku.- mi determinación hacía que resaltase hacia él, como una flor bonita.
Minutos después de atravesar el laberíntico estadio, pudimos ver el exterior, respirar aire puro. Serían sobre las seis de la tarde, el sol tendía a regresar mas continuaba alzándose en el cielo.
- ¿Y ahora qué?
- Vamos a mi casa, es el sitio más probable en el que puede estar Paku...- cada vez me concentraba más en mi objetivo, mientras él no paraba de observarme con miedo y vergüenza, todos mis movimientos. ¿Estarán bien los demás si me voy? Seguramente se preocuparán, sin embargo esto es absolutamente necesario.
Nos alejamos del estadio, para salir del recinto escolar, gracias a nuestra suerte los periodistas no nos vieron. Parecíamos unos fugitivos, lo cuál era un poco confuso.
Acabamos en un barrio cercano, donde los árboles de cerezo estaban en aquella época del año en el que se van deshaciendo poco a poco. Las casas podían ser o bien de piedra con grandes jardines, como también edificios rectos y grises. El camino daba a la estación más cercana para llegar a casa.
- ¡Por aquí, Shinsou-kun!- afirmó rápidamente, empujándolo un poco.
- Aiko-san, por aquí está mi casa...
– ¿En serio?, Pues estás bastante cerca de la escuela, lo siento pero tenemos prisa y no podemos pararnos...– digo un poco apenada.
– No te preocupes, tampoco es que quiera entrar en esa casa de locos– farfulla pensando que no lo había escuchado, sus palabras contenían algo de odio. Me extrañé.
– Apresurémonos Shinsou-kun, venga seguro que no puedes alcanzarme– comienzo a correr, bajando las escaleras hasta llegar a la carretera que conducía a la estación. Él no se puede resistir a la tentación de mi oferta, corría a unos metros detrás mía. En el instante que conseguía ponerse a mi vera yo corría un poco más, el viento me ayudaba a acelerar. Así hasta que pudimos ver la parada de tren, el pelo malva quedó exhausto.
– Pues... Sí que eres... Rápida, dios mío.– no paraba de bufar.
– Es la práctica de escapar de las brocas de Bakugō,– los dos nos reímos a la vez, realmente me encontraba a gusto con este chico. Aunque a nadie le guste, yo quiero seguir siendo su amiga. No éramos conscientes del verdadero peligro. Sonrío jovial llena de vitalidad, a poco de serme arrebatada.
– Continuemos,– nos pusimos en la parada, esperando minutos en silencio para sólo escuchar el sonido de la leve brisa, además de los raíles siendo golpeados por los pistones.
Dentro no había prácticamente nadie, todo el mundo estaría o en el torneo, o en sus casas viéndolo. A lo que me recordaba a mi última batalla con Todoroki, quería hablar seriamente con él y disculparme. La tristeza inundaba mi cuerpo al percibir sus ojos culpables sobre mi mirada. Quiero decirle que siento de nuevo. Noto que en todo este trance de pensamientos, Shinsou estuvo observándome.
– ¿Ocurre algo?
– N-Nada, nada...– continué con mi sopesar, sabiendo que no me iba a apartar los ojos de encima.
Unas colegialas que se sientan cerca de nosotros, reían pizpiretas por la situación vergonzosa que nos acontecía.
«¿Serán novios?» «Seguro, Seguro»
Decían sin tener ni idea de nuestra identidad. El joven se sienta conmigo y me susurra al oído.
– ¿T-Te molestan...?– había reflexionado la idea de acercarse, con bastante cautela.
– No pasa nada, Shinsou-kun. Puedes sentarte conmigo– lo dedico una sonrisa afectiva. Antes de darme cuenta de lo colorado que estaba, el vehículo había llegado a su destino.
– ¡Rápido, Shinsou-kun!– salimos medio apresurados, el tren nos paró al lado de la urbanización dónde vivimos All Might y yo. Era mucho más cómodo, me era imposible esperar para ver a mi dragoncito.
•••
– ¿Dónde están...? ¡¿Dónde están las llaves?! Uf, ya está...– intento introducirlas en la cerradura, pero con sólo rozar la puerta se abre suavemente.- ¿Qué rayos? La cerradura está forzada.– paso el umbral– Ya estoy en casa,- pronuncio en el linde del portón. Un silencio pedante me daba la bienvenida, sin embargo se me sentenció una condena inexplicable para la vista.
Todos los muebles arrojados al suelo, platos, estanterías, tablones arrancados, los sofás, absolutamente todo se encontraba en un estado deplorable.
– ¿Q-Qué...?– aquel hogar que me había dado alegría, que reunía a mi única familia, totalmente destrozado. Se me rompía el corazón ante tal calamidad.
–¿Quién haría algo así?– dice el chico con furia.
– Espera...– se podían apreciar varios signos de forcejeo en la escena, además de que todas las fotos de All Might y mías estaban rotas a posta. El lado positivo es que Shinsou no sospecharía nada, quedábamos irreconocibles.– Parecían estar buscando algo, ¡Mira!– recojo una escama plateada con suma delicadeza.
– Paku estuvo aquí cuando asaltaron la casa.– me llevo la mano a la boca horrorizada. Debo actuar fríamente, no te dejes llevar por los sentimientos. Tengo que intentar recrear la escena del crimen en mi mente, piensa Aiko, piensa. ¿Quién rayos hizo esto? ¿A quién pretendían hacer daño?
–All Might...
–¿All Might? ¿Qué pinta All Might aquí?– sin querer casi había descubierto mi tapadera.
– Quiero decir, que seguro que All Might sabría que hacer en esta situación– él asiente ante mi afirmación. Ellos esperaban a mi padre, pero en vez de eso se encontraron con Paku, lo cuál es probable que les plantara cara. Se lo llevaron porque no encontraron nada con que relacionar al héroe número uno. Una de las fotos destruidas, era la que conservaba con el hombre de la estación. Aquel, el primero en cobijarme en su regazo. Me inundaba la tristeza, no quedaban restos de la imagen.
¿Dónde puedes estar Paku? ¿Quién te ha llevado? La bombilla se enciende,
No sé quién ha hecho esto mas tengo que pararles cuánto antes, sin verlo ni quererlo un sentimiento de ira me invadía desde los pies hasta las puntas de mi pelo azabache. Quién sea, va a sufrir las consecuencias...
Sin decir palabra atravieso la casa hacia la salida obviando al pelimorado, se queda anonadado justo antes de sujetar mi muñeca.
– ¿A dónde vas?– le observo un tanto molesta confundiendo sus sentidos. Acto seguido me arrepentí pues él no tenía la culpa de lo que acababa de suceder. Me libera del agarre titubeando, había tanta tensión como para cortar cristal con la mirada.
– D-Dime por lo menos, ¿Qué se te pasa por la cabeza?
– Sé donde puede estar mi amigo, así que si no voy ahora mismo puede sea demasiado tarde.
– Voy contigo– asevera con ganas.
– No, puede ser peligroso además d-de que...– sus ojos eran tan intensos e hipnotizantes que hacían que balbuceara palabras.
– Si es peligroso, lo más seguro es que vayamos juntos.– pronuncia casi ordenándome.
– ¡No!, debo ir yo... No puedo dejar que te involucres más, muchas gracias Shinsou-kun pero ya has hecho demasiado acompañándome hasta aquí.– se queda unos instantes reticente, estaba apunto de cruzar la puerta.
– No es suficiente... para mí– susurra temeroso.
– ¿Para ti? ¿A qué te refieres?– pregunto totalmente inconsciente.
– Para poder saldar mi deuda, para poder expiar mis pecados, Aiko... Yo...
– No continúes, sabes que todo está perdonado no tienes porqué hacer esto– respondo comprensiva, acercándome de nuevo poco a poco.
– Aún así, debo hacerlo para poder mirarte a los ojos sin temo, Aiko por favor entiéndelo– me quedo unos segundos sopesando sus palabras, meditando mi siguiente respuesta.
– Está bien Shinsou-kun, vayamos juntos.
– Exacto, juntos...– nos atrevemos a adelantarnos a lo que nos deparaba el futuro, de vuelta al exterior el infierno estaba a la vuelta de la esquina. Con ese trágico final empezaría una nueva etapa.
...
– Lo siento, Shinsou-kun...– prolifero sin remordimiento alguno, de seguido le provoqué un golpe en la cabeza con un trozo de una de las vigas. Quedó inconsciente.– No puedo ponerte en peligro, no por mi culpa, entiéndelo– me alejé de allí lo más rápido que pude.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top