秋分 Shūbun

Izuku posee el One For All, según mi padre aquel chico de cabellos verdosos y piel pecosa, era la representación de la justicia, el nuevo gran héroe que le sustituiría.

Nunca había puesto mis ojos en él, hasta ese momento. Tanta discreción, el parecer insignificante comparado con el resto de estudiantes. Ese misterio que lo encarnaba con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Porqué cubría mis pensamientos?

Eso pensaba entre las sábanas blancas de algodón fino, entre las respiraciones profundas del dragón a mi vera. Abro mis ojos poco a poco, después de despertarme del sueño reparador. Visualizo el rostro del reptil, perfecto y etéreo. Acaricié su cuerpo estirado y la cabeza cornuda. Después lo abrazo con fuerza, haciendo que se despierte.

Y pensar que solo estás vivo por el simple acto de un anciano con peculiaridad.

- B-Buenos días... Aiko-chan- dice adormecido en mi pecho.
- Buenos días Paku, ¿Vamos a hacer el desayuno?- digo con suavidad mientras asiente rascándose el ojo.
Al minuto ya estaba semi vestida preparándome un desayuno estilo americano, con huevos, bacon y extra de proteínas. Paku me ayuda a poner los platos, al mismo tiempo me dirijo a la habitación de All Might, este seguía dormido.

Me acerco al pie de la cama, hasta poder alcanzarlo con la mano. Sacudo su cuerpo.

- Vamos, All Might. Llegarás tarde al trabajo si no te levantas.- en efecto mi padre trabajaba en la Yūei. Y ese mismo día tenía yo clase de Estudios Fundamentales sobre los Héroes, la asignatura que impartía él mismo.
No sé muy bien las intenciones para que un héroe de primera se ponga a dar clases en una escuela, pero las pude intuir gracias al suceso de anoche.

- Cinco minutos más...-
Ni de broma, este se levanta como me llamo Toshinori Aiko.
- ¡Levántate ya!- digo creando una ráfaga de viento, que lo lanzó fuera de la cama contra la pared. Su expresión de sorpresa era indescriptible. Me provocó un ataque de risa ya que al juzgar por su rostro se había pegado un susto que perdió la noción de todo.
- Venga el desayuno está listo ja, ja ja-

Cuando regresé a la cocina, el dragón se había servido en abundancia, mientras me colocaba la chaqueta del uniforme y me abrochaba la camisa. Sacudo la falda plisada y me pongo a engullir. Una vez terminado, había que apresurarse. All Might va a coger su comida cuando justo iba a salir por la puerta.

- Aiko- me llama.
- ¿Que ocurre?
- Ten cuidado ahí fuera...-me conmueve su preocupación, le muestro mi mejor sonrisa.
- Tranquilo ahora nos vemos, All Might- después de decirlo con tono adorable, el héroe empieza a toser sangre del nerviosismo, como hacía normalmente. - Vamos Paku- el dragón asiente y se posa en mi hombro.

Atravieso la puerta para salir al exterior, en principio tenía pensado coger el metro. Pero iba con tiempo de sobra con lo que me propuse ir caminando. Bueno, en realidad saltando y corriendo. Sentía que hoy iba a ser un día genial.

Rato más tarde, acelerando a la velocidad del viento, (nunca mejor dicho) atravesando avenidas, sitios concurridos, plazas y parques. Encontré el paseo de piedra que iba directamente a la academia, visualicé varios uniformes de la Yūei.

- Aiko, ¡vas demasiado rápido!- grita Paku agarrándose a duras penas a la chaqueta grisácea.
En una de mis carreras, sin querer choco con alguien... El golpe fue de tal brusquedad que se le cayeron todos los libros. Bueno... Yo también estaba en el suelo.

- Ay, ay... Duele- me acaricio la cabeza dolorida- Perdóname, lo siento mucho- no veía la identidad del chico.
Levanto un poco la cabeza al mismo tiempo que recogía las pertenencias, para encontrarme con el peliverde en el suelo.
- ¡¿Deku?!- me extrañé al instante.
- Buenos días Aiko-san, je, je...- se mostraba un tanto adorable con esa sonrisa suya.- No sé que es lo que comes en el desayuno pero estás eufórica- era la primera vez que Deku no se mostraba tímido delante mía, se habían cambiado las tornas. Al instante me vino la idea a la cabeza. Paku, no estaba en mi hombro. Noto sus patitas sujetas a mí, lo que me alivió.
- Vamos, te ayudaré a levantarte- digo tendiéndole la mano, me la agarra renqueante. - Siento haberte tirado todo, soy un desastre...
- Tr-Tranquila, a-al menos tú eres educada...- sonrío con un ligero rubor. Cuando pongo mi visita hacia abajo, visualizo una libreta aún sin recoger.

- Toma, te faltaba esto- digo mientras le tiendo su pertenencia. En el momento en que la vió, se puso tenso como un palo.
- ¿Ocurre algo?
- M-M-Mi libreta... Nunca la había tocado ninguna, ch-chica...- empezó a sudar y acalorarse.

- ¿Hay algún problema?- digo totalmente inocente. Por la curiosidad abro las hojas e intento leer su contenido, haciendo que se pusiera aún más nervioso.
- ¡E-Espera, no lo leas!- su rostro estaba rojo. En principio había muchos garabatos y bocetos de héroes, que acompañaba con una descripción analítica. Anotaciones de koseis con diferentes estrategias, estaban todos los de clase, incluida yo.
Comencé a leer medio en alto mi descripción como heroína, me sorprendió bastante, aquel texto lleno de cumplidos hacia mi poder literalmente. El chico estaba rojo completamente, extraño...

- ¡Wow! Deku, eres genial como estratega. Me encanta este libro- digo entusiasmada, al segundo le meto el cuaderno en la mochila.
- P-Por favor no me digas eso...- me río sonoramente, haciendo que mostrara una media sonrisa.
Comenzamos a caminar juntos hacia la academia, a la par. Hablando continuamente sobre los héroes y ese tipo de cosas que se notaba un gusto insalubre por parte de Deku. También debo añadir que tenía un comportamiento peculiar cada vez que me acercaba a él, pero lo ignoré por completo.

Un nuevo día que comienza en al Academia U.A. Alguien se acerca a nosotros.

- ¡Hola, chicos! Buenos días- dice Ochako entusiasmada. Nosotros le respondemos de la misma forma.
Justo en el momento en el que llega, se pegara junto a Deku de forma muy cariñosa. ¿Quería interrumpir nuestro momento? No, Aiko no hagas suposiciones extrañas, Uraraka es tu amiga fue la primera en dirigirse a ti. No pienses así de ella, sólo tienen buena relación.

Suspiro, había conseguido autoconvencerme.

- Deku-kun, no sabes lo que nos ocurrió ayer en el centro comercial- empieza ella a explicar nuestra pasada tarde. Un minuto después, habíamos llegado al recibidor para cambiarnos los zapatos.

- Y de repente, Aiko-chan al escuchar el estruendo no se lo pensó dos veces en ir a rescatar a los heridos. Gracias a su genial kosei, no hubo ninguna víctima- Deku dirige su mirada a mis ojos, para luego sonreír ligeramente.

- W-Wow, Aiko-san eso es impresionante- se veía sincero en sus palabras. Como de costumbre me ruboricé por los cumplidos.
- G-Gracias- se acerca otra persona conocida.- Buenos días Tenya-kun

- Muy buenos días Toshinori-san, he oído que habéis salido por la televisión esta mañana- miro a Ochako con felicidad y júbilo, me responde de la misma manera.

- ¿Eso es verdad Tenya-kun?- pregunta la morena. A lo que asiente con decisión.
- Voy a avisar a las demás ¡Nos vemos en clase Aiko!- se fue rauda como el viento. Al mismo tiempo Deku, Tenya y yo íbamos a clase a paso tranquilo, a lo lejos veo una figura humana. Cada vez que nos acercábamos más, se hacía más visible. Era Katsuki Bakugō.
Apoyado de forma casual en la pared, consultando su celular. Pasamos delante de él para escuchar un chasquido de lengua por parte suya, con desprecio. Ante tal provocación se intuía que él esperaba una respuesta agresiva por parte mía. Hice totalmente lo contrario, mirándole de reojo, posición altiva y siguiendo mi camino junto a Tenya e Izuku. Supuse que eso lo haría rabiar.

La mayoría estaban en clase charlando y demás, mis recién amigas se encontraban juntas en un rincón. Pensé en ir a saludarlas pero al final me pongo junto a Deku, el cuál se sorprende. Justo al posar mi trasero en el asiento, veo a una chica un tanto familiar. Momo Yaoyorozu, la vicepresidenta de la clase, la cuál me diseccionaba con la mirada. Junto a ella Shouto Todoroki, siempre pegada a él. Que extraño... Ya desde mi llegada a la Yūei, no se había parado a saludarme ni una sola vez a diferencia de sus compañeros. Y eso para una vicepresidenta, es un tanto peculiar. Hoy hablaría con ella.

– Aiko-san– me llama Deku de nuevo, esta vez susurrando.
– ¿Cómo esta Paku-san?– me río ligeramente por la pregunta. Es verdad que anoche se habían conocido.
– Está aquí mismo je, je– el dragón saca la cabeza por mi camisa un tanto desabrochada. Deku se impresiona, y se saludan con la mano. Antes de que nuestro profesor de inglés
Yamada-sensei, (alias Present Mic) apareciera de pronto. Paku se esconde, y Momo cesa su mirada en mí.

– Buenos días clase– todos le respondemos un gran "Buenos días" a coro. Los minutos pasan aburridos y lentos. Yo me encontraba totalmente adormilada en la silla, miraba a Mina con pena la cuál estaba a punto de dormirse. Nos comunicábamos sin palabra alguna.

Por siguiente miro a Deku, se hallaba dibujando de nuevo. Nos encontramos con la mirada, para luego reírse en silencio.

– Siento que Kacchan no te deje en paz, es porque estás conmigo– murmura con pena.
– Que va, es así siempre conmigo es un poco idiota– en la palabra "poco" extiendo las manos ampliamente, haciendo que se ría por el sarcasmo.

– Toshinori-san– la voz del profesor me eriza la piel por completo, asustándome. Me ha pillado, dejando un silencio de tensión en la clase.
– "Come to the board"...– dice Present Mic con acento inglés. Cumplo sus órdenes sin queja, soportando miradas indeseadas.

– Responde a estas "questions"– el inglés era una gran dificultad para mí, mi cuerpo se activó rápidamente y la adrenalina no paraba de actuar, pero eso no fue lo que me salvó de esa situación. Sonó la campana de cambio de clase, el profesor se fue dejando el relevo a All Might. Volví a mi asiento.

Una mole de músculos entró corriendo en la clase, interrumpiéndola.

– ¡B-Buenos días! ¡Jóvenes, hoy es el día!– mi padre en su forma hinchada, con una sonrisa esperanzadora, la mayoría de la sala estaba eufórica. Era la primera clase que tenía con él, estaba realmente emocionada y tenía grandes expectativas. De momento nadie me había reconocido como la hija de All Might, excepto Izuku, lo que me reconforta. Pero esa sensación no duraría mucho tiempo.

– Hoy iremos al escenario de prácticas para que sepáis desenvolvernos en un entorno hostil, no será difícil para vosotros chicos– en un momento percibo que All Might nos mira a Izuku y a mí, haciendo que se trabe por unos segundos. Deku y yo intercambiamos miradas cómplices acompañadas de risa sinuosa.

– Callaros de una vez ¡Nerds!– Katsuki se gira y responde de forma desagradable como de costumbre. Había estado escuchando mi conversación con el peliverde, que no le incumbía en absoluto. Me quedo un rato observando al rubio y me fijo en que tenía las orejas completamente rojas.

– ¡Vámonos, pipiolos!– seguimos al número uno hacia las instalaciones de prácticas. Entre habladurías y júbilo general. Decidí dejar a Paku dentro de mi mochila en la clase, no quería que sucediera la encarnizada de la última vez.

– Oye, Ochako
– Dime, Aiko-chan– me encontraba con las chicas otra vez, en un ambiente agradable.
– Tengo entendido que ya habéis hecho pruebas del estilo, ¿Cierto?– asiente.

– Tranquila, Aiko-chan All Might parece muy rudo pero sus clases son agradables en realidad– dice Mina Ashido apoyando su mano en mi hombro.
– Seguro que sí– si tu supieras hasta que punto lo conozco. 

Una vez allí...

– ¡Es hora de poneros los trajes!– me acerco al héroe de la justicia.
– Aquí está su atuendo nuevo, Toshinori– se nos hacía rara esa situación, actuar como alumno y maestro. Pero aún así tenía curiosidad por aquel uniforme que me acompañaría mi vida entera.
– Gracias, All Might–

El corro de niñas me rodeaba al abrir la maleta, poco a poco. Con cuidado...
En escasos minutos tenía puesto aquel uniforme...

– ¡Es precioso, Aiko!– dice Ochako con la alegría que le precede.
– Estás muy guapa– repite Tsuyu sincera. Hago una pequeña reverencia.– Gracias chicas– Tengo que añadir que era la mar de cómodo. Bastante ligero y etéreo, había tenido suerte. Contenía tecnología de todo tipo, medidores corporales hasta uno que mostraba la capacidad de acumulación atmosférica, también potenciadores de vuelo...etc. Hice un movimiento en falso que provocó, sin precedentes, que se activaran de los sensores de mis caderas unas alas holográficas de color blanco.

Poco después, a punto de empezar la lección me acerco a una figura femenina.
– Hola– saludo a la chica de cabellos oscuros, Momo Yaoyorozu. Me había propuesto a hablar con ella, no quería ser maleducada– Creo que no nos han presentado, yo soy Toshinori Aiko.

– Hola, yo soy Yaoyorozu Momo, puedes llamarme Momo...– esa mirada tensa y fría se había cambiado por una más alegre a la vez que afable. Suspiré de alivio, no era tan mala como la pintaban.
– Espero que lo hagas muy bien en la prueba, Momo-chan.
– Gracias, lo mismo digo– terminamos de intercambiar unas palabras. Me alejo de allí para poder escuchar al profesor.

– Bueno, el ejercicio consistirá en hacer grupos con parejas en cada uno, unos serán héroes y otros villanos pero no es igual que la última vez. También habrá civiles que tendréis que salvar antes de que se conviertan en rehenes.– crucé los dedos para que me tocara con alguno de mis nuevos amigos. – Cuando el equipo de los héroes encuentre a un rehén, deberá poner estas pegatinas azules, lo mismo para los otros con estas pegatinas rojas.

– En un principio, tenemos la pareja de... Bakugō Katsuki...y Ashido Mina.– esta parecía estar algo molesta, no le iba a ser fácil.
– Después tenemos a... Midoriya y Uraraka– se chocaron las manos. Una pareja predecible. Estaba esperando a que dijera mi nombre, que tensión...

– Por siguiente, Toshinori y Todoroki– estaba gratamente sorprendida. Al instante le dirigí una mirada fulminante, nos encontramos. Como  cabría esperar le sonreí igual que una tonta. Él, sin previo aviso, esboza una media sonrisa como de aprobación. ¿Porqué sentía ese cosquilleo en el estómago? Cada vez que veía esos ojos misteriosos.

– Finalmente Iida y Tokoyami.
Los demás seréis villanos menos Kaminari, Aoyama, Hagakure y Asui...Que actuarán de civiles– me dirigí junto a Shouto sin pensarlo, había tenido mucha suerte de nuevo. Todoroki, fue un poco callado conmigo al principio, pero también fue amable y gentil. O eso hacía ver. Seguramente íbamos a hacer muy buen equipo.

– Buenos días, Shouto-kun– digo contenta.
– Buenos días, Toshinori-san...– me extrañé al instante por su formalidad.
– Por favor, Shouto-kun puedes llamarme Aiko.– el asiente de forma educada– Debo agradecerte que me ayudaras el otro día– un silencio de penumbra– Fue muy valiente por tu parte...
– ¿En serio crees eso?– dice con voz suave.
– Claro, si no hubieras hecho algo me habría llevado un buen sopapo, je, je...

Para mi sorpresa responde a mi sentencia.

– Bakugō es irresponsable y testarudo, no sabe que sus actos conllevan consecuencias para todos, sólo hice lo que debía hacer– me quedé de piedra ante sus palabras. ¿Qué clase de relación tendrían aquellos dos? Parecía que a Todoroki le costaba socializar no encontraba las palabras adecuadas. Minutos después nos colocamos en la pista de las pruebas, con el atrezo de ciudad derruida, el mismo del exámen de ingreso. Los "civiles" ya se habían escondido, debíamos darnos prisa antes de que los alcanzaran el grupo villano colocado en la otra punta de la pista. Estábamos preparados, espectante a la señal de All Might. Bakugō y yo intercambiamos miradas. Esperé a que me insultara o algo por el estilo, pero en vez de eso me ignora cambiando su vista a Todoroki, había una especie de rivalidad innata entre ellos. Ahora lo entendía todo...

Mina y yo suspiramos a la vez, provocando risas coordinadas.

– ¡Callaros perras! Voy a mataros a todos– grita irritado con esa arrogancia, Katsuki. Nos silenciamos rápidamente. Todoroki se acerca un poco a mí, me puse tensa como un palo.
– No pierdas chica nueva...– había puesto sus cabellos blancos enredándose con mi pelo oscuro, de tal cercanía de su rostro. ¿No se daba cuenta? Que vergüenza...

– ¡Vamos a empezar, jóvenes!
"¿Ready? 3... 2... 1... ¡GO!"– salimos corriendo, alejándonos de la línea de salida por carreteras derruidas y escombros. Poco a poco perdí de vista las otras parejas, incluso Midoriya y Ochako. Estábamos acelerando sin rumbo, yo solo seguía al del pelo bicolor. ¿Me pregunto qué clase de kosei tendrá?

– Shouto-kun, ¿cuál es el plan?– en un principio no me responde, hasta que...

– El grupo villano está buscando a los rehenes a la misma velocidad que nosotros, si queremos tener ventaja debemos buscar un medio de transporte– lo dice totalmente impasible.
– ¡Ya sé! Podemos utilizar mi...– respondo sin pensar. Tuve la idea de utilizar mi habilidad de vuelo, para así tener una vista panorámica de todo, pero pronto recordé el incidente de la Torre del otro día. Cuando salté de treinta y cinco metros de altura con Paku y aquel niño. No era buena idea, aún no estaba lista para ello.
– ¿Utilizar tu...?– estuvo atento a lo que dije.
– N-Nada, nada... Lo he pensado mejor– me sonrojé al instante, ibas a decir algo estúpido Aiko.

– Bueno en ese caso utilizaremos mi kosei...– abro los ojos y exhalo con fuerza, en ese mismo momento me mostraría el secreto que esconde, ni más ni menos que Todoroki Shouto.
– Súbete a mi espalda...
– ¿Qué...?– pregunto sin darme cuenta de sus palabras.
– Súbete a mi espalda– repite la misma frase el chico frío.

– ¿Porqué?
– Para poder ir más deprisa,... Debemos apresurarnos– se le notaba un tanto molesto, así que acepté a desgana. Con el corazón en un puño, a punto de estallar. ¿Cómo conseguía tener este efecto en mí? Sentía el pelo de su nuca hacerme cosquillas en la nariz. Podía escuchar los latidos de su corazón, apaciguados, a ritmo tranquilo.

Un camino helado se cernía bajo los pies de Todoroki, como cristal brillante. Mientras el patinaba sin mucho esfuerzo, cogíamos velocidad sobrevolando la ciudad derruida. De lejos gracias a aquel traje, parecía que Shouto tenía alas.

– Los rehenes deberían haber subido a algún lugar alto– dice Shouto interrumpiendo mis pensamientos.
– S-Sí... ¡Mira! Ahí está Tsu-chan– Todoroki corrió hacia uno de los tejados, para encontrarnos con la chica rana.

– Hola, Aiko-chan habéis sido los primeros.
– Eso es buena señal, ¿Verdad,
Shouto-kun?– digo mientras pego aquella pegatina azul en Tsuyu Asui.

– No debemos confiarnos...– al escuchar eso pongo una cara de decepción, que le hizo gracia a la chica rana. Todoroki no me daba tregua, esto de ser amable es difícil. Vuelvo a agarrarme a su espalda, en posición de caballito.

– ¡Nos vemos!– nos alejamos de allí, seguíamos nuestra travesía. Vuelvo a hundir la cara en su espalda, me había acostumbrado al contacto con su cuerpo. Pero, no pasaría mucho tiempo para arrebatarme esa sensación. Unas explosiones alertan nuestra misión, parecía una batalla.

Sin mediar palabra alguna nos dirigimos allí, ya sabíamos nuestro cometido. Pude ver la expresión decidida de Shouto, hizo que me brillarán los ojos.
Una vez en aquel lugar, lleno ruinas y suelos derruidos, vimos el panorama de lo que parecía ser una encarnecida disputa de bandos. Mis intuiciones fallaron en aquella ocasión.
Entre las llamas y destrozos se podía ver a Midoriya y Bakugō, enfrentándose verbalmente. ¿Que habrá pasado?

– Shouto-kun, debemos hacer que dejen de pelear– vi que tanto Mina como Ochako no podían con la situación en la que estaban sus compañeros.
– No es nuestro problema, nuestro cometido es rescatar a los rehenes– dice serio, sin inmutarse tomando la dirección contraria a la disputa.

– P-Pero...– me dirige una mirada despiadada, me desplomó por completo.
– No estoy para preocuparme por esos dos, debemos preocuparnos por la prueba– me empezó a hervir la sangre, era inaudito lo que estaba escuchando. Entonces... ¿porqué se preocupó por mí ese día? ¿ Y porqué ahora no sale el Todoroki justo y los salva? Era verdad que solo los había conocido de hace unos días, ¿pero abandonarlos a su suerte? No señor...

–¡Un verdadero héroe no abandona a sus compañeros!– grité casi sin poder controlarme, mis palabras sorprendieron gratamente al bicolor. No me esperaba esa reacción. Ahora yo más calmada:
– Los rehenes pueden ser rescatados más tarde con intuición y astucia, pero una vez pierdes a tus compañeros pierdes la batalla,...– lo último lo digo con una sonrisa, contradiciendo mis duras palabras, estaba siendo totalmente fulminante, era una situación seria.
Di media vuelta hacia la dirección de ellos dos, sola. Sabía que me estaba mirando y observando mi nuca, tal vez odiándome en estos momentos. Me pregunto si volverá a dirigirme la palabra. Corriendo rauda, intentando no perder el tiempo preciado, las alas blancas del traje se ondeaban con la velocidad.

– ¡Deku!!!! ¡Te dije que no te metieras en mi camino! ¡Cabrón!– grita Katsuki bañado en ira.

– K-Kacchan, yo sólo quería...– temeroso Deku. Pero el chico rubio iba hacia él con su mano explosiva. Midoriya no podía evitar la pelea, los sentimientos misteriosos de aquella relación entre ambos, que no conseguía entender. El caso era terminar con el enfrentamiento, a este paso lo destruirían todo. Izuku no pudo evitar sacar el One For All, dañando su dedo índice, Katsuki lo esquiva pero la fuerza de choque crea una grietas peligrosas a su alrededor. En cierto sentido me emocionaba ver la particularidad de Midoriya en acción, pero pronto me centré.

– ¡Izuku!! ¡Katsuki-kun! ¡Parad!!– los dos se sorprenden por mi presencia. Podía ver a Ochako y Mina bastante aliviadas.

– Es peligroso, debéis parar la pelea– me pongo delante de Bakugō con los brazos extendidos.
– ¡Aparta, fea!!– niego con la cabeza a la vez que cerrando los ojos fuertemente.
– Te he dicho... ¡Que te apartes!!!!– en el momento que gritó golpea la pared de un edificio con fuerza, provocando temblores por la debilidad de aquellas estructuras. La batalla había hecho muchos daños, todo se derrumbaba poco a poco. Las chicas gritan asustadas.

– ¡Esto es lo que consigues si me enfureces!!– Kacchan me echaba las culpas sin sentido, no le escucho. Más bien estaba pendiente de la gran roca que estaba por aplastar al rubio.
– ¡Katsuki-kun, cuidado!!– empujé su cuerpo con el viento de mis manos, mi cabello se vuelve blanco parcialmente. Sin darme cuenta de que ahora la roca me aplastaría a mí, me cubro la cabeza instintivamente.

Supongo que ahora vendría un montón de dolor, y la luz al final del túnel. Pero nunca llegó, en su caso sentí una brisa helada cubriendo mi cuerpo. Abro mis ojos oscuros, en efecto el hielo sujetaba aquella piedra gigante. No tardé ni dos segundos en buscar el rostro de él.

– ¡Shouto-kun!– mis ojos centelleaban de la emoción, mi sonrisa los acompañaba. Pude ver como Todoroki respiraba rápido al acabar de utilizar su hielo para salvarme. Soltó una pequeña sonrisa confiada al verme.

– Tu misma lo dijiste: Un verdadero héroe no abandona a sus compañeros...– los demás nos miraban extrañados, no entendían la situación, ni porqué yo no dejaba de sonreír.

Al final, All Might decidió suspender la prueba de bandos. Parece ser que el centro de actividades para héroes, sufría de carencias económicas para reparar algunas partes del edificio. Pronto quedaría todo resuelto. Yo sólo me quedé con la sensación que había ocurrido

Me encontraba con el grupo de nuevo, volviendo para el almuerzo.
– Vaya faena...– se queja Ochako– Podríamos haber ganado, al menos.

– Ya habrá próxima vez, Uraraka-chan– digo ofreciéndole mi mano. Ella la sujeta con fuerza, para luego abrazarme. No pude evitar sorprenderme.
– Me gustan más los abrazos,
Aiko-chan.
– Ya veo, ya veo...– todas nos reímos a coro.

– Por cierto...¿Qué ocurrió con Midoriya-kun y Bakugō-san?–pregunta Hagakure inocente.
– He oído que se han vuelto a pelear.–
En efecto, intenté no darle importancia a lo ocurrido. Ochako y Mina vieron mis intenciones, para luego seguirme en mi jugada. Es mejor no difundir las cosas entre ellos dos. Nos paramos un momento, todas empezaron a mirar detrás mía haciéndome señales, como si hubiera alguien.
– ¿Qué ocurre?– dije inocente hasta que me empezaron a señalar ya más descaradamente, me di cuenta enseguida. Me giré completamente ondeando mi cabello negro para encontrarme de nuevo a Todoroki.
– Shouto-kun... ¿Querías algo?– siento risas entre las chicas, me ponían un tanto nerviosa.
– Quería darte las gracias por haberme enseñado lo que es verdaderamente ser un héroe– dice con su voz suave y grave. Me ruboricé al instante por sus palabras, nunca antes nadie me había dado las gracias por algo así.

– P-Pero, por favor... Quien debería darte las gracias soy yo. Me salvaste de una otra vez.– dije un poco apurada.
– No fue nada... Bueno, nos vemos...– y así se fue, con aire misterioso y dejando mis mejillas coloradas con una sensación única en mi interior.
Volví a mirar a las personas que me rodeaban. Todas compartían miradas cómplices, expresiones extrañas que no entendía. No mediaban palabra entre ellas.
– Ya sabemos en quien está interesada Aiko-chan– dice Tsuyu de repente.
– ¡No estoy interesada en él!– digo tapando mis cachetes, y cerrando los ojos enfurecida. Todas ríen a carcajadas.
– Nadie dijo que fuera Todoroki, te has descubierto tú sola– responde Kyōka, la chica de cabello azabache.

– ¡Dejadme en paz!– se quedó un ambiente cálido y agradable. No sé que habría sido de mí sin la ayuda de esas cinco.

El día se desarrolló sin precedentes, sin ningún problema más. Pude afianzar mi relación con
Midoriya-kun, el pupilo de mi padre. Aún tenía muchos acertijos sin descubrir, ¿que habrá pasado entre Bakugō y él? ¿Cuál es su objetivo y su papel en esta historia?

Aún así esas preguntas se quedarían sin respuesta, hasta el día de mañana.
Muy pronto, se desvelarán todos los secretos.

















EXTRA:

Por la noche... Terminó siendo cubierta por el manto plateado de estrellas. El viento arreciaba con fuerza, un aire ligero de medianoche cubría las calles de Tokio.

Yo mientras, dormía plácidamente junto al dragón de nuevo. ¿Cómo habían terminado las cosas verdad? Justo como habíamos empezado.
En cualquier caso el sonido estridente del timbre no dejaba de sonar, miro el despertador.

" 11:30 p.m"

¿Quién llamará a estas horas de la noche? Debía levantarme pues All Might me tenía encargado el abrir la puerta por si venía alguno de mis compañeros. Para guardar el secreto.
Me puse las zapatillas y con mi vestido de noche me acerqué a la puerta blanca.

– ¡Sí! Ya voy, ya voy...– no dejaba de sonar, que pesadilla...
Abro la puerta lentamente. Para encontrarme con quién menos cabría esperar.

– ¿¡Katsuki-kun!??– me despertó la flojera de inmediato, del susto.
¿Qué rayos?

– ¡Aiko!– la primera vez que me llama por mi nombre.– ¡¿Qué cojones haces con esa mierda puesta?!– se refería a mí vestido rosado.
– Es mi pijama... Uaaaah– bostezo con ganas.– ¿Que rayos haces en mi casa a estas horas?

– No es nada, ¡Fea! Es solo que...– pude  ver como se ruborizaba un poco al lado de su ojo rojo.

















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