春分 Shunbun
Normal, todo se desenvolvía como habitualmente cabría esperar. Un acontecimiento inesperado, secretos sin descubrir, sentimientos confusos y una elección. Una sola elección.
Todo ello vendría en el momento del Festival Deportivo de la U.A, pruebas y batallas que mostrarían el verdadero poder de cada peculiaridad. Tan famosos llegaron a ser que fueron capaces de sustituir a los legendarios Juegos Olímpicos. En definitiva, esta sería la cúspide de nuestra pequeña historia, con un final más próximo del que se desconoce.
Pero mucho antes...
Habían pasado días desde que le dieron el alta a All Might en el hospital, el suceso de La Liga de los Villanos en la USJ lo había dejado bastante tocado, pero aún así quiso venir y ayudarme en mi entrenamiento. Tenía que aprender a volar, de una vez por todas. Mi aeroquinesia contiene esa capacidad y tengo que despertarla de alguna manera. El entrenamiento es lo suficientemente efectivo como para conseguirlo.
- El Festival está a la vuelta de la esquina, Aiko... ¡Esfuérzate!- dice mi padre mientras intercambiamos miradas confiadas. Nos encontrábamos en el parque, cerca de el río. Una zona verde de gran superficie. Sí, sí todo muy bonito, pero... Eran las cuatro de la mañana, mis ojeras lo decían todo.
- All Might, ¿No podíamos haber escogido otra hora para entrenar?
- No, esta es la mejor hora para no ser vistos por ninguno de mis fans aférrimos.- suspiré. Habíamos estado haciendo el mismo ejercicio a la merced del manto nocturno, tenía el cuerpo lleno de arañazos y hematomas. Mi padre era un hueso duro de roer. Una última vez, esta la conseguiría.
- Vamos, ¡Ánimo Aiko-chan!- grita Paku con su voz chillona.
Alcanzo todo el poder que me quedaba en ese momento, para concentrarlo en mi persona y así poder elevarme por minutos. Pero de seguido salgo volando como las últimas veces, estrellándome contra los arbustos.
- Duele...- me quejo mientras sacudo mi cabello blanco enmarañado en hojas.
- ¡Otra vez!– mi padre intenta darme ánimos.
- All Might, creo que deberíamos de...- Al terminar mis palabras no me di cuenta de que flotaba en el aire, como si caminase normalmente. De forma suave y equilibrada, no se descontrolaba era un milagro. De seguido sonreía como una niña en Navidad, después de que el rubio me mostrara su dentadura de oreja a oreja.
- ¡Si! Lo conseguí- emocionada a la vez que ascendía más y más. Parecía que el dolor se había desvanecido por completo... El dragón blanco también sonreía ampliamente.
Sumando a mis ataques de tornados, esta habilidad desarrollada me daría un poco de ventaja en los juegos. La habilidad necesaria. Estaba emocionada. Intenté guardar mis pensamientos y al llegar a casa dormir un poco, casi no pude levantarme a la mañana siguiente.
Era un día soleado, poco a poco se acercaba el verano. Como habitualmente era, charlábamos a la vez que caminábamos el grupo de jóvenes, riendo joviales y contentas.
– ¡Que nervios! Mañana es el gran día– dice Hagakure mientras daba pequeños saltos.
– Demasiada presión, demasiada presión...– murmuraba Mina, preocupada.
– Seguro que será divertido...
¿A qué sí Aiko?– asiento ante la pregunta de la castaña.
– Pero también tenéis que saber qué es una oportunidad para que nos vean los héroes profesionales chicas, – la seria Kyōka. Yo aún inmersa entre mis pensamientos y estrategias para lo que me esperaba, visualizo un grupo de jóvenes desconocidos para mí. Parecían ser bastante únicos todos ellos, pero había alguien que me llamaba la atención por encima de todos y me provocaba escalofríos en la espalda.
Pelo violáceo y oscuro, expresión gélida y profunda, con ojos que helaban la sangre. Como si en cualquier momento pudiese penetrar en lo más profundo de tu ser. Me estaba observando...
– Oye, Ochako... ¿Quiénes son esos tipos?
– Son los alumnos de la Clase de Estudios Generales que también participarán en el festival, ¿Porqué lo preguntas Aiko-chan?
– No, por nada...– intenté ser discreta, al instante cambié de tema para seguir con las risas y las bromas. Debo investigar por mi cuenta. No faltaron segundos para darme cuenta de las miradas sobre mi nuca, me percibían como una amenaza.
Hora del almuerzo, la aglomeración de gente era impresionante estaba bastante llena. Suerte que habíamos cogido sitio mucho antes. Al fondo podíamos ver a Kirishima y Kaminari acercarse hacia nuestra mesa.
—¡Hola Aiko! ¿Está libre esta silla?—dijo Kaminari a la vez que se sentaba en ella.
—Claro chicos, sentaros.
Sin ni siquiera darme cuenta sentí un calor abrasador en mis ojos, como si me hubiesen rociado algo en la cara. No veía nada.
—¡Sero!—exclamo Kirishima.
—¡Lo siento, lo siento ha sido un accidente! ¡Tropecé y...!—exclamó nervioso el mencionado.
—¡Necesitamos algo frío rápidamente!—se unió al caos Ochako.
Al instante sentí un frío agradable en mi rostro, que me alivió por completo.
Era una sensación suave y nostálgica, como si ya lo hubiera sentido antes.
Al despertar de la pesadilla, me encontré con la hipnotizante mirada de Todoroki poniendo su vista en mis rostro, me sonrojé al instante.
– ¿Shouto-kun? Gracias me has salvado– digo algo sorprendida y a la vez con agradecimiento. No me contestó, tenía una expresión triste imposible de comprender. Nunca me lo ponía fácil.
– Incluso si soy un monstruo, al menos ahora sirvió para algo...– Todoroki murmura para sí. Miré a mis compañeros, parecía que era la única que lo había escuchado. Estaba confundida. ¿Porqué alguien tan increíble, pesaría de esa manera sobre su persona?
Intenté olvidar la situación, se dejó como una anécdota más sin comentar.
–Ura-chan, voy a salir un momento afuera. No me esperen cuando suene el timbre.
–Claro Aiko-chan, nos vemos en clase–contestó alegremente su amiga.
Ochako siempre me hacía sacar una sonrisa, al mismo tiempo no importaba que decisión tomase siempre respetaba todo incluso las cosas más sencillas. Era una genial amiga.
Una vez en el exterior intenté calmar mis emociones con cualquier cosa que pasase. En este caso un pequeño gatito blanco se acurrucó a mi lado ronroneando. Noté como Paku se removía inquieto cada vez que le prestaba mi cariño al felino.
Repentinamente, el pequeño minino se alejó de mi contacto. Levanté mi mirada y me sorprendí por no haber notado la presencia del joven, que casualmente era aquel alumno de la clase de Estudios Generales. Aquel siniestro y misterioso. De nuevo sentí ese cosquilleo por la espalda.
– Pa-parece que le gustas...–comento la obvia observación. No sabía que decir.
– ¿No me tienes miedo?
Aunque al principio no parecía ser de fiar, tenía una voz dulce que me tranquilizaba y sus acciones me demostraban todo lo contrario.
–Claro que no. Si este precioso confía en ti ¿porque no iba hacerlo yo?–
Estaba sorprendido por mi respuesta. Comienza a estremecerse.
–Generalmente la gente no me suele ver como un amigo.
–¿Por qué?
Él se mantuvo en silencio y apartó la mirada. El gato comenzó a maullar de forma continua, el de cabello malva estaba confundido ante la situación del animal, a diferencia de él pude notar lo que ocurría. Me puse en cuclillas.
–Ven gatito, ven – dije con voz dulce.
Él felino se acercó, al instante de cogerlo en brazos, saqué la pequeña espina clavada en su pata. El animal lamió mis dedos para agradecérmelo.
–¿Como lo has sabido?
Yo le miré extrañada. Él se rascó su mejilla ligeramente.
–¿A qué te refieres?
–El gato.
– Bueno, el parecía inquieto, cojeaba un poco así que pensé en eso– dije con sorna. Todo esto era realmente extraño e incómodo, pero en el fondo me gustaba. Le sonreí entrecerrando los ojos, pude fijarme en el pequeño rubor en sus mejillas. Aún yo haber ayudado al animal, el gato regresó con el joven. Reí por la situación.
– No importa lo que halla hecho, tú seguirías gustándole.
– ¿De verdad crees eso?– de nuevo la voz profunda.
– ¿Porqué no debería pensar así?
– Generalmente no suelo caer bien a la gente...– ya me estaba cansando con esos pensamientos tan negativos.
– ¡Pues a mí me caes bien!– él abre los ojos ampliamente, yo me tapo la boca ya que sin querer había sido directa de más. ¿Qué rayos estoy haciendo?
¿A que viene todo esto?
– Lo siento, ni siquiera te conozco y ya estoy siendo maleducada...
–No te preocupes, me presentaré mi nombre es Hitoshi Shinsou...– asiente la vez que hace una pequeña reverencia.
– Encantada Shinsou-kun, yo soy Toshinori Aiko. Puedes llamarme Aiko, je je– no sé muy bien cómo, pero comenzamos a congeniar al instante. Aquel joven amante de los felinos que los consideraba sus únicos compañeros, un tipo apartado de la sociedad. Sentados en un banco durante el almuerzo.
– ¿Participarás en el Festival,
Shinsou-kun?– digo un tanto curiosa.
– Supongo...
– Yo espero ganar, tengo esperanzas en ello– reía con esperanza y ojos brillantes, contagiándole al momento una media sonrisa a aquel chico.
– ¿Y qué hay de ti? ¿No quieres esforzarte para que las agencias de héroes se fijen en ti?– el ojeroso dirigió su mirada hacia el suelo, con lamento triste.
– No creo que sirviese de mucho, mi quirk no es muy de un héroe– me quedo un tanto pensativa, concentrándome en sus palabras.
– Entonces... ¿Qué haces aquí? ¿No quieres ser un héroe?– asiente de manera pausada, inseguro de sus pensamientos.
– Sí, pero..., da miedo.
– Aún así, si de verdad quieres... Da igual, ¿No? Yo creo que podrías ser un buen héroe...Le gustas a los gatos je, je...– abre los ojos ampliamente, aún que yo no sabía muy bien que decir, parecían haberle llegado mis palabras le hacían estremecer.
– Pero bueno que te voy a decir yo, soy una desconocida para ti...– suena la campana de clase–
Shinsou-kun, ¡Espero verte por ahí!– me alejo de aquel joven sonrojado que se despedía con la mano nerviosa a paso acelerado, al final no era tan mal tipo. Espero que participe en el Festival, me gustaría que ganase. ¡Que estoy diciendo! Tienes que ganar tú Aiko-chan, y así demostrarles a esas personas que hicieron mal en abandonarme en una estación de tren. Ese es mi sueño... Demostrarles de lo que soy capaz. Hoy había incrementado mis habilidades sociales, que felicidad.
A lo largo del día, después de mi encuentro con aquel amable pero extraño personaje, comencé sentirme observada continuamente. En las actividades grupales, entre los pasillos, al pasar por la clase C... Realmente sospechoso. En todo caso, continuaba con mis charlas graciosas con Deku y Ochako, mis encontronazos con el irascible Katsuki, y las miradas vergonzosas con Todoroki.
En un momento recogiendo la clase, el amable Mezō Shouji y yo hacíamos equipo para preparar las mesas, era increíblemente fácil gracias a su kosei de «Replicant Arms» dándole múltiples brazos para limpiar mejor.
– Eres bueno Mezō-kun. Estas mesas brillan más que el Navel Láser de Yūga.
–...–
No era de grandes palabras tampoco, pero podía ver debajo de su máscara las facciones de una sonrisa vergonzosa.
–¿Alguien ha dicho, "Brillar más que yo"?– el joven rubio pomposo entra en escena.
– Qué va, Aoyama-kun tu eres el más resplandeciente...
– Aiko-chan, no me puedo creer que me hayas traicionado por ella– Dramatizando al máximo, poniendo la mano sobre la frente, imitando un desmayo
– ¿Por quién? ¿Por una mesa?
– Maldita mesa, te destruiré por haber tergiversado el amor de Aiko-chan– No pude detener aquel rayo que partió el mueble en dos. Aizawa entra en escena.
– ¡Aoyama! Se supone que esto es la hora de limpieza y tú estás destruyendo el mobiliario escolar– la voz profunda del Sensei daba miedo, esos ojos sin alma, es verdad que una vez fue el famoso Eraserhead, no querría encontrármelo en una batalla. Todo quedó como una anécdota, que sacaba las risas en general de la clase. Realmente agradable.
– Katsuki-kun, ¿Podrías recogerme esas cajas de ahí?– digo un tanto seductora.
– ¡En otra vida! Púdrete "Perra Voladora"
– En ese caso le pediré ayuda a
Deku-kun...– me volteo con gracia y desparpajo.
– ¡¿Por qué Deku?! ¡Recogeré esas cajas yo mismo si con eso te mueres!–
Ha sido fácil... Me reí un tanto de él mientras me ponía una fachada de pocos amigos.
– Últimamente te llevas bien con Bakugō-san, ¿No?– pronuncia Tsuyu la chica rana.
– Sí, es un buen chico– sonrío ampliamente, en ese caso Asui se queda boquiabierta echando su larga lengua, era obvio.
– ¿Bakugō..., buen chico?– musita la ranita. A partir de ahí le fui relatando el suceso de cuando aquel rubio se presentó en mi casa, de forma un tanto tergiversada. En aquel momento veía un poco la vida de rosa...
– Dudo mucho que ese tipo hiciera algo como eso...– ante la suposición de ella, asiento de forma tonta. Sin darme cuenta de que unos oídos indiscretos estaban escuchando la conversación...
– Que si, que si...– sigo insistiendo.
A todo esto, Mina Ashido se une a la conversación.
– ¿Tenéis planes para la tarde? Podemos ir al Storebucks– dice la pelirosa rodeándonos a Tsuyu y a mí.
– Lo siento, le prometí a mi padre que le iría a comprar un esmoquin, el que tiene se le rompió.
– Que extraño, justo el otro día se le rompiera el traje a All Might en la práctica de rescate, que coincidencia– Ashido lo deja caer sobre la mesa, las dos se quedan pensativas a la vez que trago saliva.
– Claro, claro... – Al mirar hacia la derecha veo que la fría mirada de Todoroki Shouto me atraviesa. Se me hiela la sangre. Tengo que hacer algo para disimular o si no sospechará algo... Me río nerviosamente. Qué duro es esto.
Eran las cuatro de la tarde, me apresuré en llegar hasta el centro comercial, charlando con Paku sobre qué color le sentaría mejor a All Might, el amarillo era el más acertado.
Aquel edificio donde en su día hubo aquel atentado que nos afectó a las chicas y a mí, ahora era el estrenado centro comercial renovado. Con más establecimientos, más pisos y consigo más gente.
Caminaba vagamente, mirando a cualquier inquietud o perturbación.
No pasó mucho tiempo en encontrar la tienda masculina que frecuentaba mi padre, "Adolf Dominguera".
Era extraño ver a una colegiala entrar en un sitio tan fausto y formal, era imposible evitar las miradas.
–Perdona, ¿hay algo en lo que te pueda ayudar?– un amable dependiente de buena percha se atreve a ayudarme.
– Claro, ¿les quedan trajes de estas medidas?– le enseño el papel que me había dado All Might, aún así se asustó el pobre hombre.
– L-Lo siento, señorita no hacemos prendas a medida.– bajé la mirada de forma decaída– Pero si lo necesita, puedo recomendarle un sastre muy bueno por aquí cerca– En efecto salí de la tienda con media sonrisa en los labios.
– ¡Bien! ¡Está decidido, le compraré a All Might el mejor traje que se haya probado en su vida, y así estará muy guapo cuando me vea en el Festival!– De seguido mi risa maquiavélica, que alertaba a las personas que paseaban cerca mío. Estaba llamando la atención.
Una vez allí... Se veía una estancia pequeña, pero rebosaba clase y elegancia por todos sus rincones. Me sentía minúscula entre aquellas paredes. Me recibe un anciano chepudo, con algo de barriga y barbas blancas y recortadas. Sin embargo tenía una mirada risueña y llena de ternura.
– Buenas tardes jovencita, ¿Qué desea?– aún siendo más joven él me trató de usted, era alguien educado y gentil. En esos momentos sabía captar bien a las personas, era una de mis virtudes, más bien pocas.
– ¿Hacen trajes aquí?
– Por supuesto.
– ¿Tiene algún problema con estas medidas...?– Cierro los ojos esperando un rechazo al entregarle la nota.
– Sin problema, vamos a ponernos manos a la obra...– sonrío ampliamente, había conseguido mi misión– Aunque no esté aquí el señor, necesito un modelo para los cortes.
– Yo puedo hacerlo,– dije con determinación.
– Lo siento jovencita, me temo que es mejor que la próxima vez traiga a un hombre, no quiero que se lastime su hermosa piel con los alfileres– dirigí mi vista hacia mi piel sonrosada, para luego avergonzarme un tanto. Siguen sin gustarme los cumplidos, maldición...
– Pero antes, espere a que el caballero salga del probador– ¿Caballero? ¿Había alguien más en la tienda?
Sin poder creerlo, luego del suave vaivén de la tela oscura y aterciopelada, mis ojos detectaron aquel color rubio pajizo, sus ojos rubí llenos de intensidad que me hacían estremecer nerviosamente, su espalda fortalecida con los años. Aquel joven explosivo. Katsuki Bakugō, estaba probándose un esmoquin largo y clásico conjuntado con un pañuelo claro, unas gafas de pasta de forma intelectual, y la camisa abierta que le daba su toque personal.
No pude evitar que mi cara se pusiera como un tomate.
¿Qué estoy haciendo?
¿Por qué no podía quitarme de la cabeza está idea tonta? Katsuki es Katsuki, somos amigos supongo... No puedo pensar de esa manera. Es la misma sensación que al estar cerca de Todoroki, o la escena de los baños con Izuku. Todas tienen algo en común, me gustaba.
– ¿Q-Qué cojones haces aquí,
"Perra Voladora"?– se mostraba molesto a la vez que sorprendido, no pude articular palabra. Que conmoción...
– H-Hola Katsuki-kun, t-te quedan bien los anteojos– me rasco la cabeza, mostrando una sonrisa rara por los nervios. Por el amor de Dios, Aiko actúa como una persona normal.
–Cómo me vuelvas a llamar así, te mataré junto al "Medio Imbécil" y el Maldito Deku...– no sé cómo pero conseguí que sus palabras toscas y rudas me causaran gracia.
– ¿Y cómo quieres que te llame?
– ... – se queda un rato pensando, lo había callado durante unos segundos sin saber que decir. Intenté sugerir alguna idea.
– ¿Qué tal Rey Asesino de las Explosiones ?– digo con determinación y sarcasmo. Una sonrisa le ilumina la cara, lo malo es que no era de felicidad, un sentimiento maquiavélico y oscuro yacía en el rostro del joven. Esa cara no era de un héroe... Pero aún así le gustaba por su sentimiento egocéntrico.
– Das miedo...
– ¡Muere! ¡Perra Voladora, a partir de ahora me llamarás así!
– Je, Je... Claro– sonrío para él, pude ver que ese ceño fruncido desaparecía por completo, había conseguido un paso más.
– Parece que se conocen... Bakugō-sama– el sufijo me echó para atrás al escucharlo de la boca de ese hombre tan jovial y afable. Parecían conocerse de antes.– ¿Es su pareja?
...
– ¡¿Q-Q-Quieres morir, Oji-san!? ¡Claro q-que no es mi novia esta Nerd de mierda!– Podías ver las Explosiones en sus manos. Parecía extremadamente molesto pero si te fijabas en su rostro veías una tonalidad rojiza en toda la piel de la cara.
– T-Tranquilo Rey Asesino de las Explosiones, solo se ha confundido– Digo al igual que él con vergüenza. Palmeo su espalda para tranquilizarlo, me esperaba una reacción agresiva por su parte, sin embargo no dijo nada al respecto. Eso no le incomodaba demasiado.
– Katsuki, ¿Quieres ayudarme como modelo para el traje?– me acerco un tanto a su rostro, ¿Que rayos estoy haciendo? Cuando estaba cerca suya, aún él insultándome o molestándome, lo pasaba bien. Me sentía a gusto tanto como para apreciar estos comportamientos extraños en mi interior. No había utilizado ningún sufijo, estas confianzas... Tarde o temprano me diría, "Muere" o algo por el estilo.
– Está bien...– aún esperando una negación lo suficientemente agresiva, me consigue sorprender gratamente.
– ¿Cómo? ¿Aceptas?– emocionada.
– Si con ello no le pides ayuda al maldito Deku, Sí ¡Tendré que demostrarle a ese Nerd que soy mejor que él como modelo de trajes! Je, je...–
Ahora lo entendí, solo es para sentirse superior como siempre. Era mejor que nada...
– Pues vamos allá– con expresión confiada agarrándole de la muñeca velozmente, repasamos la tienda más de una vez. Probándose el chico explosivo todo tipo de prendas mientras el sastre amable terminaba con las telas principales. Esmoquin, chaquetas, trajes, blazers... Hasta accesorios como gemelos para las mangas, guantes, pajaritas, corbatas, pañuelos...
En definitiva, el señor Tanaka así es su nombre, terminó con la prenda para All Might. Color amarillo con rayas,
las mangas y el pantalón le sobraba en abundancia al maniquí Bakugō, era gracioso verlo envuelto en telas. Mientras el sastre trabajaba de manera profesional con su kosei de Hilos. Terminó en un santiamén.
– Pero, ¿Para quien es este maldito traje? ¿Para ti, gorda de mierda?– ignoro su comentario riéndome.
– Es para mi padre, es bastante alto y ancho. La verdad es algo extremo...– Digo preocupada.
– Extremadamente gordo...– dice Katsuki molestándome.
– ¡No está gordo! En todo caso eres tú que pareces un palo de virar tripas– Me giro farfullando.
– Cuando salga de aquí vas a morir pequeña zorra...
– ¡Listo!– a partir de ahí le di las gracias al señor Tanaka pagándole unos 47,095 ¥ por su obra maestra. Era como pagar un ojo de la cara pero, merecía la pena. Salimos fuera del centro.
– Gracias por ayudarme, Señor Asesino de las Explosiones.– sincera.
– No me des las gracias, en realidad me empujaste contra mí voluntad...
– ¿¡P-Pero si aceptaste tú?!
– No recuerdo nada de eso, idiota– se hace el loco. Después de un silencio, comienzo a soltar risotadas por doquier. Lo estaba dejando un poco confundido.
– ¿De que coño te ríes ahora?– agresivo.
– Eres alguien peculiar, Bakugō Katsuki– le revuelvo el pelo encendiendo su ira confundiéndole aún más. Y justo cuando pensaba atraparme y hacerme pagar, me elevo en el aire como hacía poco aprendí. Estaba totalmente impresionado y algo maravillado. Sacudo mi mano despidiéndome, para salir volando del lugar, dejando al joven atrás.
No tardé mucho en dejar la suave sensación de ser aerodinámica por la tierra de un parque cercano.
– ¿A qué jugabas con el idiota ese?– dice Paku el dragón plateado, un tanto enfadado. Desde el principio nunca le gustó aquel joven, era muy rencoroso con él.
– Nunca ha entendido tu pasado, te insulta y tú le tratas como si fuera tu amigo– revolotea por mi rostro.
– Es mi amigo, Paku... Lo sé, en el fondo lo sé.– se extraña por mi respuesta melancólica. Escucho crujidos en los arbustos de hojarasca.
– ¡Paku, al bolso!
– ¡Sí señora!– se esconde rápidamente. Un miedo profundo sale desde mis entrañas. Era un atardecer de verano, se notaba un ambiente cargado. Algo estaba ocurriendo, alguien se acercaba. Ahora podía salir volando y escapar, pero mis piernas no reaccionaban. Sentía el temor en todo mi cuerpo... Una figura a paso lento. Aunque su rostro fuera familiar, tenía una expresión rara.
– ¡Shinsou-kun!– en efecto el hombre de pelo violáceo entró en escena, aquel que había conocido ese mismo día. – Es bueno verte me habías asustado– suspiro. Por mis palabras al instante se vuelve tímido, enrojeciéndose. Solo estaba siendo educada.
– E-Esto, hola Aiko-san.
– ¡Al parecer recuerdas mi nombre, que guay!– sonrío entusiasmada por mi nuevo amigo, no me esperaba lo que iba a ocurrir.
– Quería hablarte de una cosa... Te he estado buscando por todas partes y al fin puedo decirte, lo que siento– se avecinaba la tormenta, esas palabras atoradas y avergonzadas, guardaban un secreto en el interior de su corazón
– Dime lo que sea– se acerca aún más.
– Es sólo si ¿T-Tienes novio?– como un tomate, podía ver sus intenciones puras pero... Algo iba mal.
– No, ¿Por?– en el momento que contesté a esa maldita pregunta, se paralizó mi cuerpo. Literalmente no sentía nada, intenté mover mis piernas, no me respondían. Intenté hablar y tampoco podía... ¿Qué rayos pasaba? No me di cuenta de que mis ojos también no respondían estaban perdiendo su color solo miraban a un punto fijo. Él, el joven Shinsou que tenía una expresión de satisfacción y poca cordura. No puede ser.
– D-Di que te gusto...– ¿Qué es esto? ¿Una confesión? No me pude creer lo que se me vino encima.
– Me gustas...– esas palabras vírgenes que nunca habían salido sobre mi boca se estaban desperdiciando con solo él ordenándolo. ¿Porqué no podía resistirme? ¿Qué es esto?
– D-Di que quieres estar conmigo el resto de tu vida– de seguido repito las mismas palabras. Me estaba usando.
– Quiero estar contigo el resto de mi vida...–
Basta...
– Abrázame...– lo peor es que me estaba haciendo todo lo que quería, me sentía violada por dentro. ¿Qué será de mí? Le abracé suavemente, su cuerpo esbelto y fortalecido. Podrías haberme gustado si no estuvieras haciendo esto... Shinsou, para por favor.
– Bésame...– en el momento en el que nuestros labios tenían centímetros entre sí, una lágrima rebelde cae por mi mejilla derecha. Mi rostro de muñeca inexpresiva...
Eres un monstruo... Pudiste ser un héroe, este quirk..., podías haber cumplido tu sueño. Podías haber tenido todo lo que querías...
Mis pensamientos no se pronunciaban por mis labios, solo besaban los suyos. De forma apasionada. Pero justo después...
– ¡Alto ahí!! ¿Que crees que haces?– Una voz melodiosa que conocía muy bien...
– ¿Qué se supone que haces a Toshinori-san, maleante?– él primer y verdadero dueño de estos sentimientos.
– ¡Callaos extras! ¡Yo he llegado aquí primero! Lo mataré con mis propias manos...– la voz rota de mi rebelde amigo.
Midoriya, Todoroki y Bakugō, habían llegado a escena. Deteniendo la tortura, de una vez por todas. Chicos... Estaba conmovida por dentro.
Aún así seguía en el embrujo de aquel joven... Es su kosei.
– Mierda... Han detenido nuestro momento– susurra para sí Shinsou.
– No pasa nada, Aiko es mi novia en realidad y estará bien el resto de su vida conmigo, yo la cuidaré...– me rodea por los hombros de forma obscena y asquerosa. Yo sin poder responder. Es todo tan confuso... De repente, se dispone a juntar nuestros labios de nuevo forzosamente.
– ¿Cómo que para el resto de su vida? Maldito Peloalcantarilla– grita Katsuki enfurecido.
– ¿Qué está pasando? Son novios– dice Izuku con pena.
– Aiko, ¿en verdad querías esto?– lo que más me rompe el corazón, Shouto... Si pudiera hablar siquiera...
Justo los tres iban a arremeter contra el acosador cuando...
– ¡¡ALTO AHÍ!!!– la voz de Paku salía de la bolsa...
~~~•.•~~~
Dedicado a: Spiinxx
Hola pequeños héroes, quería avisarles de que tengo una muy buena amiga llamada Spiinxx que está haciendo un Fanfic de Boku no Hero Academia, y hace poquito que empezó su nueva obra. Se la recomiendo sinceramente como escritora de BNHA y en general como escritora de fanfics de anime. Pasaos por su perfil si queréis ver una historia de acción, drama, amor y desamor con vuestros personajes favoritos de esta serie. Muchas gracias por todo el apoyo y los comentarios que me parto de risa con vosotros y el favorito que dais cada día. Os requeteamo💕💕💕
¡Plus Ultra!
P.D: perdonadme por mis errores de publicación, y todos los problemas que os he causado. ¡Gomenasai!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top