夏至 Geshi
Fue un momento de tensión, las miradas entre aquellos dos eran tan intensas que el mero suspiro se percibía.
Ahora que lo pienso... ¿Qué le habría dado a Todoroki Shouto, para tener que defenderme? ¿El afán por proteger al débil? ¿O tal vez tenga algún espíritu heroico sin descubrir?
El caso es que parecía haberse parado el tiempo... Algo rompe la situación.
- ¡Métete en tus asuntos Todoroki!- dice Katsuki a la vez que me miraban uno y otro de reojo como si fuera la raíz del enfrentamiento.- ¿Tú también quieres una batalla cabrón?- en respuesta a las provocaciones del rubio, Shouto sella sus palabras como normalmente hacía. Rogué al tiempo que alguien interfiriera entre aquellos dos, hasta que llegó Aizawa-sensei.
- La clase ha terminado chicos, os toca almorzar... Venga, fuera de aquí...- y así fue. Yo con la cara de preocupación sin saber muy bien porque, me dirigía al edificio principal. La chica de cabello castaño y corto se acerca con decisión.
- ¡Vamos, Aiko-chan! Almuerza con nosotras- sonríe Ochako, lo que me reconforta.
- Pero, ¿no os importa?
- ¡Pues claro que no! No seas tan ruda Aiko-chan- nos reímos unos segundos. Poco después llegan otras personas desconocidas pero que mostraban una sonrisa. No tardé en presentarme rápidamente.
Entre ese grupo de Uraraka estaban.
Mina Ashido, una chica de pelo y piel rosados con ojos muy oscuros y un tanto peculiares.
Tsuyu Asui, pelo largo y liso con unas características faciales parecidas a las de un anfibio, pero con ojos soñadores.
Tooru Hagakure, totalmente invisible a causa de su peculiaridad. Sinceramente me dió un poco de lástima, pero parecía ser agradable y gentil.
Y por último Kyōka Jirō, cabellos cortos de un color azabache, recortados a la altura de su cuello. Extrañamente unos cables le colgaban por sus orejas. Expresión fría aunque en mi presencia parecía ser simpática.
- Me ha encantado el primer combate, Toshinori-san- responde la chica invisible, a lo que yo muestro una cara avergonzada y agradecida por sus halagos.
- Lo mismo digo, tienes mucha habilidad en las batallas- dice Tsuyu, la chica rana mostrando su larga lengua.
- No ha estado nada mal, para ser la nueva- Kyōka comentaba de manera analítica.
- Venga chicas no la atosiguéis, ja, ja- se creaba un ambiente cálido y sano.
Todas ellas emanaban una energía positiva, la cuál inundaba todo mi cuerpo. Sentía miradas puestas en mi nuca, interrumpían la situación. Junto al nerviosismo de Paku que no dejaba de moverse entre mi chaqueta, escondido. ¿Porqué me sentía observada continuamente?
– Hey chicas, ¿que tal por aquí?– el pequeño chico de pelo morado llamado Minoru Mineta se acercaba con segundas intenciones. Rápidamente se llevó un golpe de Kyōka, lanzándolo por los aires sin mediar palabra. Nos reímos al unísono, excepto la golpeadora que estaba realmente molesta.
Poco después nos encontrábamos en la cafetería, ya que acepté con gusto la invitación del grupo. Unas instalaciones espaciosas donde podían comer la mitad de la población si se lo propusieran. Otras clases desconocidas también con su gente curiosa y particular. Podría acostumbrarme a esto...
Mientras pasaba la fila para la comida, el dragón blanco aprovechaba para coger alguna que otra cosa. El pobre no había estirado las alas durante toda la mañana y necesitaba recuperarse de alguna manera, en el momento que deslizaba su pata para alcanzar la manzana daba un poco de lástima. Sonreía por los apuros que estaba pasando en ese momento.
- Aiko-san, ¿qué vas a coger pudding o tarta de manzana?- Mina, la chica de piel rosada perturbaba el silencio, haciendo que me diera un vuelco al corazón.
- Mina-san no me asustes de ese modo... Ja, ja ja...- digo disimulando, por suerte en ese instante Paku fué capaz de ocultarse sin ser visto.
- Lo siento Aiko, no era mi intención.
Estabas concentrada, ¿verdad?-asiento a la vez que suspiro
- Bueno, ¿qué me dices?
- Creo que escogeré pudding...-respondo pensativa con la mano en la barbilla
- Vale, entonces yo también- reímos al unísono. Caminamos juntas a la mesa, donde las demás se reunían. Al llegar yo, todas comenzaron a prestarme atención, parecía haberles caído bien. Me siento al lado de Ochako, la culpable de todo esto.
Antes de que pudiera dar el primer bocado, empezaron las preguntas con la mirada de Uraraka sobre mí.
- Bueno Aiko-chan, ¿De dónde vienes?-me sorprendió la pregunta al instante. Aún seguía sin entender tanto interés por una persona como yo.
- P-Pues bueno, yo siempre fui de
aquí, de Tokyo. Del distrito de Arakawa.
- Genial, Tsuyu-chan también es de allí, ¿verdad?- dice Ochako entusiasmada.
- Nunca te he visto por allí-gero. No me suena tu cara- dice la chica rana.
- Vivía allí desde muy pequeña, ahora estoy en una casa no muy lejos.
- ¿Y dónde queda eso?- pregunta Kyōka.
- Pues cerca de aquí, a dos paradas de metro...- siguieron haciendo preguntas las cuáles respondía lo más amable posible. ¿Aiko que estás haciendo? Se supone que eres solitaria, ¿y ya el primer día tienes amigos?
- Entonces, ¿puedes controlar el viento?- pregunta Tooru la niña invisible.
- ¡Exacto!
- Jo, que chulada.
Dos figuras masculinas se acercaron a la mesa...
- ¿Hola chicas, disfrutando del almuerzo?- un chico de pelo rubio y encrespado, intenta forzosamente entablar una conversación con nosotras.
- Oh, parece que no nos han presentado bella dama, mi nombre es Kaminari Denki, y este es Kirishima- los dos se dirigen hacia mí con intenciones poco castas.
- ¡Kaminari!- Kyōka levanta la voz inmediatamente, exaltando al chico. Parecía haber una extraña relación entre ellos.
- Deja a Aiko en paz, no ha soportado una batalla con Bakugō para que ahora vengas a molestarla, pervertido...
- ¡Es verdad! Mis felicitaciones señorita Aiko por su gran batalla. Ha demostrado lo que cabría esperar de sus habilidades- Denki ignora a la chica respondiéndome con un tono pomposo y descarado.
- L-La verdad no sé que decir...- me avergonzaba aquel halago. Hoy había sido un día de buen trato hacia mi persona. El que mis mejillas se sonrojaran, hizo que el pervertido exhalara de emoción.
- Denki no sabes tratar con las chicas mírala está incómoda por tu culpa- Kirishima, el otro joven pelirrojo con dientes afilados, contraataca.
- ¿¡Qué has dicho!? Eijirou, vas a ver...- comenzó el enfrentamiento.
- P-Pero chicos yo no estoy incómoda, tranquilizaos- intento agravar la situación. Al segundo dejan de pelear.
- ¡Como desees Aiko-chan!- dicen los dos al unísono. Provocando una sonora carcajada en mí, eran dos tipos extraños y graciosos. Era bueno tener gente así en el aula. Después de la situación irónica, Denki y Eijirou se sentaron junto a la mesa de las chicas.
Retomamos nuestra anterior conversación.
- Y entonces Aiko, tus padres deben estar orgullosos de ti, ¿No?- repite inocentemente Ochako.
- No exactamente, yo en realidad no tengo padres- digo con total normalidad, se sorprende toda la mesa de forma estrepitosa.
- ¿En serio...?- pregunta de nuevo con ojos como platos.
- Pasé mi infancia en un orfanato, ahora vivo con mi padre adoptivo el cuál le tengo afecto- no mostré ningún signo de tristeza en mi voz, lo dije de tal manera que el peso de esas palabras era tan liviano como una pluma arrojada por el viento.
- ¿Y estás bien?
- Claro mejor que nunca, es algo normal para mí, gracias por preocuparos... No sé, nos hemos presentado hoy pero parece que nos conocemos de toda la vida... Je, je- los dos pervertidos entran en escena, con un sujeto poco indiscreto escuchando la conversación.
- Creo que me he enamorado, Kirishima.
- Yo también lo creo, Kaminari.
Katsuki me dirige una mirada de odio profundo, a lo que yo le ignoro por completo. Me estaba sacando de quicio, ¿Cuál era su motivación?
Tres pasos hacia nuestra mesa, sin quitarme esos ojos carmesí de encima. Aparta a Denki y a Eijirou por la fuerza hasta quedarse tan cerca de mí como para tener que mirarme hacia abajo, intimidante. Todos se quedan inmóviles, el aire era cargado.
Intento coger una última cucharada al pudding para intentar ignorarlo... Pero de un golpe fortuito por parte de él, el postre sale volando hasta el cristal.
Tres segundos después suspiro.
- ¿Qué quieres Katsuki-san?- digo como si no me hubiera tirado la comida.
- Desprecio a las personas que intentar justificar su debilidad con su situación en la vida...¿Qué tienes cuatro años? Ja, ja, ja... Imbécil- no le respondí, intenté ignorar aquella respuesta de odio hacia mí. Apagué los remordimientos desde el interior de mi corazón, no tenía rencor hacia él. Aunque esa risa cruel me perforara todo mi cuerpo.
¿Quién era en realidad Katsuki Bakugō? Una persona con un sentimiento de inferioridad, frustrado. Que paga su tristeza e ira con el resto del mundo.
- Sí...Tienes razón- al yo responder aquello, descoloqué al joven. No se esperaba esa respuesta, dándole la razón. Creo que era la primera vez que estaban de acuerdo con él.
- Me gusta justificar mi debilidad con las penas de mi vida, exacto.
¿Ya estás contento?- no respondió nada más, en esa franja de tiempo aproveché para coger mi bandeja y alejarme de allí, ya había terminado mi almuerzo. Notaba miradas de tristeza de las niñas que acababa de conocer, además un chasqueo de lengua por la frustración. Sin embargo, antes de dar el segundo paso... Una patada rastrera que hizo que todo cayera al suelo además de Paku y a mí. El dragón salió de mi pecho.
- ¿Estás bien, Paku?- digo totalmente preocupada.
- Sí tranquila, mejor estate pendiente del ogro que viene detrás tuyo- el causante de que casi dañe a Paku, Katsuki eres hombre muerto. El dragón entra rápidamente en mi cuerpo. Todo el salón nos estaba observando, incluso Todoroki y Midoriya. Mis cabellos se volvieron blancos de nuevo, eso significaba problemas. Aún en el suelo, intentando levantarme, pude fijarme en el estado de Todoroki. Parecía querer venir en mi rescate pero la mano de una joven desconocida le impidió acercarse hasta mí. ¿Cuál era la identidad de esa joven? ¿Porqué no quería esa chica de pelo negro que Shouto me salvase?
Paro la pisada de Bakugō, inmovilizándole con el poder del viento por todos los lados.
Aún no se daba cuenta del total de mi poder. Ahora había llegado otro peso fuerte de la clase A.
- La próxima vez que me toques un pelo, eres hombre muerto Kachan... No hay broma en mis palabras, te lo advierto...- Abre los ojos estupefacto por la seriedad de mi voz. Creo que había conseguido cambiar algo en su mirada.
- ¿Entendido?- esto lo digo sonriente, de manera bipolar. Detengo mi poder un tanto para dejarle asentir con la cabeza. Para al final soltarlo por completo y dejarlo respirar con dificultad. Dejo el comedor con andar rápido.
Minutos después me encontraba en el baño, compruebo que no hay nadie y Dejo que el dragón salga de mi uniforme, para que respirara un poco.
- Aiko-chan...- lo miro sonriente, preguntándome el porqué esa voz tan apagada.
- ¿Qué ocurre Paku?- hasta que sin previo aviso tocándome la mejilla, noto como las lágrimas van cayendo de nuevo. - Estoy llorando, ¿verdad?- El dragón asiente, para luego acercarse a mi regazo y acurrucarse. Era su manera de abrazar y consolarme.
-¿Te dolieron las palabras de Bakugō?
- S-Sí...- me limpio las lágrimas, hundiendo mis sollozos en la chaqueta grisácea. Escucho gente correr hacia al baño de mujeres, escondo a Paku instintivamente. Y seco la cara por completo.
- ¡Aiko-chan! ¿Te encuentras bien?- Mina Ashido se abalanzó sobre mí.
- No te preocupes por Kacchan, es estúpido ya le dimos nosotras su merecido- dice Kyōka con resentimiento.
- A veces se pasa, no entiendo que le ha dado para tratarte así...- la vocecita de la invisible me conmovía.
- Tenemos una relación extraña, se podría decir...
- Ya te digo, en el momento en el que le paraste los pies, fue genial- dice entusiasmada Ochako. Le sonrío.
-Oye, ¿ porqué no quedamos por la tarde y nos lo cuentas?-kero- las demás apoyaban la idea de Tsuyu.
Salimos del baño para realizar las siguientes clases, se desarrollaron sin precedentes, sin contar las miradas extrañas de Bakugō. Al fin eran las cuatro y todos se iban a casa, excepto nosotras, teníamos otros planes.
Mientras avisaba a All Might de que llegaría tarde a casa, Tsuyu me explicaba que a veces solían ir al centro comercial los jueves ya que siempre renovaban ofertas en las tiendas. Era una ocasión perfecta para afianzar mis lazos con ellas.
El edificio quedaba cerca, no me había fijado en él aunque para venir a la escuela pasara justo delante.
Era gigante como era de esperar, con las típicas tiendas y establecimientos. Lo más cliché posible, se podría decir.
Nos dirigimos a una cafetería concurrida para poder charlar debidamente. Descubrí que Tooru Hagakure estaba actualmente en una relación con un tal Ojiro, de nuestra clase. Lo cual era extraño ya que es difícil encontrar pareja para una chica como ella. También descubrí la relación entre Ochako, Deku y Tenya. Buenos amigos desde que empezaron en la Yūei.
- Bueno, ahora hablemos de chicos...- confiesa Mina, a la vez que añade un tono pervertido. - Desembuchad mis camaradas- da un pequeño golpe en la mesa del café con las dos manos, haciendo que las bebidas tiemblen por instantes.
- Hagakure-chan no cuenta en este juego ya que tiene novio, pero las restantes...- todo esto lo decía como si fuera una presentadora de televisión, Mina se tomaba aquello muy en serio.
- Tsu-chan, Kyōka-chan, Ochako y Aiko-chan...- coge una botella de plástico vacía para colocarla en el centro de la mesa, comienza a dar vueltas repetidas veces, hasta quedar con él tapón apuntando a Uraraka. Ella sin decir absolutamente nada, va cogiendo un tono rojizo en sus pómulos.
- Bien "Señorita"... ¿Quién es el dueño de tu corazón?
- Eh... Esto...
- Vamos, se nota a leguas que te gusta Midoriya-kun...- la chica de piel rosada la estaba presionando.
- ¡¿QUÉ?! N-n-n-no...- se sonrojó completamente se estaba delatando sin darse cuenta. Todas nos reímos al unísono.
-¿Qué ocurre? ¿¡Qué es tan gracioso?!
- Pues tú cara Ochako, eres como un libro abierto...- digo para incentivar la broma. Empieza a hacer pucheros.
- Venga Uraraka-chan, al menos dinos porqué te gusta- dice Tooru la chica invisible. Seguía sin darme cuenta de los increíbles koseis de cada una.
- No me gusta, solo es...
- ¿Es...?- preguntamos todas a la vez.
- Es en el momento que estoy a su lado, es como si me diera fuerzas, es muy agradable estar junto a él- todas la miramos con caras cómplices.
- ¡Que no me gusta!- empezamos a reír de nuevo.
- Bueno y ahora le toca...- está vez la botella apuntaba hacia Kyōka, la mujer de orejas peculiares.
- Bueno... ¿Quién es el dueño de tu corazón?- vuelve a repetir Mina, la auténtica alcahueta.
- N-No hay nadie especial...- intenta disimular recogiéndose el pelo azabache detrás de la oreja.
- ¿Segura? Porque yo creo que estás muy pendiente de Kaminari-kun...- había dado en el clavo.
- ¡¿E-Estás loca?! ¿Ese pervertido?- a Kyōka también se le notaban sus sentimientos ocultos.
- Aquí parece ser que nadie quiere decir la verdad...- Mina estaba un tanto decepcionada.- ¿Qué hay de ti Aiko-chan? Sé que llegaste hoy pero... ¿No te has fijado en ningún chico?
- Pues... La verdad...- justo cuando iba a responder suena un estruendo terrorífico. Todas nos levantamos en busca de aquello, el causante de que la muchedumbre corriera en pánico.
La gente de seguridad intentaban dar calma, pero hasta algunos de los miembros corrían despavoridos. Yo iba en dirección contraria a la salida.
- Chicas debemos ir con los demás...- dice Tsuyu.
- Pero, Tsu-chan... ¿Y si hay alguien en apuros ahí dentro?- pregunto haciendo que todas se sorprendan.
- Ya vendrán los héroes de élite, es su trabajo.
- ¿Tú los ves?- no hacía falta responder a esa pregunta era más que evidente- Entonces... ¿Para qué nos dieron estos koseis?, ¿para que estudiamos en una academia si no es para ponerlo en práctica?- conseguí convencerlas de alguna manera, al parecer por sus expresiones.
- ¿Qué debemos hacer, Aiko-chan?- pregunta Ochako.
- Seguidme...- y así fue, de repente el cabello se volvió blanco como cada vez que utilizaba mis poderes. Utilicé mi peculiaridad de viento para escuchar los sonidos ocultos que traía la pequeña brisa. Y así identificar al culpable de la explosión, además de su localización.
- ¡Socorro! ¡Ayuda!- había personas sepultadas bajo los escombros de la explosión. Iba a hacer uso de mis poderes pero... Ochako me agarra la mano.- Déjanos a nosotras un poco del pastel- suelta una pequeña carcajada.
- Es verdad, Aiko no tienes porque hacer esto sola- dice Tooru.
- No vas a ser la protagonista siempre, ¿No?- dice Kyōka con tono desafiante. Les respondo con una sonrisa confiada. Mina con su peculiaridad Ácido, fundía las rocas para liberar a la gente de los escombros. Ochako las levantaba alterando la gravedad. Y así todas, ayudando a las personas en apuros. La mayoría te lo agradecían.
- ¡Por favor que todo el mundo se dirija a la puerta de emergencia!- grito, intentando calmar a la muchedumbre. Ahora si corrí hacia donde está el villano, no podía escapar e irse de rositas.
- ¿A dónde vas Aiko?- pregunta Tsuyu.
- Tengo que atrapar al villano, vosotras quedaos aquí ayudando a los heridos- me dirigí hacia dónde se encontraba lo que era la zona recreativa del centro comercial. Vi una figura alejarse poco más de seis metros, comienzo a perseguirla.
- ¡No escapes! ¡Vuelve aquí!- pero sin previo aviso desapareció.
...
- ¡MIERDA!- grito frustrada golpeando el suelo. La había cargado por completo, si me hubiera dado un poco más de prisa... Paku sale de mi uniforme de nuevo.
- Tranquila, Aiko-chan ahora debes escapar de aquí, este edificio se va a derrumbar- en efecto, caían aún más trozos de techo, poco a poco. Y los temblores no ayudaban. Me acerqué de nuevo al grupo, apresuradamente.
- Chicas debemos correr, el centro se caerá de un momento a otro...- cada una asiente confiada. Nos dirigimos hacia la salida. Pero mi oído escucha los alaridos de algún tipo de animal.
Cambio la dirección de mi pie izquierdo, para poder rescatar al chucho. Atrapado y un tanto herido, lo cojo en brazos y acelero mis pasos de nuevo. Un estruendo similar al anterior nos indica que la estructura está en su límite.
- ¡Corred!- veíamos la luz de la salida, solo un poco más.
El centro comercial caía por detrás nuestra, en el último segundo.
En el exterior nos esperaban policías, médicos y cantidad de periodistas incansables.
- ¡Oh! Mi perrito- el cánido empezó a ladrar a una anciana que se acercaba.
- Muchísimas gracias por rescatar a "Duque", jovencita. Te estaré eternamente agradecida- le sonrío cálidamente para después perderse entre la muchedumbre.
La presión de la prensa fue tan fuerte que atravesaron el cordón policial, para llovernos a preguntas como pasó la última vez.
"¿Sois todas de la Yūei?"
"¿Cuáles son vuestros nombres?"
¿Te identificas con el nombre de la "niña héroe"? (Esa fue para mí)
– Por favor querríamos pasar, gracias– respondo sincera.
En definitiva escapamos por los pelos.
Un rato después, la tarde caía por el horizonte. Las niñas querían acompañarme a casa, fueron muy amables todo el día. Una vez en la puerta blanca de la casa.
- Quiero daros las gracias a todas, si no hubieseis sido tan amables conmigo hoy, probablemente habría sido todo muy distinto. Estoy contenta de haberos conocido, chicas.- digo con tono esperanzador.
- Nosotras si que estamos contenta de conocerte, sin ti no tendríamos estás aventuras ja, ja, ja- todas nos reímos por la ironía de Ochako.
Me despido de ellas debidamente, para después suspirar de alivio. Utilizo las llaves que me prestó All Might que producían ese sonido de hogar que me estremecía los huesos. No sé porqué, era uno de los pocos recuerdos que tengo, que no me producía dolor. Cuando mamá llegaba a casa de trabajar, y se ponía a jugar a las muñecas conmigo en vez de descansar.
Pero eso es agua pasada, empujo la puerta para entrar en el umbral.
Escuché unos murmullos de sorpresa, doy dos pasos.
- ¡Aiko! ¿Qué haces aquí tan temprano?- veo que mi padre está en su forma "desinflada".
- Pues vengo de estar con unas amigas...- el rubio se acerca a mí e intenta abrazarme además de que me tapa los ojos.
- ¿Q-Qué haces All Might?
- N-Nada, ¿un padre no puede abrazar a su hija?- era un tanto sospechoso.
- No es eso, es que me estás tapando los ojos, no veo nada...- intento liberarme.
- P-Pues...- me quité de sus garras, abro los ojos para ver a Izuku Midoriya en mi salón, con cara de calado hasta los huesos. Me extrañé al instante.
- ¡¿Deku?! ¿Qué rayos haces aquí?
- E-eeesto... H-Hola, Aiko-chan...
- ¿Que ocurre, All Might?- me mira preocupado, todo muy sospechoso.
- Explicadme esto, ¡Ya!- me había salido la vena malvada. Paku sale, de mis ropas para poder revolotear por la habitación, Deku se sorprende al instante.
- Bueno chicos, será mejor que nos lo contéis todo ahora, yo también me quiero enterar- se queja el dragón plateado.- ¡Oh! Buenas tardes Midoriya-san.
- B-Buenas tardes...- era la primera vez que alguien de clase veía a Paku.
- A ver... Aiko, ¿te acuerdas de como es mi peculiaridad?- pregunta All Might.
- Sí, el One For All...
- Y sabes que se necesita un sucesor, para traspasar el poder, ¿verdad?
- Espera, ¿me estás diciendo que
Deku es tu sucesor, y que tiene el One For All?- mi padre asiente esperando una respuesta fatal de mí. Pero era totalmente lo contrario.
- ¡Eso es maravilloso!- noto como All Might se alivia por momentos.- Es genial que hayas encontrado alguien.
- Bueno, Midoriya-shonen esta es mi hija adoptiva Aiko. Creo que ya os conocéis- el asiente todo tímido. Yo le sonrío, estaba muy alegre.
- Nunca esperé que fueras tú, me alegro mucho de que hayas tenido suerte, Izuku- digo acercándome a él.
- Y-Yo t-también me alegro de que tú seas bueno... La hija de All Might- me río ligeramente, provocando una risa nerviosa en él. Fue un momento de calidez, le miré a los ojos, al igual que él a los míos. Mientras mi padre nos observaba un poco extrañado.
Había formado lazos con Izuku y eso me reconfortaba.
- Bueno, Midoriya...- dice mi padre- Ahora fuera de mi casa...- Deku se sorprende por la rudeza del héroe. No sé que mosca le había picado pero nos reímos todos a la vez por la broma. Fue una noche memorable, y un día memorable.
¿Qué cosas más ocurrirán?
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