冬 Fuyu
El frío recorre cada palmo de mi cuerpo al pensar en cómo la mente humana, no es capaz de sentirse en la piel de otra persona. Cómo si me sintiera vacía por dentro, como si nadie me echara en falta.
Situarse en el presente. Dónde el futuro es incierto. Después de todo lo contado hasta ahora, empieza mi verdadera vida, mi aventura.
No imaginaba que detrás de aquellas puertas nos encontraríamos al mayor héroe de todos los tiempos, el salvador de la humildad. A posterior de todo lo ocurrido, por fin había encontrado mi mañana, mi desconocimiento por lo que estaba a suceder.
– ¿Es usted Toshinori Yagi?– pregunta uno de los hombres que me acompañaban a la figura desconocida.
Mientras, enmudecía ante la confusa situación. El sujeto da un paso al frente, revelando su identidad. Delgado, muy delgado... Con la cara demacrada y esquelética. Unos ojos aparentemente invisibles, aunque un haz de luz azulada los rodeaba. El cabello rubio como la paja, desaliñado completamente.
– El mismo... Cof, Cof... –
"Toshinori Yagi" tose de manera bruta, pude observar un poco de sangre en su mano. Mis ojos no daban crédito a la presencia evidente, a la autoridad que se postraba ante mis ojos. El aspecto de aquel hombre no fui capaz de evitar relacionarlo con el mayor héroe de todos, mi rival para llegar a la cima, All Might. ¿Quién era Toshinori Yagi? ¿Qué le había ocurrido a aquél superhéroe?
Por lo que pude percibir en mis acompañantes, era la única que se daba cuenta del increíble individuo que estaba debutando ahí mismo. Paku se perdía aquel espectáculo, dormido en mi bolsa. A la vez de que yo me hubiese paralizado, ellos arreglaban los problemas de papeleo como si fuera un paquete proveniente del correo. Poco después de que se fueran los gorilas, seguía en el exterior de aquel portal blanco y etéreo. El hombre me observaba extrañado pensando en que estaría dispuesta a entrar. Posa una postura de bienvenida junto al traje amarillo formal.
– ¿Quieres pasar?– obedecí con la mirada perdida, sin emoción alguna a causa de la conmoción. La casa tenía un estilo europeo, por lo que no tuve que dejar mis zapatos en la entrada. Una cocina unida al salón, con elementos claros y colores blancos. En el mismo momento no me fijara, pero se sentía agradable esas cuatro paredes, mejor que mi cama de hierro. Comenzó a hablar.
– Bueno sé que es rara una visita de tales magnitudes, pero por algo habrá que empezar. Estaba preparando té... Puedes sentarte, si quieres– no escuchaba sus palabras, no conseguía asimilar como aquel sujeto demacrado era el mismo All Might. ¿Soy la única que me doy cuenta? – También puedes quedarte de pie si lo prefieres...– responde ante mi indiferencia.
– T-Tú...– me digno a hablar.
– Parece que tienes boca, pregúntame lo que desees, eres mi invitada– ríe de forma sonora a causa de su gran voz grave. Pronto la situación se tergiversaría.
– ¿T-Tú eres All Might?– fui directa, dije lo que me pasó por la cabeza. Noté como su respiración se entrecortaba, había dado en el clavo, con la pregunta exacta. Era evidente su identidad. Le temblaban ligeramente las manos, el líquido oscuro del té rojo casi volcaba.
– ¿Qué...? ¿Como te has percatado?– parecía bastante preocupado, entonces...¿Aquel en verdad era mi enemigo? Acabo de destapar uno de los secretos mayores de la humanidad. No sabía cómo sentirme, ¿qué me pasará ahora? Un silencio desgarrador, en seguida desplacé mi pierna izquierda detrás de mí, bajando mi cuerpo en posición de lucha.
– ¿Qué significa esto?– empiezo a preguntar desesperadamente.
– ¿Quién eres?– pregunta él de nuevo
– ¿Qué es lo que te ha pasado?– así, hasta que llegamos al punto álgido y de nuevo el silencio, la tensa situación me hizo hiperventilar, todo daba vueltas, el ansia de respirar cada vez más, una presión en el pecho como jamás lo había sentido, en definitiva un ataque de ansiedad. Irónico, ¿verdad? Perdí la consciencia antes de que All Might me agarrara en brazos, lo último que sentí fue la voz de Paku en mi mente.
Abro los ojos de nuevo, mi piel descansaba encima de algo parecido a un colchón, mullido. El dragón había salido de la bolsa que estaba a mi derecha. También se escuchaba su voz estridente a la vez que adorable, pero no se encontraba a mi lado.
Al levantarme de lo que parecía ser mi cama en aquella habitación blanca, recuerdo la imagen, la supuesta imagen de aquel héroe. Sin embargo mi mirada se convierte en decidida. Atravieso un pasillo corto hasta volver a la misma habitación, localizo la silueta de All Might, conversaba con alguien.
Paku y él reían divertidos, ¿qué estaba pasando? Me preguntaba una y otra vez.
– Buenos días, Aiko-chan– se me hacía raro volver a escuchar mi nombre. El rubio sonríe ligeramente– Estábamos hablando de ti ahora mismo, le estuve contando nuestras batallas en la torre de comunicaciones.
– Hola de nuevo, creo que hemos empezado con mal pie– dice el héroe haciendo una pequeña reverencia– Me gustaría saber tu nombre de tú boca, ya que te sabes tan bien el mío– Esto no estaba bien, no debía estar hablando de esta manera con mi mayor enemigo,
¡Es mi rival! ¡¿Se supone que ahora será mi padre!? Yo ni siquiera puedo tener padres. Todo esto era un revuelo en mis sentimientos, despertando un trauma enterrado durante años. Inconscientemente comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos.
— ¿Por qué? ¿Por qué me has acogido? ¿Por qué me has adoptado?— All Might se queda desconcertado por la pregunta, a eso le sumó toda la situación anterior.
Paku se alteró un tanto, All Might no sabía qué hacer. Se miran entre ellos.
— Bueno... No esperaba que descubrieras mi identidad de esta manera...— confiesa musitando— No espero que me reconozcas como padre ni mucho menos, ya eres mayorcita...
— Entonces, ¿Por qué el mayor héroe de todos quiere una hija?
— Descubrí hace poco tu historial, tienes un kosei muy poderoso y descubrí tu historia... No sé pensé en qué era buena idea que te entrenara y entraras en la Yuei. Creo que eres una persona con mucho talento. Creo que eres la persona idónea para cumplir con
mi legado—
Nadie en su sano juicio me había dicho semejantes palabras, tantas emociones juntas hicieron que las lágrimas brotaran de mis ojos.
All Might sin saber qué hacer me rodea suavemente, de forma ligera en un abrazo reconfortante. Aunque siguiera sollozando, estás lágrimas cesarían las siguientes, tengo que terminar con este prejuicio que llevo en lo más profundo de mi corazón. Dejar que las personas se acerquen a mí. Tengo que convertir el agua de mis ojos, en sonrisa de alegría. No sé porque pero yo quiero esto...
El calor de un abrazo...
Me recuerda al invierno, a las noches cerca de una chimenea centelleante.
Y justo al alejarse de mí, una nueva persona aparece. Era All Might, pero el que conocía, el alto, fuerte, valiente, honorable, y defensor de la paz. La representación de mis ambiciones concentrada en esa sonrisa.
– Sé que ahora no puedo considerarme un padre para ti... Pero juro que te protegeré y seré
"Tu Símbolo de la Paz". Todo está bien.– A partir de ese momento, empecé a sonreír. Todo está situación era súper extraña, nunca sabré porqué habrían ocurrido estos hechos hasta mucho más adelante. Me daba igual, me gustaba. Mi risa natural, esa alegría que rara vez se podía apreciar, se la mostraba a quien sería mi figura de autoridad ahora. Empezando por un acto sencillo, terminando en un giro de los acontecimientos.
No os dije yo que todo se tergiversaría... Volviendo a la situación.
– All Might– conseguí pronunciar. Él se sorprende al escucharme hablar.– Gracias...– no hizo falta nada más, todo quedó claro entre nosotros. Él se quedó un tanto avergonzado, mientras Paku sonreía de manera socarrona.
– Muy bien, ahora que ya se aclaró todo...– dice el dragón blanco
– No estaría de más que nos explicaras, lo que te ha sucedido estos últimos años– De repente, el héroe suspira, volviendo a su forma original y lánguida.
– Poneos cómodos, no tomará mucho tiempo...– nos colocamos todos en aquellos sofás mullidos y holgados.
– Hace cinco años, cuando estaba en la cima de todo mi éxito tuve una de las mayores batallas, contra un tipo llamado "Sensei"– Paku y yo nos miramos extrañados.
– Es uno de los más pérfidos villanos que han existido sobre la faz de la tierra. Ambos, mi maestra Shimura Nana, y yo sufrimos grandes pérdidas.
Esta herida en mi pecho
y abdomen...– levanta la camisa para relucir la zona destrozada.
– Reduce mi capacidad para usar el "One For All" y mi forma muscular a solo tres horas– terminó de hablar, dando explicación a aquella apariencia esquelética.
– Y por eso vives recluido en esta casa, hasta que haya algún problema para debutar con tu All Might de tres horas– asiente ligeramente. Era el gran héroe reducido y enjaulado, sin poder ir más allá de sus límites. Sin querer, todo el resentimiento acumulado con los años, se había convertido en una especie de admiración.
– ¿Qué es eso de One For All?– digo inocentemente, abre los ojos realmente asustado. Vi como gotas de sudor caían por su rostro, estaba en un aprieto sin saber porqué.
– N-Nada, olvídalo... ¡Ja, ja, ja...!– disimulando. Intento olvidarlo por unos segundos. Otro silencio.
– Y ahora, ¿qué harás?– me pregunta All Might. Yo me impresiono algo ante la excentricidad de la pregunta.
– Digo...– pone la mano detrás de la cabeza
– Si realmente quieres ser mi hija... Y llevar mi apellido– sonrió.
Aunque todo cambiase, aunque no pudiese llegar a lo más alto, el volver a tener una familia era lo mejor. Valía la pena sacrificar mis sueños por un padre al que abrazar. Además, era All Might. No había mejor candidato para mí.
– Estaría encantada de llamarme
Toshinori Aiko– le muestro mi mejor sonrisa, acompañándola con un fuerte abrazo. Su cara cogió un color rojizo, no sabía cómo actuar de padre, era realmente tierno. Paku se unió al abrazo, formábamos la mejor familia de todas, o eso pensaba yo.
Estuvimos pasando la tarde en aquella casa blanca y pura, mi nuevo hogar. Me habitué al espacio, tenía una habitación preciosa. Una vida magnífica me esperaba.
– All Might– me dirijo a él, aunque ya me estuviese observando desde hace rato.
– ¿Qué ocurre?
– Salgamos un rato, a la ciudad... Quiero enseñarte algo– digo misteriosa, él evoca una expresión extrañada. Una sorpresa, por el día que tan genial había sido, para compensar los altibajos de emociones.
Permanecía aquella brisa ligera de atardecer, fuimos a dar un pequeño paseo por la zona de parques y prados. Serían las ocho de la tarde, momento por el cuál los padres recogían a sus hijos para llevarlos a cenar, una vez más. Esos momentos ya no evocaban en mí ningún tipo de tristeza, me resultaba adorable ahora.
Cómo cambian las cosas... ¿verdad?
All Might llevaba una capucha, un tanto sospechosa para que nadie le reconociera. Pese a que fuera yo la única en diferenciarlo. Puede que tuviera un don oculto para la fisionomía, además de mi individualidad.
– Aiko, ¿qué es lo que querías enseñarme?– pregunta al subirnos a una colina.
– Tú espera...– digo serena, Paku se acerca a mi hombro con ternura. Cerca de nosotros había un pequeño canal que llevaba al río con ritmo suave, y un puente que acompañaba la escena. Algunas parejas se reunían para dejar sus pequeños vestigios, esos recuerdos de un tiempo pasado.
Reuní todas mis fuerzas, creando una corriente de aire desde mi cuerpo, poderosa, haciendo que tocara el agua, formando una ola alta que empapó a todos los paseantes del puente. All Might se quedó atónito ante mis aptitudes, mi Kosei.
Yo reí ligeramente por la pequeña broma.
– ¿P-Puedes controlar el agua?– pregunta inocente, Paku se ríe también.
– No, tengo la habilidad de controlar el viento a mi voluntad– digo rápidamente haciendo que exhale una bocanada de aire.
– ¡Eso es genial! ¿Cómo no me habías dicho nada?– emocionado, irónico ya que él era el mayor héroe de todos los tiempos. Nos quedamos sentados en el césped seco, observando los últimos rayos de sol.
– Tengo una idea– empieza la conversación, yo le miro curiosa.
– ¿Porqué no entras en la
Academia Yūei?– me sugiere al ver mis habilidades. No sabía que responder, la mejor escuela para héroes, si sales de allí tienes la vida resuelta. Era uno de los pasos para conseguir mi sueño, el ser la número uno.– Serías bastante buena, yo puedo ayudarte con el exámen de ingreso, aunque no creo que sea de mucho.
– Gracias, es guay escuchar eso del mismo All Might, pero ya estoy en otra preparatoria.– digo un tanto avergonzada.
– No te preocupes por eso, yo me encargaré de todo. La semana que viene harás los exámenes de ingreso.–
Realmente quería que entrase en esa escuela, ¿qué más quieres Aiko? Adelante acepta, es tu sueño.
– Está bien, ¿qué te parece Paku?
– Es tú sueño, ¿por qué dudas tanto?– me empieza a hacer cosquillas de venganza, dejando un ambiente agradable.
Esa misma noche me quedé pensando en las palabras de All Might, dentro de las paredes de mi nueva habitación. Sin poder pegar ojo, con la respiración cálida del dragón. Sólo de pensar en lo que habíamos pasado juntos. Y tal como dijo mi padre, pasé esa semana entrenando de manera exhaustiva. Definiendo mis técnicas, tonificando mi forma física, estrechando lazos padre/hija.
Hasta que llegó el día.
– Ya llegamos...– declara justo delante de esos edificios gigantes, esas grandes instalaciones. Me tiemblan las piernas, sudores fríos. ¿Esto es lo que se llama miedo al ridículo?
¿O simplemente un exámen de ingreso? All Might estaba con su forma de héroe, y con voz grave.
– Tranquila, lo harás genial, para eso aquel entrenamiento durante esta semana– golpea mi espalda con gran fuerza, y esa sonrisa. Intento responderle de la misma manera.
No sé, pero cuando estoy con él es como si la Aiko seria, insensible, terca... Se esfumase, era realmente yo.
– Sí... Lo haré genial, o eso espero– me acompañó hasta la entrada, para dejarme a la merced de aquella escuela, a saber qué clase de tortura conspirativa estarían planeando como exámen. Una amable asistenta se dirigió ante mí, en medio de la desierta escuela. Era sábado.
– Perdone, ¿es usted Toshinori Aiko?– dice con voz dulce y súper preparada. Se me hacía extraño escuchar aquel nombre, debería acostumbrarme.
– L-La misma...– Vamos Aiko, ¿dónde dejaste la fuerte y despiadada chica?
– La estábamos esperando, por aquí– comenzamos a caminar por los pasillos, hasta las instalaciones del exámen.
– Es un honor tener a la misma hija de All Might en esta escuela, ¿cómo es que no habíamos oído hablar de usted? Si hubiese avisado antes, habría ingresado directamente por recomendaciones.– ¿Tan rápido se había difundido esa información? La mujer captó mi expresión incómoda.
– Ah, pero si no quiere que se hable de eso, actuaremos con la mayor discreción, siento haber sido tan impertinente– la asistenta era bastante correcta, me gustaba aquel trato tan desinteresado. Cómo se notaba el nivel comparado con una escuela de barrio marginal.
– No se preocupe...–digo, a la vez que Paku sale de debajo de mi chaqueta.
– ¿Tienen bufé?– pregunta el dragón, siendo el impertinente.
– ¡Paku! Deja de molestar, no estamos a eso...– la chica ríe sin emoción, un tanto falsa.
– Ahora podrán descansar antes de las pruebas, les dispondremos de comida si quieren– ¿Qué clase de trato VIP es este? Cada vez era más incómodo aquel comporte, pasar de una siempre huérfana a estar en lo más alto.
A saber las expectativas que tienen hacia mí.
Y estuvimos esperando, haciendo a un más doloroso los minutos que pasaban, lentamente. La chica no volvía, era desesperante.
– ¡Arrrg! ¿Cuánto tiempo más
a esperar...?– echo la cabeza en el respaldo con gesto maleducado.
– Tómatelo con calma– dice el dragón plateado pinchando con sus garras las uvas en la mesa. Le miro despiadadamente con odio.
– ¿Qué? Aprovecha el momento.
– Llevamos veinte minutos sentados, se me van a dormir las posaderas con tanto mirar al cielo– levanto el tono de voz.
– Pues ya se terminó el tiempo de espera– una voz desconocida irrumpe nuestra conversación, haciendo que me levante apresuradamente con la vergüenza. Justo al alzar la vista, el hombre excéntrico me sonreía ampliamente. Un peinado alto, rubio y engominado, combinado con unos auriculares. Lentes de sol, y un bigote a lo francés.
– Mi nombre es Hizashi Yamada, también me conocerás como Present Mic, voy a ser tu coordinador en esta prueba, sígueme– aquella hilera de dientes no evocaban ningún tipo de confianza, o quizás sería el miedo que llevaba conmigo el que hacía que pensara eso mismo.
Fui conducida a una especie de aula, incorporada con una gran pantalla llena de esquemas.
– Iremos al grano,– comienza a hablar mientras explicaba con la pantalla.
–Ya que eres la única que se presenta en medio del curso, la prueba será distinta a los exámenes de ingreso, y no contará con ningún tipo de exámen teórico– aprieto el puño en señal de victoria– Pero la prueba física será el doble de difícil, ¿estás segura de que quieres continuar? – trago saliva, Paku me mira con pena.
Asiento, provocando algún tipo de gracia en él.
– Tú único objetivo es vencer a cuatro prototipos que actuarán como villanos, si lo consigues podrás matricularte y ya mañana irás a las clase del Curso de Héroes– toda esta situación le resultaba graciosa, me daba mala espina.
Una vez la explicación, atravesamos otros dos pasillos, hasta que se despliega la gran sala de las batallas. Las cuáles imitaban la situación urbana de la mejor manera posible.
Se acerca a mí para darme permiso para poder entrar.
– Encuentra a los cuatro en diez minutos, buena suerte– y comienzo a correr, como una condenada. Aquel traje de neopreno apretado me escocía la entrepierna. Tenía ojos en todas partes, debía darme prisa.
Mientras mis piernas se movían solas, divisé una especie de cubículo justo en la parte sur de la zona, colocado en el techo. Con cristaleras, como si estuvieran observándome.
Aiko debes concentrarte, tu prioridad ahora son esos prototipos. Había estado soportando el duro entrenamiento, tenía que dar sus frutos. De repente se me iluminó la cara, tengo una idea.
El tiempo que se pierde en subir a uno de esos edificios, compensa lo que se tarda en derrotar a un villano. Pero si encima a eso le añadimos el rato en subir volando, tendría dos minutos de ventaja. Tengo que intentarlo.
– ¿Estás segura de que quieres probar el vuelo?– pregunta Paku leyéndome la mente.
– Debo ayudarme de mis poderes para encontrarlos, pero aún no controlo bien el vuelo, cada vez que intento suspenderme en el aire un metro, me deja sin fuerzas– el dragón asiente, debíamos intentarlo.
Giré bruscamente hacia la pared de mi derecha, y comencé a correr hacia ella. Se veía como si me quisiese estrellar contra el edificio, pero justo en el último momento poso mi pie en ella, impulsándome hacia arriba. Con la fuerza de un viento huracanado, corrí unos pasos por la pared hasta que me propulso por los cielos. No pude evitar gritar de alegría, me encantaba volar. No me di cuenta de que mis cabellos ya estaban blanquecinos.
– ¡Ahí está!– señalo desde el aire a aquel robot oscuro de ojos rojos.
– A por él– Paku le había salido su vena asesina. Una corriente de aire me lleva hasta su dirección. Yo no sé si a eso se le podía llamar volar, más bien es propulsión con energía aerodinámica.
Caí en el asfalto de la carretera, dejando una pequeña marca por el impacto. Después de que el autómata me reconociese, no dudó en arremeter contra mí. Me puse un tanto nerviosa, era un examen junto con mis arrebatos podía salir algo malo, comencé a hacer mi grito de guerra.
– ¡Aaaaaah!– comienzo a correr enfrentándome cara a cara. Era hora del combate. Comencé con un viento cortante, que despedazó al robot en cortes limpios. Yo misma me sorprendí al pasar corriendo entre las partes cortadas.
– ¡Ahí hay otro!– justo al pasar la bocacalle, el siguiente droide me analiza de manera informática. Concentré todo mi poder en un solo punto, creando una corriente de aire caliente ascendente y descendente.
Muchos sabréis lo que vino después, un tornado que mandó por los aires a aquel tipo, rompiendo en pedazos al caer contra el suelo. Y así hasta el tercero, que me arrebató mis últimas fuerzas, casi no podía ni andar con normalidad, tambaleaba poco a poco.
– ¡Aiko-chan! Descansa un poco... Sólo queda uno, y te sobran cinco minutos no te exijas tanto– cada bocanada de aire no conseguía saciar mi ritmo cardíaco, comencé a sudar por el rostro.
– Sólo uno y ya todo habrá terminado– dije con expresión decadente, intentando apoyarme en un banco.
– Ha sido una semana de que empezamos a utilizar estás técnicas, debes ser prudente– dice Paku de nuevo. Niego con la cabeza, mis ojos se alzaban a un último objetivo, que no obstante no era como los demás.
Tuve que arquear el cuello para mirarle a los ojos, doce metros calculé. Aquel robot era lo que me faltaba, un titán colosal que arrasaba todo a su paso. De frente a frente, dónde una línea nos separaba.
– ¡Correee!– grita Paku, en efecto fue lo que hice. Se me había quedado la mente en blanco, las únicas fuerzas de supervivencia que me quedaban eran para correr. El Titán comenzó a arremeter puños contra el suelo, intentando matarme. Cada golpe hacia temblar la estancia, los pequeños escombros caían en mi cabello.
De repente un miedo profundo y esotérico, hizo que me cayeran las lágrimas. No me había dado cuenta de lo aterrada que estaba. Me refugié dentro de un edificio. El titán quería penetrar aquellas paredes, pero lo único que sabía era pegar golpes. Y una y otra vez, hacía temblar los muros. Hundo la cabeza entre mis piernas, como una niña asustada, la antigua Aiko no haría esto. ¿Qué me ocurría? Entonces me vinieron a la mente los recuerdos del orfanato. La misma situación con el matón, el niño asustado y la injusticia de ser más débil. ¿Qué había cambiado? Ah, si que no va a venir nadie a salvarme. En efecto yo era el niño asustado, no hay ninguna heroína que quisiera derrotar al titán que me esperaba en el exterior para matarme. Ahora siento una gran empatía por este tipo de gente, literalmente me he puesto en la piel del prójimo.
Pero no hay ningún héroe para mí, porqué no hay héroes para héroes...
Llevada por mis impulsos, ascendí dentro del edificio, Paku se había escondido en algún lugar, al ver aquella mirada mía despiadada, sin alma... Encontré una ventana lo suficientemente alta como para llegar a la cabeza del robot. Salté con los brazos en cruz, y las piernas dobladas dejando una hilera de cristales brillantes por el aire. Caigo en picado, para poder hacer mi golpe final, gritando, descargando toda mi energía.
– ¡¡¡¡Muere!!!!– grito, alzando mi puño contra aquel caparazón, ayudada por el poder del viento, conseguí atravesar el cuerpo de metal. Derrotando al último, consiguiendo mi sueño. Solo recordé caer como si el tiempo pasara lentamente, había alcanzado a derrotar al titán del exterior y del interior de mi corazón.
All Might me anunció los resultados de mi exámen, todo nervioso, los días anteriores, yo con el corazón en un puño. Él temblaba al hablar.
– E-Estimada, Toshinori Aiko queremos anunciarle que su examen de ingreso ha sido... a-aprobado.– comienzo a gritar por el fondo de la felicidad–Con la nota máxima de una triple A osea un 100 en la escala de cualificaciones, le mandamos los resultados por fax, el uniforme se le proporcionará hoy por la tarde para que mañana pueda asistir a la Academia U. A, su clase es 1-A y se le hará una pequeña presentación convocada por el presidente de la clase, enhorabuena y bienvenida a la escuela para héroes...
Sin querer no puedo evitar abrazarle, noto como su corazón estaba latiendo rápidamente.
– Bueno, esto hay que celebrarlo– dice el dragón, yendo directamente a la nevera. Todos reíamos consolados por la buena noticia.
Y así fue como conseguí llegar a las puertas de aquella escuela, donde creceré y podré convertirme en la heroína más grande. Todos los misterios y aventuras se desvelarán a partir de ahora, cómo el amor me infundó en las decisiones que tomé en aquellas paredes. Muy pronto...
En el siguiente capítulo:
La verdad es que me quedaba bastante bien aquel uniforme escolar, de falda plisada y chaqueta oscura. No dudé en atravesar las puertas donde millares de alumnos se reunían, para pisar la arena seca de los jardines principales e ir a sus clases matinales.
La primera clase era con mi profesor principal Shouta Aizawa, en el aula
1-A. Me temblaban las piernas a decir verdad, pero todo se podía disimular con un tono altivo de punta tacón. Paku se escondía debajo de mi chaqueta, agarrado a mi espalda con sus alas pequeñas. La normativa decía que no se permitían mascotas en el centro, pero considero que el dragón era una excepción. Un golpe en el hombro hizo que se me cayera la bolsa, con todos los libros esparcidos, tirándome al suelo. El causante de aquel destrozo era un chico alto de pelo rubio, tono pajizo. Caminaba como si la cosa no fuese con él.
– ¡Oye, tú! Mira por donde vas– me atreví a gritarle. Consigo que se gire para observarme de arriba a abajo con molestia.
– Tch, ¿quién te cres que eres para hablarme así? Apártate de mi camino o muere...– se digna a responderme, de manera arrogante.
– ¿Cómo?– me dejaba sin palabras– Por lo menos discúlpate por empujarme.– él chasquea la lengua
– Espera sentada– cada vez mi rostro se iba tornando de un color rojo, por el enfado. Pero justo después él se iba caminando cuando hago uso de mis poderes para gastarle una pequeña broma. Sus pantalones se bajaron rápidamente, mostrando los calzones al mundo. Disimulo mirando a otro lado, recogiendo mis cosas. Al mismo tiempo él buscaba al culpable, con las risas rodeándole.
–¿Está bien?– me pregunta un desconocido, tendiéndome la mano para levantarme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top