一 Yī
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Despertó abruptamente ante la necesidad asfixiante de respirar. Aún podía sentir su garganta siendo desgarrada por el filo de la daga que rodó por su cuello antes de perecer. El dolor seguía latente, a pesar de haber pasado alrededor de una semana de haber despertado. Y es que, sorpresivamente, se encontraba en sus aposentos, aquellos que ocupaba en lo recóndito del palacio de jade blanco, antigua propiedad de su familia. Entonces lo comprendió, había regresado a su vida del pasado.
Fue difícil al principio cerciorarse, pero mientras más pasaban los días, más segura se encontraba de que había retornado. Ahora volvía a ser aquella Hinata de diecisiete años, la misma que había visto a su casa caer junto a sus padres y fieles sirvientes a manos de un traidor, que ahora fungía como amo y señor de uno de los cuatro reinos, al norte de China.
— ¿Está despierta ya? — escuchó su voz venir de los pasillos, preguntando a una de sus cuidadoras por su presencia.
— Sí, señora —
Escuchó la madera deslizarse, para dar paso a la bruja que había hecho su vida miserable los últimos cuatro años, donde había pasado de ser la heredera de la casa principal a un mero objeto que podría desecharse cuando se quisiera. Tenía menos valor en aquel lugar que la servidumbre, reducida a nada más que la sombra de lo que debería haber sido.
— ¿Qué crees que haces? — escupió cerca de su rostro, una vez dentro de sus aposentos — Ponte de pie y ve a cumplir con tus obligaciones —
Cuán altiva y aterradora le había parecido aquella castaña en el pasado, pero ahora sólo representaba a una mujer vieja y horrible que no conocía su lugar. Así que, después de mucho tiempo, alzó su rostro cuán noble y hermoso era, mirándola directo a los ojos, sin emitir palabra alguna.
— ¿Acaso no me escuchaste? —
— Lo hice — asintió con tranquilidad — Sólo me preguntaba por qué una sirvienta daría órdenes a un noble —
— ¡! — sorprendida por el cambió que avistó en sus ojos, la mujer se tornó a un comportamiento nervioso y descuidado — ¡Mocosa engreída! ¿Quién te crees que eres? — su mano se alzó en el aire, con destino inminente a su pálida mejilla.
Antes habría cerrado los ojos y recibido el impacto de lleno, sin emitir ninguna palabra, pero ahora era diferente y la Hinata de antes ya no estaba.
"Ahora ya no" pensó reteniéndola por uno de sus brazos, ejerciendo presión hasta marcar sus dedos.
— Al parecer has olvidado al amo que te sacó de la miseria, Tasume —
— Serás... —
— ¿Seré? — la interrumpió, ejerciendo más fuerza en su agarre — Puedes decir lo que quieras, pero nada se compara con quien traiciona a su propia sangre —
La frialdad en los ojos opalinos tan similares a los de ella, dejó a la mayor pasmada hasta el punto de sentir miedo, rabia y... frustración. Pero justo y cuando creía que debía llamar por ayuda, el señor de castillo hizo acto de presencia.
— Que curioso — rascó su barbilla tranquilamente, mientras se acercaba a ambas custodiado por dos de sus hombres — Creí haber consumido la poca voluntad que tenías, pero me he equivocado —
De sólo verlo, el desagrado se extendió por su cuerpo con violencia al punto de tener arcadas repentinas. Lo odiaba, claro que lo hacía, el bastardo y su acto de felonía destruyeron su vida y todo lo que tenía. Tokuma de la casa secundaria, era un vasallo desleal que con sordidez había robado lo que no le pertenecía, viendo la cara a todos los que habían confiado en él.
— La perla de la casa principal aún tiene voluntad — quitó a la mujer de sus manos, tirándola descuidadamente a un costado, mientras que sus asquerosas manos se deslizaron hasta su nuca para después enredarse en sus cabellos, de los cuales tiró sin cuidado.
— Mi señor — adolorida y temblorosa, la castaña clamó por su interés — No preste atención a tan vulgar creatura, yo misma me encargaré de su cuidado — pero su amo no tenía intención de dejar aquello así, le era sumamente divertido tratar con la peliazul.
— ¿Pero qué cosas dices? ¿No sabes reconocer a un noble cuando lo ves? — señaló los harapos sucios y remendados que cubrían a la muchacha — Que falta de respeto el no reconocer a su señora, ¿no lo crees? — se estaba burlando de ella, era notorio que lo hacía. Varias mucamas, junto a guardias que habían sido atraídos por el ruido, se burlaban sin disimulo de su desgracia.
"Todavía no" se dijo, mordiendo sus labios con impotencia, encarando sin pena al castaño que no la liberaba de sus manos "Aún no, pero algún día será"
— Tetsu — llamó a su oficial de confianza — Hazte cargo de nuestra noble señorita, asegúrate de darle un trato especial — tomó distancia de ella, dejando pasar al hombre que no tardó en acatar su solicitud.
— Como ordene — le propinó un fuerte golpe en el estómago, haciendo flaquear sus fuerzas, mas no pudo doblegar su mirada, que sin vacilar sostenía la del desvergonzado que se fascinaba con su sufrir.
— N-No creas q-que... — el aire le faltaba, pero el coraje en sus venas era incluso mayor — T-Te saldrás con la tuya —
Disfruto el cambio en su semblante, que de estar satisfecho paso a la mayor de las frustraciones. Con el tiempo lo había conocido, tanto que sabía cómo provocarle.
"No importa lo que hagas, no cambiará el hecho de que eres un traidor" el mensaje era evidente, y él lo había entendido a la perfección. Podría dominar cien mundos si quisiera, pero la sola existencia de Hinata empañaba los orígenes de quien se hacía llamar un ser ilustre; reduciéndolo al ingrato que se había revelado a las manos que le dieron de comer.
— Azótala — demandó furibundo, abandonando la habitación — Cien veces si hace falta —
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"Demasiado orgullo en esos ojos" pensó molesto por la actitud altiva de la joven, la misma que había vivido con el alma rota los últimos años y ahora, de la noche a la mañana, le demostraba tal insolencia.
Toc... Toc... Toc...
Toques en la puerta de manera insistente lo sacaron de sus cavilaciones, así que dejó de mirar por la ventana cómo la pálida piel era golpeada para volver tras su escritorio de roble, preparado para recibir su visita.
— Adelante —
— Me presento ante usted humildemente, mi señor —
— Recibo a mi siervo luego de un largo tiempo — bendijo su regreso de forma parca, en realidad le interesaban las noticias que traía más que su propio ser frente a él — Y bien ¿qué conseguiste? —
— Los pequeños pueblos del sur y el este deciden evitar la guerra y unirse a su comitiva sin protestas, excelencia — hizo una pausa, sabía que lo que diría no le gustaría — Sin embargo, los del oeste se niegan rotundamente a traicionar los lazos con sus señores — el sonido del cristal rompiéndose a su costado lo hizo encogerse, rezando a los dioses no ser objetivo de la ira de su maestro.
— ¡¿Cómo osan oponerse al mandato del gran rey?! — gritó colérico por la negativa. Nadie podía atreverse a tal insulto hacia su persona — El mismo que derrocó al cuarto rey y tomó en sus manos a palacio —
— Mire el lado bueno su majestad — su fiel servidor trató de intervenir — Es una victoria ampliar los terrenos del reino, ocupando las tierras aledañas del sur y el este. Es una advertencia para los reyes de esas tierras, no deben sublevarse a nosotros —
— Puede que tengas razón — asimiló, volviendo a tomar su asiento — Es apreciada tu sabiduría, Hoheto —
— Le doy las gracias, mi señor —
— Preparen todo — ordenó con voz calma — El inicio de una guerra se aproxima —
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Fun Fact: los números de los caps estarán en chino :v
Si bien la esta cultura inspira el ambiente de la historia, no se sitúa en un tiempo específico y tampoco serán utilizados a totalidad los elementos en su historia y territorio.
Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)
Capítulo 1 - publicado 9/1/22
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