Secreto de chicas.
───────────────────────
En un motel en las afueras de la cuidad, a las altas horas de la noche, dos jóvenes se encontraban en aquella habitación a oscuras, tratándose de amar, con caricias lentas, llenas de dulzura y delicadeza.
En esta sociedad, amar a alguien que no deberías, o es algo "anormal y extraño", es considerado algo que no debería existir, pero ahí está.
-Momo... Esto no debería estar pasando...- Murmuró la castaña, al sentir los suaves labios de aquella mujer de cabello negro en su cuello.
-Te conozco, Ochako...- Momo miró fijamente a la chica, acariciando sus mejillas.- Lo deseas tanto cómo yo... por tan sólo un momento... Olvídate de todo, estás aquí conmigo...
-Momo, yo...
Los leves jadeos de la castaña, harían que la poca cordura que le quedaba a Momo, se fueran.
-Entrégate a mi, hermosa.- Sus labios rozaban con los de la chica, hasta que por fin los unieron, besándose con pasión.
El ritmo del beso aumentaba cada segundo, más las manos de Yaoyorozu recorriendo la espalda de la castaña, logrando encontrar el cierre del bello vestido rosa que esta tenía, bajandolo lentamente; hasta retirarlo.
Y ahí estaba ella, disfrutando de la piel de la persona que más amaba en todo el universo, amaba todo de la castaña, nunca pensó que se enamoraría de una mujer, sus padres siempre le inculcaron que debía estar con un hombre, vaya giro en la historia.
En la iglesia donde ambas asistían, decían que si una persona cometía un pecado, la persona se condenaba ir al infierno, pero...
Este "pecado", este "infierno"... Se sentía cómo el jodido cielo.
-M-Momo... Ah...- Gimió en voz baja el nombre de su amada, al sentir cómo la acariciaba por debajo de su ropa interior, haciendo estremecer a la joven de mejillas rosas.
Ochako se aferraba a la azabache, no había sentido esto con ningún hombre, le estaba dando su amor, y de una forma tan especial, que la cautivaba y hacía querer más de ella.
Gemidos ahogados por parte de ambas inundaron la habitación, murmuros y palabras de amor abundaban en el ambiente que se había formado, se amaban, deséaban con todas sus fuerzas poder gritarle a los cuatro vientos que se amaban, pero...
Simplemente, no podían estar juntas.
Aunque, por tan sólo pequeños momentos, podían entregarse sin importar lo que diga la maldita gente.
Esto era dulce...
Se podría considerar un pecado...
Pero para ellas, era un hermoso secreto de chicas.
───────────────────────
No sé que rayos escribí, pero se me ocurrió mientras escuchaba Kiss me more 👀
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top