第三章 | 𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 𝔱𝔥𝔯𝔢𝔢🌻❠
𝐟𝐞𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠𝐬
; Donde sentimientos unilaterales aparecen y comienzan a dirigir las acciones de un indefenso corazón...
Los "amigos" de Onyankopon conversaban animados tras haber terminado de disfrutar el espectacular festín que Emily preparó para ellos.
El moreno miró a a su amiga considerando revelarle la verdad acerca de sus visitantes, quienes realmente eran Eldianos provenientes de Paradis. Pero se cuestionaba si el primo de la castaña se podía molestar por ello, él jamás incluyó a la chica de alguna forma en sus planes.
—Y Emily... ¿qué piensas hacer el resto del día?...— preguntó el soldado captando la atención de la joven médico que mimaba a su hermano menor.
La chica tomó su mentón haciendo una humorística expresión meditando lo que haría el resto del día, pensando repentinamente que esa sería su última semana libre. Eren veía atento a Emily disfrazando el brillo que se reflejaba en sus ojos cada vez que ella decía o hacía algo con un velo frío e inexpresivo en su mirada, que sus dos mejores amigos y su capitán obviamente notaron, en especial la azabache que intentaba comprender las reacciones de su preciado amigo.
—Pues lo de siempre... cuidar de mis abuelos y de Peter...—explicó Emily sonriente, viendo con cierta tristeza opacada por el flequillo que cubría parte de sus ojos a su hermano dormido, pensando en que dejar a su familia no era lo más conveniente ni seguro ahora. Pero si se negaba, los asesinarían o convertirían en titanes, aparte, aquella sería su única oportunidad para encontrar a sus padres.
—La semana que viene tengo que viajar con un escuadrón de médicos a prestar mis servicios en la guerra contra las Fuerzas Armadas de Oriente... al parecer necesitan ayuda médica...— expuso dejando algo confundidos a los presentes.
—¿Pero Emily en qué estás pensando?— cuestionó confuso el moreno sin poder comprender por qué ella iría a un lugar tan peligroso como ese, ¿acaso querían deshacerse de ella?, aquello no lo lograba entender del todo.
—Es mi obligación como médico... recuerda que no puedo negarme a nada de lo que me pidan...— respondió sin muchos rodeos la chica. El moreno entendió que quería decir la chica guardando silencio y dejando todavía más confundidos a los demás presentes.
—¿Y no te da miedo ir allá?...— preguntó Connie pensando que una chica como Emily no sobreviviría en un campo de batalla.
—No seas idiota— le reclamó Jean codeando al chico a su costado.
La chica soltó una dulce risa llamando la atención de todos.—Sí me da miedo... pero eso no es lo que me preocupa realmente...— la castaña centró su atención en ver dormir a su hermano sobre su regazo.—aparte tengo que cumplir con mi labor, debo ser responsable para darle un buen ejemplo a mi hermanito...— Emily sonrió tomando al pequeño niño durmiente en brazos para así llevarlo a su cama a que descansara, fijándose que el reloj marcaban las cuatro de la tarde.
—Lo mejor será que se vayan antes de que se haga más tarde... si se demoran en llegar a su destino, los soldados que custodian esta zona, pueden llegar a sospechar de ustedes...— Emily miró preocupada a quienes comenzó a considerar sus nuevos amigos.
Todos coincidieron con la advertencia de la joven, y uno en uno se fue despidiendo de ella con cierta melancolía, pues era realmente agradable estar con ella, parecía ser la única persona cuerda en aquel lugar repleto de caos.
—¿Quisieras venir con nosotros Emily?...— le preguntó el moreno de elegante traje a la chica, dejándola perpleja.
—¡¡¡Sííí ven por favor!!!— pidieron Sasha y Connie suplicantes. La chica miró a todos quienes esperaban una respuesta afirmativa por parte de ella, cediendo ante la tentación de acompañar en el recorrido a sus amigos y así sumarse a la aventura.
Emily sonrió algo tímida pero su mirada al notar la expresión de disgusto en Eren se desvaneció, carcajeando nerviosa al conectar miradas con él. Así que lo meditó rápido y optó por rechazar aquella interesante invitación entristeciendo a sus nuevos amigos.
—Lo siento, la próxima vez les prometo que saldremos todos juntos e iremos a ver una película y les prepararé todo los postres que deseen...— aseguró dedicándoles una sonrisa amable.
Todos asintieron sonriéndole a Emily, mientras esta recibía abrazos por parte de Sasha, Jean, Connie y Hange con quienes se encariñó más y unos comunes pero amistosos apretones de mano con Mikasa, Armin y Levi.
—Hasta pronto Emily...— se despidió el moreno siendo seguido por los demás excepto por uno que se quedó parado esperando a que todos se fueran. Emily miró confundida a Eren sin entender por qué seguía ahí parado sin apartar su mirada del suelo, y se acercó a él para ver si estaba todo en orden.
—¿Ocurre algo malo?— preguntó preocupada, dándose cuenta cada vez más del vacío y la desdicha de los ojos de particular color del castaño.
—¿Emily... tú amas a alguien?— preguntó de la nada tomándola por sorpresa, ella no se esperaba aquella pregunta tan, inesperada, y menos de él. La de brillantes ojos miel parpadeó unos instantes procesando la pregunta y soltó una leve risita.
—Bueno sí, por supuesto que amo a alguien, bueno a más de un "alguien"...— dijo divertida sacándole una chiquita sonrisa al castaño que mantenía aquella mirada afligida de dolor, preocupándola aún más.—Eren, ¿qué es lo que te ocurre realmente?, ¿por qué estás tan triste?— se animó a preguntarle con intranquilidad y dando un paso hacia él para apoyar su mano sobre su hombro, sintiendo como él se tensaba por su tacto. Pero poco a poco se relajó con el mismo.
Emily no entendía que le ocurría a él, de repente sentía como si la odiara a muerte y de la nada se comportaba de una manera tan tímida y amable con ella. Que la hacía cuestionarse miles de cosas.
—Si te lo digo, me terminarás odiando...— respondió con parsimonia.—gracias por todo Emily, eres una gran chica...— dijo Eren mirando una última vez a la castaña para marcharse pero fue detenido por la cálida mano de la muchacha, deteniéndolo al instante.
Sentir el suave tacto de la chica fundía el cerebro del castaño con millones de imágenes que le advertían y lo impulsaban a la vez a seguir aquellas posibilidades, pero no valía la pena, al final, todos terminaban muertos.
Los grandes ojos miel de Emily veían directo a los tristes orbes esmeralda de Eren, con una expresión que hablaba por si sola.
—No me gusta ser una entrometida Eren... pero tampoco me gusta ver como otros sufren en silencio, dímelo, no pienso juzgarte, no soy quien para hacerlo...— la suave voz de Emily y su actuar tan cariñoso, confundían los pensamientos y sentimientos del castaño que hacía un esfuerzo sobrehumano para no hacer algo tonto en cualquier sentido.
Eren se sentía como aquel joven impulsivo y tonto que alguna vez fue, ella lo hacía sentirse así, ella lo hacía regresar a esa época.
—No puedo decírtelo ahora...— dijo bajando su mirada y dejando una caricia en la mejilla de la chica, acción que le provocó una sorpresa tan grande que casi suelta a su hermano de no ser porque reaccionó rápido. El corazón de Emily latía a mil por hora y temía que aquel chico escuchara a su escandaloso corazón, ya era mucho con que viera el rubor de su rostro.
—Pero volveré y prometo que te lo diré...
Eren se fue de ahí desapareciendo del campo de visión de Emily, dejándola perpleja, confundida y con extraños y desconocidos sentimientos que allanaban a su corazóncito agitado, comenzando a cuestionarse algo que la aterraba, ¿acaso le comenzó a atraer aquel joven?.
Si era el caso, entonces aquello la haría sentirse fatal y terrible, ella no podía gustar de otra persona, ella ya "amaba" a alguien más, ¿por qué aquel chico tuvo que llegar de la nada a poner patas arriba a su cerebro y corazón, su sensatez y su sensibilidad?. Creando una disputa entre estos dos hasta llegar al veredicto final del incómodo momento vivido segundos atrás.
—¿Qué me está pasando?...
Se cuestionó en voz alta. Ella no podía hacerle esto a Reiner, el chico del que ella se suponía estaba enamorada desde que era pequeña y con quién su familia y todos esperaban que acabara en una bonita relación.
Emily no podía actuar así por un simple desconocido, por quién sintió empatía y lastima al ver el sufrimiento plasmado en sus ojos, simplemente no.
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