⸼ ⤹ 02: kaipiado
Soobin debía admitirlo, se consideraba un buen estudiante, pero era un perezoso para despertar.
Le gustaba dormir hasta tarde, indiferentemente de la hora en que se acostara, disfrutaba de despertar y ver que eran las diez de la mañana, para seguir durmiendo hasta las once. Especialmente esos días donde tenía unas semanas libres y sus responsabilidades eran pocas.
La noche anterior, a pesar de no haber sido atareada, lo dejó extrañamente cansado. Apenas llegó a casa, Kai notificó sentirse mal acostándose de inmediato para dormir. Soobin no tardó en seguir sus pasos, envuelto por un cansancio que se posó sobre sus hombros y le hizo caer dormido apenas tocó la almohada. No se quejaba, por que había dormido como un bebé soñando con nubes y un Kai que lo abrazaba y besaba diciéndole cuánto lo amaba. Todo lo que deseaba reflejado en sus sueños por su iluso subconsciente.
Sin duda habría preferido seguir en ese sueño.
―B-BinBin... Despierta... Pss, BinBin...
De no ser claro, por la insistente voz que empezó a escuchar a la lejanía. El Kai de su sueño comenzó a verse borroso, y la voz que en sueños le declaraba su amor empezaba a combinarse con la voz en la vida real tratando de despertarlo, resonando como eco y destruyendo poco a poco su mundo de fantasía.
―Déjame dormir... ― Murmuró en un susurro inherente que apenas pudo entenderse.
―P-Pero, BinBin, es hora de despertar. ¿Por favor?.
La voz se unió a suaves jalones que fueron dados a su cuerpo y brazos, junto a un ligero peso en su torso que lo desconcertó e hizo formar una mueca. Su cerebro comenzó a enfocarse más en la realidad y despejar el sueño que igual se repetiría más tarde en fantasías despierto, dándose cuenta pronto que esa voz era conocida, la voz del dueño de su amor. La voz de Kai, solo que un tanto diferente.
Esa voz se oía más suave, más pequeña. Tartamudeaba y expresaba una inocencia con un deje infantil que era poco común en el Kai que conocía. Le recordaba más a los berrinches de Kai en la época que se conocieron, cuando apenas tenía veinte años recién cumplidos. Kai se oía tan... Dócil.
El peso y los jalones fueron aumentando, haciéndolo despertar por completo.
―Hyung, hyung, hyung.
Soobin abrió sus ojos, Kai no lo llamaba hyung, no a menos que fuese a pedirle algo o que se estuviese disculpando.
Abrió sus ojos tratando de enfocarse en algo en concreto, mirando a su alrededor. El primer plano del rostro del menor no tardó en aparecer, pestañeando con curiosidad al verlo con su boca entre abierta, las mejillas rosadas como duraznos y el cabello rosa, un momento, ¿Rosa?.
―¿Kai? ― Preguntó extrañado, mirando los mechones rosas en la cabeza del menor.
―¡Hyunggie! ― Chilló en respuesta Kai, abrazándose hasta ocultarse en el hueco entre el pecho y el cuello del mayor, haciendo a Soobin aguantar la respiración en el proceso ―Buenos días, BinBin.
Soobin creyó que seguía durmiendo y que esa era otra de sus fantasías, o una de sus enfermas fantasías.
―B-Buenos días ― Tartamudeó, acariciando las hebras rosas de la cabeza del menor ―¿Te teñiste el cabello antes que yo despertara? ― Preguntó, pues si bien Kai solía cambiarse el color de su cabello cada tanto, había permanecido un largo tiempo con el color castaño por quererlo dejar crecer.
―¿Uhm? ― Murmuró levantando su cabeza, dejando ver sus labios hinchados con un lindo labial rosa brillante, y sus mejillas espolvoreadas con algo de escarcha ―¿De qué hablas, Hyung?.
Oh, definitivamente debía ser otra de esas fantasías que terminaban con una ducha de agua fría.
―N-Nada ― Dijo rápidamente, notando otra cosa extraña en el menor, que aparentemente no solo se había pintado el cabello, sino también vuelto a cortar a pesar de decir que quería mantenerlo largo ―¿Te cortaste el pelo?.
―¿Qué cosas dices, BinBin? ― Dijo con una sonrisa, riendo de manera traviesa e infantil. Con expresiones tan dulces que le hicieron darse un pellizco para despertar de ese sueño de azúcar, pero nada pasó, ¿Qué le pasaba a Kai?, el no actuaría así, a pesar de ser tierno por momentos sin darse cuenta, ese Kai parecía... Parecía salido de la pastelería de Pinky Pie, tan risueño e infantil ―Tengo hambre, hyung, ¿Podrías prepararme el desayuno?.
―¿Ah?.
―¿Por favor? ― Pidió ladeando la cabeza, haciendo suspirar al mayor por lo tierno de la escena.
―De acuerdo... Solo déjame darme una ducha o cepillarme los dientes antes.
―¡Sí, sí! ― Chilló Kai, levantándose y jalándolo ―¡Gracias BinBin!.
Kai le dio un abrazo antes de salir corriendo de la habitación, dejando a Soobin solo con las sábanas entre sus manos mirando hacia la puerta, muy confundido de esa actitud.
Era... Era Kai, pero actuando de una manera extraña.
Agitó su cabeza, de seguro estaba imaginando cosas.
Tomó una muda de ropa y su toalla para darse una ducha, tenían un solo baño, pero no les importaba por que lo compartían solo con ellos dos. Y como Kai había bajado a hacer otra cosa, no tenía problema en usarlo.
Despeinó su cabello queriendo dejar de pensar en la actitud inusual del menor, abriendo la puerta del baño para escuchar como claramente el agua de la ducha caía y viendo de reojo la cortina que dividía el área donde se bañaban cerrarse, impidiéndole ver algo más que la silueta de la otra persona ahí dentro. Se avergonzó de inmediato.
―¡Mierda!, ¿No saben tocar? ― Preguntó... ¿Kai? Sí, ese era Kai, su tono de voz unas octavas un poco más agudas, pero era su tono de voz. Y por la silueta que se veía como una sombra, podía ver su espalda ancha y piernas esbeltas.
Demonios, ¿No había ido a otro lado?, ¿Dónde se fue ese tono dulce?.
―L-Lo siento, yo, n-no sabía que estabas aquí.
No se le ocurría algo mejor que decir, o qué hacer ahora. Ellos llevaban siendo compañeros de cuarto y amigos muchos años, pero nunca habían cruzado ese límite de amistad de bañarse juntos o verse desnudos. ¿Debía simplemente cepillar sus dientes e ignorarlo?.
―Oh, Soobin ― Dijo cambiando el tono de enojo por uno más suave, más profundo ―Ah, de saber que eras tú no habría reaccionado así, o cerrado la cortina.
Esas palabras no hicieron más que avergonzarlo más, luchando por no malinterpretar de otra manera las palabras del menor, ¿Por qué tenía que usar ese tono tan... Sensual?.
―Y-Yo venía a cepillarme los dientes, p-para hacerte del desayuno. Pero creo que puedo esperar...
―Oh, no te preocupes. Ya desayuné, pero tengo antojo de otra cosa...
Sus pensamientos y haber tenido a un Kai con una actitud tan dócil anteriormente no estaban ayudando en nada, pero eso podía esperar a aclarar su confusión. ¿Como que ya había desayunado?, ¿Le había mentido?, ¿Para qué mentirle de algo tan simple?.
―E-Entonces cuando termines de ducharte me bañaré yo y luego te preparo lo que quieras...
―Oh, está bien. De hecho, si quieres compartimos baño. Para ahorrar agua...
No pudo seguir en la misma habitación, no cuando la bien formada pierna de Kai se mostró tras la cortina, dejando ver su muslo izquierdo junto el inicio de su nalga. No, no podía tolerar eso sin volverse loco. ¿Qué le ocurría a Kai?, ¿Le estaba jugando una broma?.
―¡O-Olvídalo!, Comeré unas mentas y vendré a ducharme luego, ¡Perdón!.
Tan pronto dijo eso, cerró la puerta con fuerza, dejando a Kai adentro. Se tomó la cabeza mientras se alejaba lo más posible de ahí, demasiado conmocionado con ese extraño momento. Joder, ¿Qué acababa de pasar? Sin duda, o eso era un sueño muy profundo, o se estaba volviendo loco. O Kai le estaba planeando un broma muy elaborada y perversa.
Caminó por el departamento, algo que agradecía de pasar tanto tiempo viviendo con Kai, era que habían podido reunir suficiente dinero como para vivir en un departamento más que decente y espacioso, luego de empezar viviendo en uno pequeño donde tenían que dormir apretados. En aquella época para nada que se quejaba de ello, pero en esos momentos lo que necesitaba era tener a Kai lejos de si y de sus pecaminosos pensamientos.
Una vez se alejó del baño, se detuvo frente a otra habitación, y se dio un fuerte golpe en la cabeza. Torpe, torpe, torpe. ¡El amor de su vida le había ofrecido con voz sensual bañarse con él!, ¡Y salió corriendo!, El loco debía de ser él por haber perdido esa oportunidad. ¿Era muy tarde ahora como volver y aceptar la oferta?.
Su mente estaba hecha un caos, hasta que un ruido conocido para él se hizo presente desde el interior de la habitación frente a él.
―¡Gané una vez más!.
Imposible. Abrió la puerta para desechar la idea que se formó ante la voz, pero se llevó una sorpresa al confirmar sus sospechas. ¿Ese era...
—¿Kai?.
El Kai frente a él se dio media vuelta, mostrando los grandes audífonos en sus orejas y su expresión desinteresada y confundida, sin comprender el tono confuso del mayor.
—Ah, Soo, eres tú. ¿Te unes a una partida?, He tenido una buena racha, he ganado toda la noche y subí de nivel, te destrozaré en un minuto.
Una vez más, Soobin frunció el ceño y agitó su cabeza. ¿Qué hacía Kai ahí y cómo había llegado tan rápido?, Si lo había dejado en el baño hace un momento.
―¿Qué? Pero, ¿Y tú qué haces aquí? Si te acabo de dejar en... Espera, ¿Dijiste toda la noche?.
Kai, que había vuelto a jugar con desinterés, le respondió sin mirarlo.
―Ah, sí, me quedé despierto jugando, llevo horas aquí. Espero no haberte despertado con mis gritos de gloria, por que soy el rey de esto.
Soobin lo miró confundido.
―Pero si me despertaste hace unos minutos y te acabo de cruzar en el baño...
Esa vez, fue Kai quien lo miró confundido. Notó entonces que vestía muy diferente al Kai que lo despertó, pues tenía una gran camiseta negra con estampados graciosos y un pantalón marrón holgado, descalzo. No le parecía una locura puesto que lo había encontrado bañándose, pero ¿Por qué ponerse una camiseta que se veía sucia de algún tipo de fritura?.
―¿De qué hablas, Soo? No me he movido de aquí, no puedo arruinar mi récord.
―¡Pero te crucé hace un momento! ― Exclamó estresado, decidido a que estaba siendo víctima de una broma ―Deja de jugar conmigo y... Espera, ¿No tenias el cabello rosa? ― Ahora sí que estaba confundido, ese Kai tenía el cabello rubio y un poco más corto a lo que tenía el día anterior.
—¿Cabello rosa?, eh, creo que a alguien le afectó la noche, y eso que yo llevo corrido sin dormir. Te noto estresado, ¿No quieres jugar una partida y arreglarlo?.
Soobin se tiró del cabello con los ojos cerrados.
—¡No!.
Tras ese grito, salió con fuertes pisadas del lugar, dejando al Kai encogido de hombros devuelta en su juego.
Soobin comenzó a caminar en círculos en la sala, confundido, molesto. No sabia qué le pasaba a Kai, o por qué de pronto actuaba así de una manera tan extraña. Quería gritarle, pero también saber qué estaba pasando. Esa actitud infantil, luego esas insinuaciones, y ahora actuaba como si nada. ¡Lo iba a volver loco!.
Su pequeña discusión interna se vio interrumpida cuando la puerta principal se abrió, creyó que sería Beomgyu, quien tenía una llave de repuesto por si acaso para ayudarlo, pero no. La persona que entró no haría más que aumentar lo extraño de la situación. Era... Maldita sea, era Kai.
Kai, ese Kai entró vistiendo una chaqueta de cuero y una camiseta semi-transparente, con su cabello totalmente rubio en una pequeña cola de caballo que dejaba ver su undercut y el área rapada de su nuca, con unos pantalones ajustados a sus atléticas piernas y rellenos muslos, junto a sus grandes botas negras pesadas. Ligado a eso, tenía unos piercings y aretes en sus orejas y cadenas en su cuello. Muy contrario al Kai colorido de rosa pastel y cabello rosado lleno de escarcha y labial salido de una pastelería que lo despertó en la mañana.
Kai entró cerrando la puerta tras si, quitándose la chaqueta para tirarla en cualquier lugar y arreglar los brazaletes en sus manos, mostrando sus fuertes y formados brazos junto a todos esos tatuajes decorando el brazo derecho.
Soobin se dedicó a mirarlo en silencio, sin comprender cómo había aparecido ahí vistiendo así y con ese peinado. Lo estuvo mirando demasiado tiempo, puesto que el Kai contrario lo miró con una expresión dura, poco propia de él salvo en discusiones acaloradas. Casi pudo oír un gruñido salir de sus labios al dedicarle esa mirada de furia.
―¿Qué quieres?, ¿Se te perdió uno igual a mi o qué?.
El mayor se sorprendió ante esa antipática respuesta.
―¿Eh?.
―¿Tienes algún problema?.
Kai le dio la espalda y siguió revisando algunas cosas en su teléfono, sacando un cigarrillo para empezar a fumar. ¿Kai fumaba? De vez en cuando lo observó tomar un cigarrillo, pero no era un hábito y no lo hacia dentro de la casa. Algo muy extraño estaba pasando.
―¿Cómo saliste? ― Preguntó confundido.
—¿Como que "cómo" salí? Pues por la puerta y las llaves, genio.
Soobin frunció el ceño, enojado por el tono y la antipatía del menor sin haberle hecho algo para merecerlo.
―Me refiero a cómo saliste tan rápido, acabo de cruzarte en la habitación de video juegos y no te vi salir.
Kai rió entre dientes, dejando salir el humo de sus labios.
—Ahora estás delirando, estuve fuera toda la noche.
El mayor alzó una ceja.
—¿Quieres decir que no estuviste aquí en toda la noche?.
—¿Qué no acabas de verme entrar? No, no estuve en toda la noche. ¿Despertaste estúpido o algo así?.
Soobin respiró para poder relajarse y no comenzar una pelea más grandes, pero los cambios de humor de Kai comenzaba a cansarlo. Kai actuaba y parecía físicamente personas muy diferentes.
―De acuerdo, ¿Y dónde estuviste?.
―¿Acaso eres mi maldito padre o es un puto interrogatorio? Déjame en paz, no eres mi jefe ni mi novio como para pedirme explicaciones.
Diciendo esas palabras, esa versión grosera de Kai lo dejó allí solo, casi pudo ver fuego salir de las pisadas que dejó hecho furia. Bien, Kai podía ser infantil y un poco caprichoso, tal vez a veces despertaba de malas y era distante o algo grosero, pero nunca empezaba una pelea tan violenta por algo tan estúpido.
Sin duda, no estaba disfrutando de esa broma.
—¡Soobin!, al fin despiertas, creí que estabas practicando para tener un papel en la bella durmiente.
Dio un salto asustado por la sorpresa, giró hacia atrás, para toparse con una nueva imagen de Kai. Pero era imposible, Kai literalmente se había ido en otra dirección, acababa de verlo, no habían pasado ni diez segundos, y ya estaba ahí con otro estilo de pelo y otra ropa y otra expresión. ¿Era una especie de cámara escondida o Kai tenía un gemelo del que nunca oyó hablar?.
—¿Ka… Kai?.
"Kai" soltó una risa, viéndose tan angelical como siempre. Lo cual casi le hizo olvidar la extraña mañana que estaba teniendo.
—Obvio, ¿Quién más sino? Ven, te preparé el desayuno.
Se acercó desconfiado a la cocina, siguiendo a pasos lentos al menor. Ese Kai se veía aparentemente normal, pero con los sucesos de esa mañana poco podía confiar. Tal y como dijo, había un desayuno sencillo servido, pero no se atrevía a sentirse cómodo y comer.
—¿Te pasa algo, Soobin?, Te noto tenso.
Rió, sin poder evitar la ironía de toda la situación. Esa broma se acababa en ese preciso instante.
—¿Tenso? Pues sí, estoy "tenso", Kai. ¿Qué demonios te pasa?, Me despiertas y tienes el cabello rosa y actúas dulce y tierno conmigo y luego intentas seducirme en el baño, actúas indiferente en la sala de juegos, ¡Y luego me gritas sin razón!, ¿Y ahora eres bueno conmigo?, ¡¿Qué sucede?!.
Kai lo miró como si no entendiera nada de lo que decía.
—Soobin, no entiendo nada.
—¡Eso! Yo tampoco, yo tampoco entiendo nada por que no tiene sentido. ¿Es una broma?, Por que no tiene nada de gracia. Quiero saber la verdad, ¡Ahora!.
Producto de la desesperación, no fue capaz de notar su comportamiento alterado y dramático. Kai alzó sus manos tratando de acercarse a él.
—Hey, hey, ya, cálmate. Resolveremos esto, solo cálmate. Te dará algo.
―Él tiene razón, querido. Te saldrán canas antes de tiempo si sigues así.
La vista de Soobin cambió cuando una tercera voz, pero demasiado similar a otra, hizo acto en escena. Y su mandíbula casi cae ante lo que vio.
Kai, OTRO Kai se había acercado a ellos y pasó frente a su versión para servirse comida y empezar a comer. Pero no sólo eso, sino que pudo ser consciente ahora de su aspecto. Tenía el cabello largo, el rostro recién lavado con un maquillaje en los ojos delineando los pequeños orbes de manera atrevida, con una camisa que apenas le cubría el ombligo y se levantaba constantemente, descalzo, y unos malditos shorts cortos tan pegados a sus piernas que por la manera en que se recostó en la mesa y dejó su cuerpo extendido, podía ver el contorno de su culo marcarse. Oh dios, sin duda estaba soñando.
―P-Pero qué... ― Tragó saliva, nervioso, pero aún buscando una explicación lógica ―Kai, ¿Por qué no me dijiste que tenías un hermano gemelo?.
Ambos Kais se miraron, y el Kai que cocinó fue quien respondió.
—Eh, por que no tengo.
Soobin soltó una risa nerviosa.
—C-Claro que sí, l-lo estoy viendo y me están haciendo una broma, es eso, ¿No?.
—BinBin hyung... ― Oh dios, lo que le faltaba ―¿Se siente bien?, Lo veo un poco pálido...
Al girarse, la imagen aniñada de ese Kai infantil pelirosa lo recibió, haciéndole dar un tropezón hacia atrás y casi cayéndose.
―Sí, yo también lo veo pálido ― Dijo el otro acercándose.
—Ay, lindo, ¿Te sientes mal?.
De pronto, tener tres versiones de Kai sobre él parecía más una pesadilla que un sueño. Creyó que era suficiente para desmayarse cuando alguien nuevo hizo acto de presencia, el Kai grosero salido de Terminator apareció en la cocina ignorando a todos y abriendo la nevera para tomar leche directa del cartón.
―¡Oye! No seas cerdo, no quiero andar bebiendo tus babas, y tenía esa leche reservada para una leche de plátano ― Se quejó el Kai sensual barra Jessica Rabbit.
El Kai terminator rió.
—Vamos, es solo leche. Además, apuesto a que quieres conseguir leche de plátano de otra fuente, ¿No es cierto, dulzura?.
El Kai Jessica Rabbit tan solo rodó los ojos y le dio la espalda, volviendo a comer su desayuno.
Era suficiente para Soobin, toda esa situación era ridículamente imposible y absurda.
―¡Ya basta! ― Gritó, a punto de perder la cabeza ―Tú, y tú, ¡Son Kai!, ¡¿Pero qué carajos!?, Me estoy volviendo loco, sí, es eso. Oh Dios, soy muy joven para acabar en un psiquiátrico.
El Kai Terminator tan solo río, riéndose de él.
―Qué marica.
—¡Oye! — Chilló el Kai Pinky Pie ―No seas grosero.
―Aww, al niño no le gusta que le griten a su hyung, pobre bebé.
―Déjalo en paz, tan solo míralo ― Protestó Kai Jessica Rabbit.
―¿Por qué debería? Es divertido verlo sufrir.
―Hay que mantener las cosas con calma ― Dijo el Kai aparentemente normal, pero ya era demasiado tarde para eso.
―¡No quiero mantener las cosas con calma!, Quiero respuestas, ¡Y las quiero ahora!.
Comenzaron una discusión donde Soobin tan solo gritaba tratando de hacerse oír en busca de respuestas y los otros Hueningkais discutían entre sí, demasiado caótico para una cocina de tamaño mediano. Entonces, el último nuevo inquilino en la casa apareció, con los audífonos colgados de su cuello y una sonrisa de victoria como si no estuviera entrando a un campo de guerra.
―Muy bien familia ― Dijo el Kai gamer sentándose en la mesa ―¿Qué hay para desayunar?.
Un último Kai, claro, era eso lo que necesitaba Soobin.
―C-Cinco Hueningkais...
Para luego caer desmayado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top