11.
SungMun regresó con el par de pequeños, indicándoles que se adentraran a la oficina del director. Una vez ahí tomaron asiento en las sillas que estaban en frente de su escritorio y, el mayor de los varones fue quien inició la conversación.
―Y bien, profesora Kim, ¿Qué es lo que pasa?.
―Director Bang SiHyuk, quisiera reportar un caso de agresión.
El hombre vio a cada de unos de los niños frente a él, luego de analizarlos rápidamente miró de nuevo a la mujer.
―¿Quién agredió a quién? ― Indagó con seriedad, confundiendo un poco al menor de los infantes.
Mun se percató de ello, siendo esta vez más clara para que no hubiera ningún malentendido.
―Oh, Director Bang, ninguno de ellos es el brabucón. De hecho, ellos son los afectados.
―Ya veo... ― Centró ahora su vista en los más jóvenes, tomando aire para hablar ―¿Sus padres saben algo al respecto? ― Ambos negaron con la cabeza ―Profesora Kim, ¿Podría...?.
De inmediato asintió, pidiendo con una señal a los niños que se acercaran a ella ―Chicos, ¿Les parece bien si vamos por ellos?.
Huening asintió energético, aplaudiendo para demostrar que estaba bien con ello ―¡Vamos por los niños feos, hyung! ―Exclamó, tomando enseguida la mano del contrario.
Soobin pasó saliva, después de todo, se libraría de algo pesado, ¿Verdad?.
Ambos siguieron a la profesora hasta el salón del niño de cabellos pelinegros, SungMun tocó la puerta para llamar la atención del profesor que impartía su clase, pero, no sólo acaparó la de él, sino también de los curiositos.
―Profesor Choi, ¿Me permitiría a algunos de sus alumnos?, Deben ir a dirección por no cumplir con el valor del respeto ― Comentó con una sonrisa, haciendo que sus dientes fueran mostrados.
―Cla-Claro profesora Kim ― Respondió de inmediato ―¿Quiénes serían?.
Sung tomó de los hombro al pelinegro, haciendo que se adentrara un poco más al salón de clases y, dejando tras de sí al brazo de la mano que sostenía la del castaño para ocultarlo.
―¿Puedes decirnos quiénes son, querido?.
El corazón de Soobin había comenzado a latir rápido, muy rápido; los nervios lo invadían por completo, eso era definitivo dado que mostraba pequeños temblores alrededor de su cuerpo y sus manos empezaban a sudar. Kai no pudo dejarlo pasar, dando mayor fuerza al agarre que había entre ambos, tratando de transmitir algo de confianza al que estaba justo frente suyo. Teniendo éxito a los segundos.
Uno por uno pasaban al frente los nombrados, siendo el último BuMyeon quien, estaba que ardía en ira.
―Son t-todos ― Admitió en voz quedita, siendo apenas audible para el pequeño líder del grupito. Una mirada de superioridad fue dirigida hacia el pelinegro, tenía que sacar su as bajo la manga.
―¡Yo tengo algo que decir en mi defensa! ― Exclamó para que todos le miraran, y así él pudiera ver hacia Soobin con completa malicia. Inhaló bien para llenar sus pulmones, tenía que decirlo de manera clara.
Sin embargo, fue interrumpido.
―Disculpe, jovencito. Lo que sea que tenga que decir será en Dirección, nos vamos ya ― Explicó la mujer, sin darle oportunidad de replicar.
Al salir del aula, los chicos que habían sido llamados anteriormente pudieron darse cuenta de que cierto castaño estaba con el pelinegro, aquel niñito que con tan pocos encuentros se había convertido en una de las personas menos favoritas.
Soobin y Kai se encontraban adelante de todos, SungMun enseguida y el grupito de malos atrás; ellos podían ver perfectamente cómo sus manos se mantenían juntas, algo que les asqueaba en verdad. BuMyeon señaló el acto, logrando hacer que todos soltaran sus peores carcajadas.
El pelinegro pudo sentir cómo aquel sonido taladraba sus oídos, cohibido bajó su rostro y Huening le miró para después girar su rostro hacia atrás, percatándose de los autores de aquel molesto ruido.
Cansado del comportamiento de aquellos niños, sacó la lengua en dirección del grupo; siendo honesto no le gustaba ser grosero, pero ya era demasiado por parte de los otros. Haciéndolo lo más rápido posible, regresó su vista al frente y deslizó su manita para que sus dedos pudieran entrelazarse con los de su hyung, ocultando después su rostro al contrario debido a su notorio sonrojo. Soobin tras enterarse de ello sólo pudo sonreír tímido.
Terminando de bajar el primer par de escaleras, Huening recordó a la persona con quien había tenido un ligero tropiezo y como resulta su labio se vio afectado.
—¡Maestra Kim, maestra Kim! ― Llamó rápidamente, siendo atendido por la mujer ―Falta un niño de tercer año, su nombre es GaNeol ― Confesó señalando la dirección del aula.
Tras decir eso, los demás demostraron su gran disconforme, pensando que se podría salvar uno de ellos y viendo cómo se iba la oportunidad por el caño. Definitivamente ese niño perdería su cara bonita.
—¿Es así? ― Indagó Sung, teniendo un asentimiento por el bajito ―Bueno, vamos a llamarle.
Todos estaban ahora dentro de la oficina del Director, los seis chicos que recién fueron llamados permanecían de pie junto a la pared, mientras que Kai y Soobi. habían tomado asiento donde anteriormente lo hicieron.
Bang miraba a los responsables uno por uno. Luego de unos minutos analizándolos, preguntó.
―¿Por qué? ― Solamente BuMyeon seguía viéndole a los ojos, confudido por la pregunta ―¿Qué motivo tenían para hacerlo?.
El silencio que había duró poco, él no se iba a dejar vencer así de fácil.
―Nuestro comportamiento no iba con mala intención. Director Bang, nosotros sólo queríamos arreglar a nuestro querido compañero Choi.
El hombre masajeó sus sienes y suspirar ―¿Arreglar qué?.
―Ustedes no tienen nada que arreglar de hyung-nim, ¡bola de feos! ― Interrumpió el más pequeño del sitio, cruzando sus brazos ―Director Bang, ni siquiera atacan de una manera justa, estoy seguro de que hay más compañeros que fueron golpeados por ellos antes ― Expresó con notoria molestia, señalándoles.
Los adultos y el pelinegro veían asombrados al castaño, estaba claro que defendería al otro niño hasta que se resolviera el problema.
―Verás que sólo nos dirán que realicemos el aseo del edificio y quedaremos libres ― Susurró BuMyeon a quien estaba a su lado.
—¿Qué tanto cuchichea, jovencito? ― Preguntó con seriedad SungMun, quien le había pillado ―Pequeño Choi ― Llamó a Soobin ―¿Sería una molestia si nos dice qué le han hecho estos chicos de aquí?.
El de cabellos pelinegros alzó el rostro para ver bien a la mujer y, enseguida, asentir. Dejó su lugar libre, siendo tomado después por la mayor; caminó a un lugar con mejor visión para la maestra y el director. Estaba listo para dejar todo el escándalo atrás.
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