II
۪ ⋆ ˑ ִ SATISFIED
𓍼 ˒ PARTE DOS
"Amemos como si no hubiera despedida"
Tensó la mandíbula a la vez que apretaba el periódico y la carta de su hermana entre sus manos. Ahora entendía muchas cosas, cómo por que su hermana se había oído extraña en las ultimas llamadas y luego no lo había contactado en un mes.
O porque había oído a la empresa de su familia envuelta en un escándalo, que estando él a tantos kilómetros lejos de Corea, decidió ignorar.
—Yeonjun — Llamo a su esposo —Mañana tomaré un vuelo a Corea.
Él levanto la mirada sorprendido ante noticia tan inesperada, sus ojos azules escanearon a su esposo, dándose cuenta de su postura tensa.
—¿Sucedió algo malo?.
—Lea me necesita — Murmuró, Yeonjun se levanto del sofá y se acercó al menor, para hacer que este también se levante y así poder envolverlo entre sus brazos.
—Entiendo — Susurró tomándolo de las mejillas y apretándoselas con suavidad —Te acompañare.
—No es necesario, yo puedo ir sol...
Yeonjun lo calló con un beso, al separarse le sonrió comprensivo.
—No voy a dejar que vayas solo, cómo tú esposo es mi deber acompañarte y cuidarte.
—Pero la empresa... — Yeonjun negó.
—Tu estas primero — Kai le sonrió y lo abrazo de nuevo, hundiendo su rostro en el pecho del mayor.
La ultima vez que había visto a su hermana y a Soobin fue en su boda, ya que para cuando ellos volvieron de la luna de miel él ya había renunciado a la empresa y tomado un vuelo a Londres.
Tenía que alejarse.
Tenía que borrar los sentimientos por Choi Soobin, por el esposo de su amada hermana.
Por que sabía que si se quedaba, nada saldría bien. Y él, no quería lastimar a Lea.
En los últimos seis años se había mantenido lo más posiblemente alejado de Choi Soobin y todo lo que lo rodease, llego a Londres, conoció a Yeonjun, se puso de pareja con él y ahora llevaba cuatro años casado con el pelirrosa.
Yeonjun era maravilloso, atento y jodidamente guapo, tenía dinero, cosa que a su padre le encanto, y era un muy buen esposo.
Pero decir que lo amaba sería una vil mentira.
Yeonjun podría ser el esposo que todo hombre u o mujer querría, pero no era el caso de Kai, estaba con él por comodidad, por estabilidad y por que si, lo quería, pero era mera amistad, no había amor.
No podría amarlo si Choi Soobin a pesar de los años seguía rondando en su mente.
Kai se sentía un bastardo, manteniendo sentimientos por el esposo de su hermana, pero después de tantos años se había acostumbrado a vivir con ellos.
Y era porque se había echo la idea de que no importase si el amaba a Soobin, era un hombre prohibido.
Sintió una mano tomar la suya para entrelazar sus dedos, miro a su costado a Yeonjun, él cuál le sonrió adormilado, recién despertando de su pequeña siesta.
Si, era un jodido bastardo.
Y lo confirmaba cada que veía a Yeonjun.
Piel canela, alto, sonrisa encantadora y voz grave.
Había buscado tan desesperadamente alguien que le hiciera olvidar a Soobin que inconscientemente había terminado con Yeonjun, que tenía cierto parecido con Choi o tal vez alucinaba.
—¿Falta mucho? — Preguntó apoyando su cabeza en el hombro de su pareja.
—Una o dos horas — Respondió dejandole un beso en la frente —Duerme un poco más...
—Ya no tengo sueño — Murmuro —¿Estás bien?.
—Uh, ¿Por que preguntas?.
—Te siento tenso — Oevantó su cabeza mirándolo con sus profundos ojos azules —¿Hay algo que te preocupe?.
—Nada en absoluto, sólo estoy ansioso por llegar — Yeonjun sonrió, creyendole, como siempre, ciegamente.
Y Kai correspondió su sonrisa, tratando de ocultar el océano de emociones que estaba sintiendo por el simple echo de volver a ver a Choi Soobin.
El hombre prohibido del que estaba profundamente enamorado.
Ver la mansión en la que había crecido le causo cierto malestar, más considerando, que aquella casa era ahora hogar de Lea y Soobin.
"Tal vez si todo fuera diferente, yo estaría en el lugar de Lea..."
Borro de inmediato aquellos pensamientos de su mente.
Estaba allí por una sola razón, y una vez arreglara todo aquél problema volvería a Londres con Yeonjun y seguiría con su vida.
Las puertas le fueron abiertas y al instante un mayordomo le quito el saco haciendo una reverencia y marchándose.
Kai acomodó su cabello y paso las manos nerviosamente por su pulcra camisa blanca.
Inhalo hondo.
—¿Dónde esta Choi? — Preguntó.
—Se encuentra en la oficina principal, señor — Respondía con la cabeza baja, en signo de respeto.
—¿Mi hermana?.
—Se a quedado en la casa de la señorita Bahiyyih desde...
—Bien — Interrumpió —Hablare con Choi, que nadie suba, mantén a todos aquí abajo.
—Si señor — Hizo una reverencia yéndose para acatar la orden.
Subió las escaleras con lentitud y camino por los extensos pasillos hasta parar frente a ambas puertas de la oficina que alguna vez perteneció a su ya difunto padre, inhalo hondo, tal vez por milésima vez en el día, y suavemente toco la puerta.
Un ronco "adelante" le hizo estremecer por completo, suspiro abriendo la puerta y entrando con una suave sonrisa.
—Soobin.
Soobib parpadeo, desconcertado e incrédulo ante la presencia de Kai.
Joder, seis años y verlo de nuevo se había sentido como la primera vez que lo vio en aquella ostentosa y aburrida fiesta.
—Kai... — Murmuro levantándose y rodeando el escritorio.
Él sonrío acercándose, Soobin lo esperó listó para abrazarlo, ansiado de sentirlo cerca, pero el rubio paso de largo deteniéndose a su lado.
—Felicidades — Murmuró entré dientes.
Él pelinegro sintió escalofríos.
—Inventaste un nuevo tipo de estupidez — Soobin volteó, encontrándolo sentado en la silla del escritorio, con las manos entrelazadas arriba de sus piernas cruzadas —Una equivalente a "Un daño que nunca puede deshacerse". Equivalente a "Abrir todas las jaulas del zoológico". Un tipo de estupidez equivalente a "De verdad no pensaste esto detenidamente".
—Lo sabes... — Susurró, con voz titubeante, más afirmando que preguntando.
—Repasemos — Sonrío tirándose para atrás —Tomaste un rumor que una, o tal vez dos personas conocían y lo desmentiste públicamente compartiendo un adulterio del que nadie te acuso. Dejaste en ridículo a mi hermana y le diste una mala imagen a la empresa que por años mi padre y abuelo construyeron.
Soobin trago saliva cuando el rubio tiró sobre el escritorio uno de los periódicos donde encabezaba aquella vergonzosa noticia.
"Choi Soobin, CEO de multimillonaria empresa acusado de adulterio, desmiente todo".
—Tanto miedo tienes de lo que los demás van a pensar de ti, cuándo eres tú mismo el único que se humilla — Se levanto poniéndose en frente a él —¿Sabes por que los demás no te toman enserio?, Ellos no pierden el tiempo respondiendo a burlas infantiles. ¡Así que sí!.
Camino hacía la puerta, para irse.
—¡Felicidades Choi!.
—Kai... — Llamo siguiéndolo.
—Estás arruinando a la familia, eres una vergüenza, felicidades... — Gruño entre dientes.
—¡Me sacrifique por la empresa!.
—¿Te sacrificaste? — Rió incrédulo, mirándolo por sobre su hombro.
Él volteó, sonriendo con suavidad.
—¿Sabes Soobin? Me case en Londres en un matrimonio sin amor — Murmuro mirando su anillo —E vivido los últimos años de mi vida en recuerdos y leyendo las cartas que en algún tiempo solíamos mandarnos — Se acerco al otro, poniendo sus manos en sus hombros —Y ahora... Te veo y pienso: "Dios, ¿Qué hemos echo con nuestras vidas y por que no nos basta?".
Soobib cerró los ojos, abrazándolo por la cintura.
Como hacía años pudo hacer muchas veces, inclusive sin ropa de por medio.
—Pero eso ya no importa, nada borrara las lagrimas ni los años, pero estoy de vuelta en la ciudad y pienso quedarme para arreglar todo, ¿Y sabes realmente por que vine?.
Tenía los ojos entrecerrados mientras sus labios casi rozaban los de Soobin, él cual suspiro, sintiendo los suyos quemar necesitado por tocar la boca ajena.
—Kai... — Susurro, listo para chocar sus labios con los del rubio.
Kai sonrío, llevando en un rápido movimiento sus manos de los hombros de Kai al cuello de su camisa, apretándola con fuerza.
—No estoy aquí por ti. Conozco a mi hermana más de lo que me conozco a mi mismo — Murmuró empujando lo hacía atrás —Nunca encontraras a alguien tan inocente o amable — El cuerpo de Soobin choco contra el escritorio, aún así Kai no dejo de acorralarlo —Y hace siete años ella me dijo que le gustabas y me hice a un lado — Los ojos de Soobin se cristalizaron al ver las lagrimas correr por las mejillas del menor —¿Sabes por qué? — Susurro de forma lastimera —Amo a mi hermana más que nada en el mundo, siempre escogí y escogeré su felicidad por sobre la mía, Lea... — Se alejo de Sopbin empujándolo —Es lo mejor que tienes en tu vida, así que nunca olvides que has sido bendecido con la mejor esposa.
Lo tomo del mentón, obligandolo a mirarlo cuando Soobin bajo la cabeza.
—Felicidades Choi, por el resto de tu vida, ten bien en claro que todos y cada uno de los sacrificios que hagas serán por mi hermana, la harás feliz, como prometiste en el altar — Lo soltó con brusquedad alejándose.
Y se fue dando un portazo.
Soobin cayo sentado apoyado en el escritorio.
Tapo su boca tratando de callar sus sollozos.
Un mes y medio había sido suficiente para arreglar toda la mierda causada por Soobin, inclusive había convencido a Lea de hablar y arreglar las cosas con Choi.
—No te preocupes, ya te dije que no importa, Junnie — Murmuró secando su cabello con la toalla, sentándose en flor de loto en la cama —Si, estoy bien, pronto volveré — Sonrío mirando hacía la ventana, Seul era hermoso de noche —También te extraño, debo cortar... Te amo también, Yeonjun — Y tras ello corto.
Yeonjun había tenido que volver a Londres tras dos semanas en Seul, el viaje se había alargado y Kai debía quedarse más para arreglar aquél desastre que era su familia, por suerte convenció a Yeonjun de volver a sus deberes.
El teléfono del hotel sonó, así que estirándose en la cama lo tomo.
—¿Si? — La cara del rubii se deformo momentáneamente —¿C-Choi Soobin — Aclaro su garganta —De acuerdo, déjenlo pasar.
Luego de confrontar a Soobin no había vuelto a verlo, se las había ingeniado para evitarlo todo ese tiempo.
Pero bueno, sólo vería que era lo que quería y luego lo echaría. Si, eso sonaba bien, tal vez incluso pida servicio a la habitación para que le llevasen helado.
Se sobresalto al oír la puerta ser tocada.
Tomo la tarjeta que abría la puerta y luego de tomar aire la paso por el lector, sacandole el seguro.
Del otro lado estaba Soobin, vestido con un impecable traje Gucci oscuro que contrastaba a la perfección con su piel y su melena pelinegra.
—Entrá.
Se maldijo internamente por recién percatarse de que solo llevaba puesta una gran camisa de Yeonjun.
Lo Ignoro o trato, total, Soobin se iría rápido y él podría acurrucarse entre las sabanas de la cómodo cama.
—¿A que has venido? — Pregunto entrando al gran cuarto, que mas bien parecía una departamento, sentándose en uno de los sofás.
—Tenemos que hablar.
—Tu y yo no tenemos nada de que hablar — Repuso, ambos estando enfrentados en una guerra de miradas —Ya arregle la mierda que causaste e hice que Lea volviera a ti, si vienes a agradecer no hace falta, así que vete.
—No vengo a hablar de nada de eso — inhalo hondo —Vengo a hablar de nosotros... — Kai rió.
—¿Nosotros?, Soobin, cielo, no hay un nosotros, nunca lo hubo.
—Lo hubo y lo sabes — El rubio mantuvo el silencio —Huiste.
—Me hice a un lado, que es diferente, tu te casaste con Lea y eso significaba que entre tu y yo ya no podía haber más nada, aunque desde un principio no debió de haberlo — Suspiro —Si me fui de Seul no fue por cobarde, fue por que sabía que si me quedaba terminaría haciéndole daño tarde o temprano a Lea.
—Te amaba, aún te amo.
—Eso no cambia nada — Sonrío levemente.
—Podemos intentarlo, sólo vuelve a Corea y...
—¿...Y que?, ¿Me convierto en el jodido amante del esposo de mi hermana? — Rió —Ese es tu problema Soobin, nunca pensaste en Lea ni en mi, siempre pensaste sólo en ti, en lo que a ti te hacía feliz, eres como un jodido niño que no puede escoger entre cuál dulce es su favorito.
—¿Enserio crees eso de mi?.
—Cómo no creerlo si mientras supuestamente conmigo seguías dándole esperanzas a Lea. Yo intente apartarme, pero tu nunca lo hiciste fácil, ¿Sabés como me sentí al enterarme que estabas ilusionando a ambos?.
—Quiero a Lea, la quiero mucho, pero es a ti a quien amo.
—Ya te dije que eso no importa, ya no importa una jodida mierda, por que tú esposa es Lea y yo soy tu cuñado — Soobin se levantó y se acercó, inclinándose y acorralándolo en el sofá —Aléjate.
—Soy un bastardo, una mierda y todo lo que quieras, pero te amo, ¿Recuerdas lo que te dije cuando nos conocimos?, Nunca e estado satisfecho, y la única forma de estarlo es si estas conmigo.
—Entonces nunca lo estarás.
La mirada de Soobin se oscureció. Se inclino hasta rozar los labios del rubio contra los suyos.
—Soobin, debes irte — Murmuró.
— Te e amado por tantos años — Murmuró cerrando sus ojos y pegando su frente a la del contrario —Déjame amarte una ultima vez.
—No hagas esto... — Pidió —Debes irte, ahora.
—¿Tienes miedo de lo que pueda pasar si me quedo?.
—Tengo miedo de ya no poder irme — Puso sus manos en los hombros del pelinegro, tratando inútilmente de empujarlo —Por favor, Soobin...
Él hizo oídos sordos y beso al menor.
Kai se removió, intentando separarse, pero aquello no duro mucho, los labios de Soobin lo embriagaron por completo y nublaron su razonamiento. Sus ojos, lagrimosos y cansados se cerraron, correspondiendo aquél beso con la misma hambre y necesidad que Choi.
—No te imaginas cuanto te extrañe — Susurro dejandole besos en todo el rostro.
Kai enterró sus dedos en la suave melena pelinegra.
—Está sera la ultima vez Soobin — Lo miro — Luego de esto, olvídate que alguna vez hubo algo entre nosotros — El mordió su labio inferior —Prometelo...
Los ojos del mayor se cerraron y dejo caer su cabeza en el pecho del rubio.
—Lo prometo...
A Choi Soobin nunca le había dolido prometer algo, pero aquella promesa le había apretado dolorosamente el corazón.
No, no quería.
Pero tampoco había más que hacer.
Su yo joven había cometido tantos errores que él como adulto pagaba. Se había dado cuenta del amor que sentía por Kai cuando ya estaba de pareja con Lea, y fue tan cobarde que no pudo arriesgarse y dejar a la mayor de los Huening. Luego todo se fue de sus manos, comenzar a salir en secreto con Kai, jurarle amor eterno y luego sin darse cuenta, termino comprometido con Lea.
Le había fallado miles de veces a Kai, pero cuando le prometió amor eterno no mentía, nunca mintió al decirle que lo amaba.
Entrelazo sus manos, sintiendo el anillo de oro en la mano izquierda del rubio, cerró los ojos, ignorando aquello, ignorando que Kai le pertenecía a otro hombre.
Al menos tenía el consuelo de ser el único en su corazón.
Le dejo un suave beso en los labios, mientras sus gemidos se mezclaban entre sí cuando se enterró dentro del pequeño chico debajo suyo.
Tan hermoso, tan único y dulce.
Tan suyo pero a la vez tan ajeno.
Inhalo hondo mientras daba una embestida a Kai, recibiendo en respuesta un gemido que lo volvió completamente loco.
Sentir el cuerpo tembloroso y sudoroso del menor, poder oír sus gemidos y jadeos, su rostro sonrojado en una mueca de puro placer mientras balbuceaba su nombre.
Diablos, ¿Podría vivir mas años sin ellos?.
¿Podría vivir mas años sin la presencia de Kai y fingiendo que ama a alguien más?.
Sintió sus ojos cristalinas y su pecho pesado, se abrazo mas al pequeño cuerpo de su amante y junto sus labios, llegando al ansiado orgasmo.
Kai una vez enterró sus dedos en la melena pelinegra de Soobin, profundizando el beso, disfrutando de los labios del mayor y tratando de grabar el sabor de los besos de Choi Soobin.
Si tan sólo no hubiera sido un egoísta...
—Te amo, te amo tanto... — Susurró con voz ahogada.
Si no hubiera sido un avaricioso.
El rubio le acarició las mejillas retasando con sus dedos los rasgos de Soobin...
—Descansemos.
Soobin asintió y se dieron un ultimo beso...
El ultimo beso.
Y si Soobin hubiera sido consciente de ello seguramente hubiera llenado de besos al menor antes de que este se fuera en plena madrugada, en silencio y sin despedirse.
Soobin rió entre sollozos mientras miraba con cierta incredulidad la pequeña nota entré sus manos.
Una vez más Kai había escapado de sus brazos.
Una vez más él no pudo hacer nada para detenerlo.
Y una vez más y, se había quedado con un gusto amargo en la boca y el corazón roto entre las manos.
"¿Estas satisfecho?"
Arrugo la nota entre sus manos y la lanzo con ira.
No, él nunca estaría satisfecho.
Él nunca podría tener a Kai entre sus brazos.
Él nunca podría ser feliz.
Y una vez mas, el mundo se le cayo a pedazos.
Y no, no había nada mas doloroso
Que volver a despertar y darse cuenta
Que su ausencia no era un pesadilla...
Ya era una realidad.
Fin.
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