۰ ⸂ ࣪˖⁩ viii

Diciembre 22.

―Perdóname, por favor Kai, perdóname.

El castaño inclinó su cabeza, su mejilla sintió el tacto de la palma superior del pelinegro. Y se sentía bien. Pero necesitaba una explicación.

―Te escucho.

Soobin dejó salir el aire retenido, su memoria comenzó a traer los retazos de imágenes que se combinaban con las palabras, formando una narración organizada que Kai escuchó con interés:

Soobin salió de su sala común, acomodando su corbata que caía frente a su pecho, faltaban cinco minutos para las 9 pm.

Con paso ligero recorrió los pasadizos de las mazmorras que estaban en penumbras y silenciosos, su cuerpo se tensó cuando sintió a su brazo ser jaloneado. El pasillo sólo estaba iluminado con un par de antorchas en los costados de las paredes, por lo que su vista tardó en enfocar la cabellera pelirroja.

―Uh...

―Soy yo, Soobin ― La voz melosa de Mei se elevó sobre el sonido de voces a lo lejos.

―¡Ha, Mei! ― Soobin hizo media reverencia con respeto ―¿Cómo estás?.

―No muy bien, mi pareja es un Happluff ― La chica enredó uno de sus cabellos entre su dedo índice ―¿Quién es tu pareja?.

―Es de la casa Ravenite ― Soobin miró su reloj de mano ―De hecho me está esperando, lo siento, tengo que irme.

Soobin quiso volver a caminar sin despedirse pero Mei fue más rápida, interponiéndose entre él y la salida de aquel pasillo.

―Soobin ― Habló con firmeza ―¿Son ciertos los rumores?, ¿Ya no te gusto?.

Al pelinegro se le drenó la amabilidad, por que raramente desconocía de los rumores en torno a su persona, de una u otra forma siempre terminaba por enterarse de qué hablaban los demás.

―¿Qué rumores?.

―Bueno, ya sabes, los rumores sobre tu pareja de baile... ― Mei bajo la mirada con algo de desprecio en sus ojos. Al final del día no era tan educada como el pelinegro pensaba.

―No entiendo a qué te refieres, no sé de qué hablas ― Soobin habló con voz tensa.

―Algunos dicen que tú y Huening Kai están saliendo ―Mei viró los ojos ―Pero eso es imposible, ¿Verdad?, ustedes dos son hombres, son de casas diferentes, ni siquiera son del mismo nivel económico.

La pelirroja río, por la posibilidad de aquello, claro que no. Pero el rostro de Soobin estaba serio.

―Me gusta Huening Kai, así que te pido que lo respetes.

Soobin estaba enojado, si pudiera le gritaría con fuerza a la chica que ahora tenía una mirada perdida y estaba perpleja. De un momento a otro su cara cambio, la chispa en sus ojos se incendió.

―Jugaste conmigo un buen tiempo, Choi Soobin ― Una sonrisa irónica escapó a medida en que hablaba ―Es justo tener un primer y último beso de tu parte, ¿No crees?.

Soobin miró con una ceja levantada.

―No.

―¿No?.

―Así es, no. Ya te dije que me gus...

Mei no lo dejo terminar.

―Creo que a tus padres les encantará saber también.

Y con la sola mención de sus padres bastó para que Soobin cuestionará las intenciones de la pelirroja

―¿A qué te refieres?.

―Ya te dije, un beso por mi silencio ― Mei lo miro con ojos grandes a la espera de su respuesta.

―¿Me estás chantajeando? ― Soobin no lo podía creer. Bueno en realidad sí que lo creía pero se sentía traicionado de alguna forma.

―Te estoy pagando con la misma moneda ― Respondió, con voz juguetona.

Soobin no podía pensar bien. Sabía que los padres de Mei eran socios y amigos de sus padres, y que con él solo envío de una carta, sus progenitores se enterarían de que su hijo menor gustaba de Huening Kai.

Sus padres tenían poder y dinero, fácilmente pedirían el cambio de colegio de Soobin o algo mucho peor, la expulsión de Kai.

Pero si de algo estaba seguro, es que Soobin no permitiría que nadie afectará a Kai o le hiciera daño.

Le daría a la pelirroja lo que pedía, porque para él, no significaría nada.

―Bien, pero tendrás que jurarlo por tu magia ― Claro, Soobin seguía siendo un Sliether, astuto, la haría jurar por lo más importante para la bruja.

Mei hizo una combinación de movimiento con su varita frente a su boca, que reconoció como un hechizo sellador.

―Lo prometo.

Y sin pensarlo más, Soobin se abalanzó frente a la pelirroja pegando sus labios a los de ella, moviéndolos con enojo y frustración.

―Eres un tonto Soobin ― Kai habló
―No debes de preocuparte por mí.

Ahora, Kai se encontraba recargado en la puerta de herbología, terminando de escuchar lo que realmente sucedió y del por qué Soobin había besado a aquella chica.

―Kai... ― Soobin se acercó hasta quedar frente al castaño ―No importa si me dices que no lo haga, seguiré preocupándome por ti, y no quiero volver a cometer un error así, por mi culpa es que no estás disfrutando del baile junto a tus amigos.

Kai dejó caer la cabeza hacia atrás, reposando contra la puerta, con los ojos cerrados preguntó.

―¿Entonces qué harás?.

―Si me perdonas, yo te llevaré al baile, disfrutemos está noche juntos. Y mañana hablaré con mis padres.

Kai abrió los ojos de golpe, ¿Soobin realmente iba enserio con él?, eso es lo que estaba insinuando, ¿No?, por lo que había escuchado, Choi Soobin jamás, JAMÁS, había presentado a alguien como su pareja y menos, hablado con sus padres sobre salir con alguien, ¿Por qué de pronto Soobin había tomado aquella decisión?.

Kai quiso decirle algo, pero su mirada se enfocó en aquel ramo gigante sobre su cabeza del cual no se había dado cuenta. Las hojas verdes comenzaron a desprender un olor fresco a pinos, y de a poco, pequeñas flores le surgieron de las esquinas, diferentes colores tapizaron su vista.

A Kai se le aceleró el corazón, ya sabía a qué se debía, pero quiso cerciorarse, así que con pasos nerviosos se movió hasta donde el hechizo lo dejo.

Soobin no entendía nada, de un momento a otro, Kai estaba inmerso en sus pensamientos, caminando alrededor de él, y sin previo aviso, se echó a reír, volviendo a su posición frente a la puerta de cristal de herbología.

―Soobin ― Hablo Kai, aún con la sonrisa en su cara.

―¿Qué pasa? ― El pelinegro aún no entendía.

―Estamos atrapados ― Anuncio el chico de ojos avellanas.

―¿Uh? ― La mirada del pelinegro se instaló en Kai quien atento, veía sobre su cabeza. Y cuando lo vio lo entendió.

Un muérdago.

Soobin recordó su clase de herbología de tercer grado, cuando la profesora Remi les explico la función de un muérdago.

"Los muérdagos son aquellos ramilletes de flores que aparecen o son puestos bajo los techos con la finalidad de atrapar a una pareja de enamorados o de personas con alta atracción amorosa. No se puede salir de su hechizo hasta que la pareja se ha consumado en un beso sincero."

Para ese entonces, la clase completa había hecho sonidos de asco "¡Ugh!, ¡Guácala!" con trece años, la mayoría no pensaba en que eso era romántico, sino una broma de mal gusto o un reto extremadamente difícil de realizar.

Pero en ese momento, Soobin le agradecía a Merlín, a los magos fundadores y a quien sea que haya puesto aquel muérdago allí porque lo más que necesitaba en ese momento era besar los rosados y esponjosos labios del chico que lo miraba con ojos vidriosos frente a él.

Sus ojos negros se conectaron a la mirada avellana del contrario, no hubo necesidad de palabras.

Los dos deseaban lo mismo.

Y sin previo aviso, Soobin se acercó, con cautela tomo con una mano la cadera de Kai y la otra acarició la piel de su cuello, las mejillas de Kai estaban bañadas de un color carmesí.

Lindo, pensó el pelinegro.

―Kai, me gustas ― Susurró Soobin, muy cerca de sus labios.

―Tú también me gustas, Soobin ― Sus labios rozando.

La distancia no existía. Sus labios consumándose en fuego, energía y magia.

Sus bocas se movían siguiendo al tiempo los movimientos del otro, sus besos fueron intensificándose como si fuera una orquesta que alcanzaba el punto más alto de la melodía, y los instrumentosos labios amenazando con fundirse en el calor de la sensibilidad.

Soobin acercó aún más al castaño, a pesar de que sus cuerpos estaban completamente pegados, pero necesitaba más cercanía, paso sus manos recorriendo la espalda del castaño hasta situarlas en las caderas de éste, apretándola sólo un poco, Kai dejó salir un ruidito por lo bajo, se sentía mareado. Le gustaba, le encantaba.

El pelinegro bajó sus labios dejando un rastro de besos desde la mandíbula hasta el cuello de piel pálida, la respiración de Soobin chocaba contra la piel del chico que mantenía una sonrisa en su cara, le daba cosquillas.

―Creo que el muérdago ha desaparecido, Soobin ― Kai susurró ―¿Estamos libres?.

Soobin se separó del cuello del castaño, dándose cuenta del sonrojado chico frente a él, y su corazón dio un golpe dentro de su pecho.

―Del muérdago sí. Tú de mí no.

Y volvió a cerrar la distancia para dar un último beso en los esponjosos labios del castaño. Adictivo. Esto iba a ser adictivo.

―¿Y tú eres? ― El chico de cabellos azules a su costado no había soltado su agarre en ningún momento.

―Oh, lo siento, soy Heeseung ― Dijo, sin siquiera levantar la mirada. Inmerso en la caminata por el corredor. Estaban cerca de llegar a las puertas principales del salón de baile.

Taehyun lo miró de reojo, ya había visto a ese joven merodeando por el bosque y los corrales de animales que se situaban detrás del castillo.

―¿Eres Happluff?.

―Sí... Soy de quinto año.

Heeseung se dio cuenta de que aún mantenía su mano en el brazo peligris, sus orejas se colorearon de un rojo cereza que de a poco se recorrió hasta su cuello.

"¡Qué vergüenza!" Pensó.

Hizo ademán de quitar su mano, pero Taehyun fue más rápido y la tomo, aprisionándola entre las suyas propias. Bruscamente la llevo frente a sus ojos, cosa que hizo que Heeseung acercará su cuerpo aún más al contrario.

―¿Qu-Qué haces?.

Taehyun inspeccionó la mano del joven Happluff ignorando el sonrojo del pelíazul.

―¿Qué es esto?, son marcas de dragón
― Sentenció el peligris, ahora dirigiendo una mirada expectante a Heeseung quien se sobresaltó al verse descubierto.

Era como si de pronto su cuerpo estuviera expuesto a la mirada inquisitiva del contrario. Y eso lo hizo sentirse aún más pequeño. Podría mentirle. Claro que podía hacerlo, el problema era si le iba a creer. El peligris seguía esperando una respuesta. La verdadera para ser exactos.

Heeseung se relamió los labios, esta situación no era lo que esperaba como su primera plática con el Ravenite mayor.

―Cuando era niño, un dragón pequeño restregó sus púas contra mí, fue un accidente ― Dijo con confianza en su voz, pero su cara decía lo contrario.

Taehyun dio una larga mirada, enmarcando una de sus cejas y parando el caminar justo afuera de las puertas de cristal. Una canción lenta se escuchaba por dentro.

―Estás mintiendo.

A Heeseung le temblaron las rodillas.

―Te daré otra oportunidad para que me digas la verdad, o si no, temo que tendré que usar legeremancia en tí, Lee Heeseung ― Prosiguió a decir Taehyun.

Heeseung tragó en seco, no podía dejar que Kang Taehyun entrara a su cabeza y hurgará por allí, como si de un paseo por Xibe se tratará. Fácilmente se encontraría con la basta noticia de que él, Lee Heeseung, tenía un ligero enamoramiento por el Ravenite.

―Está bien, tú ganas ― Dijo, y a continuación se acercó hasta la oreja izquierda del contrario ―Tengo a un dragón mal herido en estos momentos, estoy tratando de salvarle la vida. Pero descuida esto que tengo aquí en la mano sólo fue un accidente.

Taehyun se alejó, poniendo distancia entre los dos cuerpos de contextura opuesta.

―No sabes absolutamente nada de dragones, Lee ― Dijo, con una mueca atravesando sus labios, y continuó ―Las escamas de dragón rozaron la piel de tu mano. Cuando pasa eso, se implanta un germen que terminará por encarnarse en la piel y pudrirla por dentro.

Taehyun parecía muy serio en sus palabras asustando al pelíazul que lo miraba con ojos grandes.

―Creo que debería ir a la enfermería ― Su voz se hizo más aguda.

―No te servirá de nada ir a la enfermería, debes de ir con un especialista de dragones y en sus enfermedades ― Sentenció.

―Pero no conozco ninguno, y es caro pagar a un mago especialista ― Heeseung comenzaba a palidecer aún más. ¿Ahora qué haría? mañana regresaba a casa de sus padres para pasar navidad con ellos. No podía llegar con esa noticia, iba en contra de cualquier regla, si no lo mataba aquel germen, sus padres lo harían.

Taehyun miró cómo el pelíazul se sumía en una tempestad dentro de su cabeza, con la mirada fija y perdida en sus zapatos. Resopló y zarandeó los hombros de Lee para que le prestará atención.

―Tienes suerte.

―¿Ah? ― Heeseung miró expectante al mayor.

―Espero que sepas viajar en traslador. Por que tú, pequeño tonto, vendrás conmigo a pasar las vacaciones de invierno a casa de mi familia.

―¿Yo?, ¿Tú?, espera ¡¿Qué!?.

Taehyun viró los ojos exasperado por la actitud del contrario. Agh... Happluffs.

―Mi hermano mayor es especialista en dragones, así que si quieres salvar tu trasero, tendrás que venir conmigo. ¿Entiendes?

―¡Entiendo!.

―Mañana a las 12 p.m. en la entrada principal. Trae un baúl ligero y al pequeño dragón bien escondido. Ten cuidado de que los elfos no se den cuenta, suelen ser muy chismosos ― Informó.

A Heeseung se le hincho el pecho, y antes de que Taehyun desapareciera detrás de las puertas de cristal, levanto la voz con energía renovada.

―¡Gracias, Kang Taehyun!.

Kai y Soobin entraron por las puertas de cristal tomados de las manos, los dos chicos podían sentir las miradas provenientes de todos lados, pero a Soobin no le importó menos, le gustaba el calor provenir de la palma de Kai y el roce de sus cuerpos mientras caminaban en dirección al centro de la pista, donde sus amigos y los del castaño ya se encontraban bailando.

La música en vivo era sensacional, alentaba a los jóvenes magos a desatar su locura y emoción, Kai nunca había visto que los alumnos de las cuatro casas se mezclaran de tal forma, olvidándose aunque sea por una noche de las rivalidades, de las posiciones económicas y del tipo de sangre.

Soobin soltó su agarre para llevar sus manos al aire y comenzar a cantar a todo pulmón la canción que sonaba y que más de la mitad reconoció, sumándose de igual forma al grupo de cantarines, Kai rió y siguió moviéndose sin importancia en sus pasos de baile.

De un momento a otro el lugar se sumergió en silencio, los jóvenes expectantes con la mirada puesta en la presentadora lista para hablar a través de su micrófono mágico, que no era más que su varita con un hechizo de voz amplificada.

―¡¿Se están divirtiendo?!.

Todos los magos respondieron a la vez

―¡Sí!.

―Fantástico, ¡Me agrada esa actitud!.

En lo que la presentadora elevaba los vítores de la sala, Kai miró a su alrededor en busca de su nuevo amigo, Heeseung. Fallando en encontrarlo pero reconoció a lo lejos a su mejor amigo, Taehyun.

―Soobin ― Habló al chico de cabellos castaños ―¿Podrías ir por zumo de calabaza?, Estaré con Taehyun cerca de los ventanales.

―Claro, Kai ― Soobin se perdió entre la gente y Kai caminó hasta el lugar indicado.

―¡Hey! ― El peligris le pasó una mano por los cabellos rizados ―¿Te estás divirtiendo Kai?, ¿Todo se resolvió con Choi?.

―Lo hago, creo que es liberador bailar de vez en cuando. Es divertido ― Sonrió y continuó ―Sí, resolvimos un malentendido.

―Me alegra, aunque es raro verlos juntos ― Declaró Taehyun ―Pero forman una linda pareja.

―Gracias ― El castaño se cohibió por un momento pero recordó al chico de cabellos azules ―Eh... Taehyun, ¿Dónde está Heeseung?.

El más alto pensó en evadir la pregunta pero decidió que era mejor decirle la verdad.

―Regresó a su habitación. Tiene que tener listo su baúl mágico para mañana.

―Oh, entiendo ― Kai recordó que al día siguiente la mayoría de los estudiantes regresarían a sus casas para pasar la vacaciones de navidad. Él también regresaría a Seul ―Supongo que lo veré mañana en el tren.

Soobin regresó con dos vasos de Zumo de calabaza y le entrego uno a Kai, hizo una breve reverencia hacia el peligris mayor, y esperó a un lado de su chico.

―Sobre eso... ― La mirada de Taehyun cayó hasta la cabellera pelinegra de la chica que era su pareja aquella noche y que raramente habían estado más distantes que cualquier otra pareja ―Lee vendrá conmigo a casa.

Kai se atragantó con el líquido naranja y estuvo a punto de expulsarlo por la nariz. Soobin se acercó y dio varias palmadas sobre su espalda, casi riéndose por la escena.

―¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Por qué?.

La chica pelinegra llegó hasta ellos tomando del brazo a Taehyun

―Están por anunciar a la banda invitada, deberíamos de acercarnos al escenario, Taehyunnie.

―Claro ― El peligris miró de vuelta al Ravenite menor ―Te contaré todo después.

Y sin despedirse se fue, dejándolo con todas las dudas. Serían unas largas vacaciones.

Soobin tomó la mano del castaño guiándolo de vuelta a la pista, ahora más cerca del escenario.

―Démosle una mágica bienvenida a ¡IV of Spades! ― La voz de la presentadora retumbó por todo el lugar y los gritos de los alumnos prolongó el ruido.

IV of Spades era la banda más famosa del mundo mágico y ahí estaban, saliendo a escena para comenzar a desorbitar a todo el castillo con sus gloriosos temas. La música pasó como un río desbordado, canción tras canción y los cuerpos de Kai y Soobin rozándose en todo momento, cada tanto Soobin empujaba sus labios sobre la frente de Kai depositando tiernos besos y luego volvían a brincar y moverse por el lugar sintiendo la música estallar en sus oídos.

La última canción llegó y con el corazón acelerado Soobin se posicionó frente al castaño haciendo una breve reverencia y pidiendo la mano de Kai quien lo miraba expectante.

―¿Me permites este baile, Huening Kai?.

La música era lenta, por lo que el baile era completamente en parejas. A Kai se le colorearon las mejillas, súbitamente recordó que jamás había bailado un vals.

―Soobin, y-yo no sé bailar ― Pronunció con vergüenza, mientras los ojos negros del pelinegro lo miraban con algo de ternura.

―Bueno, eso no es problema, ven aquí ― Soobin lo tomó por la cintura ―Te voy a enseñar. Primero, debes de poner tu mano derecha sobre mi hombro y en cambio yo pondré mi brazo izquierdo alrededor de tu cintura, ¿Está bien?.

Kai asintió con la cabeza e hizo lo que el Sliether le indicó, dejándolos a escasos centímetros. Aún se sentía raro tenerlo frente a frente. Sus mejillas se prendieron aún más.

―Bien, ahora dame tu otra mano ― Las manos de los chicos se entrelazaron y Soobin sintió algo extraño en su estómago al ver el contraste, lindo ―Debemos movernos suavemente, sigue mis pasos, bien Kai. Un, dos, tres, atrás... Un, dos, tres, adelante.

Soobin susurraba las palabras sobre el oído de Kai, quién poco a poco dejo deslizar su cuerpo junto al mayor, su cabeza se encontró más cerca del hombro del pelinegro y decidió que quería sentir la comodidad de éste. El olor de la colonia de Soobin inundó sus fosas nasales hasta embriagarlo como si de cerveza de mantequilla fuera.

La letra de la canción se hizo aún más presente, era una bonita historia contada para aquellos que comenzaban con una historia de amor.

[I ain't perfect]

There you are beautiful, quietly
Sleepin' on the bed we made right next to me
Feels like a dream
Only a dream

Here we are holding on, dangerously
Dancin' on the edge of the infinity
Feels like a dream
Only a dream

Writing all these memories
Singing all these melodies
Waiting here for centuries

I ain't perfect
I ain't perfect
Perfect for you
Perfect for you

Here I am beautiful, as you see
Standing on the pedestal you made for me
Feels like a dream
Only a dream

―Te estaré pensando cada minuto y cada segundo por las siguientes cuatro semanas. No creo poder dejarte por tanto tiempo ― Declaró Soobin.

―¿Debería darte algo mío para que no me extrañes tanto, Soobin?.

El pelinegro lo pensó por unos segundos pero finalmente dijo.

―No necesito nada exterior a tí, te necesito a tí. Necesito tu persona ligada a la mía.

Estaba seguro de que su corazón se había parado por unos segundos, y luego prosiguió a palpitar con intensidad. Eufórico. Se sentía eufórico.

―Bueno, creo que a mi mamá le encantará conocerte. No tenemos visitas desde hace un buen tiempo ― Dijo con una sonrisa que pronto fue borrada por los labios del pelinegro.

―Por Merlín, Huening Kai ― Soobin cerró los brazos alrededor del mencionado y se perdió en aquellos orbes brillosos ―¿Qué me has hecho?.

―Ven dentro de mi corazón si estás buscando respuestas, Choi Soobin.

Waltzin' through our symphonies
In our little galaxy
Waiting for our destiny

La nieve afuera comenzó a caer con mayor intensidad, un sello blanco sobre la tierra, un dulce y frío inicio de dos destinos entrelazándose.

FIN.


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