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Diciembre 21.

Y aquí estaba él, escondido detrás de los estantes del salón de pociones, rezándole a Merlín que Choi no lo hubiera visto.

Llevaba todo el día escondiéndose del pelinegro desde que el Choi Soobin, lo estuviera buscando y siguiendo por todas partes.

Claro que el castaño, al no ser un Granddier, estaba completamente acobardado y avergonzado, él aún no estaba listo para los seguramente gritos del contrario, y hasta podría esperar un posible puñetazo.

Estaba claro, que la única forma de que ellos dos estuvieron emparejados era por sí mismo. Él era gay, y el contrario era Soobin, no se necesitaba Aritmancia para entenderlo.

Todo era su culpa. Ahg, no debería de haber desarrollado ese amor constelar, ¿Cómo era que lo llamaban los muggles?, ¿Crush?, Como sea, él debería haber parado con aquellos sentimientos desconocidos y melosos por el contrario.

Kai asomó su cabeza sobre el escritorio, revisando que Choi Soobin no hubiera entrado al salón... Bien no había rastro de...

―¡¿Que demonios?!, ¡¿Como entraste sin hacer ruido?!.

¦Antes¦

A pesar de que ya había terminado de ducharse el agua caliente aún salía sobre su cabeza, Soobin tenía muchos pensamientos respecto a la noche anterior.

Al llegar al castillo se había encontrado con Mei, quien lo invitó a cenar junto a ella en el gran comedor y por obvias razones, él aceptó.

Después de un tiempo decidieron dar una caminata por los alrededores del castillo charlando y riendo. Pero algo no estaba bien.

Cuando Mei lo tomó del brazo y comenzaron a caminar juntos de regreso al castillo sintió la creciente necesidad de alejarla, simplemente las ganas de besarla, abrazarla y pasar el rato con ella se habían esfumado.

Y en cambio, ahora se sentía ansioso de hablar, tocar y besar a otra persona.

Alguien que estaba muy fuera de su lugar, alguien que no encajaba en el rompecabezas de la vida que había estado formando para sí mismo.

Todo era un jodido desastre.

Parecía que Mei había notado su cambio de humor y se despidió de él completamente irritada y sin besarlo en la mejilla como antes había hecho.

Internamente agradeció aquello pero de igual forma terminó la noche confundido entre sus sábanas.

Cerró la llave del agua y salió de ahí, el frío le caló en la espalda hasta que se hubo puesto el uniforme esmeralda.

―¡Soobin! ― Beomgyu arrastró a su amigo frente al baúl mágico ―Mete la mano para que saques tu tarjeta dorada.

Soobin hizo una mueca de desaprobación, él realmente no tenía ganas de mirar aquella carta y menos de leer el nombre de alguna chica desconocida. Como una repetición, sus pensamientos volvieron a un castaño de rizos esponjosos y lentes.

Pero entre más rápido eso terminará mejor. Así que tomó la tarjeta sin emoción alguna y abrió la carta con poca amabilidad.

Al momento de leer el nombre escrito allí casi hace que su corazón se paralice.

Beomgyu, quien miraba a su amigo con una extraña mueca, deseó indagar en el nombre de la persona pero Soobin no se lo permitió, escondiéndola detrás de su ancha espalda.

Beomgyu levantó una ceja.

―¿Quién es?, ¿Mei?.

Soobin, con las orejas rojas, negó.

―Es... Más especial.

Por un momento el castaño no entendió pero pronto recordó la escena que había presenciado en Xibe.

Él se encontraba tomando café en la barra frente a la calle principal del pueblo cuando lo inesperado sucedió.

―He, Beomgyu, ― Yeonjun, que estaba sentado junto a él con un brazo sobre sus hombros le dijo ―¿No es él tu amigo Soobin?.

Beomgyu se sorprendió ante la vista, Soobin mantenía lo que parecía una conversación bastante inusual y cálida junto al pequeño Ravenite, Huening Kai. Y no sólo eso, los dos se encontraban muy juntos y parecían sumergidos en su mundo, ignorando las miradas curiosas de las personas a su alrededor, ¿Qué carajos estaba pasando?.

―No sabía que Choi fuera amigo de alguien que no fuera Sliether, Beomgyu ― Yeonjun le dio un rápido beso sobre su cabeza y se separó antes de que éste lo quisiera patear lejos. Esto de salir juntos sin que nadie se diera cuenta estaba siendo difícil.

Pero Beomgyu ni se inmutó, siguió tomando de su café, pensando.

Y eso mismo era lo que estaba haciendo ahora que Soobin se encontraba frente a él con buen humor.

―Bueno, sea quien sea, debe ser especial, tus ojos están brillosos ― Anunció.

―¿Así como los tuyos? ― Soobin pronunció con la confianza recobrada.

―¡¿He?!.

―No soy tonto, Beomgyu ― El pelinegro bajó la voz ―Me he dado cuenta que llegas más tarde por la noche de lo que solías hacer antes. Aunque me preguntó quién es la persona que soporta tu exclusiva personalidad.

Beomgyu, con mirada tosca y sin despedirse salió de la sala común rumbo al ala este del castillo. Tenía una cita que atender con el Granddier y con el joven Happluff.

Soobin simplemente rio por la forma en que el contrario se comportaba, Beomgyu no era bueno para hablar sobre sus sentimientos, pero sea quien fuere aquella persona que hacía sonreír a su blanquecino amigo, estaba bien.

Miró nuevamente la tarjeta dorada con el nombre del Ravenite. Se sentía extraño y al mismo tiempo emocionado.

Bien, tenía que ir a hablar con su pareja de baile.

Así que emprendió marcha hacia el comedor, mirando a un lado y otro por si el joven se encontraba a su alrededor o en algún pasillo.

Al llegar, las mesas estaban llenas de estudiantes que tomaban desayuno, el ambiente era ameno y un tanto turbio.

Todos, sin excepción, intercambiaban palabras con chicos y chicas de las cuatro casas, mostrando los nombres de sus tarjetas doradas.

Algunos se mostraban felices, otros nerviosos y/o cohibidos, y otros cuantos pensativos.

Ya todos tenían a su pareja, de acuerdo a su personalidad que se enlazaba de igual forma a los sentimientos y emociones de cada estudiante.

Soobin visualizó detenidamente todo el espacio tratando de encontrar una cabellera castaña que contrastase con la túnica azul del joven Huening. Y pronto lo encontró, estaba sentado sencillamente junto a sus otros compañeros, pero se veía tenso.

Emprendió paso evadiendo las mesas y estudiantes que pasaban a su lado.

Kai miró por sobre su hombro, era muy sensible cuando se trataba de miradas posadas sobre él. Y fue exactamente lo que encontró, Choi se acercaba en dirección a él. No, tenía que irse. Perder su poca dignidad frente a todos los estudiantes del castillo no era gratificante.

―Chicos ― Llamó la atención de sus amigos ―Tengo que ir al baño, nos vemos.

Escurridizo y sin llamar la atención salió del comedor en dirección a las escaleras, ¿A dónde iba?, bueno, no estaba seguro. Simplemente necesitaba alejarse de Soobin.

El pelinegro llegó a la mesa donde había localizado al castaño, el cual, ya no se encontraba ahí, ¿Demonios y tinieblas, a dónde se había ido?.

―Kang Taehyun ― El contrario posó su atención en Soobin.

―¿Choi?.

―Necesito hablar con Kai, ¿Sabes a dónde fue?.

―¿Kai? ― Oh... Ya no era más "Huening" Pensó Taehyun.

Soobin al darse cuenta de su error quiso arreglarlo

―Perdón, Huening estaba sentado aquí hace unos momentos...

―Así es, se fue al baño ― Taehyun habló pensativo ― Pero sinceramente no creo que regrese acá.

—Uh, está bien, gracias.

Soobin salió en dirección al baño más cercano pero no encontró a nadie.

Más sin embargo, pregunto al grupo de Ravenite que venían bajando las escaleras.

―¡Eh!? ¿Alguno de ustedes ha visto a Huening Kai?.

Un chico de ojos pequeños afirmó con un movimiento de cabeza.

―Sí, lo acabo de ver en los pasillos cerca del salón de Astrología.

Soobin agradeció por la información y corrió hasta allí, algunas personas lo regañaban por correr en los pasillos pero poco le importo, una cabellera inconfundible se hizo visible dando vuelta en la esquina siguiente.

Sin duda era él, así que para no volver a perderlo de vista gritó su nombre, esperando a que Kai parara su caminar.

―¡Huening Kai!, ¡Espera!.

Kai en vez de parar su andar, corrió, los dormitorios de Ravenite estaban cerca.

Soobin no entendió, ¿Por qué Huening estaba corriendo en vez de parar su andar? Aceleró el paso, y cuando pensó que iba a alcanzarlo Kai desapareció al atravesar un corredizo.

Dormitorios de Ravenite, claro.

Su humor comenzaba a perder balance. Así que, salió de allí. Tenía cosas que hacer.

Un par de horas más tarde, sus tres amigos entraron por las puertas, riendo por alguna broma. Al verlo sentado en una esquina de la sala común se acercaron a él. Kai trató de mantener su concentración en la lectura, pero falló al escuchar las palabras de su amigo Taehyun.

―Ning, ¿Hablaste con Choi?.

―¿Por qué tendría que hablar con Choi? ― Dijo, con tono calmado que no era más que una máscara.

―Oh déjame pensar, ¿No es por que quizá es tu pareja para el baile de mañana? ― La ironía en la voz del mayor se hizo palpable.

Kai hizo a un lado el libro.

―Bien, bien, huí en cuanto lo ví acercándose a mí.

Taehyun levantó su ceja izquierda.

―¿Por qué hiciste eso?.

―¿No es obvio?, ¡Debe estar enfadado por estar emparejado conmigo!, no espera, lo diré más simple, ¡Con un chico! ― El castaño levantó las manos dramáticamente.

—Hablé con él hace un rato ya, y créeme, parecía muy tranquilo —Namjoon bajo la voz— hasta podría decir que parecía feliz, ¿Sabes?

Su cabeza no podía procesar aquellas palabras así que simplemente se rehusó a creerlas.

―No lo sé, creo que lo mejor sería no ir al baile ― Dijo, en un impulso de protegerse a sí mismo.

―No dejaré que hagas eso, Kai ― Debatió el contrario ―Eres mi amigo, pero creo que te estas comportando muy inmaduro.

Las mejillas del contrario se tornaron de color carmesí, se quedó callado.

―Así que, saldrás de aquí e irás a buscar a Choi ― Taehyun lo tomo del brazo y lo guío hasta la puerta, sacándolo inmediatamente de los dormitorios de Ravenite.

―¿Y si me golpea, Taehyun hyung?.

―Si es así, yo personalmente me encargaré de que te pida perdón de rodillas

Kai dudó un momento pero al final accedió.

―Está bien

El castaño cabizbajo, salió de su sala común, muy al fondo de su ser no quería encontrarse con el pelinegro, lo hacía sentir de forma extraña, y si seguía pasando tiempo con Choi Soobin, sus sentimientos sólo terminarían por crecer.

Y no quería tener un corazón roto.

Trataría de evadirlo lo más que pudiera. No importaba si parecía muy inmaduro.

Soobin sintió el calor del castillo en cuanto entró a éste, allá afuera estaba haciendo un frío horrible.

Estaba a punto de emprender su camino en dirección a su dormitorio, quería descansar y repasar algunas jugadas para los partidos que se avecinaban antes de la cena, pero no fue así.

Kai estaba a punto de bajar las escaleras pero se quedó muy quieto en cuanto lo vio.

―Kai, tengo que hablar contigo ― Soobin miró como el castaño daba dos pasos hacia atrás.

―Yo, lo-lo siento, ¡Tengo cosas que hacer!.

Y salió corriendo, otra vez, Soobin ya un poco harto del juego del gato y del ratón salió detrás de él. Esta vez no se le escaparía.

¦Ahora¦

Kai asomó su cabeza sobre el escritorio, revisando que Choi Soobin no hubiera entrado al salón... Bien no había rastro de...

― ¡¿Qué Demonios?!, ¡¿Como entraste sin hacer ruido?!.

El pelinegro, sentado inmaculadamente en una esquina le sonrió mientras mostraba su varita y apuntaba hacia sí mismo mientras pronunciaba

―Silencio.

A continuación, caminó hasta quedar justo frente a él sin haber hecho ni un ruido.

―Cuando escuché que me estabas evadiendo no lo creí, pero luego de tratar de hablar contigo en el comedor, en los pasillos y hasta en el vestíbulo, me di cuenta que realmente estabas escapando de mí, Kai.

Choi mantenía una mirada curiosa sobre el más delgado. Sin esperar respuesta siguió hablando.

―Pero aquí te tengo, por fin.

Y Kai tembló, segundos antes de que Soobin se levantará de aquel asiento él había recorrido la mirada por el salón, dándose cuenta que la puerta estaba cerrada con seguro.

Él no podía hacer nada más. Cerró sus párpados y usó sus brazos para amortiguar los golpes en la cara.

―Golpéame ya, estoy cansado de esconderme.

El sliether estaba completamente anonadado por las palabras del castañito que se encontraba temblando frente a él, con ojos cerrados y los brazos cubriendo su cara.

Soobin entendió que Kai realmente había estado huyendo de él al pensar que sería golpeado.

Con firmesa, el pelinegro tomó las manos del contrario, estaban frías y sus palmas estaban cubiertas con una fina capa de sudor.

―Hey, tranquilo, no te haré daño.

Pero Kai no cedió, aún con los ojos cerrados quiso apartarse de Soobin, pero el pelinegro afianzo aún más su agarre con las manos del otro, por primera vez en su vida dejó la brusquedad a un lado y se acercó al chico de rizos suaves, envolviéndolo en un abrazo.

Kai abrió los ojos, se sorprendió de lo rápido que su corazón palpitaba, poco a poco su cabeza fue cayendo hasta posarse en el hombro de Soobin. Ninguno de los dos hablaba, simplemente estaban disfrutando de aquel abrazo que se sentía tan cómodo.

―Perdóname, Soobin ― Kai habló, levantando la mirada para encontrarse con que Kai también tenía los ojos cerrados. Quiso enmarcar aquella imagen dentro de su cabeza.

Soobin abrió los ojos, saliendo del trance en el que se había sumergido, sus brazos manteniendo a Kai cerca de si, mientras él aspiraba el olor dulce que los rizos del castaño desprendían.

―¿De qué hablas? ­― No entendía las palabras del chico.

―Es mi culpa que seamos pareja para el baile ― Soobin posó una mano sobre la mejilla del Ravenite que se le acababa de quebrar un poquito la voz.

―Tonto, ¿Te piensas que eres el único en esta situación? ― Su pulgar acariciaba tímidamente la mejilla de Kai.

―¿Uhm? ― Ahora era el Ravenite quien no entendía.

―Sólo te diré que estoy feliz de que seamos pareja, Kai.

Y Kai no pudo sentirse más en las nubes cuando Soobin le dio un pequeño pero significativo beso en la coronilla de su cabeza.


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