۰ ⸂ ࣪˖ v
Special.
Diciembre 20.
El aire frío que circulaba dentro de la habitación lo hizo despertar a la hora conveniente.
Choi Beomgyu se miró en el espejo, talló sus ojos y al instante su vista se enfocó en sí mismo, su cabello castaño revuelto sobre su cabeza y unas ligeras pero visibles medias lunas bajo sus ojos.
Arrugó su nariz, no le gustaba su aspecto.
Parece que pasar un par de horas más en su arduo trabajo de rondar los pasillos del castillo con su "compañero" le había pasado factura.
Él realmente no tenía idea de cómo había acabado pensando cada noche en querer enredar sus piernas sobre la cadera del contrario con su espalda pegada a la pared del corredizo más oscuro del castillo con el Granddier que él odiaba.
Su enamoramiento por aquel chico lo estaba volviendo loco. Él, Choi Beomgyu, el heredero de la familia Choi, estaba cayendo como un imbécil ante aquellos ojos fulgentes y carismáticos que lo miraban con curiosidad desde el primer día que habían sido asignados como prefectos de sus respectivas casas.
Dio un chasquido con la lengua, y perezoso, se movió por entre la habitación tomando su ropa.
Luego, salió de la habitación sigiloso cruzando la sala común y perdiéndose fuera de los dormitorios de Sliether.
El chico recorrió algunos pasillos hasta llegar a la torre de astronomía. Donde el contrario ya lo esperaba como cada noche.
Su semblante parecía pensativo y tranquilo, su mirada fija en las estrellas.
―¿Qué es lo que ves? ― Beomgyu se acercó inclinándose sobre la barandilla en la que el contrario estaba recargado.
―Mi constelación favorita ― Indicó.
Beomgyu sabía qué constelación se encontraba ahí.
―¿He...?.
El pelirosa rio y lo miró de forma divertida.
―Lynx, mi constelación favorita es aquella.
El pelirosa se acercó por detrás de Beomgyu, quien se estremeció al sentir los brazos del chico rodeando sus propias manos.
―Fija tu mirada en aquellas ocho estrellas ― Con ayuda de la mano del contrario sobre la suya propia guío su vista conectando cada una de las estrellas hasta formar la línea irregular de aquella constelación.
Para Beomgyu, aquella constelación no tenía una forma destacable ni un nombre recordable, por lo que, procedió a preguntar.
―¿Por qué es tu constelación favorita?.
El pelirosa suspiró quitando las manos de las pálidas y se movió a un lado, entregándole nuevamente el espacio personal del joven pelirosa.
―Supongo que... ― Su voz dubitativa
—Supongo que es mi favorita por que representa el mes de nacimiento de la persona que me gusta.
―Oh...
Beomgyu se ruborizó. Pero frenó la dirección que sus pensamientos estaban tomando, no, no era el momento adecuado. En cambio dijo.
―Vayamos a revisar el ala este, especialmente los pasillos del fondo.
El Granddier y el Sliether emprendieron marcha con sus varitas sostenidas en una mano.
―Lumus ― Susurraron, haciendo que las puntas de éstas brillarán con un color blanco. Iluminando el camino que sus pasos recorrian y dejando sus sombras detrás.
Cuando los dos prefectos se aproximaron al pasillo que conducía a la biblioteca, notaron un pequeño esplendor que vagaba entre los pasillos.
―Nox.
La luz de sus varitas se desvaneció, dejándolos en las penumbras con sus sentidos alertas ante lo inusual de la situación.
―Entremos, y averigüemos quién es
― Susurró el Granddier.
Beomgyu dio un asentimiento rápido a la indicación del mayor.
Cautelosos y sin hacer ruido, entraron a la biblioteca, dirigiendo sus pasos directo a los estantes de libros, siguieron de cerca la silueta de lo que parecía una persona encapuchada.
Beomgyu trago en seco, esto no era en lo absoluto normal.
La persona de identidad desconocida seguía vagando, pasando su varita sobre los títulos de los libros de la zona prohibida. Libros antiguos y peligrosos.
Heeseung estaba nervioso, jamás había entrado a la biblioteca por la noche. Y estaba claro que en ese momento estaba rompiendo muchas reglas. Si alguien lo atrapará estaría condenado. Happluff ―su casa― perdería la mitad de los puntos, y él conseguiría por lo menos dos castigos.
Pero necesitaba encontrar ese libro.
Jodidamente lo necesitaba o sus planes estarían acabados.
Heeseung paró en seco, había escuchado leves pisadas detrás de él.
No era posible, ¿O sí?, No, claro que no, él había estado monitoreando a los prefectos de Sliether y Granddier y sabía que estaban lo suficientemente ocupados comiéndose la boca como para patrullar aquella zona.
Alejo sus pensamientos y siguió pasando la luz sobre los títulos de los libros, ¡Dementores, sí, sí!, Ahí estaba el libro que buscaba. Tenía una cubierta gruesa, el cuero se sentía suave bajo su tacto.
Heeseung no dudó e introdujo el libro dentro del morral, finalmente salió del pasillo pero antes de poder dar si quiera unos cuantos pasos, dos brazos fuertes lo retuvieron, y una voz secundaria habló.
―Expelliarmus ― Su varita voló hasta la mano pálida del otro. Choi Beomgyu.
El chico caminó hacia él, quitándole la capucha de la cabeza y dejando su rostro al descubierto.
―¿Happluff?, ¿Qué haces a estas horas en una zona prohibida? ― Su voz era ronca.
―Asuntos que no les incumben ―
Heeseung se liberó de los brazos que lo rodeaban ―Regresa mi varita.
―No tan rápido, esta zona está prohibida, por lo tanto ― Los ojos del pelirosa se dirigieron hacia su morral ―No tienes permiso para sacar ese libro. Devuélvelo.
―No, lo tomaré prestado por uno o dos días, lo necesito... ― Heeseung sabía que no lo dejarían ir así como así, tendría que hacer lo que peor se le daba. Chantaje ―O, ¿Prefieren que el castillo se enteré que ustedes dos utilizan sus horas de patrulleo para otras cosas?.
Las caras de los dos chicos se asombraron. ¿Era realmente un Happluff con quien hablaban?.
Beomgyu mordió su labio en señal de nerviosismo.
―¿Para qué quieres el libro?.
Heeseung guardo silencio, pensando por unos segundos qué responder.
―¿Si les digo, me ayudarán?.
El pelirosa y el castaño se voltearon a ver, transmitiendo una respuesta con su mirada.
―Está bien.
Heeseung con confianza, sacó el libro.
Beomgyu se lo arrebató de las manos, leyó el nombre en un susurro.
―Enfermedades de dragones y sus cuidados.
―¿Para qué demonios quieres esto?, Los dragones están prohibidos en esta zona ― El prefecto mayor habló, mirando con ojos indescifrables al más joven.
―Ese es el problema ― Heeseung tenía una mirada triste.
―No puede ser, ¿Realmente estás escondiendo a un dragón en los alrededores del castillo? ― Beomgyu no daba crédito.
―Eh bueno... ― Heeseung comenzaba a ponerse aún más nervioso ―Digamos que es un poco más cerca que los alrededores.
El Granddier comenzaba a perder la paciencia.
―Explícate.
―Está bien, está bien, les contaré ― Heeseung tomó una bocanada de aire, no le había contado nada de esto a nadie ―Hace un par de semanas al caminar de regreso del pueblo de Xibe hacía el castillo, encontré un pequeño dragón arrinconado en uno de los robles. Estaba muy mal. Así que me apiadé del pequeño ser y lo traje al castillo. Pero ahora, está teniendo cambios extraños, su piel se siente más caliente y parece que le están creciendo espinas alrededor de la cola.
―No sé nada sobre dragones, pero no se escucha como algo bueno ― El Sliether habló ―¿Te das cuenta que estás poniendo en riesgo no sólo tu integridad sino la de todos?.
―Lo sé, lo sé... Pero no puedo simplemente dejarlo ahí a su suerte
― La voz de Heeseung se quebró.
―Está bien, te vamos a ayudar... ¿Eh, cuál es tu nombre?.
―Heeseung, Lee Heeseung. Soy estudiante de quinto grado, mi casa es Happluff.
―Bueno, Heeseung, un gusto. Soy Choi Yeonjun, como ya te habrás dado cuenta, soy jefe de la casa Granddier y curso mi último año.
―No sabía que los jefes de casas podían ser asignados como prefectos.
―Técnicamente no, pero la prefecta de Granddier está indispuesta. Así que estoy yo cubriendo su cargo.
―Si si, basta de tanta plática ― Beomgyu, un tanto malhumorado se presentó ― Soy Choi Beomgyu, sexto año, Sliether.
―Gracias por su ayuda. Ya mismo me regreso ― Heeseung hizo una inclinación pero antes de poder salir, la voz de Choi Beomgyu lo detuvo.
―Recuerda que ni una palabra sobre lo que sabes, Lee Heeseung.
―De acuerdo, hyung.
Y se fue.
―Beomgyu. Ya es bastante tarde.
―Me preocupa. No parece que Lee sepa lo que está haciendo, o mejor dicho, en lo que se está metiendo.
— Quién diría que un sliether está preocupado por un happluff, ¿He? ― Yeonjun río y paso un brazo por sobre sus hombros, juntando sus cuerpos.
Beomgyu le dio un golpe sin real fuerza al contrario
―Que sea un sliether no significa que no me importen los demás.
―¿Enserio?.
Beomgyu estaba a punto de golpear nuevamente al contrario pero éste fue más rápido y lo hizo preso de sus brazos, una mano en su cintura y la otra dando leves masajes en su cabeza. Beomgyu se dejó hacer.
―Me gusta fastidiarte.
―A mí me gusta golpearte.
Los dos rieron ante sus respuestas poco románticas. Y acto seguido, sus bocas comenzaron con un juego mejor que el ajedrez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top