♡̫ postre e insinuaciones.
❝y a mí me volvió loco tu forma de ser a mí me vuelve loco tu forma de ser, tu egoísmo y tu soledad
Son estrellas en la noche de la mediocridad.❞
tu forma de ser - autenticos decadentes.
Ha pasado una semana desde que Kai se cambió de departamento, Sunghoon insistió en que no se fuera, pero el pelirosa creía que si su medio hermano iba a casarse lo lógico era darles su privacidad, es por eso que le solicitó a su madre un nuevo hogar. Su madre lo hizo con la esperanza de que volviera a ser el mismo Kai que era antes de, bueno, la situación que ahora enfrentaba, por que Kai nunca fue así. Ahora era una persona arisca y enojona, su madre le insistió en hacerse la cirugía que podría devolverle la vista, pero él simplemente se negó, y eso la mataba. Su hijo se siempre se había caracterizado por sonreír, por su alegría y entusiasmo, amaba cantar, pero cuando la ceguera llegó se fueron muchas cosas, dejando al Kai que era ahora.
―Este lugar es hermoso Kai ― Su madre fue para checar que todo estuviera en orden. Había contratado a unos decoradores que se adaptaran a las necesidades de su primogénito.
―Sí, ¿Verdad?, se ve hermoso.
―No necesitas ser sarcástico.
―No necesito que se vea hermoso, necesito que sea funcional para mí y Michael ― Su madre alzó las cejas porque no tenía ni la más remota idea de quién rayos era Michael.
―¿Michael? ― Kai alzó su bastón.
―¿Le pusiste nombre a tu bastón?.
―Creí que era mejor que simplemente decirle bastón. Tengo un tiempo diciéndole así y lo primero que se me vino a la mente fue Michael.
Kai, con ayuda de su madre, se dirigió a la sala de estar en donde se sentaron.
―¿No quieres regresar a casa hijo?, ahí, bueno...
―Mamá miles de personas viven así, no soy ni el primer ni único ciego, así que por favor no insistas.
―Es solo que Kai...
Tras una plática de nunca acabar con su hijo, la mujer se dio por vencida. El cabello de Kai ya empezaba a tener raíces oscuras, por lo que le insistió en que era hora de ir al peluquero, Kai se negó. Antes de la ceguera, Kai era un chico que amaba lucir bien y estar a la moda, ahora se ponía unos pantalones cualquiera y una camiseta dos tallas más grande que él; se ponía cosas que no combinaran a propósito, pues su madre diseñó una manera de saber de qué color era la ropa que tenía en sus manos, pero el chico lo hacía para irritarla.
―¿Ya conociste a tu vecino?.
―Sí, él se ve bastante atractivo.
―Kai, por favor.
―¿Qué mierda quieres que te diga mamá?, ¿Sabes?, no estoy de humor.
―Hijo, yo soporto esto por que sé cuánto te duele. Tú no eras así, mi Ningning ― La mujer no pudo evitar llorar, le dolía mucho la actitud de su hijo ―No soy eterna, y cuando me muera te quedarás solo si sigues con esa actitud.
―Nadie va a querer estar con un ciego.
―No Kai, nadie va a querer estar con un idiota.
Kai se puso de pie y su madre entendió que era una invitación para irse. Ella solo quería que su hijo volviera a ser ese sol que antes era, quería que su hijo fuera feliz.
―Solo una pregunta más, ¿Qué tal tu trabajo?.
―No me quejo, mandas todos los días al chofer por mí y me lleva a ese lugar donde tengo que enseñarles a los niños a cantar.
―Deberías ser coach de canto.
―Soy ciego, digo por si no te has dado cuenta. Ser coach de canto es más que solo cantar ― Kai abrió la puerta y su madre le dio un beso.
―Oh, hola Kai.
¡Lo que le faltaba!.
Su madre se encontró al otro chico a punto de entrar a su hogar; estaba segura de que era el tipo de chico que a Kai le hubiera gustado, alto, de ojos negros. Ella era vieja, pero no tonta, el chico era sexy.
―Mucho gusto, soy la madre de Kai.
―Ya vi de donde Kai sacó su atractivo ― Le guiño el ojo a la mujer.
―Que agradable chico, ojalá pudieras pegarle un poco a Kai.
El sonido de una puerta estrellándose hizo que la mujer saltara y Soobin desviara la mirada, Kai había aporreado la puerta de su hogar sin siquiera despedirse de su madre. La mujer empezó a llorar de una manera que al más alto le rompió el corazón, si su madre viviera solo tendría besos y abrazos de su parte.
―No llore, por favor.
―Es solo que... ― Soobin no la dejó continuar pues la abrazo y la dirigió a su departamento, donde la dejó un rato en la sala y le ofreció un té ―Perdón, tal vez te estoy importunando.
―No se preocupe, no podía irse así, tenía que calmarse. ¿Usted no se lleva bien con Kai?.
―Kai es… ― Suspiró. Soobin entendió que era una situación complicada ―Él no era así antes, ¿Sabes?, era todo lo contrario. Entonces, esa cirugía... Mi hijo simplemente quería dejar de usar anteojos y, bueno, el doctor era un charlatán.
―¿Hace cuánto pasó eso?.
―Tres años. Kai tenía 25 años cuando sucedió, no faltó quien a una edad "madura" se burlara de su situación. Tenía un novio y al quedarse en esa condición simplemente lo abandonó, así que decidió que era mejor alejar a la gente. Es por eso que es tan sarcástico y...
―No tiene que decirlo, yo ya lo noté.
―Oh, en serio me disculpo en su nombre — Dejó la taza en la mesa que estaba justo frente a ella ―Tú le hubieras caído bien, estoy segura. Tienes una guitarra, él amaba cantar solo con una guitarra como acompañamiento, amaba salir a caminar y las fotografías. Dios… Solo quiero a mi hijo de vuelta.
Intercambiaron más palabras y Soobin le ofreció su número para avisarle como Kai se encontraba. Le prometió estar al pendiente de él, incluso aunque fuera a la distancia, como tenia haciéndolo desde que lo vio por primera vez.
―Gracias, eres un gran muchacho.
―No tiene que agradecerme, lo hago con mucho gusto.
La mujer se despidió y se fue. Luego Soobin tomó una ducha y se sirvió de cenar, vio que había un pedazo de pastel en su refrigerador que trajo del estudio pues celebraron el cumpleaños de un trabajador, sabía que lo que estaba a punto de hacer era casi una misión suicida, pero el que no arriesga no gana. Tomó el pastel y salió de su departamento, suspiró y tocó la puerta.
―Un momento.
Soobin estaba nervioso y ni siquiera sabía exactamente por qué, bueno, sí lo sabía. Kai era atractivo y lo más probable era que con su actitud le tirara el pastel en la cara o algo parecido. Estaba rogando porque no fuera esa la situación.
―Soy Soobin.
―Entonces, no hay nadie.
No pudo evitar sonreír con la respuesta del chico. Se tomó el atrevimiento de ver si la puerta tenía seguro, pues para entrar al edificio había que dejar identificaciones y otras cosas, era un lugar muy seguro, así que no fue una sorpresa cuando se dio cuenta de que la puerta estuviera abierta.
―¿Kai?.
El chico no estaba en la sala de estar y tampoco en la cocina, hasta que escuchó que se encontraba en su habitación. Sabía que estaba sentenciando su muerte, pero no le importó, se dirigió al lugar y lo que vio lo dejó con la boca seca. Kai estaba sin camiseta y tenía algunas gotas de agua cayendo por su cuerpo, era evidente que se estaba saliendo de bañar, por Dios el chico podría estar ciego, pero tenía un cuerpo esculpido.
―Lo siento...
Y Kai saltó.
―¿Qué mierda?, nadie te dio permiso de entrar.
―Yo solo traje pastel ― El chico estaba ruborizado a más no poder y se sentía mal de agradecer la ceguera del más bajo ―Te espero en tu sala de estar.
―Eres un maldito pervertido, estoy semidesnudo, ¿Tienes un fetiche con los ciegos o qué?.
Soobin se avergonzó aun más y salió del cuarto para sentarse en uno de los sillones, esperando a que el chico terminara de vestirse y salir. Pasaron algunos minutos y Kai salió con su bastón, al parecer se había adaptado bien a su hogar por que por cómo se movía, no podías notar que fuera ciego.
―Kai, yo en serio... Perdón.
―Solo dame el pastel y vete ― Soobin asintió y se sintió estúpido, Kai no podía ver que estaba asintiendo, cuando se sentó en su pequeño comedor le puso el pastel enfrente, escuchó el sonido de la loza ―Vaya, se ve estupendo.
―¿Verdad que sí...? ― Entendió que era sarcasmo ―Eres muy cruel, Ninggie, ¿Puedo sentarme contigo?.
―¿Me queda de otra?.
Soobin se sentó y vio cómo el chico dirigió su mano a la mesa buscando su cuchara, no pudo evitar sentir una pesadez en el pecho, para él era algo tan sencillo como tomar la cuchara y comer, para Kai todo era una lucha y al menos lo pudo entender, debía ser frustrante. Vio cómo comía el pastel que tardó un poco en tomar el ritmo, y cuando lo agarró, bueno, no fue nada fácil para Soobin ver cómo Kai relamía sus labios y hacia ese sonido que sonaba muy sensual.
―Lo estoy haciendo a propósito para que te vayas. Puedo sentir tu incomodidad.
―¿Me estás excitando a propósito?.
―A lo mejor ya no tendría que pagar por sexo, quién sabe.
―¿Pagas por sexo?.
―¿Quién se acostaría con un ciego?.
―Yo me acostaría contigo ― Kai se atragantó ―Siempre y cuando seas el de abajo, ser el de arriba es lo mío.
―Bueno, tendrías una ventaja, si te van las cosas como vendar los ojos, conmigo lo tienes sin vendas.
Por primera vez en mucho tiempo Kai tuvo una plática bastante normal, en lo que se podría decir “normal”, por que el chico lo único que buscaba era poner incómodo a Soobin para que se fuera y simplemente no volviera buscarlo.
―Me tengo que ir ― Soobin se levantó ―Es tarde, por favor no dejes abierta tu puerta.
―Sí, al parecer hay un vecino que quiere abusar de un pobre ciego.
Kai lo acompañó a la puerta, lo que a Soobin le pareció tierno por que en su situación estaba seguro que hasta eso era un reto.
―Hasta mañana, Kai.
―Sí, nos vemos mañana.
―Deja el sarcasmo.
―Nunca.
―Y lo de antes lo dije en serio, cuando quieras, con gusto me acostaría contigo.
Kai quedó estático y tardó al menos cinco minutos en reaccionar y cerrar su puerta. La voz de Soobin sonaba sexy, ¿Él se vería igual?, sacudió su cabeza y se metió en su cama.
Esa noche soñó con un chico, un hermoso y alto chico con cabello rubio teñido.
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