◜𝕺6 ˖

Cuando llueve también diluvia.

Kai pensó y pensó, recostado sobre su gran cama mientras el cielo se entristecía fuera del gran ventanal.

Cuando Kai era pequeño siempre miró cómo sus padres reprendieron a todos esos demonios que atormentaron las vidas de las personas. Él tuvo miedo.

Pero siempre fue reconfortado por su madre diciendo que Dios siempre estaba con él y nunca le pasaría nada. Así fue hasta que conoció a Soobin.

Cuando esos hombres... Cuando ellos atentaron contra sus vidas no fue Dios quien defendió a Kai y lo salvó. Fue Soobin.

Fue Soobin quien lo sostuvo contra su pecho y lo reconfortó. No su madre. Fue Soobin quien estuvo con él y lo protegió. No Dios. No Dios. Él... No estuvo ahí.

Kai recordaba el miedo y la horripilante sensación de temor y preocupación recorriendo su cuerpo. Los nervios y el sudor acumulándose.
Y después paz y tranquilidad.

¿Miedo? Aún temblaba de él.

Aún temblaba por Soobin. Por que Soobin no había sido misericordioso y en cambio él había acabado con la vida de sus atacantes. Pero si lo miraba desde otra perspectiva...

Kai tomó las sábanas y se cubrió hasta la cabeza, dio vuelta sobre la cama y gimió. Sus pensamientos estaban hechos un lío. No sabía qué pensar. Qué hacer.

¿Debería ir y agradecer a Soobin por salvarlo?, Kai sabía que tenía que hacerlo.

Pero...

Kai gimió nuevamente y giró al otro lado de la cama.

Tenía que poner en orden sus pensamientos.

Así que enlistó;

Primero, estaba agradecido por ser salvado de la muerte. Correcto.

Segundo, Soobin había asesinado a dos personas. Así tan fácilmente como lo era comerse un hotdog. Eso fue escalofriante.

Tercero, ¿Por qué siquiera estaba considerando las opciones? Debería de tenerle más miedo a Soobin. Él mismo había dicho que era el hijo del mismo satanás y eso malo y cruel e incorrecto, ¿No?

¿Por qué se sentía preocupado por Soobin y por lo que sentiría si le dijera que estaba asustado?.

Pensó en Soobin. Y en sus ojos oscuros y atrayentes. En la determinación en su mirada y... El deseo. El anhelo. Cariño.

Kai pensó en su madre y en su padre.

¿Qué dirían de él ahora? Deberían de estar decepcionados de él por olvidar su fé en Dios. Kai ya ni siquiera oró por las noches. No sentía que fuera correcto estando en el hogar de Soobin.

Pero Soobin y estos sentimientos por él tampoco lo eran.

¿Entonces qué lo era?.

Moonbyul entró en ese momento a la habitación con su bandeja de comida diaria. Ella se veía calmada y paciente como siempre. Tomó lugar en la cama después de dejar la bandeja.

―Es hora de la comida, ¿Se siente mejor? Han pasado tres días. Debería de comer más.

Kai salió debajo de la sábanas y mantuvo su distancia. Tampoco había tenido mucho apetito desde lo ocurrido. El día siguiente al incidente Soobin se apareció en su habitación y le ofreció comer con él y Kai le rechazó.

Aún tenía dudas y en ese momento aún estaba en shock. No podría comer en el mismo lugar que Soobin sabiendo que Soobin era un... Asesino.

―Muchas gracias ― Contestó finalmente.

Tomó la bandeja sobre sus piernas y comenzó a comer.

La comida era deliciosa y Kai se centró en su sabor, limitándose a comer únicamente. Moonbyul permaneció a su lado en silencio hasta la mitad de su comida.

Kai llevaba un bocado de pasta cuando moonbyul dijo:

―El amo ha preguntado por usted, quiere saber si no está enfermo.

Kai tragó en seco.

―Estoy bien, solo un poco cansado y... necesito tiempo.

Moonbyul asintió.

―Él quiere hablar con usted. Cuando termine de comer puede bajar-.

―Yo no creo que...

―Él en verdad necesita explicarle las cosas y quiere asegurarse de que esté bien. Solo será una charla para apaciguar sus dudas.

Kai no dijo nada. Se limitó a terminar su comida y cuando lo hizo Moonbyul retiró la bandeja y ella salió de la habitación.

Kai se preguntó una decena de veces si debería de bajar o no, pero él terminó cediendo. Una parte de él quería respuestas y quería ver a Soobin. Solo para asegurarse de que estaba bien.

Cuando armó valor él bajó. El pasillo y las escaleras mantenían un gusto antiguo y exótico al mismo tiempo. Kai no se topó con ninguna monja mientras bajaba las escaleras, había cuadros y jarrones por todos lados.

Como Moonbyul no le dijo a dónde debería de bajar, Kai fue al mismo lugar donde recordaba estaba el cuadro de la madre de Soobin. Ella tenía un gran parecido con su hijo.

En la Biblia hubieron predicciones del anticristo, pero Kai jamás se imaginó que realmente algún día llegaría. Mucho menos que se manifestaría como el hombre que quería casarse con él y tener...

Kai apartó la mirada mientras tocaba una de sus orejas calientes. Una pequeña tos disimulada irrumpió el silencio y se volteó.

Frente a él descubrió a Soobin, cuya mirada parecía una mezcla de preocupación y miedo al rechazo y a la vez era un imán de deseo y atracción prohibida. Se mantuvo atrapado en sus ojos por unos segundos.

Soobin avanzó dos pasos ante él antes de detenerse.

Mantuvo la distancia.

―Hola.

Kai se removió incómodo un segundo.

―Ahm... Hola.

―Está bien, Kai. No te voy a comer.

Kai asintió.

Soobin lanzó un suspiro y movió las manos nerviosas por sus piernas y las frotó por su pantalón.

―Mira, solamente quiero explicarte lo que sucedió y por qué lo hice ― Dijo Soobin.

Kai asintió lentamente, una vez más. Él en verdad quería escuchar a Soobin, y sus razones. Quería comprenderlo.

Probablemente Soobin quería que se sentara pero Kai no lo hizo. Solamente por que sentía las piernas tan inestables que temía que sí se movía él caería.

―Puedes comenzar ― Incitó Kai.

―Antes yo te dije que mi padre no era humano, si no que era el mismo...

―Satanás ― Completó Kai.

Soobin asintió, se lamió los labios y continuó.

―Sé que parece muy loco Kai, y que quizás no me creas, pero yo realmente soy su hijo. Y yo... Temía perderte. Cuando era un niño siempre escuché mi propósito en este mundo y siempre me dijeron que habría alguien ahí para estar a mi lado.

―¿Y ese... Soy yo? ― La pregunta se escapó de sus labios, pero una vez hecha Kai no pudo retractarla. Tomó una respiración honda y evitó pensar en cómo sería estar al lado de Soobin.

―Es lo que es, Kai. Pero no quiero que estés conmigo si tú no quieres, si no lo deseas. Solo quiero lo mejor para tí. Pero tampoco creo que haya alguien mejor que yo, esos hombres... Ellos te iban a lastimar y yo no podía permitir eso-...

―Y yo estoy agradecido por eso, Soobin. Me salvaste y... No sé qué pensar, debería de tenerte miedo ¡Y lo tengo! Pero no de ti. Una parte de mí dice que eres bueno y otra que sigue la lógica de lo que me dijiste dice que, obviamente, no eres bueno, ¿En qué debo de creer?.

Kai respiró pesado, apretó un puño y sintió los ojos vidriosos. Frente a él Soobin se miró preocupado y se acercó dos pasos más. Kai quiso que estuviera más cerca, más cerca por si cedía y se derrumbaba.

―Yo no soy muy bueno, Kai. Lo que viste y lo que hice es lo que seguiré haciendo en un futuro, lo que haré cuando sea el momento. Si alguien más intentara hacerte daño yo haría lo mismo, una y otra vez y no me arrepentiría. ¿Entiendes eso? Quiero tenerte a mi lado, Kai. Quiero que estés conmigo y que me aceptes así como soy, como lo que nací. Pero es tu elección y no la tienes que tomar ahora, tú puedes tomarte tu tiempo.

Soobin avanzó el resto de espacio que había entre ellos y sujetó una mejilla de Kai que tembló bajo su toque. La cercanía le hizo admirar cada una de las montañas frondosas que eran sus mejillas, y los valles de sus ojos. Y el dulce nectar de sus labios.

Kai se lamió los labios. ¿Lo entendía?, ¿Él realmente entendía a Soobin? Por supuesto que no. No del todo. Kai aún quería creer que estaba dentro de un sueño, porque nada de esto podría ser real. Nada de propósitos y destinos, y apocalipsis y... Soobin. Soobin era tan irreal.

Intentando poner en orden sus pensamientos, Kai cerró los ojos y abrazó a Soobin. Si segundas intenciones o sin sentimientos nublados.

Solo un abrazo. Cálido y apretado y que se sintió tan bien. Como un gran abrigo de algodón.

Kai susurró.

―¿Podrías esperarme?, hasta que yo tenga una respuesta.. ¿Me esperarías?.

Soobin se alejó lentamente, acarició un mechón rubio de pelo, dibujó una pequeña sonrisa y dijo.

―Yo siempre esperaría por tí.

Kai se prometió que la espera valdría la pena.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top