◞¡ tercera alma ،

En algún momento, perdió el sentido

―No funciona, Terry ― Dice Kai, agotado.

Un hilo de sangre nace abruptamente de su nariz, alertando al lobo gris que cae sobre sus patas traseras debido a la impresión; Kai se está exigiendo más de lo que puede dar.

―Me duele la cabeza.

―Pero Luna ― Reclama deprimido, bajando sus orejas y lloriqueando en intervalos ―... ¿Está seguro de que no escucha su llamado?.

―Escucha mi llamado, pero es tan débil que es casi imperceptible ― Explica, cayendo contra el colchón.

―No entiendo cómo es eso posible. Están más cerca, se supone que eso lo hace más fácil, no más difícil.

―Tampoco lo entiendo. Traté de simular que necesitaba ayuda para ver si respondía, pero lo único que logré fue desgastarme.

―¿Y si sale a buscarlo?.

―Terminaré muerto o golpeado. Una vez traté de salir y mi madre me dio la golpiza de mi vida. Lección aprendida.

El lobo gruñe.

―Me gustaría verla intentarlo de nuevo. A ver si no le arranco los brazos antes.

―¡Terry! ― Regaña Kai.

―¿Qué? ― Se indigna el lobo, resoplando.

―Es mi madre de quien estás hablando.

―Las madres no golpean a sus cachorros. Los protegen y les enseñan.

―Sabes que es por mi propio bien.

―Mentira.

―No discutiré más contigo sobre el mismo tema. Marco un punto final.

El alfa gruñe, resignándose a permanecer en silencio. Kai se empina para acariciar al lobo en forma de disculpa, pero un malestar repentino hace que se le dificulte.

―¿Sabes...? ― Susurra ―Aquí encerrado pierdo la noción del tiempo ― Cierra los ojos, buscando estabilizarse ―Debería descansar un poco. Siento que voy a colapsar.

―Como usted desee, Luna. Si me necesita, recuerde que puede llamarme. Vendré enseguida.

―No te preocupes, no es grave.

―Aún así. Diga mi nombre y acudiré a usted.

―Está bien. Lo prometo.

Sabiendo que Kai es incapaz de mentir, se inclina ante él, ofreciéndole sus respetos. Después, comienza a alejarse; el sonido de sus patas chocando contra en piso arrulla a Kai, acompañándolo mientras reza por él.

Abre los ojos otra vez, encontrándose con la oscuridad de la noche. En la soledad de su habitación, permite que sus manos suden; está nervioso por el porvenir y no sabe cómo enfrentarlo. Tiene miedo de que su incomunicación con Soobin sea una mala señal.

«Espero que todo salga bien», piensa mientras se acurruca en su cama, enrollándose en la sábana.

Respira profundo cuando su cuerpo se adormece, sintiendo como los dolores de apoderan de él nuevamente. Acabará pronto.

O al menos, eso es lo que Soobin le decía a modo de consuelo.

Kaiwoon se levanta con un jadeo, dándose cuenta por el azul del cielo que la mañana ha llegado. El alfa a su lado permanece dormido, su respiración pesada y tranquila.

Decide guardar su sueño; pocas veces alguien con su rango se puede permitir un buen descanso.

Además, tampoco quiere que se percate del galope incesante y doloroso de su corazón. Está asustado, pero se esfuerza por relajarse. Sabe que si se altera, será peor.

―Relájate ― Se arrulla a sí mismo en voz baja, acariciando su pecho.

Y, sin embargo, no funciona.

Es cuando se da cuenta de su agitación al respirar, que decide buscar a su madre. En medio del frío mañanero, Yoona lo recibe con un abrazo y una mirada preocupada, optando por descuidar los papeles en su escritorio.

―¿Otra vez? ― Inquiere, frotando su pecho.

El dolor amaina, pero la impresión aún queda ahí, causando estragos.

―Es más fuerte ― Solloza sin aliento.

―Cierra los ojos ― Ordena Yoona, siendo obedecida al instante ―Respira profundamente. No importa si duele.

El Omega asiente, hallando la calma al contar ovejas en su mente. Sus lágrimas cesan, pero el miedo en su pecho no sigue su ejemplo.

―¿Qué es? ― Pregunta ella, su expresión en blanco y sus manos gentiles.

―Es solo que... de repente tuve un horrible presentimiento que me desestabilizó. ¿Estás segura de que es suficiente tener a Kai encerrado y matarlo de hambre?.

―Soy tu madre ― Dice, como si eso fuera una explicación ―Solo quiero lo mejor para ti. Jamás te mentiría con algo como eso.

«¿Y qué hay de Kai? También eres su madre».

Las palabras retumban en su cabeza dolorosamente, mas no salen. Ama a su progenitora más que a nadie, y sabe que lo que le ha hecho a Kai es por su bien. Ya se ha reconciliado con eso.

―Vuelve a la cama. Ordenaré que les lleven el desayuno a su habitación.

―Sí, madre ― Con una respetuosa inclinación se despide, aún con la adrenalina recorriendo su cuerpo.

Mientras camina, no puede evitar detenerse para observar superficialmente la puerta con candado que esconde el lugar de confinamiento de su gemelo.

Se acaricia un brazo, dándose cuenta de que ya ha pasado un tiempo desde que lo visitó. Sin embargo; apenas quiere hacer algo. Kai se merece estar ahí.

Es por eso que sigue su rumbo, deseando llegar a la cama para acurrucarse al lado de su alfa. Su aroma lo tranquiliza, a pesar de ser más suave que de costumbre.

La comida llega diez minutos después directamente a su habitación, y se asegura de disfrutarla al máximo.

Kaiwoon piensa que hay un problema cuando se da cuenta que el alfa no ha despertado. Lo remueve preocupado, pero con un gruñido el alfa le da a entender que no quiere ser molestado.

No tendría problema en dejarlo en paz de no ser porque ha pasado un tiempo desde su última comida.

―Soobin ― Llama, sacudiendo su cuerpo con fuerza.

―¿Qué? ― Vocifera molesto, apartándolo de un manotón.

―Buenos días para ti también ― Rueda los ojos ―Pronto se hará el crepúsculo que le cederá el paso a la luna. Eso indica que es tarde. Debes comer.

Soobin se remueve. Su cuerpo aún está adormecido y su pecho se siente caliente. Está desorientado y quiere seguir durmiendo.

―No tengo hambre ― Dictamina.

Cierra sus ojos otra vez, lo que impide que se percate del puchero que se luce en los labios de Kaiwoon. Está enfurruñado y quiere persuadirlo, por lo que se monta encima de Soobin y lo remueve.

―¿Por favor? Cociné para ti.

―¿Sabes cocinar? ― Enarca una ceja, escéptico. Debido a eso, Kaiwoon le da un ligero golpe en el hombro.

―¡Pues claro! Fui criado para ser un Omega ejemplar. Mamá contrató a la mejor profesora de etiqueta solo para mí ― Dice orgulloso ―Sé todo lo necesaria para atender a mi alfa, como cocinar, lavar, limpiar...

―Básicamente eres una criada de la alta sociedad ― Se burla suavemente, removiéndose en la cama ―Comer lo que me hiciste suena bien.

Kaiwoon no responde al comentario de mal gusto, acostumbrado a la soberbia característica de Soobin. En cambio, se regocija y comienza a caminar hacia la puerta.

―Iré a poner la mesa. La criada vendrá para avisarte cuando esté la comida; vístete mientras tanto.

Asiente a duras penas, sintiéndose desorientado por la presión repentina en su pecho. A pesar de que trata de ignorarlo y al mismo tiempo de no pensar en aquel sueño, le es imposible. De repente se siente incómodo en su propia piel y tiene la necesidad de moverse.

No espera a la criada; en cambio, sale de la habitación aún adormecido y mareado. Piensa que solo es el reflejo de la falta de alimento, pero cuando las luces parpadean en sus ojos sabe que es algo más.

Entonces lo ve: paralelo a su entrecejo, hay una pequeña luz similar a una luciérnaga. Sabe que antes no estaba ahí.

Siente el impulso de seguirla, pero no sabe si es correcto. Se pregunta por qué de repente siente que no debería estar en esa posición. Hay un nerviosismo creciente en él (se niega a llamarlo miedo), e ignorando las banderas rojas comienza a caminar hacia el orbe que, como si anticipara su acercamiento, huye. Sus pies hormiguean ante el deseo de perseguir, correr y cazar, por lo que cede.

Gira en varios pasillos a través de la enorme mansión, notando que se cansa conforme avanza. ¿Qué está pasando?.

Una voz al fondo de su mente le responde, pero antes de siquiera poder procesarlo, se encuentra frente a frente con Yoona.

―¿Pasa algo? ― Pregunta ella con una sonrisa ―No se supone que esté por aquí.

―Yo ― Carraspea, dándose cuenta de que no tiene por qué estar nervioso. Es su casa, su castillo -... ¿qué es este lugar?.

―La torre izquierda del castillo ― Yoona frunce el, mirando alrededor ―Ha estado... descuidada el último año.

Soobin echa un vistazo a su alrededor, y piensa que probablemente fue más que eso, pero no comenta nada al respecto.

―¿Y eso por qué?.

―Fue un error. Como solo vivimos aquí tres personas, no lo noté hasta hace muy poco.

―¿Y qué hacías tú aquí?.

Yoona agudiza la mirada, sonriendo.

―Disculpe el atrevimiento, pero yo pregunté primero.

―No te debo explicación alguna ― Dice Soobin ―Que ser la mamá de mi Omega no te haga confundirte sobre tu lugar en la jerarquía.

―Ni más faltaba, centinela Choi ― Responde Yoona, indiferente ante las palabras del alfa ―Si me disculpa, iré a ver a mi hijo. Dijo que preparó comida y yo estoy hambrienta.

La Omega se inclina y examina a Soobin de arriba abajo antes de comenzar a caminar hacia la cocina.

Después de un rato mirando a la nada y sin señal anómala alguna, Soobin decide seguirla. Quizá fue solamente una ilusión provocada por el cansancio.

» Pero, ¿qué le ocurrió?.

» Es algo que no puedo decirte ahora.

A veces mentirte es la única forma que tengo de ser honesto


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