24: Problemas

Otro día, de la perra existencia.

Kai comía enfurruñado los espárragos que tenía en su lonchera, Soobin había faltado avisándole a su mamá Sumi que no iría ni a la escuela ni al trabajo.

Genial, gruñó.

Iba a ser un día normal después de todo, o al menos eso pensaba.

Soojin y Sana llegaron en dos largos vestidos mientras que Jimin ―amigo de ellas suponía― las grababa desde una patineta que era jalada por otro chico que desconocía.

Jackson inició una guerra de comida, ensuciando a todos los que pasaban ―incluyéndolo ya que lamentablemente estuvo en el lugar a la hora de la desgracia― y ahora el chico debía limpiar el desastre.

En sus prácticas pasó un vergonzoso momento al agacharse y romper sus shorts deportivos, viéndose obligado a buscar un repuesto ―el cual para empeorar la situación estaba manchado de comida― así que no tuvo más remedio que usar el repuesto del repuesto. Así es señoras y señores, la falda.

Luego de soportar varios flashes de cámara y bromas por parte de su entrenador, el horario escolar había dado su fin.

Y ahora se encontraba comiendo lo que dejó de su lonchera ―obligado por su mamá― aburrido viendo como la su mamá realizaba en conteo de mercadería en productos caninos.

¿Qué estaría haciendo Soobin ahora?, La pregunta rondaba en su mente sin poder evitarlo.

―Hijo ― Oyó el llamado de su mamá, miró en su dirección esperando una respuesta.

Vió s su madre sacar una lonchera por debajo del mostrador y anotar algo en un papel.

―Llévale esto a Bin, es para que se mejore ― Le tendió la nota y la lonchera ―Y procura avisarme si vas a llegar tarde.

Leyó la dirección y asintió. Le dio un beso de despedida a su mamá y dio marcha arriba.

La dirección no estaba lejos del refugio más no pudo evitar formar un puchero al notar que esta estaba demasiado lejos de su propia vivienda y el mayor le había acompañado muchas veces a esta. Nunca habría imaginado la distancia que le tomaba el otro para regresar a su propio hogar.

Al estar tan sumido en sus pensamientos no notó el semáforo en verde, las carajeadas de los conductores, un casi atropello y que ya estaba frente a la calle que indicaba la dirección.

Renegó al darse cuenta que la nota no contenía el número de vivienda.

Tenía que sopesar sus opciones.

Podía llamar a su mamá, pero si no había anotado el dato, dudaba mucho que lo supiera, podía incluso fisgonear por las ventanas a ver si de suerte se encontraba a Soobin existiendo en alguna de estas.

Decidió llamar a Taehyun.

―¿Si? ― Aunque la persona que contestó no era su hyung.

―Eh... ¿Con Taehyun Hyung? ― una risa sarcástica resonó en la otra línea

―Creo que está claro que no estás hablando con él, mocoso.

Oh no, no le había dicho eso.

―Escúchame bien pedazo de vejete, sé muy bien que no eres hyung pero yo no quiero hablar contigo, mocoso o no, eso no es tú incumbencia así que me pasas con él que ando pero de un humor como para traspasar la línea y cortarte la pija.

―Me caes bien niño, no como el llorón ese ― Fue lo único que escuchó, luego se escuchó un "Taehyunnie", ruidos y la voz de su hyung saludando.

Luego de risas y disculpas por el comportamiento de "jinnie hyung" llegó a la casa del ahora pelirojo.

Tocó el timbre una, dos, tres veces y nada.

Mientras marcaba a Choi se dio un golpe metal, ¡Lo podía haber llamado por la dirección y no tendría que esperar a que le abran!.

―¿Kai? ― Le contestó con voz congestionada y algo ronca.

Amén al dios gay.

―Ehh... Ábreme que estoy afuera ― Y colgó.

Diez segundos después escucho ruidos desde el interior, una que otra maldición y casi se cae de culo al piso cuando la puerta se abrió.

Choi Soobin con el cabello desordenado, la nariz roja y un conjunto de pijama que se basaba en una básica gris y unos chándales del mismo tono.

Oh. Por. Dios

―Te ves terrible.

¡Mentira!, ¡Sabes que es mentira Huening Kai!.

Soobin sonrió y llevó ambas manos a su pecho fingiendo que una daga había sido clavada.

―¡Eso quema! Dañas mi ego, niño.

Kai solo no pudo no sonreír.

―A todo esto, ¿Qué haces acá?, Te voy a pegar la gripe.

Kai viró los ojos, siempre tan preocupado.

―Soy inmune llorón, ¿Me dejas pasar?.

Y Choi con una sonrisa boba, lo guió hacía adentro.

Conversaron acerca de todo lo acontecido en su día de falta y Soobin se lamentó no haber asistido ya que parecía que había estado divertido. Más ambas mejillas enrojecieron cuando a Huening se le escapó su pequeño incidente con sus shorts.

―Eh... Mi mamá te preparó esto ― Mostró la loncherita ―¿Podría usar tú cocina para calentarlo?.

Soobin que había estado tan embobado mirando al lindo porrista asintió. Pero frunció su ceño al notar que el chico desaparecía hacia donde estaba a simple vista su cocina.

«No pues sí. Siéntete como en tú casa»

-¡Soobin, ¿Dónde guardas las ollas?!.

Rodó los ojos y emprendió paso a su alacena para entregársela al chiquillo.

Se sentó en las sillas de comedor y observó como Kai sacaba los envases donde suponía se hallaba la comida, se movía de aquí y allá abriendo y cerrando los cajones y alacenas. Cuando lo vio revolver con un cucharon en la olla por su mente pasó un pensamiento repentino.

Y podía culpar a su resfrío su falta de coherencia.

Se incorporó y a paso perezoso envolvió sus brazos alrededor de la cintura del menor mientras apoyaba su barbilla en uno de sus hombros.

Kai se tensó, pero antes de poder decir algo oyó un ¿Lloriqueo?.

―Kai-ah tengo mucho sueño ― Sonó la voz de Soobin, pero con tono de niño haciendo berrinche.

Kai se avergonzó, pero se dejó hacer.

―¿Quiere dormir hyung?.

El nombrado asintió mientras se acurrucaba en su espalda y frotaba su mejilla.

¡Parece un lindo gatito!.

―Tómate tú sopa mágica y luego tendrás una siesta ― Sirvió el contenido en el plato.

Guió al pelirojo para que pudiera sentarse y beber correctamente de su sopa.

Ocupó el asiente del frente dándole una vista completa del pequeño oso que tomaba la sopa como si fuera lo más delicioso que probó.

Inconsciente sus labios curvaron hacia arriba.

¿Y si...

Sip. Claro que sí.

Lo haría, quería que se dieran una oportunidad.

―¿Hyung? ― Jugó con sus deditos ―Hablemos luego de que termines, ¿Sí?.

Recibió como respuesta un sonidito atascado, pues el mayor estaba demasiado ocupado llenándose con la sopa.

Una hora después se encontraba sumamente aburrido mientras veía el cuerpo inerte de su hyung en el sofá. Estos apenas habían tomado asiento para charlar había caído en la tierra de los sueños demasiado rápido.

"Idiota, ¿No que te gusto?" Pensaba Kai enfurruñado mientras se acercaba para despertar al pelirojo.

Más la tarea le parecía sumamente difícil teniendo en cuenta que el muy hijo de pueblo cristiano se veía tan pacífico y etéreo en su estado de inconciencia.

Le acomodó los mechones rebeldes que se hallaban erguidos y algo enredados, su dedo acarició el perfil desde la frente hasta la punta de la barbilla, bajando dejando un pequeño corazón en la zona de la mandíbula. Y absolutamente hizo todo esto sin darse cuenta que el pelirojo había abierto los ojos gracias al tacto en su mandíbula.

―Debo seguir dormido, por que estoy viviendo un sueño...

Las mejillas del pelirosa ardieron en carmín.

―Mi corazón se siente tan cálido y acelerado, y no es por la fiebre ― Susurraba mientras mantenía sus ojos fijos en Kai ―Me gustas tanto que creo que podría ser preocupante.

Kai no necesitaba escuchar más.

-De hecho, yo-

El sonido de la puerta abriéndose lo hizo callar.

Papá..

Kai sintió como todos los músculos de su cuerpo se ponían rígidos al momento que la mirada de aquel hombre posó sus ojos sobre él.

Soobin y su papá eran como dos gotas de agua, Cejas pronunciadas, nariz no tan prominente pero perfilada, ojos afilados, labios abultados en el superior, el ángulo de la mandíbula, todo.

A cierta ciencia sabia Soobin y el hombre tenían una mala relación ―el mismo Soobin se lo comentó esa noche en su casa― pero honestamente no sabía cómo debía afrontar la situación actual.

Pero el no fue el primero en atacar.

―¿Quién eres y que haces en mi casa? ― Observó a su hijo con desinterés ―¿Estás aquí por este?.

Kai contrólate, debes actuar pensando.

Suspiró. Luego plantó una sonrisa casi cínica hacia el hombre en la entrada.

―Mi nombre es Huening aKai, y estoy aquí para cuidar de Hyung, quien es muy importante para mí.

Oyó al señor graznar con sorna.

Viajó rápidamente su vista hacia su hyung, no pudo no evitar preocuparse al verlo en algún estado de congelación.

―¿Ves? No puede ni moverse, aishh siempre es un estorbo ― Dijo neutral mientras colgaba su saco en el perchero junto a la puerta.

―¿Cómo puede hablar así de su hijo?,¡Le hace daño!, ¡Usted- ― Soobin había dejado de escuchar.

Estorbo. Estorbo. Estorbo. ¡Estorbas!.

¡Suéltame Soobin, solo eres un estorbo!

Un vidrio roto... Llanto, Su papá. Él llanto era de su papá.

Mami...

―¡Soobin! ― Oyó lejano.

Necesitaba liberarse, necesitaba una descarga, necesitaba-

Gritó.

Gritó hasta sentir sus cuerdas vocales arder, gritó y cayó inerte al suelo.

Mamá, tengo tanto sueño...

"Mamá te ama Binnie, no le abras a nadie".

―Va a dormir por un rato ― Le dijo al señor Choi mientras tomaba asiento en la silla frente a él.

Contrario a todo lo que creía saber de señor, al parecer no sabía nada.

Soobin había sufrido un ataque de pánico, antes de siquiera poder moverse gracias al desconcierto por tal grito, el señor Choi se había arrodillado en donde se hallaba el cuerpo durmiente de Soobin y lo había llamado a gritos. En silencio vió al hombre abrazar a su hijo y sollozar en silenció por varios minutos.

¿Él? Pues, clavado al suelo como espantapájaros.

Luego de ver como el señor Choi se alejaba hacia la alacena, corrió en dirección a su hyung para sacar fuerzas de dónde sea y acostarlo en el sofá más amplio. Se quedó arrullándolo bajo la atenta mirada del Choi mayor, quien bebía cualquier tipo de alcohol que encontraba en su estantería.

Pero ahora se encontraban ahí, ambos analizándose el uno al otro para realizar la siguiente maniobra.

―¿Por qué lo hace? ― Interrogó el jovencillo.

Choi mayor tomó el contenido de su ―ya ni sabe cuál― lata de cerveza y encarnó una ceja.

―¿Por qué debería decírtelo, niño?.

Muy contrario a sentirse intimidado, Kai solo se encogió de hombros.

―Deje de jugar señor, me sé todo el cuento, si sigue guardándoselo solo será peor para usted ― El hombre resopló ― Y sabe a qué es lo que exactamente me refiero.

Más lo desconcertó la carcajada que lanzó el hombre frente a él.

Mantén la calma Huening. Cara de póker, tú tienes el control, no tu oponente. ¡Recuerda todos los dramas que viste con tú mamá!.

―Crees que sabes todo ― Se burló ―¿Es así niño?, Choi Nerin. Ese es su nombre, la mujer que me dejó a nuestro hijo y a mi corazón destrozado en manos. Crees conocer toda la historia niño, pero no es así. Solo sabes lo que te ha contado Soobin. ¿Quieres saber lo que realmente sucedió?.

Kai asistió.

―La conocí en la universidad ― Sonrió al recordar ―Siempre tuvimos problemas en la relación gracias a que no le caía bien a su familia. Yo era de bajos recursos mientras que ella venía de una familia adinerada. Luego de varios intentos logré convencerla de que escapáramos juntos. Nos escondimos en Ansan, vivimos bien por varios años hasta que nació Soobin ― Una sonrisa triste se plantó en su rostro ―Ella estaba tan feliz, que a mí no me importaba trabajar horas extras para poder mantenernos a los tres. Me ofrecieron una gran oportunidad de Trabajo aquí en Seúl, lo pensamos bastante, pero terminamos por decidir mudarnos. Soobin tenía 4 para ese entonces ― Una lagrima rebelde rodó por su mejilla ―Era un niño tan alegre y ruidoso, recuerdo que la maestra del jardín nos felicitaba por tener un niño tan "juguetón y risueño". Las cosas se pusieron feas cuando ellos nos encontraron ― Su semblante mostraba ira ― Llamaron y amenazaron a Nerin diciendo que por su desobediencia matarían a Soobin, yo le dije que lo solucionaríamos, que podríamos huir otra vez y proteger a nuestro hijo... Ella no confió. Me di cuenta de eso cuando regresé un día a la casa y Soobin estaba sentado frente a la puerta, "Estoy esperando a mamá" dijo cuando le pregunté qué hacía. Nerin había dejado una nota en la cocina diciendo que iría a hablar con su familia para solucionar todo. Mi mundo se cayó en pedazos... ― Rompió en llanto ―Ella jamás regresó. Y Soobin no lo sabe, pero una semana después fue hallada sin vida a la orilla del rio Han...Yo- Me he refugiado en el alcohol y el trabajo desde entonces.

Kai lo miró de manera triste.

―Sé que nada de eso justifica mi comportamiento hacia mi hijo, p-pero... Soobin, me recuerda tanto a ella ― Vió al hombre sacar de su billetera una foto y tendérsela. En ella se hallaba una mujer de cabello castaño y una brillante sonrisa de hoyuelos, la imagen estaba un poco movida ya que parecía que la mujer estaba corriendo y el que la tomó estaba persiguiéndola. De pronto quería llorar.

―Ella era muy hermosa ― Le devolvió la foto ―Lo lamento tanto, señor...

―Choi Dong-Sun. Por favor, llámame como más te facilite, mi nombre siempre fue un problema ― Rió.

A Kai le dieron ganas de tirarse junto con la señora Choi.

Dios no. Eso fue grosero.

¿Como rayos siempre termina en este tipo de situaciones?.

Soltó un largo suspiro.

―Deberían arreglar las cosas ― Sugirió.

Choi grande bajó la mirada a su lata de cerveza.

―No creo que pueda arreglar años de indiferencia por un "Lo siento", señorito Kai ― Y pues sí, tenía razón.

―Sin embargo puede compensarlos ― Tranquilizó y le brindó una sonrisa reconfortante a su casi suegro.

Y sí. Casi suegro por que Choi Soobin, pero el Choi Soobin que le gustaba ah. Con problemas, con baja autoestima, con inseguridades, con una sonrisa de ángel, con una actitud juguetona, el chico con el corazón más grande que haya conocido. Ese chico, iba a ser su novio.

Puto el que diga que no.


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