Me duele que no me comprendas,
Me duele que seas amable,
Me duele que me quieras demasiado,
Me duele que hagas todo lo posible para sacarle una sonrisa a este caso perdido.

Porque solo quedan cachos de mi, y ninguno de vosotros, que tanto me doleís, podéis arreglarlo.

Así que dejadme volar libre, hacia la luna, hasta que me quede sin oxígeno, porque soy así, no me conformo con campos y bosques y montañas y cielos infinitos, necesito volar hasta la luna, aunque muera en el camino.

Es esa tentación que nadie parece comprender, cuando me llama lo imposible, porque adoro lo que me hace daño, porque soy una imbècil que saca esperanza de cada mensaje, de cada sonrisa y de cada mirada.

Lo amo, y nunca dejaré de hacerlo.