•∅⬤𝔓𝔯𝔬𝔩𝔬𝔤𝔬⬤∅•
En los barrios concurridos de Venecia, el año era 2002, la tecnología empezaba a avanzar y el tema de los narcotraficantes y mafioso era una novedad a la vanguardia, era de noche y Xavier Bertnelli estaba en su camioneta Chevrolet adelante de otras 5 directo a unos containers en las afueras de su amada ciudad, llegaron al sitio donde más de 15 containers fueron abiertos cuyo contenido era niños... Niños pequeños cuyas familias fueron destruidas por la mafia, su gente empezó a seleccionar y a separar a los niños y niñas del montón, entre ellos habían dos niños : ambos tenían el pelo azabache pero uno solo lo tenía con toques rubios. Ambos no se querían separar de sus respectivos hermanos pero fueron obligados a la fuerza.
Xavier se acercó a ellos quienes fueron agarrados por dos de sus mejores guardaespaldas, puso una mano en las mejillas de ambos chicos.
—Ahora... Este es su hogar. —les dijo para luego hacerle un ademán a sus hombres para que se los llevarán con los infantes que tenían 6 o 7 años aproximadamente.
El niño de 6 años, un pequeño azabache de piel casi morena como el azúcar temblaba de miedo al ser metido nuevamente en una camioneta mientras veía como el otro chico que se reveló para permanecer al lado de sus hermanos gritar y golpear las puertas de metal, quería salir al igual que el resto. Curioso, el chico de heterocromáticas pupilas parciales se acercó a él, era muy pequeño pero su madre le dijo que debía ser valiente por los 4 y eso iba a ser.
—¿A-A dónde n-nos llevarán?—preguntó con una voz quebrada y temblorosa.
El pequeño de unos 7 años lo observó con aquellos ojos ámbar que delataban el mismo sentimiento que el otro niño al acercarsele: miedo, impotencia, frustración, odio. Tantas emociones combinadas y peligrosas en un par de globos oculares.
— ¡N-No lo sé...! Quiero ver a mamá, quiero ver a mis hermanos... —el pequeño se abrazó a sí mismo hipando como deseando activar algún escudo contra la realidad, lo cuál era realmente imposible. Nunca imaginó que los extrañara tanto en sólo un par de minutos separados. Tenía algunas heridas muy superficiales visibles en el labio y en uno de sus ojos, probablemente hechas al resistirse.
El pequeño azabache tenía unas heridas en su brazo y un hilito de sangre salir por su frente. Lo único que tenía en su vida eran sus hermanos, se acercó al infante de 7 años y lo abrazó fuertemente, su madre lo hacía cuando estaba muy frustrado y triste. Sin dudarlo el otro correspondió al abrazo con más fuerza.
—Nathalie... Sob Alisson... Mis hermanitos... Prometí cuidarlos —empezó a llorar.
—...— el mayor acarició la espalda del azabache mientras se desahogaba en su hombro sin realmente qué decir, sólo llorando en silencio, nunca fué alguien de dar apoyo moral al prójimo, sólo se abría de esa forma con hermanos pequeños.— T-todo saldrá bien. Nuestros hermanos están bien—él ni siquiera creía esas palabras.
El pequeño tampoco creía palabra alguna, solo quería volver a casa. Llegaron a sus destino, las puertas se abrieron mientras unos hombres uniformados de monocromática paleta los sacaba a todos, pero ellos fueron separados del montón y llevados a la oficina de Xavier, el cual los miraba con una sonrisa ladina, ninguno de los dos se había separado del otro por nada en el maldito mundo. Se sentían más seguros juntos.
<<Sus hermanos están bien, no pasarán por el mismo camino que ustedes.>>
4 meses habían pasado y en ese período de tiempo, todos los niños incluidos ellos fueron instruidos con cada comiquita que existía para luego pasar a cosas más fuertes, sentados en frente de monitores dónde pasaban las cintas de manera rápida mientras que tomaban jugo al mismo tiempo.
<<Sus padres fueron amigos míos, les debo mi vida, y a ustedes les daré algo mejor.>>
Ambos pequeños empezaron a caminar firmes como soldados hasta llegar a una mesa donde habían distintas armas desarmadas. En menos de dos minutos las armaron todas y luego dispararon a los blancos que se hallaban al fondo de la habitación. Miradas frías y serias eran las facciones puestas en las caras de todos esos jóvenes.
<<Ustedes dos serán el futuro de mi imperio, y serán educados como tal.>>
Unos jóvenes de menos de 9 y 10 años estaban alrededor de dos niños que practicaban combate a puño limpio, el wing chu, karate do, entre otras disciplinas eran puestas en práctica en esa arena.
<<Yuki, Øverwrite, se cuidarán mutuamente en todo momento.>>
El menor de los dos desobedeció una orden y su castigo fue una tortura con martillo y un bate con púas en su piel, luego le hecharon encima agua fría para que le doliera más. Salieron del cuarto de tortura arrastrando al más joven a la habitación que compartía con el mayor de ambos. El cual apenas aquellas personas se fueron, fue a socorrerlo.
<< Ustedes darán todo, y sus hermanos serán recompesados con una mejor vida.>>
Gimnasia, historia, lenguas e idiomas muertos, cosas que se aprenden a los 19 o 20 años y ellos lo aprendieron a los 12 y 13 años. Técnicas de tortura y combate, habían matado antes, sus miradas eran frías y ambos se cuidaban la espalda, eran como dos gotas de agua: iguales al caer al suelo, perfectas máquinas de matanza mientras su jefe los veía desde su oficina al patio.
<<Mientras serán parte de mi mundo, el mundo real, la sociedad.>>
Ahora ambos jóvenes de 16 y 17 años, usaban unos uniformes cuya blusa era negra y un poco ajustada pero que no limitaba el movimiento, sus pantalones eran iguales a sus franelas, sobre dichas franelas tenían unas chaquetas sin mangas blancas y botas del mismo color, el azabache pequeño ahora era un joven de 16 años y su cabello tenía puntas rosadas oscuro, su compañero también había crecido, ambos fueron llevados a un cuarto donde había dos camillas de hospitales y dos personas con tintes y agujas para tatuajes.
—Quitense las camisas.—ordenaron y ellos obedecieron.
<<Ahora son míos, mis hijos. >>
El oji ámbar tenía unos tatuajes como si fueran grietas grandes que iban desde abajo de su dorso hasta su pecho dónde estaba su corazón, su cuerpo ardía, su casi hermano y compañero tenía unas similarse pero solo en el abdomen y en los brazos; desde el comienzo de sus venas hasta los hombros. El mayor se puso su franela pero el menor no pudo ya que fue llevado a otra parte. El mayor los siguió hasta el cuarto de tortura dónde vio como la gente que los entrenó le marcaban con una X grande de metal y de paso ardiendo en su espalda, toda la espalda fue marcada por aquella cosa. Unas lágrimas casi salían al igual que un grito de dolor, pero no fue así.
Salió de ahí y se puso su franela y chaqueta, para luego ir a la oficina de su jefe, se pusieron firmes como soldados y recubieron dos carpetas.
—Esta será su última tarea para ganarse un puesto en mi reino: irán a Nueva Orleans y se infiltrarán en Fatal Insanity, con ellos matarán al líder de la más grande mafia de la zona: Los Bad Guys específicamente a su líder Nightmare Moreno Joku y luego matarán a la segunda mafia que es en dónde entrarán en cubierto, y acabarán con Shattered Dream II Moreno Joku. ¿Les quedó claro? ¿Yuki y Øverwrite?
— Si, señor Lord Xavier—respondieron al unísono sin queja.
Al poco tiempo se asentaron a dicha región con ojos directamente a su objetivo, los apartamentos dónde se hospedarían ya estaban pagados, así que una vez que pisaron tierra norteamericana se pusieron manos a la obra para que Shattered se fijara en ellos y los tomara en cuenta para su equipo, la primera fase de su plan, cosa que sucedió una mañana lluviosa en el interior de una cafetería rural, al ganarse el respeto del jefe de la mafia por una ocasión "accidental" dónde se infiltraron en una pelea con otros mafiosos y apoyaron hasta el final al Fatal Insanity, que por cierto se encontraban en desventaja aquella vez. Shattered se había interesado en ambos, y una vez aceptados en su equipo les hizo jurar lealtad a su persona, habían comenzado la primera fase.
El tiempo empezaba a pasar rápido, pero era lento para Xavier. Con el tiempo todo el grupo de la segunda mafia más poderosa de la región empezaron a confiar en ellos, pero por un pequeño descuido, ambos jóvenes terminaron sintiendo una atracción hacia el enemigo; Yuki conocido en el grupo como Fate se enamoró profundamente de uno de los subordinados de Shattered, Fatal Crayon Queen ¿Y el joven Øverwrite, alias Fly? Para la desgracia del destino se enamoró de su segundo blanco... ¿Qué destino les espera de manera incierta a ambos chicos?
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