Capítulo 6: "Plantas"

  Viernes.
  Dormía tranquilamente, como de costumbre.
   Pero esa paz no aguantó mucho.
    Una música energética me despertó.
    Miré mi reloj.
    Eran solo las seis de la mañana.
    Tapé mi cabeza con mi almohada.
     De igual forma, no podía volver a dormir.
     No había otra alternativa, tenía que levantarme y arreglarme.

     Cuando terminé de ducharme, me puse mi sudadera negra, mis jeans grises y mis zapatillas blancas.
     Peiné mi cabello azabache, sin rizos, sin gracia.
     Coloqué mi mochila en mi hombro.
     Finalmente lista, salí de mi habitación.

     Al salir al pasillo, me encontré con Kyon, quien estaba dando una clase de
baile.
     Lo había olvidado por completo.
     Atrás de ella, estaba Mei Ling junto a unos amigos que asistieron a su cumpleaños.
    Todos vestían atuendos muy coloridos.
     Los observé con seriedad.
     Me quedé helada al ver que también estaba Pierre.
      Sí, el mismo Pierre que intentó sobrepasarse conmigo, noches atrás.
     Quise huir, pero en ese preciso instante se tomaron una pausa para beber agua.

¡Hola, Ayelén! Saludaron la mayoría de los integrantes del equipo de baile.

Hola a todos Saludé con amabilidad.

Buenos días, dormilona Me saludó Kyon.

¿Dormilona? ¡Tenía media hora más para dormir! Le exigí.

Igualmente estas no son horas para dormir Me dijo buscando un motivo por el cual debía despertar.

   Solamente la miré molesta, cruzada de brazos.
   De pronto, la castrosa de Mei Ling se acercó a mí.

¡Buenos días, prima! Me saludó Mei Ling Linda mañana ¿Verdad?

Hola Saludé sin mucho entusiasmo Así es

¡Aye! ¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo! Me saludó Pierre, mientras apoyaba su mano en mi hombro.

   “¿Y este desde cuándo agarró tanta confianza?”, Pensé.
     Sentí las miradas de mi hermana y mi prima la castrosa, quienes estaban de acuerdo con que pasara algo entre nosotros.
     Lo siento, pero no podría darles el gusto a ninguno de los tres.
     No volveré a ser desechable para nadie.
     No volverán a tratarme como basura.
     No de nuevo.
     Ya estaba harta de esa humillación.

Hola, Pierre Lo saludé con una alegría casi cortante, mientras quité su mano de mi hombro Muy bien, gracias

   De pronto, tocaron la puerta.

Abriré yo Dije para así alejarme de Pierre, quien no dejaba de mirarme.

   Abrí la puerta.
   Suspiré al ver a Nicolás.
   Esa vez, vino con una sudadera azul claro, -similar al del algodón de azúcar-, unos pantalones negros y zapatillas grises.
   En aquel momento, se me ocurrió una idea para que Pierre dejara de molestarme.
    Si el niño prodigio mimado colaboraba, mi plan funcionaría.

Buenos días — Me saludó Nicolás.

¡Buenos días, Nick! Lo saludé falsamente feliz ¡Que sorpresa!

¿Sorpresa? Pero sí ya habíamos acordado para estudiar Dijo confundido.

   Repentinamente, lo abracé.
    Él solo se quedó mirándome perplejo, sin poder entender la situación.
    Yo sonreía de forma exagerada.

¿Vamos? Le pregunté mientras enroscaba mi brazo con el suyo.

Eh... Sí Dijo aún confundido, mirando nuestros brazos entrelazados.

¡Nos vemos luego! Saludé a los demás.

Ahm... Hasta pronto Saludó Nicolás muy confundido.

Adiós... Saludaron Kyon, Mei Ling y Pierre, boquiabiertos ante la situación.

¿Qué es todo esto? Me susurró Nicolás al oído.

Luego te explico Le susurré de igual forma.

   Ambos sonreímos hacia donde estaban los demás, para posteriormente largarnos de ahí.
    Me dio risa escuchar un¿Cómo lo hizo?provenir de la boca de Mei Ling.
    Solo volteé los ojos algo divertida.
    
¿Y eso qué fue? Me preguntó Nicolás mientras seguíamos caminando.

Un método para espantar hombres Le dije — Creo que funcionó

¿Me utilizaste para darle celos a alguien? Me preguntó ligeramente ofendido.

No precisamente Dije — Solamente fue para alejar a una persona indeseable

Si tú lo dices Dijo algo confundido.

    Sinceramente, no quería confesarle la verdad a Nicolás.
    Aún sentía que estaba hablando con un desconocido.
    Ya le he contado varios secretos a completos extraños.
    Vean en que me había convertido.
     Desconfiada, sin sentimientos, profundamente herida.
     Mí confianza era cuento viejo.
     En fin, los dos continuamos caminando, hasta llegar a la escuela.

    Cuando entramos, nos dirigimos hacia la huerta, que se encontraba en el patio.
    El aroma floral se hizo presente al respirar.
    Volteé a ver a Nicolás.
    Me sorprendí al notar que desapareció.
    “¿Dónde estará ese idiota?”, pensé.
    Lo busqué con la mirada.
    Parecía que la tierra se lo había tragado.
    A lo lejos, me encontré con un niño prodigio vestido con un overol.
   Él suspiró agotado.

Ten Me dijo dándome un overol igual al suyo.

¿Pretendes que me vista con esto? Dije señalando el overol.

Sin eso, te vas a ensuciar Me advirtió con seriedad.

Agh, bien Dije sin ánimos mientras iba a cambiarme.

  Entré al baño.
  Me puse el overol.
  No es por presumir, pero me quedaba bastante bien.
  Salí del sanitario.
  Al salir, me encontré con Nicolás leyendo unos cuantos papeles, sentado en el suelo.

Por fin estás lista Dijo Bien, comencemos

   Me senté al lado de él.
   Los dos observamos las plantas.
   El aire que se sentía era puro, fresco, genuino.
   Al ver toda la vegetación, recordé cuando Catalina se destacaba entre los demás en biología.
   Siempre fue la mejor.
   Siempre fui la peor.
   Todos la envidiaban por sus altas calificaciones y su gran conocimiento.
   Recuerdo cuando me ayudaba con las tareas.
   Mientras pensaba eso, Nicolás agitó su mano rápidamente por delante de mi rostro.
  
¿Ayelén? ¿Tu alma sigue dentro de tu cuerpo? Me preguntó.

Ja, que gracioso Dije recapacitando con seriedad, dejando de lado mis pensamientos — ¿Qué decías?

Decía que íbamos a leer este libro de cómo sembrar Me informó.

¿Por qué tendría que leer un libro para aprender a sembrar? Solamente es enterrar una semilla, nada del otro mundo Le dije algo molesta.

No solo es enterrar una semilla, es mucho más que eso, darle la luz del sol, regarla, cuidarla, darle amor, aunque creo que nunca habrás escuchado sobre esa palabra Dijo y eso último fue entre susurros, generando un sentimiento de rabia en mi interior.

¿Acaso estás insinuando que yo no sé qué es el amor? Le pregunté molesta.

   “¿Quién se cree para opinar sobre mi vida sentimental?”, pensé.
    Que descarado.
    No podía soportar eso.
    Me estaba acostumbrando a que nadie me quisiese.
    Y no los culpaba.
     Mi vida era desastrosa.
     Si querían hablar mal de mí, por lo menos debían asegurarse de que no estuviera cerca.
     Miré a Nicolás fijamente.
     Mi rostro no expresaba precisamente felicidad.
     Ya ni siquiera recordaba ese término.

     Intentaba no odiar a todos.
     El problema es que ellos se lo ganaban.
     Nadie me ayudaba a dejar de odiar.
     A dejar de desconfiar.
     A dejar la amargura.
     A dejar el resentimiento.
     A dejar... A dejar que mi verdadero yo salga a la luz.
     No quería a ningún ser humano.
     Ni siquiera me quería a mí misma.
     Los pensamientos me cortaban, me lastimaban, me quemaban.

Espera, yo nunca he dicho eso Me dijo.

Te oí claramente ¿Además de insensible también piensas que estoy demente? Le pregunté molesta.

Yo no dije eso Dijo con seriedad.

Pero lo estás insinuando Le respondí sin dejar de lado mi disgusto en el tono de voz.

¿Cómo quieres que no piense eso? Me preguntó algo indignado Ni siquiera sonríes, ni siquiera disfrutas, ¡Ni siquiera hablas! Tus acciones demuestran lo contrario a lo que dices

Lo que yo haga o deje de hacer, no es de tu incumbencia - Le dije molesta Deja de meterte en lo que no te importa, pensé que íbamos a estudiar, ni siquiera sé por qué vine

Viniste porque necesitas subir esas calificaciones Me dijo frío, podría decir que robó mi tono de voz — Y perdón si te ofendí con lo que dije

Sí sí, de acuerdo Dije sin mucha importancia — Estudiemos, que para eso me levanté

Está bien Dijo.

   Mientras leía el libro, Nicolás fue en busca de semillas.
   Leyendo, descubrí que Biología no era tan mala como llegué a pensar.
   Recuerdo que ni siquiera me gustaba eso de sembrar.
   Era tan aburrido.
   No sabía qué le veían de interesante a la jardinería.
   Aún no lo sé.
   No lo comprendo.

Bien, solo encontré semillas de repollo, albahaca y pimiento Me dijo Nicolás cuando volvió, con un paquete de semillas de dichas plantas.

Da igual, quiero terminar esto Le dije.

   Agarré varias macetas, de tamaño mediano, casi pequeño.
   Luego, enterré las semillas con mucho cuidado.
   Tanto Nicolás como yo parecíamos dos niños observando un avión en pleno vuelo.
   La atención con la que mirábamos a las semillas era extrema, era cómica realmente.

Anota las propiedades de los vegetales que plantaste Me recomendó.

   Rodeé mis ojos.
   Saqué mi libreta y anoté las "propiedades" -si es que así se le podía decir- de los vegetales.
   No sabía cuáles eran las propiedades de cada uno.
   Así que tuve que utilizar lo único que sabía.

- Y bien, niño prodigio - Le dije a lo que él me miró - ¿Cómo me ayudará esto a aprobar la materia? -

- En primer lugar, solo dime Nicolás o Nick, ya estoy cansado de lo de "niño prodigio" - Me dijo - Y en segundo, la profesora de biología dijo que eres muy mala analizando el crecimiento de la vegetación, no tomas apuntes y eres pésima redactando las respuestas de las tareas -

No por nada le digo la esquelética Dije algo molesta por los comentarios de la profesora de biología.

Pues, "la esquelética" tiene algo de razón Dijo mientras leía mi libreta de apuntes — ¿Cómo vas a escribir que la albahaca es una planta aromática?

¡Pero es verdad! ¡Mi madre siempre la utiliza! Huele bien Dije indignada.

No me refiero a ese estilo de propiedades Dijo rodando los ojos, mírenlo, hasta se adueñaba de mis gestos — Te enseñaré cómo redactar y cómo escribir mejor 

   Asentí con la cabeza.

¿De casualidad tienes un bolígrafo? Me preguntó.

Creo que sí Dije sacando mi estuche de lápices y entregándole mi bolígrafo favorito, de tinta negra — Cuídalo como si fuera de oro

Tranquila, no lo voy a dañar Dijo agarrando el bolígrafo — No soy un animal

    Vi como mordió mi bolígrafo, me miró y luego miró las macetas.
   De pronto, comenzó a escribir en mi libreta.
   No sabía que escribía, pero se lo veía feliz.
   Él solo ponía ese entusiasmo a la hora de estudiar.
   No por nada le decían "el niño prodigio".

Toma Dijo devolviéndome el bolígrafo y la libreta.

La albahaca contiene grandes propiedades, sirve como antiséptico, antibiótico natural, analgésico, sedante, tranquilizante, funciona como cicatrizante y antiinflamatorio”. Leí mientras Nicolás asentía satisfecho — Cielos ¿Trabajas en internet? ¿Cómo eres capaz de recordar todo eso?

Podría decirse que tengo buena memoria Dijo.

Sin dudas, no sé qué será de mí a los cuarenta años Dije pesimista.

Pronto lo lograrás Me alentó.

   Seguimos estudiando.
   Intenté redactar mejor, pero cada vez empeoraba más.
   Luego de mucho tiempo leyendo e investigando sobre plantas, terminamos de estudiar.
   Ambos ingresamos adentro de la escuela.
   Un rato más tarde sonó la campana, llegando así el horario escolar.

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Fecha original de estreno: 11/09/22.

Fecha de edición: 17/10/22.

    Bueno valentásticos, hasta acá el capítulo de hoy.
    Espero que de corazón les haya gustado.
    (Gracias a celenchu por la recomendación de la canción de arriba y por ayudarme cuando no tengo inspiración
*Te quiero, perris*).
     También gracias a ustedes por el apoyo.

     En fin, eso sería todo.
    
     Dios los bendiga. 🙏🏻❤️
  
     Los amo. ❤️
  
     ¡Saludos y abrazos virtuales!
(⁠。⁠・⁠ω⁠・⁠。⁠)⁠ノ⁠♡(⁠◕⁠ᴗ⁠◕⁠✿⁠)

     - Atentamente, con amor, Valen. ☆゚.*・。゚

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