reina de espadas.
— Patrañas! — grito a el televisor, el era un escéptico empedernido, siempre dijo que las películas de terror venían de la mente retorcida alguien, jamás creyó en las que decían "basado en hechos reales".
— cobarde! — sentenció Han, sabía que Chan quería dejar de ver la película a como diera lugar, y lo tacho de cobarde.
— no soy un maldito cobarde. — respondió a la defensiva. — es más, te reto a jugar ese juego, ya verás que no pasará nada — después de decir eso tomo a su amigo y lo llevo a el sótano, claro que tenía miedo más no lo demostraría, descubrió el espejo gigante que estaba en la pared y tomo un labial viejo que estaba tirado por allí. — ahora dibuja la maldita escalerilla Han.
—okei — desganado dibujo una escalera inversa en el espejo. — ¿Ahora que?, chan.
— bien, tenemos que decir tres veces "reina de espadas ven con nosotros y cumple nuestro deseo", pero tengo que ir por una vela, o no funcionará. — sin esperar respuesta salió del sótano y camino a la cocina por una vela y la cajita de cerillos, al darse vuelta para salir de ahí, el televisor se encendió, le dio un miedo profundo, pero de nueva cuenta pensó que solo era su imaginación, al final todo es una patraña.
— ya, ahora dejaremos la vela en el suelo y en cuanto se apague pediremos un deseo, le daremos las gracias a la reina y saldremos de aquí, aunque se que esto no es real. — chan se inclinó y encendió la vela, ambos chicos recitaron las el conjuro y la vela se apagó dejándolos solos con la obscuridad.
— deseo que el chico que me gusta guste de mi — pronunció el de las mejillas regordetas, el esperaba que fuera real, quería que Felix pusiera sus ojos en el.
— deseo que mi madre ya no sufra por el cáncer. — al cabo de un minuto salieron del sótano olvidando completamente darle gracias a la reina y continuaron viendo su película.
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El deseo de Han se había cumplido, desde hace una semana Felix le propuso ser su novio, el gustoso acepto, lo que no sabia era que el pecoso de la nada sentía una extraña atracción y unas ganas imparables de querer abrazarlo cada que le veía por los pasillos del recinto escolar, Han sospecho que solo eran los efectos de su belleza, muy modesto el chiquillo.
Especialmente el día de hoy Felix estaba alegre de sobremanera, Han estaba sumamente preocupado, desde el día anterior estaba en el departamento del rubio, extrañaba su casa, quería ver a Chan pues el seguramente estaría preocupado, sin embargo, no podía salir de ese lugar.
pobre chico.
- que me dejes salir te he dicho. - exclamo el de las mejillas rellenitas.
- y yo he dicho que no. - sentencio el rubio.
— haste a un lado Felix, tengo que ir con Chan. — oh no, fue lo peor que pudo haber dicho.
— ahora yo soy tu novio, yo te cuidare, me perteneces. — trono sus dedos molesto y celoso del mejor amigo de su novio, no sabía lo que hacía pero sentía que estaba en lo correcto, el era suyo y de nadie más.
— vamos coño, que el es solo mi amigo, se que tú eres mi novio, y no te dejare así como así, seguramente Chan está preocupado por mi. — intentaba explicar el bajito, sin embargo Felix se negaba a dejarle solo con el pelinegro.
— no, y no insistas más — reclamo — ahora siéntate en el sillón, miraremos una película.
A han no le quedó más remedio que mirar la película con su "noviecito", se sentía tan presionado por el pecoso que comenzó a llorar de impotencia.
Su deseo se había cumplido, pero al no haberle dado las gracias a la reina de espadas el estaría condenado a vivir un infierno en esa casa, o morir intentando salir de ella.
había cometido un error.
no tenía vuelta atrás.
estaba sentenciado a sobrevivir con un loco.
———
se levantó con una impotencia tremenda en el pecho, hacía un mes que no sabía nada de su amigo con características de ardilla.
de pronto recibió una llamada de un número no registrado, pensó que era el, que era Han, así que contesto lo más rápido posible.
— Chan, cariño. — llamo con tono dulce su madre. — hoy me iré, estoy convencida de que si me desconectan no sufriré más, no te estoy pidiendo aprobación, solo quiero que lo sepas, solo me quería despedir.
su corazón latió rápidamente, su madre había decidido morir y no le consulto nada, la llamada se cortó antes de poder responderle algo.
— ¡¿qué?! — grito a la nada.
— ¡¿QUE MIERDA?!, REINA DE ESPADAS YO TE PEDÍ QUE DEJARA DE SUFRIR, PERO NO DE ESTA MANERA. — hizo notar su enojo levantando la vos lo más fuerte que pudo, se vistió rápidamente con lo primero que encontró y se encamino a su auto, tenía que impedir que su madre fuera desconectada.
conducía lo más rápido que su auto le permitía, lloraba, sufría, ya no podía y eso que aún no sabía nada, pero la incertidumbre era peor a cada momento.
¡ring ring! — sonaba su teléfono.
su amigo lloraba a gritos mientras Felix lo golpeaba por intentar escapar.
su madre daba su último respiro.
el lloraba su última lágrima.
su auto callo del puente hacia el lago.
tres personas murieron un 12 de abril.
tres personas a causa de un juego.
y todo por no dar las gracias.
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