Séptimo año
La melodía atascada en lo más profundo de mi corazón ha vuelto a sonar, añorando y anhelando una contestación que aún no ha llegado. ¿Recuerdas que la he tocado para ti antes? Quizá no lo recuerdes, no importa, una, dos, mil veces...
Todas las que quieras volveré a entonarla solo para ti.
***
Las noches son cada vez más oscuras, sin nadie alrededor todo es tan solitario. La calma es incómoda, me hace pensar demasiado, me hace recordarte demasiado.
Vagué por el estanque de Yunping por mucho tiempo, la luna estaba llena, y debería de iluminar con su tenues rayos de luz un poco del basto cielo, pero unas nubes traicioneras la cubrieron, obligando a que las sombras prevalecieran por doquier.
Hacía un clima agradable, soplaba una brisa tan suave y fresca que combatía al calor sofocante que viene con la noche; ondas de agua bordeaban el bote en el que iba, el agua tan transparente del estanque reflejaba mi silueta como un espejo que me devolvía la mirada, cargada de tristeza.
A lo lejos se podía escuchar el arrullo de las hojas de los árboles mecidas por el viento, el canto perdido de algunas aves nocturnas y el chirrear de los grillos, también se notaba el chapoteo que los peces hacían cuando saltaban entre los lotos y nenúfares.
Es un lugar bello, efímero y pacífico, o al menos por la noche.
Por un largo periodo de tiempo estuve yendo sin rumbo hasta que aquellos lotos, creciendo en las riveras, capturaron mi atención por completo.
"Las vainas de semillas de loto saben mejor cuando tienen tallo"
Recuerdo que me comentaste en alguna ocasión. Nunca dudé de tus palabras. Tú, tú que creciste en lugares así, llenos de agua, lotos, corrientes y deliciosos platillos jamás mentirías al respecto, así que cuando te oí, atesoré esas palabras unidas en una corta oración.
Los lotos estaban en su mejor punto, las flores crecían hermosas, luciendo sus bellos colores vivaces, resaltaban sobre el verde de los nenúfares y vainas, acaricié una, luego no pude contenerme y me atreví a cortar algunos lotos con sus vainas.
Una acción incorrecta, va totalmente en contra de las reglas del clan.
No fue apropiado hacerlo, pero tampoco pude retenerme y pensar con claridad antes de actuar.
Me corrijo, pensaba con claridad, más cedí ante la tentación.
Por un tiempo estuve recolectando algunas, escondiéndolas entre las telas blancas de mis túnicas, no llevaba conmigo un canasto o jarrón para guardarlas, y aquellas pulcras prendas se mojaron, algunas adquirieron un tono extraño, más tarde he de limpiarlas.
Ya tenía conmigo una cantidad decente cuando escuché voces a lo lejos, gritos.
¿Quién diría que fui descubierto por el anciano del estanque?
Sentí vergüenza, pánico, miedo...
¡El perfecto segundo maestro Lan había caído tan bajo como para hurtar a escondidas durante la noche!
Un joven rico, proveniente de una poderosa secta... Cortando lotos sin permiso.
Si esta noticia llegara a oídos de tío, estoy seguro de que se desmallaría por el coraje, y el asombro. Luego, tal vez, me prohibiría salir hasta no haber copiado las reglas del clan unas diez veces, y meditado acerca de mis errores.
Tomé aquellas plantas que parecían reírse de mi por ser atrapado con las manos en la masa, salté del bote hasta tierra firme y comencé a huir.
Un perro me persiguió cuando intentaba escapar, casi con éxito.
No tuve miedo, pero más tarde me pareció una situación algo graciosa, un poco cómica.
Mientras escapaba teniendo por detrás los gritos del hombre y los ladridos de su can, me apresuré a dejar el dinero. Avergonzado por lo que había hecho, solo pude lanzárselo para que lo atrapara en el aire, antes de girarme de nuevo y no detenerme hasta volver a casa.
Esa fue otra conducta indebida, quizá si merezca un castigo después de todo.
Al llegar mi hermano me había ido a buscar a Jingshi, nos encontramos en el camino, vio mi postura inadecuada, mi andar torpe, mis ropas mojadas y sucias por el barro, las plantas y las ramas que tuve que atravesar en el camino de regreso, y lo único que hizo fue sonreír de esa forma que solo a él le sale tan natural.
Negó con la cabeza un par de veces, me dio una palmaditas y ordenó que me cambiara antes de ir a verlo, prometió no decir nada a tío y me sentí mal por mentirle, pero tras ver que estaba de mal humor decidí que era lo mejor.
Luego de hablar con mi hermano me encerré a meditar, copié tres veces las reglas y me sentí un poco mejor.
Más tarde finalmente me atreví a probar una de las vainas, descubrí que tenías razón, el sabor si cambia, algunas son más dulces, otras algo amargas. Es como tentar a la suerte para elegir la correcta.
Solo comí unas pocas, ofrecí unas a mi hermano pero él las rechazó con amabilidad, desde la última vez que le di algo de comer parece más reacio a aceptar comida de mi parte, A-Yuan por el contrario, aceptó algunas con una sonrisa y una reverencia educada.
Las peló mientras me contaba sobre sus estudios esos días que estuve ausente, sus labios se apretaban en una fina línea cuando le tocaba una semilla amarga, y sus ojos brillaban cuando, por el contrario, la pequeña bolita era dulce y agradable al gusto.
A-Yuan preguntó en donde había conseguido los lotos, solo le pude responder que en el estanque, no he de revelarle la verdad tras aquellas delicias, sería trágico que imitara mi comportamiento en ese aspecto.
Robar no es bueno, y de entre todas las reglas, he de admitir que no esperaba romper esta.
Pero, son deliciosos.
Wei Ying...
¿Los que tú comías eran igual de exquisitos?
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