• III •

Chuuya Nakahara es el tipo de novio que... 》

• Ya sea que sus acciones
—incluso con intenciones total y completamente positivas— comiencen o no con algo de tosquedad/falta de tacto, siempre encontrará una encantadora manera de endulzar lo amargo de la situación.

- ♪ -

     Era ciertamente complicado, por no decir imposible, el al menos intentar reprimir una sonrisa de oreja a oreja y el no dejarse cautivar por la magnífica vista ante ustedes.

Un árbol navideño, con guirnaldas enroscadas desde la base hasta la punta— mientras que las esferas, listones y pequeños muñequitos de renos acompañadas de demás detalles se encontraban alrededor del mismo. Claro, no se debía de olvidar la importancia de las destellantes luces envueltas entre las ramas dándole ese toque tierno, dulce, inefablemente hermoso que tanto les gustaba.

Sin embargo, algo faltaba.
Ese hecho no pasó desapercibido entre ustedes dos.

Levantando levemente la cabeza, la mirada de ambos se clavó en la punta del árbol. No había nada allí.

Chūya, posicionando la palma de sus manos en sus caderas, desvío su vista del árbol al escuchar como, abruptamente, el silencio de la habitación fue reemplazado con ciertos ruidos de objetos chocando contra otros.

No le tomó mucho tiempo reaccionar ante una posible amenaza, y por ende, adoptar una pose tanto preparada como para ofensa y defensa.

Pero, para su mala fortuna, su plan de "patear el trasero a un gilipollas allanando MI residencia" fue arruinado cuando descubrió que sólo se trataba de su novia, (T/N), rebuscando algo en las cajas de adornos navideños.

Pronto llegó un punto en el cual ella detuvo su búsqueda, y con sus ojos poseyendo un singular brillo sumamente alegre, retiró el último objeto que faltaba poner al árbol, más específicamente a la punta de este.—Falta la estrella.

Él se acercó a ella a un paso lento, con su mirada pegada al adorno, para luego tomar tal decoración en sus manos y mirar esta como si no fuera la gran cosa.

Podías jurar que, por un par de segundos, lo viste hacer una mueca de desagrado.

—¿Es esta estrella tan necesaria?—asentiste, mientras su expresión disgustada era cada vez más notoria.—¿No podemos dejar el árbol sin esta...cosa?

Frunciste el ceño, no ibas a dejar que algo así pasase, ni en sueños.—No.

¿Hah?—exclamó, con ese aire moleso ya rodeándole.—¿Por qué no?

—Porque no hay gracia ni sentido en un árbol navideño sin la estrella en la punta, es como si te trajera a Dazai con deseos de vivir y sin vendas, no va a pasar nunca, jamás.

—¿Era necesario poner un ejemplo tan asqueroso?—aunque Chūya también trataba de relacionar el árbol con Dazai, pero simplemente le resultaba repugnante.

—Mi punto es que,—apuntaste tu dedo índice en dirección al árbol.—habrá una estrella en la punta de ese árbol lo quieras o no.

El de cabellos naranjas frunció el ceño, sintiendo desagrado formarse dentro de él, y por muchas razones. No iba a gastar su tiempo en discusiones, así que su mejor y única opción era dejarse ganar.—Vale, has lo que quieras.

Parecía que el mafioso estaba decidido a dejar la sala, hasta que le tomaste por la muñeca, señal que provocó que él volteara a verte, con esos ojos que dejaban en claro que más te valía no hacerle enojar.

Regresando la estrella a sus manos, le miraste fijamente.—No no no, tú la pondrás.

Ya en ese punto, comenzaba a ser difícil para él contener su ira. Te devolvió el adorno rápidamente.—No.

Soltaste su muñeca con lentitud, movimiento que Chūya no se esperaba. Acercaste una mano a tu rostro y reposaste tu mentón ahí, procediendo a pensar en una mejor solución.

—Está bien.—enunciaste, con un tono dulce impregnado en tu voz, el cual logró sorprenderle un poco.

—¿A qué te refieres?

Acercaste tu mano a la suya, y entrelazando sus dedos entre los tuyos, le guiaste en dirección al árbol mientras él veía tu comportamiento, expectante por ver que tenías en mente.

Al posicionarse en tal lugar, elevaste tu mano, apegada a la suya, hasta que quedó a la vista de ambos.

Una leve sonrisa se curvó en tus labios al ver sus manos entrelazadas entre sí.—Lo haremos juntos.

—¿Ah...?—fue el único sonido que él emitió, pues estaba tan confundido con tu comportamiento y palabras que ya le costaba poder asimilar la situación.

—Tu habilidad puede hacernos levitar, ¿verdad? estaba pensando en que eso podría ayudarnos a poner la estrella en su lugar fácilmente.

—Uh- ah, eso funcionaría...

—¿Ves? no es una mala idea.

Él sólo asintió, a lo cual sonreíste alegre, pero esa expresión divertida se tornó en una sorprendida en menos de lo que creíste.

Una mano pasó por debajo de tus muslos, mientras otra se deslizó tras tu espalda. Dándote una idea de lo que iba a pasar envolviste tus brazos alrededor del cuello de Chūya
—sosteniendo con una mano la estrella, claro— a la vez que, con una sonrisa formándose en sus labios, él procedió a levantarte mientras su habilidad era activada.

Cuando fueron elevados hasta llegar al nivel del árbol —la punta— extendiste tu brazo para poder acomodar el adorno en su lugar. Una vez que ya habías terminado el trabajo, él lo notó y procedió a descender a la vez que desactivaba esta.

Desafortunadamente, al aterrizar
—de alguna manera o tal vez porque al mundo le llegó lo Dazai y le quiso molestar— Chūya perdió el equilibrio y por lo tanto, casi se cae.

Casi, pues un delgado brazo fue deslizado tras su espalda baja, y por reflejo sus manos se aferraron a lo más cercano que pudieron alcanzar— o que fueron envueltos alrededor de tu cuello básicamente.

Con toda esa escena y la situación del momento, no pudiste evitar soltar algunas palabras para intentar aligerar el ambiente.—Soy toda una Don Juan, ¿no?

Chūya, aún en esa pose no tan masculina, río al ver como decías esas cosas con un rostro tan inexpresivo, aunque era obvio que lo hacías a propósito.—Claro claro, conquistadora. Ya suéltame.

—Vale.—pronto le ayudaste a volver a pararse sobre sus pies. Acto seguido, pasaste una mano alrededor de tu cuello, cosa que él encontró extraña.

Extraña y aterradoramente familiar.

—Que ni siquiera se te-

—Creo que ya me puedo dar una idea de porque a Dazai le gustaría que le estrangulen hasta dejarlo sin aire.

—Desagradable.

—Tus manos son demasiado cálidas y suaves, Chūya. Casi como las de una mujer jóven.

—No sé si debería sentirme alagado u ofendido.

—Ambos, ¿te parece?

Él planeaba seguir con esa conversación, pero decidió finalizarla con un chasquido de su lengua. Aunque no estaba molesto, quizás un poco cansado, pero le resultaba reconfortante hablar contigo.

Tus ojos se enfocaron en el árbol frente a ustedes, ya terminado. Mirarlo era de por sí relajante y satisfactorio.—Al menos ahora quedó bien.

—Sí...eso no te no niego, quedó mejor de lo que creía.—comentó el contrario, con su mirada igual pegada al árbol también.

—Mmm...—tus ojos ahora se habían enfocado en Chūya, tratabas de recordar algo relacionado a él.—Ah, claro.—chasqueaste tus dedos, llamando la atención del opuesto.

—¿Qué pasó?

—Al principio te negabas a poner la estrella en la punta,—ya habías pensado en algunas posibilidades, pero ya era hora de saber la verdad contada por el mismo mafioso.—¿a que se debía eso?

Él tragó saliva audiblemente.—Bueno, verás...—se tomó su tiempo para contestar, quizás era difícil encontrar las palabras adecuadas.—No sabría cómo explicarte, pero simplemente, algunas veces– como en esa discusión que tuvimos hace poco, creo que no soy suficiente para tí. Es decir, si estuvieras con Dazai, esa pelea nunca hubiera pasado, por más que odie admitirlo, él es asquerosa y exageradamente alto y por ende él podría haber puesto la estrella en su lugar fácilmente.

Escuchabas con atención su explicación, sin intenciones de interrumpirlo antes de que terminara.

—En peleas tan triviales como esas, el bastardo de Dazai hubiera encontrado el lado bueno de la situación y probablemente la habría vuelto cien veces más divertida, a su propia e irritable manera. Pero yo terminé por enojarme contigo, incluso pensé en irme.—ya miraba cabizbajo al suelo, sin deseos de levantar la mirada. Tal vez, debiste de haberte quedado con Dazai en vez de m-

—Y sin embargo, no tengo ningún arrepentimiento de haberme quedado contigo. Nunca lo tendré, porque estoy segura de que aceptar ser tu novia será por mucho uno de los mejores momentos que tendré en mi vida, uno inolvidable.—le interrumpiste ganando así la atención del contrario.—Mi amor por tí no disminuirá si tienes diferentes capacidades, o maneras de comportarte, reaccionar, etc. De hecho, aumentará, ya que sé que eres especial, único– y son esos detalles los que te hacen quien eres, como el hombre que amo y amaré por el resto de mi vida.

Chūya escuchó todas y cada una de tus palabras con los ojos abiertos a más no poder. Simplemente estaba impresionado, y muy agradecido.

Suspirando, él dejó caer su cabeza en tu hombro— movimiento al cual decidiste sentarte, y que por supuesto, el mafioso siguió, recostando su cabeza en tu regazo, retirando su fedora y dejándolo sobre tu cabeza.

—Hey, se supone que yo debía endulzar la situación.

—Lo hiciste, las acciones valen más que mil palabras...creo que era algo así o viceversa, huh...

—Pfff. Tan rara.

—Gracias, yo también te amo.

Desafortunadamente, eso tomó a Chūya por sorpresa, provocando un rojo intenso apresara sus mejillas y que él se levantara de repente, golpeando su cabeza contra algunas de las esferas que decoraban el árbol.

Maldijo su suerte por lo bajo, mientras tú te reías de esta.

Con sus mejillas levemente rojizas, él sacó su lengua en tu dirección. Todo un niño molesto.

—Rara. Aunque de todas formas, te amo.

———

wowowow.
esta cosa debía ser corta, pero llegó casi a las 2.000 palabras, no sé qué decirles.

ah si, que son casi las 2:00 de la madrugada, que debo ir a un lugar a las 9:00p.m, que debería estar durmiendo pero que estoy boludeando. :)))
nunca crezcan, uff.

bai, les deseo buenas noches, no tardes because- bueno, ya se pueden dar una idea, chao chao.

shyniasenpai (pao).

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top