05;; Getting drunk and telling secrets
Aquel día, se encontraban Dazai y Chūya viendo una película en el salón de la casa del castaño una vez terminaron sus trabajos. Ambos se encontraban el uno al lado del otro, observando la pantalla del televisor.
—Oye, Dazai—susurró el pelirrojo para no tapar las voces de los personajes de la película.
—¿Sí, Chibikko?
—¿Qué mierda de película has puesto, gerente salvaculos?—preguntó el cantante con una sonrisa.
—La que he encontrado. No digas que es una mierda, "La La Land" es un clásico—contestó el castaño mientras tomaba una botella de agua para beber.
—Es que no le pillo la gracia a ésta película. La tía está enamorada del tío pero por una estúpida razón lo deja, se va con otro tío para después ver al primero en un bar, imaginarse su vida y mandarlo a tomar por culo y no verlo más. Si es que esta película tiene de bueno sólo las canciones, los actores y la escena del atasco—dijo Chūya al mismo tiempo que se reía y se tapaba la cara con una mano.
Los dos quedaron en silencio unos segundos antes que Dazai dijera:
—Vale, sí, es una mierda—el castaño apagó el televisor—. Bueno, ¿qué hacemos ahora?
Chūya sonrió mientras se mordía el labio y se dirigió a la cocina. Tardó unos segundos en volver con dos copas, un sacacorchos y una botella de vino.
—Kyōka me trajo esto el otro día, así que aprovechémosla—Chūya se sentó en el suelo frente a la mesita baja que había delante del sofá y sirvió el vino en las dos copas tras quitarle el corcho—. Jugaremos a "Verdad o Reto", pero de una forma un tanto distinta. Si elegimos hacer un reto, sea cual sea, deberemos beber de la copa. Y si elegimos verdad, nos quitamos una prenda de ropa.
Dazai esbozó una sonrisa picarona y susurró:
—Me gusta por dónde va esto—el castaño tomó una copa y miró a Chūya antes de preguntar—. ¿Quién empieza?
—¿Verdad o reto, Dazai?—Chūya tomó su copa de vino entre sus manos y miró al castaño.
Éste sonrió antes de quitarse una de sus zapatillas de estar por casa.
—Uhh, verdad...—susurró el cantante—. Muy bien. ¿Desde hace cuanto eres fan de mi música?
Dazai sonrió y dijo con total sinceridad:
—Desde que mostraron videos de la primera empresa en la que trabajaste y sus trabajadores, entre ellos, varios jóvenes que estaban siendo entrenados para ser idols. Me fijé en ti, porque eras el que más destacaba entre el resto de jóvenes, con tu aspecto físico, tu gran voz y tu habilidad para bailar.
Chūya frunció el ceño y movió la copa en círculos, moviendo levemente el vino en ésta.
—¿Estás bien?—preguntó el castaño.
—Sí, sí. Estoy bien—respondió el cantante antes de beber un sorbo de vino.
—Vaya, reto, ¿eh?—Dazai se llevó una mano al mentón antes de chasquear los dedos y decir—:Te reto a que en tu próximo ensayo vistas ropa femenina.
Chūya parpadeó antes de comenzar a reír y decir:
—¿De verdad? Llevamos viviendo un tiempo juntos, ¿y de verdad me vas a poner ese reto?—el cantante rió nuevamente antes de añadir—:Por favor, si varias de mis prendas de ropa son de enseñar hombros o faldas.
—Lo sé, pero ¿y Akutagawa? Seguro que se pone echo una furia—Dazai sonrió, imaginándose el rostro del azabache al ver a Chūya llegar al ensayo con un top rosa y una falda por encima de las rodillas de color negro.
—Eres un cabrón, pero vamos—el cantante sonrió al mismo tiempo que ponía los ojos en blanco y dijo—:Venga, tu turno.
Tras una media hora (y varias copas de vino después), Chūya y Dazai se encontraban haciendo el último par de retos y/o verdades.
—Me toca, me toca—dijo Chūya de forma atropellada, debido al alcohol en su sistema, al mismo tiempo que se quitaba el jersey, dejando ver que debajo llevaba una camiseta de tirantes que dejaba ver parte de su tonificado torso.
Dazai se sonrojó, pero agitó la cabeza y preguntó tartamudeando:
—Si tuvieras que decir una persona, la que sea, a la que sí o sí debes pegarle un morreo, ¿quién sería?
Chūya comenzó a reír, causando que los colores subieran a su cara, antes de responder:
—En mi cabeza, sólo cabes tú en esa posibilidad, salvaculos.
El castaño comenzó a reír, y Chūya con él.
—¿Tan guapo me consideras?—preguntó Dazai mientras se llevaba una mano al flequillo para apartarlo con ésta.
—Pues para qué mentir, eres un tío guapísimo y tienes un cuerpo cojonudo—contestó el cantante sin ni una pizca de vergüenza en el cuerpo.
Dazai rió levemente, avergonzado, antes de quitarse la chaqueta, quedando sólo con una camisa de manga corta.
—¿Quién es la última persona de la que te has enamorado?—preguntó el pelirrojo, curioso.
—¡Chūya!—exclamó Dazai, que se abalanzó sobre éste y lo abrazó.
—Sí, ya sé que me llamo Chūya, pero contesta a mi pregunta—pidió el cantante.
El castaño sólo se separó de él antes de tomar su rostro entre sus mejillas y darle un beso en los labios, sorprendiendo al contrario. Éste sólo tardó unos segundos en reaccionar, apartando a Dazai de manera brusca.
—¿Pero qué haces, bobochorra?
—¿Huh? Pensé que Chūya ardía en deseos de besarme, y como he dicho que yo quiero a Chūya, pensé que era una buena oportunidad para matar dos pájaros de un tiro—contestó el castaño antes de soltar un hipido.
Chūya parpadeó antes de susurrar:
—Oye, tienes razón...
La estancia quedó en silencio unos segundos antes de que Chūya preguntase:
—Neh, Dazai, ¿vamos a tu cuarto a enrollarnos como si tuviésemos dieciséis?
—Sus deseos son órdenes, Arahabaki—contestó Dazai poniendo voz grave antes de levantarse del sofá a trompicones y ayudar a Chūya a hacer lo mismo.
Tan pronto los dos estuvieron de pie, Dazai procedió a unir de nuevo sus labios con los del pelirrojo, que no dudó en responder al llamado que los labios del castaño le enviaban. Los dos jóvenes, sin separarse siquiera, se dirigieron al cuarto de Dazai, chocando un par de veces con marcos de las puertas o con las paredes.
Ambos llegaron al dormitorio del castaño, y tras separarse unos segundos para tomar aire, Chūya tomó a Dazai del cuello de su camiseta para tirar de él hacia atrás, cayendo los dos sobre la cama del dependiente, con éste último debajo del pelirrojo.
Los dos se sonrieron antes de volver a unir sus labios en aquel frenesí, decidiendo quién tomaba el control sobre esa situación. El castaño se recostó y posó sus manos sobre las caderas de Chūya, que tomó sus mejillas para acercarlo más a él.
Dazai se desabrochó la camisa y se separó del idol, que alzó una ceja que cambió rápidamente por una expresión de sorpresa al ver que ahora el castaño estaba sobre él, y no al revés. Chūya sonrió antes de acercarse de nuevo al dependiente y dejar que éste le besase el cuello.
En cierto momento, cuando Dazai trató de quitarle la camiseta, el pelirrojo abrió los ojos de golpe, recordando algo que sucedió hacía siete años, cuando él era aún un adolescente que aspiraba a ser un gran cantante.
El idol recordó a un joven de cabellos platinos, aquel joven al que le entregó su todo... y aquel que le apuñaló por la espalda.
Al sentir las manos del castaño subiendo por su torso, sintió como si aquella noche se repitiera de nuevo, por lo que se agitó y apartó al dependiente de manera brusca, empujándolo hacia atrás mientras él se echaba hacia detrás y se quedaba en la esquina de la cama, con la espalda contra la pared.
Dazai miró a Chūya, que temblaba mientras tenía la cabeza baja y las manos en las sienes. El castaño se acercó al idol y tomó su mentón, haciendo que el pelirrojo alzase la mirada, haciendo ver que tenía los ojos aguados.
—¿He hecho algo malo? ¿Qué ocurre?—preguntó Dazai, arrepentido.
—N-No...—contestó Chūya con un hilo de voz—. No, Dazai, no has hecho nada malo. Es sólo que...—en la mente del pelirrojo se volvió a reproducir las escenas de aquella noche y las repercusiones de tales, por lo que dejó que las lágrimas bajasen a toda velocidad por sus mejillas.
—¿No estás preparado para ese paso, es eso?—dijo el castaño. Éste sabía de sobra que no era eso lo que le ocurría al idol, pero no quería incomodarlo, por lo que le preguntó lo que pensó sería más fácil de contestar para Chūya.
—S-Sí...—mintió el pelirrojo.
El dependiente sonrió, apenado, y abrazó al idol, que correspondió al contacto.
—Está bien. No haremos nada, no hoy—susurró el castaño con calma, y aún notándose la embriaguez en su voz.
Cuando Dazai se separó, ambos jóvenes se quedaron mirando a los ojos, y después de que el castaño posase su mano sobre la mejilla derecha de Chūya, ambos unieron de nuevo sus labios en un beso. Ésta vez, no era uno acalorado, acompañado de la embriaguez y el calentón de aquel momento, sino uno lento, lleno de los sentimientos que no se habían dicho aún.
📝;; Nota de autora
Tras una larga espera, aquí está el capítulo nuevo :D
He decidido que quiero ponerme en serio con esta historia, así que espero que la próxima vez que la actualice no sea después de medio siglo.
En fin. Espero os guste y nos vemos en el siguiente <3
Capítulo dedicado a AnT0XyAn y a BrendaCarcamo7
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