Abuelita
El chico se cabello rojizo con mechones azules estaba caminando por un bosque, era de noche, no estaba acostumbrado aún a ser un demonio, a decir verdad le molestaba y no entendía lo que pasaba en el exactamente, aunque bueno, no pensaba mucho en sí la señora se iba a espantar o no, pero al ver qué una dulce anciana que a penas y podía sostener sus bolsas.
¡Señora! -El chico fue donde la mujer adulta para poder ayudarla- ¿Me permite ayudarla? -No dejo que la mujer respondiera porque tomo una bolsa- ¡Vamos! ¡¿Dónde vive?!
-La mujer solo rio, mientras miraba al joven- Ay los jovencitos, no hay muchos como tú actualmente -Solo sonrío por eso mientras se dejaba ayudar, había notado sus rasgos demoniacos pero no le daba importancia -.
¿Dónde llevo sus bolsas? -Seguia feliz mientras seguía a la ancianaz la cual ahora solo tenía una de sus bolsas-.
Bien, vamos por aquí vamos jovencito, es bueno ver qué las personas aún son así -Seguia sonriendo, mientras guiaba al contrario- Me llamo Masoko ¿Y tú joven?
Enmmm pues ¡Soy Kokoro! Me gusta su nombre señorita Masoko -Solo seguía sonriendo mientras le ayudaba a cargar las cosas-.
"Carajo, carajo.... Voy a desangrarme... Quiero vomitar, pero no quiero morir... Dios ayúdame ".
Al llegar a la casa de la señora, Koro dejo sus bolsas y estaba dispuesto a irse y seguir Vagando por la vida en busca de alguna respuesta en concreto, hasta que la mujer adulta lo detuvo, le dijo que se quedara ahí, que era peligroso salir pronto.
Y sin más, el chico acepto a quedarse en la casa, pues le parecía interesante aquella señora y aparte que le agradaba la mujer adulta.
Pasaron unos días juntos, hablaban mientras Koro ayudaba a la señora en lo que podía y siempre y cuando no lo matara.
¡Ay! Que cansado -El chico se hecho en el sillón mientras veía como Masoko tejía algo- ¿Cuántos años tiene Masoko-San?
¡Kokoro cariño! ¿Por qué le preguntas eso a una mujer? -La mujer solo río, para seguir en su tejido- Mi cuerpo ha vivido ochenta y seis años pero mi corazón siempre será de una chica linda de dieciocho -La mujer seguía riendo, mientras ahora miraba a Koro- Los jóvenes de hoy en día son interesantes... aún recuerdo cuando se creyó que los demonios habían desaparecido... -La mujer suspiro algo pesado para después ver a Koro- Aunque tu eres uno muy bueno.
¿En serio? Bueno ¡Es bueno siempre tener dieciocho! Yo también quiero sentirme joven siempre -Habkba entusiasmado- La verdad no me gusta ser un demonio ¡Es una pesadilla! -El chico se cruzo de brazos lo cual le produjo una risa a la mujer de pelo café-.
"¿Y este chico? ¡Por Dios esta sangrando! Debo de hacer algo".
De seguro hay una cura, no pierdas la fé chiquillo -Sonrio para después jalarle la mejilla- Aun eres muy joven ¿Trece años? Aún tu cuerpo es joven, en cambio el mío... bueno, no hablemos de eso.
Pero ¿Eh? Señora Masoko-san, yo creo que su cuerpo aún es bastante joven -Hablo el chico con fé en su sonrisa, aunque sabía que Masoko ya era grande, quería estar con ella-.
El cuerpo es algo prestado, que dura na' más pa' un ratito, lo que siempre vivirán serán los recuerdos que hiciste con las personas en la tierra -La mujer dijo sinceramente para después ver a Koro- La vida es pa' un ratito, ya después Dios nos tendrá en su santa gloria, la vida es pa' un ratito ¡Así que haz lo que quieras ahora! Yo disfrute y estoy feliz por eso.
Me gusta saber que haya estado feliz en su vida Masoko-San -El peli-rojo sonreía- ¡Quiero ver a mi familia! Pero tengo miedo de que ya no me vean como antes....no se si se algo normal.
¿Por qué no lo harían? Eres un chico muy lindo Kokoro -Le sonreía mientras le quitaba su ahori, aunque el otro se negaba a hacerlo- ¡Lo voy a arreglar niño! Vamos, déjame darle una nueva vida a este viejo ahori.
¡No! Lo siento... pero esque es el ahori de mi hermano mayor -Hablo un poco bajo- Me lo había prestado, pero no puedo hacer mucho, ya lo rompi, aunque creo que podría arreglarmelo -Con algo de miedo entrego su ahori- Por favor.
"Y... ¡Ya está! Me pregunto que le pasó para que acabará así... pobre chico"
Pero bueno chico -La mujer fue por tele azul para poder coser el ahori de su contrario- dime ¿Qué es lo que te preocupa tanto? ¿Qué hiciste de malo?
.... matar personas Masoko-San, es pecado ¿No? Dios me odia de seguro -Hablo un poco bajo mientras comenzaba a jugar con sus piernas-.
Dios es un ser de amor infinito, el no odia a aquellos que están arrepentidos de todo corazón y tu lo estás ¿No? Dios no te odia, Dios cree que eres muy fuerte por poder resistir tantas cosas en tan poco tiempo... -Hablaba con gentileza mientras seguía reparando el ahori- Solo tenías seis años, eras un niño y ahora trece... no podías hacer mucho.
¿Usted cree eso? Pero, no se si mis hermanos sean igual a Dios -Se veía demasiado intranquilo, aunque en parte estaba más calmado- ¿Y si no lo hacen? ¿Qué hare?
Nada, ¿Sabes por qué? Porque no va a pasar, a tus hermanos son iguales que tú te perdonarán, yo lo sé chiquillo no te atormentes -Seguia arreglando el ahori, aun con una sonrisa-.
¿Cómo no lo haré? Si mis manos están llenas de sangre -Se veía más inquieto, mientras aún miraba como Masoko arreglaba su tan amado ahor- ¿Cómo me amo?
"¿¡Dónde estoy?! Carajo.., debo de volver"
-La mujer dejo de arreglar el ahori para poder acercarse a Koro y abrazarlo- No te odies más... llora si quieres hacerlo, guardas mucho dolor en tu corazón ¡Déjalo salir! Te diré algo que siempre me ayuda ¿Si? No te aferres al pasado, solo te dañara.. mejor aprende de él y sigue adelante... siempre adelante -Acariciaba la cabeza de akoro, el cual ya se había fundido en un profundo llanto-.
El tiempo paso y Koro seguía llorando, se veía tan inofensivo en ese estado, parecía por un momento que no era un asesino, si no alguien de su edad, un chico de trece años que siempre ha tenido miedo en la vida, esa era su verdadera naturaleza y no lo podía negar, aunque siempre lo intentará tapar, no podía, ese era el, y ese era el pecado por el cual se le había condenado toda su vida, una condena por ser tan miedoso.
Masoko no tenía familia, era una mujer la cual, a pesar de haber tenido seis hijos y por ende nietos, no recibía ninguna visita, su esposo, a palabras de ella era un estúpido mujeriego de mierda, que le había cortado sus alas, aunque en esos tiempos las mujeres no tenían demasiadas oportunidades aparte de ser ama de casa.
Lo que daría yo porque esos mocosos vinieran -Hablo Masoko mientras estaba sentada en el sillón, con la música en el radio radio leyendo un poco, al lado de Koro, el cual también leía-.
¿Y eso? ¿Por qué no vienen? -Hablo curioso Koro, mientras seguía concentrado en su lectura, le agradaba hacer eso con Masoko-San, era silencioso, pero se podía decir que el ambiente era demasiado sereno-.
No lo se chico, no lo se -Dijo con una risa, mientras alzaba la mirada- A pesar de todo aún espero su visita, me gustaría tenerla.... Estoy feliz contigo pero, me gustaría volver a verlos.
"¿¡A dónde vas?! Chico idiota ¡Aún estas lastimado!"
Oh, y ¿Quiere que los busque? -Fijo su mirada a Masoko la cual asentía al temerosa- ¡Eso haré! No importa que haga ¡Lo haré!
Pero chico, si esque hay una cura tu ya no estarás conmigo -Suspiro algo pesado- Supongo que pasará el resto de mis días contigo y ya esta.
¿Y si se vuelve demonio? -No acabo de explicar su idea porque resivio un golpe en la cabeza, no no fuerte, pero si le dejo un leve moretón- ¡Masoko-San!
No digas pndejadas chamaco -Le dió un golpe otra vez a Koro- No quiero ser un demonio.
Pero, podría esperar más a su familia ¿No? -Y otro golpe le dieron, parecía que era mejor que se callara- Ya me calló!
Aparte sería imposible que eso pasara, solo un demonio de alto rango o el rey demonio lo puede hacer -Simplemente viviré lo que Dios quiera pa' mi.
"DEJEME IR, MI FAMILIA ME ESPERA".
Lo que diga Masoko-San -Hablo seriamente mientras veía a Masoko, aunque su mirada parecía delatar un plan un tanto macabro, obviamente Masoko lo dedujo- ¡YA ME CALLÓ!
NO MAS DONDE COMAS A OTRA PERSONA -Sabia que el chico había comido una que otra persona pues llevaba tres años como un demonio, pero no quería que lo hiciera a tal punto de que fuera una superior o inferior- Mocoso.
[...]
¡Vamos a bailar chico! Te enseñare a bailar cumbia mi niño bello -La ojo marrón levanto a Koro de su asiento para efectivamente, comenzar a bailar- ¡Vas a ver qué cualquier chico o chica se enamora! ¡Soy experta en cumbia!
¿Chica o chico? -El chico se confundio aunque después de eso sonrío y rio- ¡Ya veremos si baila tan bien como dice!
Oh claro que sí, pero me gustaría que me superarás chico -Seguia sonriendo mientras empezaba a enseñarle a bailar- Veamos si enamoras a alguien de buen cazador.
¡Claro que sí! De seguro tu cumbia roba corazónes y los encanta -Se veía más feliz de lo normal, le encantaba estar con esa mujer adulta-.
"Te quedarás aqui, estás muy lastimado".
El chico veía como lentamente Masoko iba empeorando de salud, le dolía ver a aquella mujer que tanto quería ya no sonreía como antes, se la pasaba más en la cama y lo peor de todo nunca más podría volver a ver a su familia.
¿Y el? Era un chico que quería mucho a los que queria y si tenía que volverse una superior lo HARIA.
No importaba si eso le generaba un trauma que era mejor olvidar, no importaba si la sangre le desagradaba, no importaba, no importaba, si era para que Masoko-San pudiera volver a su familia, lo haría....
Aunque no se detuvo a pensar en lo que sus hermanos pensarian o lo que Masoko le diría; Tampoco sabía que la transformación demoníaca era un infierno en vida, no lo sabía, pero no lo podían culpar.
El solo quería lo mejor para Masoko con los pocos conocimientos que tenía, eso era lo mejor.
Oh, pero pobre chico iluso, si supiera que toda la familia de Masoko estaba muerta, y no por más ni menos que por el.
Ya hace un tiempo, un chico de cabellos rojos, con la mejor de las peores suertes, estaba evitando morir, cómo era costumbre.
Su padre lo había obligado a matar a otra persona, ya le era normal, jodidamente normal que daba miedo, aunque sabía que eso no era normal.
Y ahí estaba, con las consecuencias de sus acciones no deseadas, no podía evitarlo. Pero en eso el chico que tenía que asesinar se había defendido y le había clavado un cuchillo en el abdomen.
Ya tenía una fama un poco mala por los lugares "El asesino de la luna roja" Odiaba ese apodo, pero ahora aquel asesino estaba evitando morir por un desangre.
Odiaba la sangre y le daba demasiado asco hacerlo, quería desmayarse, pero era hacer eso o morirse. En cualquiera de las opciónes se iba a morir.
Lo logro, paro el sagrado y como Dios le dió a entender empezó a caminar aunque al final se desmayo.
Niño... Pobre niño, ¿que hizo para acabar así? -Hablaba la mujer hasta que vio como su contrario empezaba a despertar con algo de miedo-.
¿Q-uien es? -Estaba demasiado asustado, parecía estar en un actitud defensiva-.
Yoko, Yoko, ese es mi nombre cariño -Hablo mientras intentaba tocar el cabello de su contrario, aunque esté de veía bastante distante- ¿El tuyo?
Ko -Solo simplificó su nombre, no le daba buena espina, debía de admitirlo , aún estaba alterado por lo que pasó con el chico- Lindo nombre...
¿Ko? Extraño nombre, chico -Seguia sonriendo, aunque notaba lo distante que estaba Koro- ¿Por qué tan tenso?
Perdón -Se paro un poco adolorido y con confusión, mientras se paraba intentaba caminar aunque no podia hacerlo y estaba bastante adolorido, aunque bueno, parecía no importarle- Debo de ir con mi familia.
-La mujer lo agarro para después ponerlo otra vez en la cama- ¡Estás muy lastimado chico idiota! -Dijo en un tono rudo y un tanto desafiante, aunque después le volvió a sonreír dulcemente— Pero, ya estás bien aquí ¿No?
Nonono ¡NECESITO IRME! —Estaba más alterado que nunca y empezó a correr otra vez, aunque la misma mujer lo volvió a agarrar— ¡DEJEME IR MI FAMILIA ME NECESITA!
Se la paso un rato intentando calmar al chico, hasta que por fin lo logro y como pudo hizo que se quedará.
Solo fueron dos semanas, pero aún así para Koro fueron una eternidad aunque debía de admitir que se divirtió un poco.
El chico se había ido por la ventana de la casa una noche, volviendo a la mañana siguiente al infierno de su hogar, pero no estaba Naiko, cosa que lo alarmó.
Tremenda sermón fue el que resivio, pero le dolió bastante el de Akira, prometió que no lo iba a hacer, aunque bueno, no es como que fuera posible en muchos sentidos.
Todo se fue al carajo cuando su padre se enteró de tan amable señora, el era un asesino ¿No? Así que ahí lo veían, entrando por la casa de la pobre mujer con su arma de siempre, su tan horrible arma.
¿Yoko-San? —El chico caminaba un poco despacio hasta que escuchó el sonido de unos bebés, estaban llorando, y se asomó un poco por el cuarto donde escuchaba el sonido, pudo ver a Yoko cuidando a sus hijos lo cual le hizo sentir peor—.
—La mujer volteo a ver a Koro y le sonrió dulcemente— Koro... ¿Por qué te fuiste? Pensé que tú casa era un infierno.... —Se notaba preocupada, aunque aún no veía a Koro—.
Lo es... Pero, mis hermanos, pueden morir —Suspiro un poco mientras se acercaba lentamente a ella— Y yo los quiero, los amo... Yoko-San —El chico tenía las manos temblorosas mientras ponía su guadaña en el cuello de Yoko, estaba llorando— Yoko-San es una chica muy buena... Y estoy seguro que madre también.
¿Koro? —La chica estaba sorprendida y llorando— Oh ¿Pero por qué? Pensé que ¿Eres el estúpido asesino? —Hablo un poco más fuerte, se notaba su molestia—.
—Solo se quedó callado, aunque sus manos seguían siendo temblorosas y en parte sus ojos estaban llorosos—.
Contesta, infeliz —la mujer parecía perder el aprecio a Koro, no podían culparla, ¿Quién diría que el chico que cuido y acogió se volvería tu asesino?—.
Lo soy.... pero no me gusta hacerlo.... —Hablo más bajo mientras apretaba más su arma al cuello de la contraria—.
Eres un bastatdo, matando a tanta gente... ¿Cómo puedes sonreír aún? Mejor dicho, Dios te castigará —Lonhabia cuestionado para después afirmarle algo, sus palabras no eran lo más bueno para la salud mental de Koro—.
Mi sonrisa se ha vuelto falsa, señorita, y lo sé, y espero que Dios me castigue pronto —Sin más corto el cuello de la mujer y se fue de ahí, llorando un poco y temblando, entre más rápido fuera mejor, no quería ver el sufrimiento de alguien morir, no otra vez—.
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¿Te he hablado de Dios? —La mujer mayor hablo mientras sacaba una biblia— Amo a Dios, creo que es perfecto... es una buena salvación ¿Sabes?
Lo se, Dios es increíble... pero la iglesia lo arruina —Hablo con sinceridad el chico mientras tejia algo, Masoko le había enseñado—.
Me entiendes tan bien chico... me entiendes tan bien —La mujer sonrió un poco para ver la ventana— ¿Podrías ir por algunas cosas?
Claro, horita voy... solo que quiero hacerle una pregunta —El chico miraba el suelo para después pararse— ¿Le puedo decir abuelita? —Estaba algo apenado, aunque la mujer solo rio por eso—.
Claro que si cariño, claro que si.., querido nieto —La mujer se acercó para después ir a darle un abrazo a Koro, ,e dio un beso en el cachete y luego lo persino— Cuídate.
Igualmente, abuelita —Sonrio y después de eso se fue por las cosas, las cuales estaban anotadas en un papel—.
Koro fue por las compras, como era costumbre, se había tardado un poco, pero ya iba a llegar a la casa. Estaba algo emocionado, hasta que abrió la puerta de aquel lugar que podía decirse que era su hogar.
Masoko estaba tirada en el piso, con la respiración algo agitada, se notaba que había sido atacado por algo, y ese algo era obvio que era demoníaco. Koro dejo caer todo lo que tenia para poder ir con Masoko.
¿¡MASOKO-SAN?! Tr-anquila ya veré qué hago —El chico iba a cargar a la mujer y la llevaría a un doctor, aunque esta simplemente nego— ¿¡MASOKO-SAN?!
Niño, no importa que hagas... voy a morir —Hacia leves pausas en su hablar y miraba a Koro a los ojos— Ya no tengo salvación ....
—El chico iba a rendirse, hasta que recordó lo que había hecho para subir de rango, sin más se hizo una herida en el brazo y la sangre que brotaba se lo ponía a Masoko— Por favor beba... no se si soy del rango, o si quiera si debería de funcionar... pero por favor beba, no quiero que muera tan dolorosamente ¡Prefiero que sea natural! Encontraré la cura y se la daré... y podrá morir, y tal vez pueda volver con su familia.
—La mujer le dio una leve cachetada— Chamaco pndejo.... Si Dios quiere que muera ahora así será... pero es linso por tu parte, aunque me desobedeciste... Chamaco idiota —La mujer estaba llorando un poco, hasta que vio a Koro otra vez— Escúchame bien, espero se te quede. Tus manos no fueron hechas para matar, si no para hacer cosas que alegren los corazones de los demás, tú corazón no fue hecho para matar, fue para ayudar; Tu no naciste para matar y arrebatar vidas, tu naciste para ayudar y sanar corazones. No dejes que tus fantasías sean demasiado extremista, no importa si son lindas, manten los pies en la tierra ... Tu eres magnífico Koro... No dejes que tu corazón se llene de maldad... te van a querer a tu familia. Y sobre todo, deja ir el pasado, no dejes que te domine, aprende de el, no le temas, acéptalo, y sigue adelante, con las enseñanzas que te dejo, vive el aquí y ahora, no el fue o será, tampoco pude o pudiera y mucho menos te odies, amate mocoso ¿Me lo prometes?
Lo prometo Masoko-San —Con eso prometido su contraria sonrío y cerró los ojos para no volver más, aunque, no sin antes decir un "Gracias" Koro empezó a llorar, aunque su llanto parecía fingido, era su llanto más sincero, un llanto poco creíble para alguien así— ABUELITA NO ME DEJES, POR FAVOR, NO ME DEJES.
Y así estuvo un tiempo, llorando descontroladamente, mientras abrazaba aquel cadáver, no pudo calmarse durante un rato.
Y sin más, después de unos días, hizo un funeral improvisado, donde Koro no pudo evitar llorar, aunque se fue de aquella casa que le tenían tan buenos recuerdos.
Esto era el principio de su aventura, no sabía que iba a hacer ahora, no hasta que vio aquella mansión en el bosque, le parecía peculiar... pero sobre todo tentadora, por los miles de libros que había....
Palabras: 3295
Neta, estoy llorando.
Pero estoy llorando más por no saber que escribir qwq
No se si hacer un fanfic de Akira y Ciro, otro de la época medieval, seguir con el AU o un fanfic Korsei.
También quiero hacer el pasado de Yuudai, Taiga e Ima.
Y quiero hacer un capitulo de Suté, uno de Maiko y otro de Mckenzi.
También un poco del omegaverse.
Neta ayuda-
Pero bueno, se me cuidan, bay :³
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