• DISCONTENT •
Himawari, hastiada, desenchufó el televisor.
Kawaki solo la contemplo, extrañado por su comportamiento.
- ¿No tenias una misión hoy?.
- La cancelaron de último minuto.
- Podrías estar haciendo algo más que estar aquí, últimamente solo te la pasas frente al televisor, vas por comida a la nevera y cervezas - le menor puso sus dedos sobre su mentón, molesta.
Kawaki hizo una pequeña mueca de desinterés, algo que molestó notoriamente a la Uzumaki.
- ¡Bien! ¡No te aguanto más! - la peliazul estaba realmente molesta por aquella actitud tan incompetente y Kawaki realmente no sabía el que estaba haciendo mal.
- ¡Me iré a pasar la noche a la residencia Hyuga! - dijo mientras tomaba un bolso y una chaqueta para el camino.
- ¿Dejaste comida preparada?.
Para él, dicho comentario sonó normal; pero esas palabras bastaron par colmar la paciencia de su esposa, quien, sin poder dejar que el rubio/azabache replicará o preguntará algo más, azotó la puerta tras ella.
Kawaki se dejó caer, realmente la notó molesta. Enredo sus dedos con su flequillo, ¿debería ir tras ella?, probablemente necesitaría su espacio.
Juró que esa noche fue la más solitaria de TODA su vida.
No pudo dormir absolutamente nada ante la ausencia de la persona que ocupaba el espacio a un lado de él en la cama.
Repaso lo que le dijo el día anterior. Ella estaba en lo cierto. Y es que, últimamente se sentía totalmente cansado, lleno de náuseas, mareos y eso lo hacían ausentarse. Pero no les daba mucha relevancia, por eso no le llegó a comentar sobre su estado antes.
No podía estar otro rato más solo en esa casa. Así que salió directo a la residencia Hyūga, pensando en algo adecuado para hacerla regresar con él.
...
Antes de siquiera poder ingresar a la residencia, se encontró a Himawari merodeando por el patio principal. Así que, rápidamente escondió el ramo de flores que le había comprado.
La menor lo vio, parado en la puerta, con arrepentimiento en su mirar. Noto que tenía una mano tras él, trato de ver lo que llevaba, pero su cuerpo fornido lo cubría todo.
Kawaki se acercó tan solo observar que la menor exigía alguna explicación.
Se detuvo frente a ella y rascó su mejilla con nerviosismo. No era bueno con los detalles.
- Lo siento - le dijo en tono firme - Se que he estado un tanto distante y mi actitud se volvió arrogante, no es mi intención hacerte molestar o que te sientas incómoda conmigo. Yo solo quiero que nunca te aburras de mi o que mi actitud no cumpla con lo que tu quieres.
Kawaki le ofreció el ramo de girasoles envueltos en tela blanca y bien adornados con un moño dorado.
Himawari esbozó una tierna sonrisa y las recibió sin prejuicios.
No todos los hombres caminaban por casi toda la Aldea para pedirte disculpas.
- Sabes que no soy bueno con eso de los detalles - se rascó la mejilla - Pero tú te mereces esto y más, y no solo para que me perdones. Las flores son, porque me hiciste entender, que sin ti, las noches son más frías de lo que alguna vez fueron para mi.
Kawaki no podía apartar sus ojos de los de ella. La abrazó, como si hubieran pasado siglos separados.
- Gracias por estar conmigo en cualquier circunstancia.
★彡chyio67🌻
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