• CHRISTMAS TOGETHER •

Según las costumbres, cuando eres adulto no pasas las navidades en familia como lo era cuando eras pequeño. Al crecer y conforme vives tu vida, pasas la navidad con la persona a la que más amas.

Kawaki nunca supo lo que era la Navidad hasta que llegó a la casa de los Uzumaki. Sabia que aquella fecha era de suma importancia para la menor de la familia.

Había nevado la noche anterior, Himawari veía la nieve acumularse en Konoha desde su ventana, con un chocolate caliente y una manta cubriéndola.

Kawaki seguía sin entender como es que aquello le resultaba tan agradable, para él solo significaba que haría frío. Mucho frío.

- ¿Mañana podemos salir a dar un paseo? - su voz era entusiasta, a pesar de saber que Kawaki odiaba la temporada de invierno.

El aludido sonrió en forma de respuesta, pues, aunque odiaba el clima, hacerla feliz era su prioridad.

- También tendremos que hacer las compras para la cena. Mañana es Navidad, ¿recuerdas? - agregó ella, con una linda sonrisa.

Kawaki siempre ha sido de pocas palabras, por lo que suele responder con pequeños monosílabos o gestos. Himawari lo comprendía, y no le molestaba en lo absoluto.
La menor lo abrazó y lo cubrió con la misma manta que ella llevaba, así permanecieron, hasta que la tormenta cesó.

Por la mañana toda Konoha estaba completamente blanca por la nieve. El sol brillaba por encima, pero no proporcionaba calor.

Kawaki sacó su bufanda roja y la enredó en su cuello, era calentita y cubría perfectamente, además de que, aún pasado el tiempo, podía sentir como el amor de ella lo cubría.

- Hice otra bufanda, pensé que la tuya ya estaría maltratada - anunció Himawari, mientras entraba a la habitación con otra bufanda en sus manos, del mismo color que la que él llevaba.

- Está en perfecto estado, nunca dejaría que se dañara - respondió con una sonrisa.

La hizo sonrojar, así que ella desvió un poco la mirada.
Kawaki se acercó y tomó la bufanda, la observó un momento y luego, se le ocurrió ponérsela a ella.

- Llévala tú - agregó, para después tomarla de la mano y dirigirse a la puerta - Si no nos damos prisa, lo que tengas que comprar se acabará.

Afuera hacia más frío, podían sentirlo incluso con sus abrigos más acogedores.
Pasaron por muchas tiendas en donde compraron lo que necesitarían.
Se repartieron las compras para así terminar más rápido y no quedarse sin nada.
Algo que, en menos de una hora, ya tenían todo lo necesario.

- Dijiste que querías dar un paseo, ¿a dónde vamos? - le preguntó Kawaki, mientras la tomaba de la mano y comenzaba a caminar por las calles.

- Bueno, el parque ahora es muy frío como para sentarnos ahí - dijo, mientras pensaba en otros lugares - ¿Qué tal si mejor vamos al centro por la noche? Así disfrutamos mejor de las luces y del árbol.

Con eso regresaron a casa y entré ambos prepararon la cena. Esa noche solo serían ellos dos, por lo que no era algo tan grande y extravagante.

Cuando llegó la noche y terminaron de cenar, volvieron a abrigarse para salir.
Esta vez Himawari se había puesto una bufanda rosa. Al verla, Kawaki se la quitó y tomó la roja de antes, para enrollarsela en el cuello.

No solían tomarse mucho de las manos en público, pero no les importaba hacerlo de vez en cuando. Muchas veces era inconscientemente, cuando se daban cuenta, ya llevaban tiempo así.

Pero ese día, no se habían soltado en la calle ni un segundo.
Comieron unos Teiyaki de camino a la plaza principal de Konoha. Todo estaba lleno de luces y había anuncios de que a media noche habría fuegos artificiales, así que decidieron esperar hasta entonces.

Visitaron varios puestos entre tanto. Himawari era la más entusiasta y Kawaki estaba más que feliz con ella a su lado.

- ¿Por qué me quitaste la otra bufanda y me pusiste esta roja? Se supone que la hice para ti - cuestionó con un tono de reproche.

Estaban esperando a que diera la media noche, en un lugar donde la pirotecnia podía apreciarse a la perfección.
Había comenzado a nevar con levedad, nada que no pudieran soportar.

- Porque yo ya tengo una - contesto con naturalidad, Himawari no entendía muy bien - Estas bufandas son nuestro hilo rojo, así que mereces tener una también.

El brillo en sus ojos era inevitable, al igual que su sonrojo.

En aquel momento los fuegos artificiales iluminaron el cielo nocturno.

- Feliz Navidad - le susurró, para después abrazarla y darle un beso en los labios.

- Feliz Navidad - le respondió con una linda sonrisa.


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𝚂𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚎 𝚝𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘 𝚙𝚊𝚜𝚘́ 𝚑𝚊𝚌𝚎 𝚙𝚘𝚌𝚘 𝚢 𝚚𝚞𝚎 𝚌𝚘𝚖𝚒𝚎𝚗𝚣𝚊 𝚊 𝚑𝚊𝚌𝚎𝚛 𝚌𝚊𝚕𝚘𝚛, 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚜𝚏𝚛𝚞́𝚝𝚎𝚗𝚕𝚘.
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★彡Chyio67🌻

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