¡! 09 <3

Episodio 09.

Geline's FlashBacks.

Evangeline María Allen, ese era el nombre completo de una jovencita bastante preciosa; de cabello largo, ojos azules, pero lo que más la destacaba era esa sonrisa, la sonrisa más dulce y cariñosa jamás vista antes. Geline trabajaba todos los miércoles de niñera en una casa bastante pequeña, cuidando de tres niños: Kitty, la mayor y la más madura de los tres  (̶S̶e̶ ̶e̶n̶o̶j̶a̶ ̶c̶a̶s̶i̶ ̶p̶o̶r̶ ̶t̶o̶d̶o̶ ̶p̶e̶r̶o̶ ̶b̶u̶e̶n̶o̶)̶, Dylan, el del medio, él es muy valiente  (̶S̶e̶ ̶e̶n̶f̶r̶e̶n̶t̶a̶ ̶c̶o̶n̶ ̶s̶u̶s̶ ̶p̶e̶l̶u̶c̶h̶e̶s̶)̶ y la más pequeña, Miranda  (̶E̶s̶ ̶u̶n̶a̶ ̶t̶e̶r̶n̶u̶r̶i̶t̶a̶ ̶😿💕)̶.

¿Qué podría suceder para oscurecer estos felices días?

...

Desde uno de los dormitorios se escuchaba la voz de Geline tarareando su canción favorita, ella estaba planchando la ropa de sus queridos niños; aunque no tenían un lazo de sangre, ella se sentía como su hermana mayor.

El teléfono de la casa sonó por varios segundos que luego se volvieron minutos, pero ninguno de los niños contestaba el teléfono, haciendo que Geline detuviera por un momento su trabajo para ir a contestar.

Ella le respondió a la voz que le hablaba por el teléfono, y una conversación que solo debió durar menos de cinco minutos comenzó a volverse eterna, estaba muy distraída, tanto que había olvidado la plancha que había dejado encendida hace unos minutos antes.

Cerró el teléfono, y comenzó a escuchar su canción favorita en la radio que se encontraba en la sala de estar, el día estaba siendo tan maravilloso para ella; los niños estaban profundamente dormidos en la habitación, ya había terminado casi todas las tareas del hogar, una conversación telefónica agradable y nuestra querida Geline sentada en el sillón escuchando su canción favorita, pasando totalmente desapercibida el aroma a quemado que empezaba a ser esparcido desde la sala de planchado hasta los dormitorios de los niños.

Oh cielos...

—Mi señora deme una oportunidad más. —Le decía entre lágrimas a la madre de los tres hermanos—.

—¿Segura? Esta podría ser la última...

El hogar estaba totalmente incendiado, Miranda fue la única de los tres hermanos en sobrevivir, pero estaba totalmente vulnerable. Tenía un sinfín de quemaduras en sus brazos, su cabello ahora era más corto y probablemente una enfermedad cardíaca o pulmonar se haga presente en ella por la cantidad de humo que respiro.

Todo por una bella canción y una amigable voz telefónica.

Geline comenzó a deprimirse desde entonces, no había nada que pudiera parar con su amargo llanto, lo único que deseaba era poder retroceder solo unos segundos atrás, solo unos segundos habrían sido suficientes.

—¿Cómo pude ser tan descuidada? —Eran las únicas palabras que pensaba—.

Ahora ella se encontraba en el cementerio, en frente de las dos tumbas de sus queridos hermanos. Sus manos estaban temblorosas, pero, sin embargo, al sentir como alguien la tomaba de la mano, sintió una calidez profunda... era Miranda.

La chiquilla no se atrevía a decir algo, pero el gesto que había hecho valía más que mil palabras.

Geline puso dos preciosas rosas blancas, una en cada una de las tumbas. Los sentimientos de culpa la invadieron y sentía como su corazón se hacía cada vez más pequeño, más pequeño y más pequeño.

El dolor que había causado en la familia de Miranda nunca podría ser recompensado, no importa lo que ella hiciera, ya no podía hacer nada.

Después de varios minutos en bicicleta llegó a su casa, se recostó en su cama y agarró un cigarrillo que tenía en su gaveta y recordó lo que la madre de los tres hermanos le había dicho una vez:

—Lo lamento, sé que no está bien fumar, pero esto es lo único que me mantiene con vida Evangeline, trabajo 8 horas todos los días, a veces siento que no descanso lo suficiente, el insomnio no me deja dormir por las noches y el sonido del reloj me ha angustiado toda mi vida, y lamentablemente... esto es lo único que puedo hacer.

Evangeline encendió el cigarrillo e hizo lo que tantas veces le había criticado a la señorita, fumar. Lo único que podía parar con su tristeza e inquietud era aquella cosa. Los días se volvían más amargos, y Geline no quería hacer nada más que sentir un poco de ayuda, alguien que pudiera abrazarla, pero ella era tan orgullosa que nunca se atrevió a decirlo.

Sus gritos de ayuda eran insonoros, nadie podría escucharlos, y muy en el fondo... Eso era lo que ella quería.

Poder contestar una llamada se había vuelto algo tan complicado para ella, escuchar la radio todos los días en el auto la ponía tan nerviosa y se veía incapaz de poder planchar la ropa una vez más. No se acercaba tanto a las personas temiendo que cualquier mínimo descuido suyo pudiera causar un desastre.

Su tristeza parecía no tener fin... hasta que él apareció, su vida, su razón, su Nathaniel <3.

Geline compró las rosas blancas en el jardín de Lumi :(((.

Este capítulo es triste, pero quería que conocieran un poco más de Evangeline y de algunos otros personajes secundarios.

Dios mío lamento no haber actualizado 😿👊.

•¡Errores ortográficos corregidos ^^!

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