O49
" Todas las cosas que deseas cambiarte a mi me parecen perfectas por ser tuyas."
Pasaron tres días.
YeoSang casi se olvidaba de todo lo ocurrido, ya lo había hecho, asimilar con calma lo que vió fue muy difícil pero lo hizo, el problema es que su pecho seguía teniendo un peso que agotaba sus ánimos demasiado, casi no hablaba con HongJoong, solo se la pasaba metido en su habitación y no más salía para trabajar y preparar las comidas del día, tampoco había tenido ganas de ver a SeongHwa por el simple de hecho de que no quería transmitir más tristeza de la que ya estaba emitiendo con tan solo respirar.
El resentimiento lo abrumaba, era una sensación horrible de querer abrazar a la persona que querías pero tus brazos no respondían por miedo a tener el rechazo o una mirada de desprecio.
Era miércoles por la noche, comenzaba a preparar la última infusión de hierbas como anticonceptivo y una rica cena de bizcocho dulce y leche con chocolate derretido, era la cena favorita de HongJoong para días fríos o tristes… Quedaba justo para la ocasión, deseaba con todas sus fuerzas hablarle para reconciliarse, pero no salían las palabras.
Caminó a la habitación del menor con la bandeja en manos e ingresó, viendo un bulto envuelto en las sábanas junto al intenso aroma del celo que apenas empezaba a desaparecer, dejó el objeto sobre la mesa de dormir y posó su mano con duda sobre la espalda del menor, acariciando suavemente para después suspirar, no le gustaba verlo de esa manera, la marca apenas estaba cicatrizando y era por falta de su Alfa, normalmente cuando se crea un nuevo lazo los Omegas tienen fuertes necesidades de estar solo con su pareja, el aroma y mimos, pero HongJoong la estaba pasando mal.
— HongJoong, despierta, traje tu cena. — Habló con voz suave, alejándose de a poco para después agachar su mirada, quería hablar para pedir disculpas y retractarse, no podía separar a dos destinados, no le gustaba la manera en lo que lo iniciaron, pero el no era nadie para decir que comienzo valía y cuál no.
Apretó sus puños al no recibir respuesta y se dirigió a la salida a paso lento, con un semblante triste salió, pues se dió cuenta del daño que estaba causando y que en algún punto, se llegó a parecer mucho a sus padres cuando no le permitían expresarse, en esos meses donde solo lo mandaban a callar y el estaba igual de deprimido en su cama, se sintió un monstruo, malo, una persona sin sentimientos que no tenía empatía con el que se suponía era lo mejor que le pasó.
Al llegar a su habitación se puso su pijama con pereza mientras podía sentir su marca picar, eso sucedía cuando no había comunicación con su Alfa y estaban distanciados por la tristeza, ya estaba cansado de todo, solo dormiría y mañana tal vez tomaría el valor para rogar perdón, se sentía culpable, el malestar no se iría hasta por lo menos un par de días más, merecía un castigo y lo estaba viviendo con la culpabilidad en su cuerpo. Se acurrucó de manera que quedara mirando al oscuro techo por la luces apagadas y pensó.
Cuando el y su Alfa estuvieron por mucho tiempo separados, el tuvo constantes recaídas en la depresión porque su corazón se había enamorado de manera increíble, tanto así que saber que podría perder al amor de su vida por no ser suficiente lo hacía caer en un hoyo profundo de dolencias hasta el punto de odiarse a sí mismo y despreciar su cuerpo, solo por no ser fértil. Un adolescente de casi diecisiete años no podía estar con un hombre de veintitrés, eso iba contra la moral de la sociedad y serían constantemente criticados por un fuerte grupo de personas conservadoras, el no quería formar parte de ese grupo que solo dañaría, así que empezó a tener empatía.
Tomó su celular y buscó el contacto con rapidez en la brillante pantalla que hizo sus ojos arder, al tener el nombre en mayúsculas junto al ícono de llamadas, dió un respiro y lo presionó con su pulgar, escuchando el sonido de la línea indicar que era una llamada entrante, pegó el parlante a su oído mientras mordía su labio inferior y cuando escuchó la voz del Alfa a través del teléfono tembló.
— ¿YeoSang? — La voz fue suave, pero la curiosidad se podía oír a través de ella.
— Mañana… Ven por HongJoong para la escuela, ¿Si? — Apretó sus dedos entre ellos y clavó sus uñas en las yemas de estos. — No preguntes, solo ven. — Mordió su lengua con fuerza para no sentir más culpa en lo que pasaban los segundos y para evadir cualquier respuesta colgó, soltando un fuerte suspiro, había hecho lo correcto y por alguna razón le seguía doliendo, era un egoísta.
Dejó el aparato en su lugar y con las palmas de sus manos cubrió su rostro regañandose a si mismo por ceder tan fácil, la idea de que MinGi y HongJoong estuvieran juntos no le gustaba, podía decir que hasta era incorrecto pero si la felicidad de ambos dependía de ello, dejaría de lado sus pensamientos y haría lo que sea para ver la sonrisa de su pequeño una vez más.
Cuando estaba a punto de acurrucarse para dormir por el cansancio mental, escuchó la puerta de su habitación abrirse y después unos pasos acercarse a su cama, por la oscuridad no podía ver el rostro pero ya sabía de quién se trataba, eso solía suceder cuando se extrañaban.
— Hyung… ¿Puedo d-dormir contigo..? — Murmuró con una vocecita temblorosa, sintiendo sus pies helados por el piso frío bajo el, era su mala costumbre de andar descalzo por toda la casa sin importar la probabilidad de enfermarse, tal y como un cachorro rebelde.
Y es que para YeoSang seguía siendo eso, un cachorro que aún no pensaba en novios o besos, solo en sus sueños, amigos, en salir a divertirse y estudiar como lo hacía cualquier adolescente, aunque sabía de qué algunos Omegas encontraban sus destinados apenas se presentaban y nada interfería en la relación porque sería ir contra la ley también, el destinado era más fuerte en todos los sentidos, su deber era respetar y apoyar lo que HongJoong sentía, su cariño estaba poniéndose a prueba.
Se hizo a un costado para darle espacio al menor y cuando sintió el cuerpo acurrucarse a su lado suspiró con tristeza, estaba siendo un mal Hyung ya que por su culpa habían dos personas extrañandose y amándose en silencio. Cuando sintió unas manitas tocar su abdomen con timidez, tembló un poco girando su cabeza para mirar como el Omega menor se pegaba a su cuerpo para abrazarlo, sonrió con alivio y sin darle más vueltas al asunto correspondió, estrechando en sus brazos a quien hacía lo mismo.
— Hyung perdón… — Susurró el pelinegro llevando su rostro al pecho del mayor para ocultarse ahí mientras buscaba cariño familiar y mimos, eso le recordó a los días donde ellos dormían juntos y YeoSang lo abrazaba mucho para que no se sintiera solo. — Te he fallado…
— No, no digas eso, no lo hagas. — Habló con rapidez acariciando el cabello del pequeño para calmarlo, se sentía horrible escuchar esa frase de una persona inocente que no había hecho nada malo, pensó, ¿Así se sentía SeongHwa cuando el decía cosas malas de si mismo? — Todo es mi culpa… Perdóname tu a mi por oponerme a tu r-relación… — Soltó un suspiro. — Pero fue difícil asimilarlo todo… Sentía que había perdido tu confianza por siempre.
— No la perdiste, si no te conté fue porque no estaba listo para hacerlo, pero sabes que tu siempre serás el primero en saber todo lo mío. — Sonrió suavemente. — ¿Cómo no voy a confiar en ti? Eres como mi papá.
— Oh HongJoong, has crecido mucho… — Murmuró conmovido, dando un beso en la frente del menor mientras sus ojos lagrimeaban un poquito, no olvidemos que YeoSanggie es muy sensible y aunque todo esté bien ahora, seguiría un pequeño sentimiento de tristeza en el. — Vamos a dormir, mañana irás a la escuela.
— Te amo YeoSanggie Hyung. — Murmuró. — No es culpa de nadie, ninguno tuvo malas intenciones, no quiero que te deprimas por nada del mundo, solo seamos felices, ¿Si?
Esbozó una pequeña sonrisa y se acercó a besar la nariz del menor, estaba más tranquilo, pero aún no se completaba su felicidad ya que quería ver a HongJoong con el destinado, quería verlo sonreír de manera enamorada y de lejos pensar que estaba orgulloso de saber que su tesoro estaba descubriendo nuevos sentimientos, no empezó de una manera "correcta" pero el proceso fue cambiando a algo más lindo, donde podía aprender de los errores y decepciones sentimentales para fortalecer la confianza en sí mismo. Así que con un pequeño alivio cerró sus ojos para dormir con tranquilidad que no había logrado en esos días por el constante pensamiento de culpa, su mala costumbre de sobre pensar todo.
Mientras que HongJoong solo tenía en la cabeza una cosa; mañana vería a JongHo, no lo había visto casi en una semana y le preocupaba que ni si quiera haya respondido los mensajes, tenía ganas de hablar con él para contarle todo y pedir disculpas por ilusionarlo, pero se arriesgaba a perder una amistad la cual ayudó mucho en su comodidad en la escuela, le preocupaba.
El día siguiente llegó y el ya tenía la emoción corriéndole por el cuerpo, hoy tendría que hacer lo que hace mucho tiempo no pudo, estaba feliz de volver a su lugar de estudios pero al mismo tiempo solo quería quedarse durmiendo, sin embargo ya estaba sentado terminando su desayuno, tan sólo tenía que ir a lavarse los dientes como todas las mañanas y tomar su mochila, escuchó la puerta ser abierta junto algunas voces así que supuso que era SeongHwa que siempre iba a recogerlo para ser su movilidad así que tan solo ignoró ese hecho y guardó sus libros en el gran bolsillo de su mochila, para después colgarla en sus hombros.
Apenas salió de su habitación pudo respirar un aroma muy conocido que puso en alerta sus instintos, mientras más se acercaba a la sala de estar sentía las cosquillas por su estómago avisarle que había algo cerca, fue así, cuando miró que a unos metros tenía a su Alfa parado, una fuerte electricidad de alegría le corrió por sus brazos dándole la necesidad de ir a abrazarlo con fuerza pero antes miró a YeoSang con ojitos de cachorro, como pidiendo permiso para poder hacerlo y cuando tuvo una sonrisa como respuesta, caminó a pasos rápidos hasta el cuerpo de MinGi y se lanzó en un fuerte abrazo donde fue correspondido de inmediato.
— Ahora tu Alfa te llevará a la escuela y te recogerá, HongJoong… — Habló YeoSang con una sonrisa feliz al ver a la pareja junta, ahora podía estar más aliviado.
El pelinegro respiró el aroma de MinGi con fuerza y suspiró, separándose un poco para llevar sus manos al cabello pelirojo y acariciar los mechones con cariño. — T-te extrañé…
— Y yo a ti mi niño. — Susurró el Alfa dejando un pequeño beso en la frente contraria. — Vamos, quiero pasar mucho tiempo contigo.
YeoSang miró a SeongHwa con una gran sonrisa y se acercó a darle un besito en la mejilla por la romántica escena que había visualizado, sin duda había sido demasiado lindo ver ese reencuentro con las enamoradas miradas que los otros dos se daban, al fin y al cabo había tomado una buena decisión donde todos habían quedado en paz.
— Hoy debo irme… — Suspiró y tomó las manos de aquel lindo chico con ojitos de almendra para acariciarlas. — Muchas gracias por todo YunHo, aún no se como pagarte por salvarme la vida. — Sonrió suavemente.
— No debes agradecerme, tengo el fiel pensamiento de que siempre que esté a mi alcance debo ayudar a los demás. — Le respondió esbozando una dulce y adorable sonrisa. — ¿Vendrás a visitarnos?
— Por supuesto, creo que ya me encariñe con los niños, así que vendré muy seguido para verte y verlos a ellos. — Se acercó con cuidado para abrazar el delgado cuerpo del chico, inhalando con gusto el aroma de manzana que en los tres días que llevaba ahí hospedado, fue la medicina que más calmó sus dolores. — Me vestiré. — Susurró, dándole entender al chico que necesitaba un momento a solas.
Sus ojos estaban abiertos observando el radiante día de las horas punta, eran las 10:40 am. Podía notar sus heridas con costras de piel muerta por encima sanar con lentitud y los hematomas tomar un color violeta débil, sus piernas ya respondían, el día anterior dió un pequeño paseo por el orfanato donde estaba y pudo aprender muchas cosas, conoció a muchos niños que en algún momento vivieron rodeados de violencia y en una familia disfuncional retorciendo sus mentes inocentes, niños abandonados o en situación de pobreza, miles de razones por las cuales llegaron a estar ahí con tan solo un grupo de personas cuidando de ellos para darles la atención necesaria a cada uno.
Siempre creyó que los orfanatos eran lugares a los cuales temer ya que en muchos noticieros, de vez en cuando aparecían noticias de niños que vivían maltrato en esos lugares por parte de los directores o incluso monjas que solo los educaban bajo una doctrina religiosa que los obligaba a creer en normas estúpidas, sin embargo cuando le tocó hablar con los niños de ese lugar quedó más que encantando, todos eran demasiado adorables, amables y cuando vieron que su piel tenía heridas lo cuidaron con mucho cariño.
En una ocasión llegó a preguntarles; "¿Por qué me cuidan si no me conocen?" cuando los pequeñines estaban rodeándolo en un abrazo grupal donde el aún estaba en la camilla sin poder moverse por el dolor, y ellos respondieron; "Por qué YunHo Hyung nos cuidó cuando estábamos enfermos y no nos conocía, queremos ser como él de grandes." Y simplemente murió de la ternura que le causaban.
A pesar de que deseaba quedarse ahí unos días más y descansar por los leves dolores que su cuerpo tenía, no podía, aún tenía algunos pendientes por cumplir y uno de ellos era ver a HongJoong, al amor de su vida, así que se levantó de la camilla con cuidado y se dirigió al sillón donde su ropa estaba lavada y limpia sobre la almohadilla, se vistió con cuidado notando sus muslos lastimados, al igual que su abdomen, aún estaba impresionado, creyó que su recuperación sería más larga pero gracias los cuidados que le dieron y la medicina que calmó casi por completo sus dolores, ahora podía estar de pie.
Tomó su celular y suspiró con pesadez al ver la pantalla destrozada, no prendía, tenía que comprar otro para poder comunicarse pero ahora era lo principal, se dirigió a la puerta de esa habitación y salió de ahí viendo el gran jardín vacío con flores maduras, sonrió suavemente y arrancó una pequeña flor con cuidado para poder darla como presente a la persona que deseaba ver, los niños estaban tomando su merienda y agradeció, pues tener que despedirse de todos le haría sentir tristeza ya que había tomado mucho cariño al lugar, caminó hasta el portón de madera y lo abrió con cuidado sin hacer ruido, hasta que por fin salió, estaba libre ahora, volver a pisar la calle le causaba algo de temor, sintió que desconocía los caminos hacia cualquier lugar pero cuando vió un taxi pasar por la pequeña avenida alzó su mano y subió, indicando la dirección de la institución educativa a la que solía asistir.
Faltaba muy poco para que los estudiantes salieran y cuando llegó al lugar se sentó en una de las bancas ya conocidas donde siempre esperaba a HongJoong, frotó sus palmas con nervios y vio que frente suyo se estacionó un auto muy lujoso, era extraño ver eso y no encontraba alguna razón para ver a una persona millonaria pasar por un colegio del estado, en pocas palabras un colegio para "pobres", vio que de ahí bajaba un hombre de al menos veintitrés años con traje, por un momento sintió envidia ya que con ese físico podría conquistar a cualquier Omega, además que se veía muy apuesto, suspiró desviando su mirada ansioso, ya quería ver a HongJoong para poder abrazarlo, decirle la verdad y también besarlo. No podía esperar.
La campana resonó por todo el lugar y cuando las puertas se abrieron comenzaron a salir muchos alumnos como siempre, primero salían los que odiaban la escuela y solo iban por la asistencia, después salían los normales y se quedaban hasta tarde los que daban algún tipo de ayuda en los deberes, se levantó de la banca para poder mirar la puerta con esperanzas realmente grandes y cuando la linda figura de un pequeño Omega se vio por el marco de ese portón sonrió.
Una hermosa sensación ablandó su pecho y de inmediato pudo sentir los dolores de su cuerpo volverse caricias, a pasos lentos se acercó un poco y cuando creyó que había logrado captar la atención de HongJoong, lo vió correr de largo con una sonrisa e ignorarlo por completo, frunció su ceño con confusión pues normalmente siempre esperaba su llegada, pero creyó que había sido mera casualidad así que se dió la vuelta para poder llamarlo y sin embargo frente a sus ojos tuvo la imagen de la reconocida cabellera negra frente al tipo millonario que hace unos momentos había visto.
— ¿Me extrañaste bebé?
— Claro que te extrañé Hyung…
Apretó el delgado tallo de la flor entre sus dedos, no podía asimilar lo que estaba viendo, era algo tan increíble y extraño que por un momento su mente rechazó cualquier idea de lo que estaba visualizando; el tipo millonario tomando de la cintura a HongJoong como si se conocieran de toda la vida mientras que estos dos se besaban de manera apasionada, parpadeó un par de veces intentando "despertar" de aquel sueño y cuando tuvo la suficiente valentía para aceptarlo sus piernas comenzaron a andar por si solas lejos de ese lugar, sin embargo podía sentir en su pecho una presión que comenzó a dejarlo sin aire y la mano que sostenía aquella flor la apretó con rudeza, logrando destrozar los pétalos al punto de llegar a estropear el requiebro.
Su ceño fruncido pronto se convirtió en una mueca de tristeza que con el avanzar de sus pasos se volvieron lágrimas, había sido una gran decepción mirar lo que había visto, tanto así que reconocer la mezcla de emociones molestas fue muy difícil, al principio sintió tristeza, después enojo, molestia, rabia y vergüenza, lo habían utilizado una vez más y lo peor era de que había sido una persona la cual admiraba demasiado.
Para el HongJoong había sido uno de los personajes más importantes en sus días, aprendió un sin fin de cosas con el, aprendió a enamorarse, a sonreír de manera sincera, a compartir y aunque jamás lo había pensado con claridad; le enseñó a no guardarle rencor a sus padres. ¿Cómo pondría en práctica todo eso? Había sido esa persona la que también lo traicionó.
Pensó en aquel día donde ambos tuvieron una linda cita, cuando declaró sus sentimientos y ambos habían unido sus labios… Es beso había sido una farsa, el único idiota que se enamoro más y disfrutó de ese contacto fue JongHo, vaya que por un tiempo si le había llegado a la cabeza que los sentimientos eran recíprocos, pero no fue así, fueron una mentira.
— ¿P-puedes besarme?
— Claro que sí.
Fue cuando visitó su hogar y se fue con la conciencia tranquila porque sabía qué haría lo correcto en rechazar el trabajo de la persona que quería dañar la linda familia que tenía y de dañar al amor de su vida, horas antes de ser torturado por Yoo ha-jin, había arriesgado su vida por un niño que utilizó su sentir como un juego simple de reiniciar.
El concepto que tenía del Omega se retorció y modificó, no lo conocía, HongJoong era sincero, honesto, HongJoong jamás lo hubiera ilusionado de esa manera hasta el punto de jugar con sus sentimientos cuando tenía conocimiento de lo complicado que fue para el confiar en los demás. Pero el tipo millonario conquistó al pelinegro con flores más costosas, cenas en restaurantes finos, peluches enormes con el triple costo y con una apuesta apariencia física, JongHo al lado era una mugre en la uña, siempre lo fue, eso creía.
Al final HongJoong terminó siendo como los demás, un jugador que con trampas acabó obteniendo la victoria que consistía en ser feliz, JongHo se molestó consigo mismo, porque cuando decidió dejar de ser un embustero para hacer bien las cosas, terminó siendo un perdedor.
Una vez más el odio escondido en lo más profundo de su ser comenzó a revivir de a poco con el pasar de los minutos para convertirse en un escudo, jamás se volvería débil, jamás, se lo juraba a si mismo, a su corazón destruído y se lo juraba a HongJoong, nunca más se volverían a burlar de el.
" Tal vez mis sentimientos lograron ser dejados atrás por ti, pero yo sigo recordando el día donde me sonreías con "amor…"
¡Espero les haya gustado el capítulo de hoy!..
¡Solo nos falta seis capítulos para terminar éste precioso libro!😦💕
¡Sí hay algún error pueden decirme!♡
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