O15

" Eres el deseo más hermoso que pedí. "

Tres días después;

Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, YeoSang ya se encontraba bien bañado y lindo en su trabajo, listo para su día de deberes el cuál después de tareas, ya estaba por finalizar, demostrando que las horas habían pasado más rápido de lo que el creía, el día fue de lo más genial en ventas, habían llegado muchos clientes y gracias a eso se sentía motivado, feliz y más por el hecho de que hoy la pasaría de nuevo muy bien con SeongHwa, después de tanto tiempo se empezaba a sentir vivo y pleno en paz de nuevo, eso lo motivaba cada vez más a ser mejor persona e intentar olvidar lo mal que la pasaba a veces, quería que SeongHwa se sintiera orgulloso de el para así poder demostrar que si sería un buen Omega en el futuro, aunque su inservible cuerpo no haya sido diseñado para engendrar cachorros y formar una manada.

Se despidió de sus compañeros de manera amistosa y amable como siempre lo fue con todos, salió de la cafetería para quedarse unos segundos parado, hasta que por fin divisó un auto negro estacionarse frente a él, amaba la puntualidad que destacaba a SeongHwa, no sabía cómo podía existir un Alfa lleno de virtudes como el, se sentía tan afortunado, y no iba a cansar de repetir por su cabecita que su moreno, era el mejor.

Corrió al auto y subió con una sonrisa dulce en sus labios, no pudo evitar lanzarse a los brazos del mayor, sintiendo besos fugaces en sus labios. — ¡Seonggie!

— Hoy estás de buen humor, mh. — Sus manos fueron a la delicada cintura de YeoSang para poder sujetarlo, la posición en la que estaban era un tanto extraña y graciosa, así que se reincorporaron en sus asientos después de varias risitas traviesas entre ambos.

— Hoy tendremos noche de películas, por eso estoy feliz Hwa, y más porque será contigo. — Declaró el pequeño cachorro con un leve sonrojo, dedicándole una sonrisita a SeongHwa para después colocarse su cinturón, sintiendo el carro avanzar en segundos.

— Si corazón, compré algunas galletas dulces y saladas, también bebidas para tomar.

— Muchas gracias, pero no te hubieras molestado Seonggie, yo podía hacer palomitas, no me gusta que gastes en mi. — Reprochó con un pequeño puchero, llevando su pequeña manito al muslo grueso y musculoso de SeongHwa, no había llegado mirar el cuerpo de el, pero a veces jugueteaba un poco y podía llegar a sentir abdominales bajo la camisa y algunos músculos en los brazos del moreno, YeoSang podía sentir que se derretiría en cualquier momento por eso, si bien había dicho que buscaría en Google muchos músculos con tal de no ver los del Alfa, prefería mil veces ver los que tenía el cuerpo contrario y poder acariciarlos al menos un poquito.

— A mi me gusta consentirte y lo haré siempre que pueda, cachorro. — Sonrió de manera encantadora, mostrando sus hoyuelos.

— ¿Por qué eres así?

— ¿Como así?

— Tan lindo. — Ahora el que sintió un pequeño rubor en sus mejillas fue el Alfa, no pensó que un Omega le llegaría a hacer sonrojar como YeoSang lo logró con dos simples palabras.

Soltó una suave risa y con su mano agarró la más pequeña, la dirigió a sus labios para poder besar los suaves y rosados nudillos. — El único lindo eres tu, no sé que hice para que aparecieras en mi vida, pero me encanta.

YeoSang chilló de emoción, en todo el camino se regalaban caricias inocentes en las manitos, la manera en la que se demostraban su cariño era tan tierna, que cualquier persona que los viera así de enamorados se quedaría con el deseo de vivir una relación amorosa también.

Poco después llegaron al hogar del Omega, ambos ya estaban sentados en el sillón, cómodos y con las chucherías que iban a comer en platitos hondos, harían maratón de películas, primero mirarían una de terror, después una de comedia y para finalizar una romántica, esa semana se habían dado cuenta de que tenían alguno gustos en común, uno de ellos era mirar películas, YeoSang se relajaba cuando las veía, muchas películas le dieron ciertas lecciones en la vida y mucho de que reflexionar, aprendió que muchas veces la realidad supera la ficción y que mejor que compartir uno de sus pasatiempos con la persona que en estos momentos le gustaba mucho.

El pequeño cuerpo de el tímido Omega trepó con cuidado al regazo de el moreno, mismo que no dudó en tomar de la cintura a YeoSang para poder acomodarlo en sus piernas, lo arrulló con cariño y dió un beso en la frente descubierta del menor gracias a los movimientos.

— No seas tímido, me encanta que estés en mis piernas, mh.

— Solo no quería ser muy pesado para ti Hwa. — Murmuró el pequeño con un sonrojo en sus mejillitas, sus gorditos labios fueron a los contrarios para dejar un pequeño besito el cuál al principio fue lento, pero las manos más grandes tomaron el rostro de YeoSang de manera delicada para poder profundizar un poco más la danza de labios que estaban teniendo, haciéndolo algo más húmedo.

Cuando se separaron se dedicaron una sonrisa coqueta y decidieron iniciar con la maratón; primero miraron Freddy Krueger, la cuál no terminaron de ver por los sustos que se llevaba YeoSang, el era muy asustadizo y eso fue un poco beneficioso para SeongHwa, pues después de que cortaran la película cuando apenas iba a la mitad, se encargó de dar muchos besos y caricias al pequeño para lograr calmarlo, eso no le molestó en lo absoluto, lo disfrutó, amaba el hecho de poder proteger y consolar al menor con besos y mimos.

Siguieron por "No se aceptan devoluciones", al pequeño ya se le estaba yendo todo el miedo, en el resto de la película se llenaron de risas con las ocurrencias de Valentín, era tan gracioso que incluso se les escaparon algunas lágrimas por las carcajadas, la película avanzaba, y poco a poco ambos rostros tenían ahora un semblante triste, YeoSang hubiera sido muy feliz con un papá cómo lo fue Valentín que no dejó de amar a su hija a pesar de su enfermedad terminal, una vez más, el arte de la actuación se conectó con el espectador de manera sentimental, fue como limón en una herida que apenas empezaba a sanar, cuando la película finalizó ambos tenían lágrimas resbalando por sus mejillas, más aún por las últimas frases recitadas.

Hay golpes en la vida más fuertes que ser lanzado de la quebrada a los seis años, siempre llevaré conmigo el recuerdo de los dos amores más grandes de mi vida; el primero me enseñó como estar preparado para enfrentar la vida y el segundo me enseñó a enfrentar la vida sin estar preparado.

— Sanggie, ¿Donde están tus padres?

A veces estamos tan acostumbrados ver la parte buena en una persona, que cuando llega lo contrario no podemos asimilarlo, así que nos quedamos con la primera versión, la cuál no nos lastima, solo nos hace felices.

No siempre tratará de algún amorío, a veces se trata de nuestra propia sangre la que nos traiciona y rompe en mil pedazos con nuestras debilidades, eso no debe ser tolerado, jamás.

A veces las personas son víctimas de la ignorancia y mala educación, tal vez no para muchos sea el adjetivo correcto, pero analizando con profundidad, esas personas tienen una triste vida narcisista y no se dan cuenta de los errores que cometen, poco a poco se convierten en víctimas de sus propios actos, pues el karma siempre hará de las suyas incluso en vidas futuras.

Muchas veces los inocentes son los primeros en ser silenciados.

— Mis padres no son malos, a veces solo se enojan conmigo, pero en el fondo son unas buenas personas. — Explicó el Omega a uno de sus amigos del instituto, excusando los moretones en su brazo.

Al día siguiente YeoSang no volvió a ir a su lugar de estudio.

— Ellos están en Busan Seonggie. — Evitaba hacer contacto visual con el Alfa, el no era bueno mintiendo, apenas podía esconder bien algunas de sus emociones, pero ante a SeongHwa se sentía pequeño.

— ¿Estás seguro corazón? Sabes que puedes confiar en mí. — El pulgar de el moreno levantó la cabeza de manera delicada para poder buscar la mirada contraria y cuando por fin la tuvo, se dió cuenta que de nuevo, YeoSang había vuelto a estar triste, su lobo podía sentirlo, el no podía soportar la mínima idea de que el Omega se sintiera triste, sabía que era algo normal en cada persona, todos podíamos experimentar emociones sean cuál sean las circunstancias, pero también sabía que no era del todo normal ver los ánimos tan caídos de una persona casi de la nada, eso le preocupaba.

— E-estoy seguro... — Susurró con duda, mordiendo su labio inferior para no romper en llanto.

— Corazón, no ocultes lo que sientes, puedo sentir que estás triste.

— En verdad no es nada Hwa... — Hundió su carita en el hueco que había entre el hombro y cuello de el Alfa, respirando el aroma que tanto llegaba a calmarlo, pero aún así empezó a sollozar, mojando con sus pequeñas lágrimas la piel contraria.

—  No puedo creerte si ahora también estás llorando, odio sentir que estás triste y desganado, me inquieta saber eso. — Declaró el Alfa, sintiendo como lo sollozos de el menor se hacían un poco más fuertes.

YeoSang tenía miedo de que SeongHwa se enterara de lo defectuoso que era, su vida era tan feliz cuando se olvidaba de que era estéril, pero después todo caía y parecía que solo había sido un juego de su mente, no quería preocupar a SeongHwa, así que después de unos segundos decidió hablar.

— Ellos solo se avergonzaban un poco de mi porque tenía buenas calificaciones en el instituto y me mandaron a la ciudad.

— ¿Los extrañas?

— Un poquito...

— Algún día iremos juntos a visitarlos y les llevarás todas las cartas de felicitaciones que recibirás de la cafetería, ellos estarán orgullosos de ti porque era bueno en todo, bebé.

— N-no es verdad, ellos no me quieren mucho. — Se sentía terrible por mentir de esa manera, el confiaba en el Alfa más que en cualquier persona, pero el miedo lo carcomía.

— Tus padres tal vez aún no se dan cuenta de lo genial que eres, pero tú estás creciendo y créeme que en el poco tiempo que llevamos conociéndonos, YeoSang, haz superado mis expectativas, incluso puedo decir que te admiro.

— S- SeongHwa no se que decir... La admiración es mutua, desde que te conocí me siento pequeño a tu lado, creí que eras el típico jefe que trata mal a sus empleados, pero mira, eres un ángel caído del cielo, aún no se porque estás conmigo, no deberías...

— Hey, no te atrevas a decirlo, estoy contigo por lo que eres, no por lo que tienes, me enamoré de tu humildad, de tus virtudes, de tu personalidad y de tu actitud, jamás vayas a dudar de lo genial que eres. — Antes de recibir respuesta, posó sus labios sobre los de YeoSang, dando un suave y dulce beso, tratando de transmitir cariño y confianza, cosa que lo logró, el Omega sentía una grandiosa conexión, en esos momentos no sabía cuál era la manera correcta de reaccionar, así que se dejó llevar, rodeó el cuello del mayor para poder corresponder mejor el beso y segundos después ambos ya se encontraban con una sonrisa en ambos rostros, se estaban declarando.

— Tu me gustas SeongHwa, estoy enamorado de ti también. — Susurró con suavidad el castaño, sus ánimos subieron, la tristeza se convirtió en felicidad, aunque el dolor no se iba de el todo.

Se quedaron unos minutos en su burbuja, regaladonse dulces sonrisas y caricias, YeoSang estaba lleno de alegría en ese momento, sonaba feo pero, si sus momentos tristes tendrían un final feliz junto a SeongHwa, ya no le temía a la tristeza.

— Creo que ya es hora de irme, son las once de la noche.

— Es muy tarde Hwa, no quiero que te vayan a asaltar por ahí, las calles son peligrosas incluso si vas en auto.

— ¿Quieres que me quedé a dormir contigo? — Preguntó de manera pícara, claramente en forma bromista, haciendo reír y al mismo tiempo sonrojar a YeoSang, el cuál se levantó de el regazo del mayor y se estiró un poquito.

— Si, puedo dormir en el piso, solo me pondré algunas almohadas.

— Por nada del mundo dejaría que duermas en el piso, es tu cama y dormirás ahí, el que dormirá en el piso soy yo.

— ¡No Seonggie! Tu no puedes dormir en el piso. — Exclamó YeoSang, tomando de la mano a SeongHwa para guiarlo a su habitación, la cuál no era tan grande y tampoco tenía muchas cosas, estaba su clóset, su cama, un escritorio y un espejo de cuerpo entero, en la alfombra habían algunos peluches desparramados, el Alfa comprendió que Sang era todo un bebito el cuál tenía que proteger y mimar siempre.

— Claro que puedo, a menos que me dejes dormir contigo.

— Está mejor eso, pero mi cama es solo de una persona, te sentirás incómodo.

— Claro que no, por cierto, tu habitación es muy bonita, tiene tu aroma. — Halagó con una sonrisa, imaginándose que las almohadas también tendrían el aroma a frutos tropicales y vainilla que llevaba YeoSang, eso significaba que dormiría como todo un ángel.

— Seonggie bobo, es chiquita y no tiene muchas cosas, espero que te sientas cómodo, iré a traer manzanilla para ambos y dormir tranquilos, busca en mi clóset las cobijas porfavor, no quiero que pases frío.

— Si bebé, tu anda, no creo que sea tan difícil... — Murmuró, cuando vio al castaño salir de la habitación dirigió su mirada al clóset, dudando un poco, pero después lo abrió con calma y empezó a buscar en el primer cajón, pero no encontró nada, simplemente encontró algunas playeras y camisas, entre ellas encontró la camisa suya que le dió a YeoSang cuando tuvieron el incidente del café, no pudo evitar sonreír al saber que el Omega guardó su prenda, eso le serviría para dormir y sobre todo, lo hacía sentir feliz, pero segundos después reaccionó y se repitió a él mismo que debía encontrar las cobijas, así que decidió buscar en el segundo cajón, donde habían algunos pantalones y pijamas, suspiró, no quería hacer parecer que husmeaba en la ropa de Sang, pero esas cobijas le ponían el trabajo algo difícil, sin embargo no se rindió.

Algo que le gustó mucho, era que cada una de las prendas estaban con el aroma del Omega impregnando, definitivamente el dormiría como un ángel.

Abrió el tercer y último cajón, quedándose inmóvil al ver que había abierto el cajón prohibido, donde solo había pura ropa interior de YeoSang, cerró sus ojos por unos segundos tratando de contenerse, estaba indeciso, no quería parecer un pervertido, pero la curiosidad lo estaba matando.

YeoSang aún debe tardar en llegar....

Tomó entre sus manos un boxer blanco, la tela era suave y los bordes estaban hechas con elástico suave, pues normalmente los boxers comunes tienen un elástico algo brusco y duro, el cuál daba comezón y dejaba marcas en alguna pieles, en su rostro se formó una sonrisa dulzona, tomó otro boxer, ahora uno rosa pastel con figuritas blancas de corazones, en su mente apareció la imagen de Sang usando ese bóxer para modelar sus curvas y perfecto cuerpo ante el Alfa, era algo que SeongHwa empezó a desear con toda su alma.

Estaba a punto de tomar otro boxer celeste, pero una voz lo interrumpió.

— Eh... Seonggie ahí no están las cobijas.

Oh, estaba en problemas.

" ¿Qué estás buscando? ¿Los restos de ese sueño que perdiste? Te encuentro mirando el mismo paisaje al igual que yo, lleno de dolor, pero créeme que tus sueños se harán realidad y todo gracias a ti mismo. "

2/6

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top