FINAL
" Siempre quise ser el mejor, estaba ansioso todo el tiempo, diariamente me comparaba con los demás, la codicia era mi arma sin embargo me asfixió y se convirtió en mi collar. "
Estoy aquí, sé que es cansado para ti leer esto en una etapa tan plena de tu vida, sé que todo ha mejorado en ti, sin embargo déjame decirte que esta será la única carta que te tendrás en tus manos con la tinta de mi nombre siendo el emisor.
Los errores para mí se convirtieron en cultura, se volvieron parte de mis días, a pesar de que mi conciencia se lastimaba de vez en cuando, intentaba simplemente no preocuparme por eso, en el fondo sabiendo que me estaba pudriendo poco a poco, posiblemente ese pensamiento cambió cuando te visualice cantando con un pastel en manos y velas brillando, siendo que nadie lo había hecho por mi hace tantos años, tal vez fue por eso que mis sentimientos por ti empezaron a desarrollarse.
Tuve miedo de cometer más errores hasta decepcionarte, pero ahora la única acción errónea fue no hablar sinceramente contigo.
Busqué aliviar mi frustración por debilitarme ante ti de esa manera, busqué seguir cometiendo errores sin sentirme atrapado entre tu mirada dulce, que a pesar de no juzgarme, me llenaba de sentimentalismo que constantemente vibraba en mi cabeza, repitiendo que no tenía que hacerte daño nuevamente, estaba lleno de incógnitas, dudas, preguntas desarrollándose en mi mente cada noche de insomnio en la que sólo pensaba a ti.
Recibir abrazos y tu cariño fue serotonina para mis días perdidos, te admiraba, me pregunté cómo alguien no podía guardar rencor siendo que en un inicio te traté tan mal, hice que te quedes solo, pero tú compañía continuaba a mi lado a pesar de todo, creí que ninguna tendría respuesta así que me resigne, hasta que pude aceptar mis sentimientos por ti, y así poco a poco aquellas preguntas comenzaron a resolverse por si solas en mi mente, no tuve más dudas.
El día que decidí confesarme, recordé a mi abuela y lo mucho que ella hubiera deseado conocerte… Era mi ángel, pero después tú tomaste ese lugar así que me dijiste aquella vez que nadie era inmortal. Cuando tus órganos y tu sistema deja de funcionar, el cuerpo muere, pero tú, tú alma sigue viva, para mí tú eres inmortal. Pero yo ya estaba hundido en un hoyo del cual no podía salir, mi última misión fue lastimar a YeoSang y me negué a hacerlo cuando supe que era tu familia, la idea de volver a decepcionarte me latigaba sin piedad, así que te escogí a ti antes que a mi, porque prefería ser yo el que salga con heridas en el cuerpo a que seas tú el que tenga el corazón derrumbado.
Siempre supe que estaba solo, pero fue diferente sentirlo, cuando estuve por días alejado de tu ser, el dolor físico fue opacado por el sentimental, mi mente proyectaba una imagen tuya y eso bastaba para consolarme de todos los sucesos que me golpeaban sin ningún tipo de piedad. Me gustaría hacerte saber que nada de lo que hayas hecho importa ahora, realmente te quedaste marcado en mis labios como un recuerdo que me causa alergias pero aún así mi piel sigue a gusto con ellas, me lo merecía, creí que tú eras mi verdadera compañía, pero fuiste el inicio de mi soledad.
Y te prometo que si algún día llego a verte por la calle, no agacharé la cabeza, mucho menos miraré a otro lado. Haré frente al destino y te veré de su mano al igual que alguna vez estuviste de la mía, no se que vaya a pasar conmigo, tal vez el corazón se me quiera salir, tal vez la nostalgia me invada por dentro en aquel momento, pero no… no me iré, tan solo dispararé una de esas sonrisas que saben a lágrimas, una de esas que dicen adiós.
Quizás tú siempre fuiste mi destino, pero yo no el tuyo, quizás un día te diga que se me fue el amor y cerraré los ojos para amarte mejor, porque el amor nos ciega, pero vivos o muertos nuestros ojos cerrados ven más que estando abiertos.
HongJoong, a veces entre más eternos queremos ser para alguien, más fugaces nos volvemos, porque algunos finales siempre sorprenden, aunque estén escritos desde el principio. Sé que esto será lo mejor para ambos, cada cumpleaños recordaré cuando la pasé contigo, pediré un deseo con la vela imaginaria para que puedas ser feliz y cuando te acuerdes de mí, sepas que a mi lado estabas saltando de un acantilado y que mi adiós fue tu salvavidas.
Gracias por permanecer a mi lado todo este tiempo, por favor no dejes tener esa linda sonrisa, aunque estemos lejos la admiraré a través de mis sueños.
— Choi JongHo.
Sus dedos apretaron suavemente el papel delicado que tenía entre ellos, su mirada perdida intentaba buscar una explicación, como si esos segundos bastaran para hacerlo totalmente, le dolía mucho el pensar que jamás volvería a ver a la persona que fue causante de tantas sonrisas en una época solitaria de su vida, le dolía, dolía mucho, era un sentimiento pesado, a pesar de todo lo que había pasado, no quería alejarse, porque extrañaría en muchos ámbitos el tacto de JongHo, su voz, su manera de ser, su trato, su amistad.
Pero que cara dura, pedirle amistad a alguien que fue víctima de las falsas esperanzas que dió definitivamente no se oía como una buena idea, pero tenía esa desesperación a flor de piel, como cuando deseabas hacer algo pero simplemente no podías porque ya habías hecho suficiente daño. Si tan solo tuviera la oportunidad de tener frente a frente una vez más a JongHo, le diría que todo estaba bien, le brindaría un abrazo profundo y le sonreiría de manera dulce para poder ver esa linda sonrisa, tan característica del que fue su único mejor amigo, y finalmente dejar en el olvido las experiencias duras que vivieron juntos.
Creía que el error verdadero lo había cometido el cuando decidió forzarse a sentir algo, pero en ese lapso de tiempo no logró darse cuenta porque estaba tan lastimado que buscada en cada rincón la manera de tener consuelo en el ámbito sentimental, así que de la manera más dura aprendió que somos prisioneros de los pensamientos que no exploramos y de los sentimientos que no expresamos.
Tenía empatía, se imaginaba de cómo se había sentido JongHo todo ese tiempo así que decidió respetar las emociones de el, no importaba la distancia o sucesos, para el seguiría siendo su mejor amigo y no cabía duda de que siempre lo apoyaría cuando más lo necesite. No sabía si se trataba de resignación o madurez, pero hay cosas que simplemente no se deben discutir más y ya.
Abrazó la hoja de papel contra su pecho mientras sus lágrimas empezaban a mojar sus mejillas cual cataratas resentidas, cerró sus ojos, imaginando de que las letras en el papel eran los brazos de JongHo, la vez que lo abrazó fue cuando se besaron, ese día no se le pasó por la cabeza que sería la última de todas, estaba confiado de que todo estaría bien aunque las cosas se hayan hecho mal, y ahora estaba asumiendo los resultados de sus malos actos. Sentirse culpable no serviría, siempre creyó que la culpabilidad era un sentimiento mediocre, era mejor asumir, aceptar, y aprender, así que eso haría.
El producto de sus actos sin conciencia fue perder a JongHo, ahora estaba solo pero con una gran diferencia.
Levantó su mirada brillante cuando escuchó aquella voz llamar su nombre, una voz tan bonita que jamás se cansaría de escuchar pues gracias a eso se sentía más vivo, el instrumental inspirado en su vida quedaba de manera única con el tan preciado vocablo de MinGi, cada sonrisa, o la simple mirada radiante que podía emitir electricidad a través de la distancia, esa electricidad que corre por tu estómago y hombros cada vez que te enamoras, una sensación tan cosquilleante que de pronto podrías olvidarte de todo lo que pasaba por tu cabeza para contemplar en cámara lenta al amor de tu vida acercarse, justamente eso estaba sintiendo HongJoong cuando dobló con torpeza el papel en sus manos y lo guardó en su bolsillo, para después esbozar una dulce sonrisa expuesta tan solo para el Alfa de cabellos marrones pelirrojos.
Hay personas con las que conectas.
A las que miras a los ojos y saben que tenía que suceder,
que debían conocerse,
que debía ocurrir.
HongJoong no sabía si era el destino o una mera casualidad,
pero no concebía una vida en la que el no exista,
no concebía un mañana sin el.
El sol debilitado por las nubes del atardecer era una compañía muy agraciada, MinGi le pidió a su pequeño Omega reunirse un día como cualquier otro pero que pronto se convertiría en el prólogo de su nueva historia… Tomó entre sus manos las pequeñas contrarias para acunarlas de manera tierna a la misma vez que sus labios se unían con los belfos en forma de corazón del pelinegro, MinGi mantenía su mirada sonriente porque tenía algo importante que decir hoy, demasiado importante, había estado esperando hace muchísimo tiempo formalizar la pequeña relación que tenía con HongJoong, no necesitaban títulos, eso estaba más que claro, pero le emocionaba mucho saber que en algún momento de su vida podría presumir que Kim HongJoong era su novio.
— ¿Estabas llorando? — Preguntó observando los brillantes iris frente a sus ojos de manera detallada, suspirando suavemente mientras disfrutaba la preciosa vista del artístico y celestial color de HongJoong.
— Un poco, recibí la carta de un viejo amigo y eso me puso sentimental… — Murmuró, deslizando sus cálidas manos desde el abdomen del Alfa hasta los hombros fornidos que tenía. Era increíble la manera que MinGi aliviaba en cuestión de segundos su dolor emocional, fue así desde que enlazaron, los sentimientos en vez de disminuir crecieron, y la marca temporal que comenzaba a borrarse de la piel del menor pedía a gritos ser renovaba.
— Pronto podrás reencontrarte con tu amigo, eso tenlo por seguro. — Asintió suavemente, rodeando con sus brazos la esponjosa y adorable cintura del más bajo. — Vamos amor.
Siempre creyó que las confesiones y matrimonio estaban sobrevalorados, lo veía un acto común que las parejas se habían acostumbrado a hacer siendo que era totalmente innecesario, el compromiso aburría, solo quitaba tu libertad social; eso era lo que pensaba meses antes de conocer al que ahora era su Omega, sin embargo lo que tenía en mente era totalmente distinto.
Cualquier cosa que tenga que ver con HongJoong dejaba de ser una costumbre, el convertía las cosas ordinarias en extraordinarias, de esa manera se sentía cada vez más hechizado por la existencia tan fabulosa del pequeño pelinegro, se sentía pleno a su lado, así comprendió que los títulos pueden ser tontos ante la sociedad, pero las relaciones no se hacían para complacer a las personas exigentes que solo visualizan y critican, se hacían para complacer al dúo que la conformaba y también para dejar que la pareja le dé su propio significado, su propio sentimiento.
Ni siquiera tuvo que darle vueltas al asunto, apenas tuvo una idea de cómo podría pedirle noviazgo al Omega, puso en marcha su plan: lo llevaría a acampar. Hace unas semanas que visitaron una vez más el zoológico (ahora solo los dos) se dió cuenta de que a HongJoong le gustaba mucho lo que era la naturaleza, por como veía a los animales, lo maravillado que estaba cada vez que caminaban cerca de una área verde o también donde habitaba la flora más reconocida de Corea como plantas, flores preciosas y exóticas, cada vez que veía esa carita llena de felicidad le urgía tener una cámara en manos para fotografiar esos momentos. Así que se las ingenio para conseguir alquilar una pequeña cabaña en un campo con estanque, era como una chacra, pero demasiado bonita y estaba seguro de que todo eso le encantaría al menor.
También decoró todo por su propia cuenta, no fue difícil porque decidió hacerlo de manera sutil para que el decorado solo sea una compañía, ya que el momento romántico lo iban a crear ellos. Se aseguró de avisarle a YeoSang lo que planeaba para después evitar charlas extensas y para su gran alivio, el Omega castaño en vez de molestarse chilló de emoción al saber que por fin la parejita iba a formalizar un poco más, estaba demasiado emocionado con todo, realmente tuvo ganas de escribir en un papel lo que tenía planeado para recitar, pero se llevó una gran enseñanza cuando le pedía ayuda a su mejor amigo; SeongHwa.
Desde que su amistad con el moreno comenzó a desarrollarse, supo de inmediato de que ese alto amigo sería demasiado inteligente, culto y que sus enseñanzas serían lecciones de vida, no se equivocó. SeongHwa le dijo con la mirada brillosa como si estuviera recordando aquellos tiempos cuando estaba declarándose a YeoSang; "Cuando estés enamorado de alguien, no busques en libros de poesía las mejores frases conmovedoras, tampoco escribas en una hoja lo que vas a memorizar para decir. En ese momento solo di lo que sientes, lo que piensas, lo que te nazca, que las palabras fluyan con tan solo mirar el rostro de la persona que amas y que la poesía se realice mientras ustedes se respondan, los verdaderos sentimientos, esa es una declaración."
Y pudo confirmar todo eso cuando podía presenciar el perfecto ser que era HongJoong, su corazón palpitaba y las palabras cursis picaban sobre sus labios intentando ser pronunciadas, no necesitaba de ningún papel o discurso, solo necesitaba a su Omega para expresarse, MinGi amaba mucho a HongJoong, estaba claro.
Dentro de poco tiempo ya estaban en el lugar donde pasarían todo el fin de semana juntos, apenas bajaron del auto con las mochilas y bolsos, el pequeño pelinegro empezó a corretear por todo el lugar pleno en emoción, el césped estaba muy verde a la vez que bien cuidado, las flores de colores, plantitas, el ambiente tan refrescante y único de la naturaleza que podía simplemente quedarse para toda la vida en aquel lugar, se sentía demasiado contento por estar en un lugar bonito, bonito para pensar y pasar tiempo con el Alfa que amaba, pero fue más la emoción cuando ingresaron a la rústica cabaña que le daba un aspecto hogareño y calmado al lugar, el olor a madera con la admirable decoración de sus flores de nacimiento, se sentía mucho mejor ahora, muchísimo.
— Todo esto será nuestro por tres días precioso. — Dijo la voz de MinGi, quién apresó el cuerpo más gordito entre sus brazos para apapacharlo y mimarlo, escuchando los pequeños quejidos y risas de quién era su víctima.
— Estoy seguro que si es contigo la pasaré genial. — Murmuró con una dulce sonrisa pintada sobre sus labios, observando con más detalle el lindo lugar donde se iban a hospedar, era como un pequeño departamento unificado donde en el mismo piso que se encontraba la cama y sillones estaba la pequeña cocina, con un baño de paredes de cristal un poco más alejado para mantener la higiene y pudor, incluso con tan solo mirar el lindo lugar podía percibir que sería demasiado feliz estos días.
— Vamos a cenar afuera frente al estanque, ¿Si? Así que ve a ponerte algo con lo que te sientas más cómodo, yo iré sacando las cosas que trajimos.
Así que después de un par de besitos melosos se liberaron para hacer sus cosas, MinGi ordenó las maletas y bolsos con comida que ya habían elegido, como snacks, papitas, comida instantánea y más para preparar que tuvo que meter a la pequeña nevera para que puedan conservarse de manera correcta, no hizo mucho pues no habían tantas cosas por ordenar aparte de lo que comerían en la cena romántica donde se daría todo lo que planeaba, por eso en una canasta guardó todo como lo iban a decorar, una manta blanca grande y con suficiente espacio, dos velas rosadas, platitos, los paquetes de snacks que iba a comer, bebidas y una pequeña botella de vino con el que iban a brindar.
Pronto salieron de la pequeña cabaña tomados de la mano, HongJoong vestía unos shorts de tela muy frescos y bonitos, al mismo tiempo que su polera de color beige le daba un toque tranquilo, adorable. El pequeño Omega giraba su cabecita con curiosidad cada vez que miraba algo que le interesaba, el era muy risueño, otra cualidad que traía como un tontito enamorado a MinGi. Llegaron a la orilla del estanque donde a poquitos metros de distancia se ubicaron, primero la cobija que cubría el pasto verde y puntiagudo, después las dos velas cilíndricas en las esquinas de la base y lo demás. Ya estaba atardeciendo, pero aún así la luna brillaría para ellos.
— ¿Es una cena romántica? — Preguntó el menor que no podía dejar de sonreír, quitó sus zapatos para quedar descalzo y de esa manera gateo hasta quedar sentado entre las piernas del Alfa, mismo que lo recibió entre sus brazos para poder arrullarlo por detrás, de esa manera ambos quedaron pegaditos y juntitos, brindándose el calor corporal aliviante.
— Si, una cena romántica. — Respondió el Alfa, agarrando un bombón del pequeño plato hondo para llevarlo a la boca del pelinegro, dándole de comer con cariño.
— Me encanta estar contigo MinKy. Incluso si estuviéramos debajo de un puente con tu sola presencia me sentiría de lo más feliz. — Murmuró, girando su cabecita para poder besar la mejilla suave de su mayor.
Se sentía así, con el sonido del aire despeinar algunas hojas de los árboles, el movimiento del agua frente a ellos, las llamas de las velas temblar suavemente y con estar en los brazos de su Alfa podía vivir calmado, no necesitaba nada más, tan solo estar con las personas que quería.
— HongJoong… — Lo llamó, creía que ya era hora de comenzar, porque si se tardaba un poco más iba a explotar de nervios y emoción en ese mismo instante.
— ¿Hm? — Dijo mientras agarraba un par de esas esponjosas y dulces nubes, llevándolas a su boquita para comenzar a comer con sus mejillas llenitas.
— Me gustas mucho. — Susurró, sintiéndose tonto por decir algo que ambos ya sabían, pero aún así tuvo la necesidad de decirlo.
El menor sonrió, mirando de manera dulce al contrario para después recostarse en su hombro como un gatito en busca de mimos, frotando su cabecita de arriba hacia abajo. — Eso ya lo sé MinKy. — Susurró. — Tu también me gustas mucho.
— Hay algo que me está sucediendo… — Suspiró, deslizando sus manos hasta la pancita esponjosa alta acariciar esa zona con cariño. — Me gusta pensar que voy a verte.
— Ya me estás viendo Alfa. — Murmuró, llevando sus manos hasta las del mayor para posicionarlas sobre ellas, acariciando los delgados y largos dedos que tocaban su cuerpo.
— Es decir, no sé en qué lugar, ni en qué circunstancia, no sé si hoy o mañana, si en unos años o en otra vida, no sé si siendo niños, jóvenes o ancianos; en forma de otras personas, de agua y piedra, flor y tierra o lluvia y cielo. Solo pensar que voy a verte de algún modo, que en algún tiempo en que nuestros destinos coincidan nuevamente. Solo pienso en eso. Me gusta pensar que voy a verte. — Confesó mirando hacia un punto perdido del paisaje, cerrando suavemente sus ojos por la sensación de calma que se instaló en su pecho luego de haber sido sincero, todo eso sentía.
— Me pasa lo mismo. — HongJoong soltó un suspiro. — Cualquier cosa que esté relacionada contigo, me gusta. — Sonrió. — Incluso antes de que ambos nos confesemos, comprendí de que no puedo huir de lo que me aviva el corazón y detiene el tiempo. — Susurró cerrando sus ojitos mientras disfrutaba de esa preciosa cercanía de cuerpos. — Incluso puedo decir que no te merezco…
— Siento que te amo. Te amo demasiado, te amo con todo lo bueno que no ves y también con lo malo que dices que dices tener, HongJoong, no se trata de merecernos o no, sino de hacernos felices mutuamente. — Su agarre en la cintura se apretó un poco más, de esa manera abrazándolo fuertemente y con amor, hundiendo su nariz en las hebras negras de su pequeño para respirar ese delicioso aroma que tenía.
HongJoong suspiró en plenitud, en esos momento solo se dejó llevar por todo lo que sentía, no tenía ningún tipo de dudas, sus lobos destinados correteaban en sus pechos con furor gracias a que por fin los humanos estaban liberando todo el afecto que se tenían. — Yo no siento que te amo. — Balbuceó. — Yo nací amándote y siempre será así, te amo. — Su piel comenzó a tomar ese aspecto de gallina, sus vellos se levantaron con fuerza por la sensación tan asombrosa que sintió al decir esas palabras. Ya las había dicho antes, pero pronunciarlas para la persona que era el causante de sus días perfectos fue distinto, se sentía en la misma gloria.
— Cuando te conocí supe lo difícil que sería si surgía una relación, pero decidí arriesgarme, y creo que de eso se trata a la hora de amar… De conocer los riesgos y aún así tomarlos, y yo lo haré porque es contigo. — Sus labios viajaron a la mejilla esponjosa, dejando un beso sutil en esa zona. — Créeme que me harías muy feliz si aceptas ser parte de mi vida ahora como algo más, y también me encargaría de hacerte feliz.
— ¿A qué te refieres MinKy bonito? — Preguntó con un brillo fugaz en sus ojos, deseando de que sea todo lo que estaba imaginando porque incluso sin dudarlo el diría que si a todo.
— ¿Te gustaría ser mi novio? — Preguntó mordiendo su labio después de haber pronunciado esas palabras, dejando ahora un beso en el hombro del menor. — Quiero darle significado a esa palabra contigo, que ambos, con nuestros sentimientos y acciones le demos significado a todas las palabras que tengan que ver con nuestra relación. — Suspiró suavemente, viendo cómo ahora las velas hacían más presencia entre ellos pues ya había oscurecido, solo eran ellos dos ahí.
HongJoong se levantó de su lugar para darse media vuelta y quedar frente a frente de su querido ser amado, rodeando el cuello de MinGi con sus cortitos brazos y así comenzar a dejar una serie de pequeños besitos desde la mandíbula marcada y definida hasta los labios rosaditos que tenía el precioso Alfa. — Sabes que siempre te diría que si. — Dijo sonriendo con emoción. — Me encantaría ser tu novio y ahora que ya lo somos, daré todo de mi para que lo nuestro sea eterno, siempre.
Finalmente con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos unieron sus labios para sellar ese precioso momento con sus corazones rebasando de euforia, después de tanto lograron que sus almas se encuentren una vez más, porque ya habían nacido unidas.
Es por eso que el ayer es historia, el mañana es un misterio y el día de hoy un regalo, por eso se llama «presente».
Definitivamente el tiempo contesta tus preguntas o hace que ya no te importen las respuestas.
YeoSang tomó con ambas manos la taza de color lila para acercar el borde a sus labios y beber con cuidado el tibio líquido del lácteo, sonriendo suavemente por el sabor dulzón que sus pupilas gustativas captaron de inmediato, haciendo que de esa manera el ambiente que lo rodeaba se vuelva mucho más cómodo de lo que ya, tan hogareño como siempre. Dejó la taza sobre la pequeña mesa de la sala donde se encontraba para después soltar un suspiro con tranquilidad, su vista viajó al techo de manera perdida y se quedó ahí, observando la pintura blanquecina iluminada por el bombillo radiante de la habitación.
Pensando en todo lo que había sucedido en su vida, mirándolo desde el ahora, podía decir que todo hubiera sido sencillo si tan solo cuidaría más de su salud mental, pero nunca fue así de simple, todo se convirtió en un proceso de recuperación y aunque fue largo, lo disfrutó, definitivamente ver cómo su vida progresaba con prosperidad era siempre una motivación más para su futuro. Realmente no tenía ganas de pensar, pensar muchas veces era cansado pues aunque tú no desees hacerlo, tu mente te sigue imponiendo los recuerdos de ello que tanto te marcó.
No quería pensar, no porque se pondría triste, sino porque ya lo había pensado muchas veces y al final siempre llegaba a la misma conclusión; acostumbrarse es otra forma de morir. Simplemente se iba a enfocar en su presente y futuro, aunque tenga que llorar, aunque tenga que sonreír, el seguiría pensando en su futuro y si en algún momento volvía a recordar de sus tiempos pasados… Sonreiría y diría; "A pasado tanto tiempo de esa vez…" Para así repetir en su mente la increíble enseñanza de vida que tuvo.
"Amarse a uno mismo es más difícil que amar a otros." Hay un tipo de tristeza que no te hace llorar. Es como una pena que te vacía por dentro y te deja pensando en todo y en nada a la vez, como si ya no fueras tú, como si una parte de tu alma se hubiera perdido. YeoSang experimentó cada emoción negativa que con el paso de los años fue robándose parte de su razón, sentir, de su salud… En un instante creyó que salió de todo eso por un acto de suerte al aire que cayó en el, pero después de analizar y tomarse el tiempo de escucharse a si mismo, se dió cuenta de que nunca fue cosa del destino, fue cosa de su dedicación y esfuerzo, porque si nunca hubiera tenido a las personas que lo rodeaban para ayudarlo junto a sus ganas de salvar su propia mente, jamás hubiese salido de ese hoyo tan profundo que se lo comía vivo.
Ahora que miraba el techo de manera perdida con una sonrisa calmada en sus labios, recordó, verdaderamente SeongHwa fue un factor que marcó diferencia en su antes y después, ni siquiera debería de simplemente llamarlo "factor" porque el merecía un nombre más grande y especial…
SeongHwa era una persona especial, porque cuando YeoSang se encontraba en sus más profundas tristezas dejó de creer en las personas especiales, creyó que no existían porque al final, en algún momento, todas te harían un tipo de daño, sea mayor o menor, lo harían igual.
Pero si existían, aparecen de la nada, son aquellas que saben ganarse la confianza rápido y de forma inesperada, de pronto un día llegan a tu vida y empiezan a hablar de todo, de experiencias, de heridas, de tristezas y de alegrías.
Cuando te das cuenta, no recuerdas como era tu vida antes de que las conocieras, así son las personas especiales. Porque allí están, llegan a tu universo para darte un aire más liviano, para brindarte su cariño, su mano y para elevar la energía juntos. Llegan para abrazarte y muchas veces para quedarse…
Y la mejor sensación era de que cada vez que reía con su novio, a mitad de la risa darse cuenta de lo mucho que disfrutaba estar a su lado.
— Aún no salen los resultados pero soy un tonto por hacerme la prueba cuando ni si quiera tengo síntomas. — Murmuró mirando sus manos que sostenían aquellos tres tubos dados vuelta.
— Ay mi amor. — SeongHwa soltó un suspiro, rodeando con sus brazos el cuerpo de su amor para poder arrullarlo. — No digas eso, si sale positivo celebraremos mucho, y si no sale como deseamos, seguiremos intentando, ¿Si? — Aseguró dando besos en los labios del menor.
Después de eso ninguno dijo nada, tal como aquella primera vez que YeoSang se hizo la prueba y salió negativo, se quedaron en un silencio sepulcral donde en sus mentes contaban cada segundo, cada minuto, fundidos en sus pensamientos e imaginaciones donde se veían los dos juntos con un bebé en brazos, de verdad anhelaban poder tener un nuevo integrante en la pequeña familia que eran, estaban seguros de lo que querían, lo estuvieron deseando desde hace mucho, sus lobos habían nacido para estar juntos y sus almas unidas, ya ni si quiera cabía duda de que pasarían el resto de sus vidas unidos, siendo uno solo…
El castaño se levantó de la cama para dejar aquellas pruebas sobre el colchón, boca abajo para no revelar aún los resultados, si antes estaba nervioso ahora sentía que tendría un ataque, sus manitos estaban cada vez más temblorosas y una vez terminó de colocar las pruebas con cuidado de no ver nada, llevó su vista a SeongHwa. — Ya pasaron los quince minutos… — Susurró.
— Sea cual sea el resultado, no quiero que estemos tristes, ¿Si? Recuerda que tenemos mucho tiempo para seguir intentándolo.
— Intentaré.
Podía escuchar su corazón latir con fuerza y retumbar en sus oídos, incluso antes de poder ver los resultados su nariz picaba con fuerza y sus ojitos tenían una gruesa capa de lágrimas acumuladas, hasta que de pronto, las pruebas fueron dadas vuelta, mostrando el resultado final ante ellos, lobos ansiosos.
YeoSang entendió mientras ahogaba sus fuertes sollozos en el pecho de SeongHwa, que es más dolorosa la lágrima que rebasa por el alma que la lágrima mojando la mejilla, junto que el tiempo te enseña de reírte de la tristeza y llorar de felicidad.
En su cabeza se había grabado la imagen de una prueba de embarazo con dos rayitas pintadas, pues era lo que deseó por tanto tiempo y cada vez de que el test salía negativo, sus esperanzas se marchitan de poco a poco, tan lenta y dolorosamente que esa imagen en vez de borrarse hacía más presencia en el, anhelaba tanto estar en cinta, tanto…
— Salió positivo mi amor…
Acostumbrarse es otra forma de morir
Porque al final acabas entendiendo que esperar algo es como callarse. Porque a veces hay personas a las que no llegan trenes y uno tiene que ir andando, soportar la distancia recorrida sin quejarse de ello. Porque al final la soledad solo es un prólogo que dura hasta que dejamos de cerrar la puerta con la intención de que alguna persona se atreva a llamar. Porque casi siempre hay gente que se queda en el umbral con el miedo impiéndoles acercarse del todo. Y uno entiende que la vida también sigue sin nadie, y que después de la neblina el sol brilla, y que el cielo después de la tormenta vuelve a vestirse de azul bonito, aunque nos sintamos tristes.
Que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos cuando no nos importa salvarnos, o al menos, intentarlo.
Que de nada sirve amar las cicatrices de otros si no vamos amar las nuestras, o que de nada sirve pedir que nos acepten si no nos aceptamos a nosotros mismos. Porque las personas son más de lo que dicen, y lo que callan hay que aprender a escucharlo con el tiempo. Y con el tiempo uno aprende que acostumbrarse es otra forma de morir, que hasta lo sano resulta dañino si no aceptamos que hasta lo bueno termina.
El error más grande del mundo es cometer un error y no ver lo cerca que estamos del acierto. Se vive sintiendo, no hay otra forma, y YeoSang se dio cuenta cuando vivir se le volvió cuesta arriba y subir se le hizo más difícil, y por eso amará lo máximo posible ya que pensar que no tenga un cuerpo al que mirar cada mañana, una boca que vestir con cada beso y una mano con la que encajar con la suya, no le gustaba. Acostumbrarse a lo que ya tienes y esperar lo demás es otra forma de morir sentado, porque nada viene de la nada, tú llegas a ello y encuentras tú manera de ser feliz.
Por eso deslizó sus manos sobre su vientre cubierto por la tela de lana de su cafarena y se acarició con amor, con cariño, tanto que su corazón vibró con fuerza cuando una vez más recordó que un tesoro crecía en su interior.
Hoy cumplía un mes de embarazo, un mes desde que todo había cambiado y para bien, donde a partir de ese día solo lloraba de felicidad y sus mejillas se entumecen de tanto sonreír, rebasaba de amor, vivía plenamente al lado de su Alfa y sobre todo consigo mismo, cada vez que se miraba al espejo sus labios se curvaban al ver el reflejo de su rostro, se sentía tan vivo y lindo, no solo por como era su aspecto físico, si no por lo que podía ver a través de sus ojos. El es hermosamente perfecto.
Pronto tendría una enorme barriga, pronto sentiría pataditas dentro de él, pronto podría saber el sexo de su bebé, pronto… Ansiaba que esa palabra desaparezca para que todo se convierta en realidad de una vez, porque estaba realmente emocionado con todo, sin embargo quitó esos pensamientos de su cabeza y se dedicó a disfrutar cada día, segundo, hora, cada pequeño momento que iba creciendo la criatura dentro suyo, era realmente extraordinario. Cada vez que se ponía a meditar le daban ganas de llorar por la felicidad, saber que que estaba creando vida y un pequeño ser crecía en su vientre lo hacía estar en una nube de felicidad pura, estaba muy feliz.
Cuando escuchó el sonido de la puerta ser abierta, levantó su mirada con una pequeña sonrisa, visualizando a SeongHwa con un traje de azul marino, característico de su trabajo en la empresa, incluso si ya lo había visto miles de veces con la misma ropa, seguiría pensando de que su novio se veía de lo más hermoso y guapo así, se levantó del sillón para caminar a un paso calmado hacia el cuerpo más alto y recibirlo con un pequeño beso en los labios, sus manos viajaron desde el pecho hasta el cabello marrón oscuro, tan suave y liso que sus dedos resbalaban de ellos cuando intentaba enredarlos, acarició con amor el cuero cabelludo y finalmente habló.
— Te extrañé mucho hoy. — Susurró dejando otro pequeño beso, esta vez en la barbilla de su mayor.
— Ya estoy aquí, ¿Dónde están tus maletas y las de HongJoong?
— Oh, están acá. — Señaló con sus dedos la gran cantidad de maletas que habían al lado del sillón, de varios tamaños, se tardarían mucho en guardar eso en el auto pero valdría totalmente la pena. — Vamos a guardarlas.
— Recuerda que no puedes cargar peso, así que tú solo lleva los bolsos, ¿Si?
Unieron nuevamente sus labios para después separarse y comenzar a trasladar las cosas al auto de afuera, HongJoong se les unió en unos minutos, de esa manera ya estaban todas sus pertenencias en la cajuela y asientos del vehículo. YeoSang aprovechó que le faltaba sacar un bolso para echar un último vistazo al que fue su hogar en un largo tiempo de su vida, las paredes aún tenían sus recuerdos impregnados, los sillones los momentos que estuvo sentado tomado de la mano con el amor de su vida, su habitación fue testigo de sus múltiples lágrimas y la pequeña cocina guardaba en un álbum de recuerdos la vez donde dio su primer beso. A pesar de que lo estaba dejando ahora seguiría feliz de haber vivido tanto tiempo en esa casa, una casa pequeña pero grande cuando entrabas y conocías a los habitantes.
Cuándo quedó en cinta comenzó a pensar en el futuro de su embarazo y el de su familia, vivir separado de su Alfa no sería para nada bueno mucho menos ahora que tenían un doble lazo, el espacio sería muy pequeño cuando el bebé nazca, además la zona donde vivía era algo lejana, así que decidieron buscar en un centro de hogares las opciones de casas que habían para poder comprar, escogieron una casa muy bonita, no era demasiado enorme pero tampoco una pequeña, contaba con tres habitaciones y una de invitados, un precioso jardín con patio, sala de estar demasiado cómoda, cochera, y una cocina muy linda.
Estaba emocionado por llegar a su nuevo hogar, aunque un poco nostálgico por despedirse del primero, extrañaría mucho su casita pero era hora de irse, no con malos recuerdos, sino con bonitos. Sintió unos brazos rodear su cintura y las manos posarse en su vientre, no le tomó mucho tiempo reconocer de quién se trataba así que sonrió suavemente, recostando su cabecita con confianza en el hombro del más alto mientras que sus manos se posaban sobre las otras, de esa manera acariciando en círculos.
— Sé que extrañarás este lugar, pero ahora tendremos más tiempo para construir nuevos recuerdos en el otro, ahora juntos como una preciosa familia.
— Eso lo sé amor, pero aún así me causa algo de tristeza dejarlo… — Suspiró. — Vamos, nuestra casita nos espera, por fin viviremos juntitos, hm. — Se dió la vuelta mientras sonreía y se acercó para dejar un par de besos en los hoyuelos del Alfa, seguidamente tomó su mano y lo guió a la salida.
Ambos subieron al auto pues HongJoong ya los estaba esperando ahí, y sin más que decir partieron en dirección al nuevo lugar. La casa quedaba en zona céntrica, ya habían llevado casi todas las cosas pero las que no eran necesarias las dejaron para los próximos dueños de la anterior casa, incluso SeongHwa tuvo que dejar un par de cosas en su departamento que no utilizaría, poco a poco la nueva casa iría tomando más forma con cada cosa nueva que vayan comprando, eso era lo mejor de todo, pero por mientras vivirían con las cosas que ya tenían.
HongJoong viviría con ellos hasta que termine sus estudios superiores y después de eso lo dejarían ir ya que aún estaba bajo el cuidado de YeoSang, pero incluso si no fuera así, jamás lo dejarían solito.
— Lo mejor de todo esto es que donde viviremos queda cerca de la casa de MinKy, podré hacer pijamadas con el y visitarlo todos los días.
— Pequeño travieso, recién vas a cumplir un mes con el y ya estás pensando en irte a vivir a su casa. — Dijo SeongHwa con una sonrisa, haciendo reír a los demás mientras conducía y en ratos miraba a su Omega para lanzarle besitos.
— Un mes es muchísimo, yo creo que ya es hora de conocer a su hermano. — Bromeó una vez más, había visto un par de veces a Jung YunHo por publicaciones, ya que de vez en cuando su novio subía a las redes sociales fotos con él, era muy bonito, sus facciones eran bastante similares a las de MinGi.
— YunHo está de la misma manera que tú, MinGi me dijo que está comenzando a salir con un Alfa casi de su edad. — Comentó. — Así que ya tendrás de que hablar con él, noviazgos adolescentes.
— Aunque el noviazgo de HongJoong no es tan adolescente que digamos… — Ahora dijo YeoSang, recordando que el novio de HongJoong era muchos años mayor.
— No empiecen, ya dije que MinKy no es mi sugar Daddy.
Y así entre pequeñas risas y bromas que solo ellos entendían, por fin llegaron a la nueva casa. YeoSang llevó su mirada a las afueras para observar con detalle lo bonita que era a unos metros de lejanía, tenía grandes ventanales en la parte delantera, la puerta de acacia le hacía ver tan elegante y linda al igual que el pequeño camino de piedras que daba en el inicio, definitivamente este sería un nuevo comienzo de todo y estaba feliz de ello, finalmente vivirían como una preciosa familia en la espera de su nuevo cachorro.
Bajaron juntos de a poco las cosas, dejando las maletas en la entrada hasta que pronto todo ya estaba abajo y tan solo les quedaba abrir. YeoSang suspiró con tranquilidad y plenitud, sacando la llave con un pequeño llavero colgando, la encajó en la cerradura para después girar el metal, sonriendo al escuchar el característico "click" de algo que se abría. Fue el primero en ingresar y respirar el aroma vacío que emitía el gran lugar, que pronto sería rellenado por los aromas de ellos.
Habían muebles presentes cubiertos con plásticos que tenían que retirar para poder usarlos y estrenarlos ya que eran nuevos, habían muchas cosas por usar, realmente sentía que estaba viviendo un sueño y eso no le gustaba, porque todo era realidad, todo estaba siendo tan fantástico que era difícil de creer, pero estaba siendo real, amaba eso. Tomaría sus experiencias para saber que era lo que no y lo que si debía de hacer, de esa manera plasmaría felicidad, amor y unión para que el nuevo hogar esté lleno de emociones positivas, era una promesa, una nueva promesa.
— Esto es precioso…
— ¿Te gusta?
— Me encanta SeongHwa. — Dijo con una gran sonrisa, dándose media vuelta para encarar al Alfa y así poder acercarse a dejar muchos besos en los labios que se convirtieron en su dulce favorito.
— Y eso que aún nos faltan muchas cosas por ver, hm. — Murmuró entre besos, viendo de reojo que el pequeño HongJoong miraba todo con asombro y se iba a investigar cómo un gato curioso, así que aprovechó que se quedarían un lapso de tiempo solitos. — Y esta casa es solo tuya.
— Es nuestra, viviremos por muchos años aquí y estoy más que seguro que todos esos años serán demasiado felices para ambos. — Susurró sonriendo, dando un beso más en los labios de su precioso Alfa intentando demostrarle lo mucho que lo amaba.
— Quiero darte algo. — Avisó separándose un poquito, sacando del bolsillo de su saco una pequeña caja alargada de terciopelo rosa palo, sosteniéndolo con sus manos de manera delicada. — Hoy cumples un mes de embarazo amor, y créeme que aún no puedo creer todo lo que está pasando porque es un sueño hecho realidad para los dos. — Habló. — Y créeme que esta realidad la sabremos disfrutar muy bien, todos juntos, con nuestro bebé seremos felices. Así que hice esto para que podamos guardarlo como un lindo recuerdo. — Con sus largos dedos acarició la linda cubierta de la caja y seguidamente se la tendió a YeoSang.
El castaño tomó el objeto con la misma delicadeza pues incluso sin saber que había dentro su intuición le decía que era frágil, al mismo tiempo observó cómo SeongHwa se ponía en cuclillas para levantar parte de su cafarena, dejando expuesto su vientre aún planito pues apenas llevaba un mes, pero aún así el moreno comenzó a repartir un camino de besos melosos en círculos por toda esa zona. El sentimiento invadió totalmente a YeoSang y sus ojos comenzaron a cristalizarse, había anhelado tanto tener una escena como esta, con su novio besando su vientre sabiéndose que había un pequeño creciendo poco a poco, sus emociones estaban tan en alto que incluso no sabía cómo reconocerlas o describirlas, estaba simplemente feliz.
Mientras sus ojitos lagrimeaban en silencio abrió poco a poco aquella caja, notando como una prueba de embarazo descansaba ahí, era su prueba, cuando dio positivo. SeongHwa la había guardado para tenerlo de recuerdo y también para conservarlo por muchos años donde cada vez que abra la cajita rosa, los recuerdos de ese día revivan a flor de piel de una manera única, estaba tan feliz, la situación lo tenía sensible y con su embarazo estaba mucho más sentimental, pero realmente eso no le importaba, tan solo cerró la caja para pegarla a su pecho en un abrazo realmente profundo, mordiendo suavemente su labio pues sus sollozos ahora eran más audibles.
— Te amo tanto… — Murmuró el castaño, viendo como su novio se levantaba y lo tomaba entre sus brazos a manera de consuelo, consuelo que no dudó en recibir.
— Yo te amo a ti, me he enamorado de cada cosa tuya, cada sonrisa, lágrima, grito, realmente eres lo único que necesito para ser feliz YeoSang… A ti y a nuestro hijo.
— Nuestro hijo…
— Que bien suena, ¿No? — Susurró pasando sus pulgares por las mejillas del más pequeño y de esa manera limpió las lágrimas de los pómulos sonrojados, sellando con un beso tierno en ellos.
— Eres mi todo, te amo tanto mi amor…
Ambos esbozaron una sonrisa, así que YeoSang rodeó con sus brazos los hombros de SeongHwa, de esa manera se acercan lentamente con los iris de sus ojos brillando cada vez más fuerte. Lo que sentían era como el agua purificada, tan transparente y sincero que a través de sus ojos podían reflejarse como sus tesoros, y demostrarse que incluso si fueran polvo, seguirían amándose de la misma manera como ahora lo hacían…
Y nunca será un contratiempo. Porque el tiempo solo se acaba cuando la vida termina y hasta ese momento, siempre existe una posibilidad para todo.
Pero miro hacia atrás… La verdad es que no solo quería ser el mejor, quería consolarte, quería acabar con tu tristeza y con tu dolor.
«FIN».
Ay, espero les haya gustado tanto como a mí, yo soy un mar de lágrimas otra vez, disfrútenlo y vayan a darle amor a la escritora del libro se lo merece y mucho. 💗🤧
Aún nos falta el Epilogo lo subiré entre hoy y mañana o, en una semana.
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