treinta y tres

Tras oír esas cortas palabras, Sasuke dejo caer su celular y se levanto lo más rápido que pudo y corrió fuera de la oficina, pensaba y quería creer que ella si estaba en su casa. Pero una parte de él le estaba haciendo pensar que su madre le había mentido, y eso le estaba doliendo demasiado. Pero borro rápidamente esos pensamientos, lo importante ahora era salvar a Hinata de ese bastardo.

Corrió a más no poder, hasta llegar a su casa. Entró como solía hacerlo cuando llegaba tarde a casa, por la parte trasera. Porque si Mikoto le había mentido, eso sólo podía significar que ella no le abriría la puerta. Así que entro, y busco el maldito escondite.

Sabía que Fugaku tenía uno, todos los Uchiha tenían uno, lo malo era que Sasuke no sabía en donde se encontraba, lo más obvio era en el sótano. Así que fue corriendo hacía la puerta que daba hacia aquél lugar, al estar ahí no encontró nada, absolutamente nada.

—¡La puta mierda! ¡¿Dónde te escondes maldito viejo?!—su paciencia ya estaba en los límites.

Se quedó ahí, por si encontraba alguna puerta secreta o algo que lo llevara hacía Hinata, pero no había rastro de ni una mierda. Subió nuevamente a la casa, hasta que recordó que tenían otro lugar secreto, estaba en el jardín. Así que corrió para allá, y abrió la maldita puerta. Y por un demonio, quería golpearse, no había nada. Pero aquí si había indicios de que había pasado algo. Muchas cosas estaban en el piso, algunas cosas rotas, así que lo encontró. Una puerta en el piso, la abrió y entró. Camino por un largo tiempo hasta que...

—¡S-Sasuke-Kun si vendrá a salvarme!— Esa era Hinata, su Hinata, era ella — ¡S-Sasuke-Kun, por favor!

—Cariño, puedes dejar de decirle esas cosas a la niña, por favor.— Esa era... La voz de su madre.

—¿Qué? ¿En serio piensas que mi hijo vendrá por ti? ¡Ni siquiera te quiere! No eres más que un desperdicio para él.

—¡Cariño!

Y Sasuke ya no pudo esperar más, Hinata estaba sufriendo demasiado ya, así que entro, los guardias no lo dejaron pasar por lo que llamó la atención de su padre.

—Se nota que no me conoces en lo más mínimo.— rió.

—Sabes que si, odias a esta chica.— rió su padre ahora.

—Lo hacía, pero ya no.— Mikoto se sorprendió. Miro a través de los guardias y pudo ver por fin a Hinata. Ella estaba con vida, eso lo había aliviado demasiado, pero... Su rostro, su cuerpo, ¡Maldición!— ¡¿Pero qué mierda?!— se salió del agarre de los mayores y corrió a dónde estaba Hinata. Fugaku lo detuvo.

—¡S-Sasuke-Kun, si viniste!— Hinata le sonrió y comenzó a llorar aún más, pero de alegría.

Eso destruyó a Sasuke por completo, verla así, toda golpeada, casi apunto de morir... Quería matar a su padre ahora más que nunca.

—Hijo, esto tenía que pasar. Lo sabes, lo sabías y nunca se lo dijiste. Sabías que ella moriría si se escapaba, si huía. Porque eso no entraba en el trato. Entonces si ella lo hacía sería el fin del contrato y tendría que pagar a como de lugar.— lo miro seriamente — tú la mataste.

Eso destruyó aún más a Sasuke, en parte era cierto, porque no la había detenido pero por otra parte no. ¡Porque él se lo había dicho! No todo, pero si la mayoría, lo que importaba. Pero Hinata no lo había escuchado.

—Ella no huyó. Yo la deje ir.— Hinata se sorprendió y Mikoto aún más.

—Gran error, hijo mío. Ahora tendrás que aceptar su muerte.

—¡El trato se rompió, pero por mi culpa!— lo miró— ¡Así que ten mi jodida vida y regresasela a ella!

—¡Sasuke, no!— Dijo Mikoto ahora llorando.

Fugaku comenzó a reír fuertemente.

—Así que... Finalmente mi hijo creció y dejo de pensar solo en el mismo.— rió nuevamente — que gran chiste. Sasuke, eres muy cómico hijo mío. Das tu vida por la de ella, jaja.

—Su vida vale más que la mía y la de todos ustedes, malditas basuras.— Mikoto lo miró — incluída la tuya, mamá.

Mikoto siguió llorando pero ahora con mucho dolor. Le había mentido a su hijo y ahora él la odiaba por eso, y todo había pasado en un par de horas y solo por una persona... Mierda.

—S-Sasuke-Kun...

Sasuke se soltó del agarré de su padre y fue a donde Hinata, la abrazó como nunca antes lo había hecho, Hinata se quejo un poco por el dolor, pero intento corresponderle al abrazo solo con su cabeza, ya que sus brazos estaban amarrados, le sonrió. Ambos se sonrieron y Sasuke beso su frente.

—Tranquila, todo estará bien desde ahora.— la desamarró y Hinata lo abrazo con la poca fuerza que le quedaba.

—G-gracias, S-Sasuke-Kun.

—Tendrás que ser fuerte de ahora en adelante, ¿Esta bien, tonta?— le sonrió — Deja libre a Hinata. Ella no tiene la culpa de nada, yo pagaré por su estúpida familia.

—¡Sasuke, no!

—Dejalo, cariño. Eso demuestra que tu hijo creció lo suficiente, ya es todo un hombre. Que olvida que esa maldita familia mato a su hermano mayor, y todo por una maldita bastarda.

—No olvide que esos bastardos mataron a mi hermano. Y jamás lo olvidaré — A Hinata le dolió eso— pero esta chica, Hinata, no tiene nada que ver con eso. Ella no mato a mi hermano, su único error es ser de esa asquerosa familia, pero nada más. Yo la quiero, papá. La aprendí a querer, y se que no es lo mismo pero, ella me ayudo a llenar el maldito vacío que dejo Itachi cuando se fue. Ya es hora de que tu madures y te des cuenta que Itachi ya no está, y matar a Hinata o al clan Hyuga no lo devolverá a la vida.— Miro a su mamá — perdiste a tu hijo mayor, y ahora perderás al menor. Aprenderás a vivir con eso, yo lo sé. Creo en ti mamá.

—Muy bien, tienes razón. Nada me devolverá a mi hijo... Ni siquiera tu puedes sustituirlo, no le llegas ni a los talones. Que desperdicio. Pero acepto— Mikoto miro a su esposo ahora— Tu vida por la de esa bastarda, tú matarás a todos los del clan Hyuga, sin ninguna ayuda. Es todo, cuando lo hagas entonces quedaran libres, ambos.

—¡Fugaku, mi hijo no es un asesino. Él no hará eso!

—Lo sé cariño, sólo era una broma. Nosotros lo haremos, la deuda de esa chica ya expiró, así que ahora pagaran los verdaderos culpables del asesinato de mi hijo.

—¿Qué, me estas jodiendo?

—No, Sasuke. Quedan libres. No le haría daño a mi hijo, Mikoto no me lo perdonaría.

Sasuke miro a Hinata quien lo tenía agarrado de la mano, apretándolo.

—¿Qué sucede, Hinata?

—N-nada...

—Chica, tu familia morirá, ¿podrás cargar con la culpa?

Hinata no respondió.

—Dejala en paz. Esa gente ya no es su familia.— Seseñaló — porque ahora yo soy su nueva familia.

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