treinta y siete
Hinata se quedo perpleja por varios minutos a lo que Sasuke no la interrumpió. ¿Había escuchado bien? Se preguntó Hinata, por supuesto que había escuchado bien, osea Sasuke se lo había repetido dos veces, dos. No podía ser una broma tampoco, se lo dijo tan seriamente que, le aterró estar un minuto más en su mente.
—¿Por qué? ¿Por qué justo ahora, p-por qué? ¿Por qué?— repetía una y otra vez.
Sasuke se levantó de sus piernas y la abrazo, sacándola de su trance.
—Hinata, tranquila. Tranquilizate.
Hinata lloró desgarradamente en el hombro de Sasuke, no sentía más que dolor en este momento, ahora más que nunca quería que Sasuke retirara lo dicho y le dijera que solo era una pésima broma. Pero nada de eso paso en los siguientes largos minutos, solo era ella llorando y Sasuke abrazándola.
—Sé que esto están de repente, y que te sientes aterrada y no entiendes una mierda del por qué te dije todo esto. Pero, Hinata... Ahora más que nunca, no quiero ver tu cara, no quiero ver tu sonrisa ni quiero oír tu maldita y hermosa voz. Es una tortura horrible, no quiero sentir esto.
Hinata no dijo nada hasta que, lo miró.
—¿E-es algo que tu padre hizo, no es así?
Sasuke quedo paralizado. ¿Cómo ella... Se dio cuenta? ¿Tan bien lo conocía? Osea, ¿Qué?
—¿Por qué dices eso?
—P-porque es obvio, llegaste de esa reunión misteriosa y supuse que sería con tu padre, no podía ser alguien más. Dime, ¿Él... Ya lo hizo?
—¿Qué cosa?— sus ojos se agrandaron y no quería mirar a Hinata, pero ella lo miraba tan penetradamente. Se había dado cuenta por si sola, joder.
—No quiero decirlo Sasuke-Kun, p-pero tu sabes a lo que me refiero... y si esa es la razón del por qué te quieres morir justo ahora, y-yo, lo entiendo. Créeme que lo entiendo.
—No es sólo esa razón. Hay muchas cosas más, pero esta es la peor.
Él no lo negó, Hinata sintió fuertes punzadas en su corazón, entonces... ¿Ya habían encontrado a los culpables y ya pagaron? Era sólo eso, ¿Verdad?
—Sasuke-Kun, n-no te debes sentir mal por unos asesinos. Ya pagaron p-por lo que hicieron, ya esta todo bien. N-no te sientas mal por ello... ¿Quiénes fueron?
Sasuke ya no podía seguir escuchándola, ella pensaba que solo habían matado a esos dos bastardos ¡Pero no maldita sea! ¡Su padre asesinó a todos y cada uno de esa familia! No podía dejar que Hinata pensará en eso, pero por ahora era lo único que quería que supiera.
Además, su padre sólo había matado a uno de esos dos malditos, entre todo el cementerio de los Hyuga no se encontraba el cuerpo del que era el novio de su hermano mayor, pero él no había dicho nada. Maldición, todo esto era una maldita mierda.
—Hinata, yo quiero estar sólo.— se levantó del sillón y se fue a su habitación. Hinata lo siguió.
—¡N-no puedes dejar nuestra conversación, Sasuke-Kun!
—Si puedo y quiero hacerlo, ve a tu habitación o dónde quieras estar pero a mí déjame sólo y no pienses en mierdas, ¿Esta bien? Por favor Hinata.
—¡Pero Sasuke-Kun!
—Hinata, por favor.— La miro con esos ojos que Hinata odiaba, los ojos del Sasuke que estaba roto, el que sólo quería llorar y dormir, Hinata odiaba esa mirada, así que se fue. Dejándolo sólo tal y como él quería, se fue a su habitación y se encerró en ella, se fue a su cama y ahí continuó llorando.
Ya no podía ayudar a Sasuke, porque ya no sabía cómo, él se sentía culpable por las muertes de sus familiares y esta bien, tiene porque estarlo pero después de todo esos chicos habían matado al hermano mayor de Sasuke, ¿Entonces por qué se sentía tan culpable? Tal vez había algo mucho más grande, pero él jamás se lo diría... Sasuke le dijo que quería morir por muchas cosas más pero que esta era la peor. ¿Qué tan grande era esta razón? Mierda, su cabeza le había comenzado a dolor demasiado, sus ojos le dolían por tanto llorar, ya no quería más... Quería que el tiempo se detuviera, sólo quería ser ella y Sasuke, nadie más, y que la tristeza y frustración, la culpa, se fueran para siempre... ¿Por qué todo esto debía ser tan difícil?
—¡Ya basta!— grito apenas— y-yo ya no puedo más. Sasuke-Kun, te necesito... No me abandones por favor.
...
Sasuke ya estaba decidido, lo haría en esa misma semana, pero antes debía compensar a Hinata por todo lo malo que él y su familia le habían hecho, necesitaba hacerla feliz estos últimos días, también necesitaba saber que ella estaría bien sin él. Debía dejarle dinero, y buenos recuerdos con él antes de irse para siempre. Se lo debía, le debía el mundo entero a Hinata. Pero el no pensó que Hinata sólo lo necesitaba a él para ser feliz. Era lo único que le quedaba, y no quería perderlo.
Esta semana sería la última y apenas estaban a día Miércoles... Debía ser la mejor semana de su vida, si bien, toda su vida fue miserable porque él lo había querido así, ahora necesitaba y anhelaba que esta semana fuera la mejor de su vida, y demostrarle a Hinata cuanto la amaba, y que ella estaría bien sin él.
Así que se levanto, se dio un baño, lavo sus dientes y fue a preparar el desayuno, para llevárselo a Hinata a su cama. Si bien no sabía como ser feliz, ni mucho menos ser alguien bueno, debía intentarlo.
Cuando ya tenía todo listo subió hasta la habitación de su esposa y abrió lentamente la puerta, y ahí estaba ella, dormida con los ojos muy hinchados de tanto llorar, toda destapada y al borde de caerse de la cama. Rió por la forma en la que Hinata dormía y habló.
—Despierta cariño, ya salió el sol, muy brillante pero no más que tú.— sonrió por lo estúpido que había sonado.
Hinata lo escuchó y despertó de inmediato.
—¡Sasuke-Kun!
Se levanto para abrazarlo, por lo que Sasuke ya había sido más rápido y había dejado la bandeja en el mueble. Le extendió sus brazos a Hinata y ella lo abrazo fuertemente, y él correspondió cariñosamente.
—Hey, tranquila. Estoy aquí.
—S-Sasuke-Kun, te extrañe tanto — comenzó a llorar.
—Hey, cariño, no llores ahora. Es una grandiosa mañana y nos merecemos estar felices todo el maldito día— le sonrió.
Hinata no le respondió y le sonrió. Sasuke olió su piel, siempre olía bien, su piel tenía un olor tan delicado y tierno, que extrañaría tanto esos abrazos...
—¿Sasuke-Kun, e-en verdad eres tu?— Hinata miro la bandeja que contenía la comida.
—Si, soy yo.— rió
—Mm, ¡Esta bien!— le sonrió para volver a abrazarlo.
Justo ahora, el pecho de Hinata se acomodaba tan bien al de él, que Sasuke recién lo había notado, no sabía cuanto amaba los abrazos de Hinata, hasta ahora.
Mierda, la extrañaría demasiado...
Pero, no era tiempo de arrepentirse, la decisión ya estaba tomada.
O tal vez...
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