Cincuenta y seis

Los días pasaban lentamente, pero no era así, todo era tan rápido que prefería ignorarlo. Los días en esa casa en donde solo se encontraba ella y sus hijos, sin su querido... Esposo, se sentía realmente harta y agotada. Pero debía, debía ser fuerte por esos dos pequeños. Que me necesitan más que nunca en estos momentos, estos años... Largos años sin ver ya nunca más a Sasuke-Kun, el hecho es que nos perdimos para siempre...

Pero yo nunca, jamás dejaré de amarte, Sasuke-Kun.

Sugumi seguía sonriendo todos los días, era un arcoiris en vida, tan feliz se veía cuando Hinata estaba ahí con ellos, que ella no dudo en demostrarle cuanto la amaba y la hacía feliz, realmente feliz, a su manera por supuesto. Pero Hinata no lo entendía con claridad, ella pensaba que Sugumi solo era demasiado feliz en este momento y de alguna forma la ponía feliz y triste a la vez. En cambio el pequeño Sasuke era todo lo contrario, se alegraba cuando el quería y era igual de serio que su querido padre, era como verlo a través de su hijo. Él la hacía sonreír. Deseaba tanto que Sugumi no se pareciera a su abuela... Es que, no sé, ella no sabía cómo sentirse con Mikoto, era algo tan neutral y frío, tal vez la odiaba, tal vez no, no lo sabía en absoluto, por esa razón quería cortarle el cabello a Sugumi con otro estilo de flequillo tal vez, pero su cabello sigue siendo demasiado corto para eso. No teman, la amo en verdad, al igual que mi hijo, los amo con todo mi corazón, porque son parte de mi amor con Sasuke-Kun, y eso jamás cambiará.

...

Hinata estaba dándoles de comer pansito molido, y una sopita, a los niños le gustaba mucho el sabor, esto era mejor que que tomaran leche de mi pecho, ya que me lo comenzaron a lastimar. No sé a qué edad le salen los dientesitos pero parecíera que ya los tienen jaja. Y ella como siempre, solo comía un tomate o una manzana, nunca los dos juntos. Ella sentía que era como una manzana y Sasuke-Kun era un tomate, cuando juntaba ambos sabores no le gustaba ya que sentía que el tomate, Sasuke,  tuviera su tiempo propio. Es que los tomates le recuerdan tanto a él, que los adora. En fin, no comía más que eso, y estaba comenzando a adelgazar lentamente, su guata estaba más pequeña que antes, su estómago se estaba achicando tal ves, pero bueno, si tomaba agua, eso sí. Pero mientras los niños estuvieran bien ella estaría bien.

...

Mikoto se encontraba dando vueltas en su habitación dudando y pensando el tal ves ir a ver a Hinata y sus nietos, pero temía que esta no le quisiera abrir, o que se enojara... Fugaku salía más de lo normal por lo que las decisiones las debía elegir ella misma. Mis pensamientos me hacen dudar tanto de mi misma que dudo y me cuesta tomar decisiones por mi propia cuenta, mi esposo me ayuda tanto con eso, hay días en que solo quiero morir e ir con mis hijos... Los extraño tanto, tanto en verdad, lloro por ellos desde siempre, nunca quise perderlos, ellos y Fugaku son todo para mi, y ahora solo me queda mi querido Fugaku, no quiero dejar partir a mis hijos, ellos debían verme morir a mi no yo a ellos... Esto es tan injusto, me imagino lo que debe estar pensando Hinata, si estará bien o si estará mal, si ha comido bien o los niños si han comido bien, lo decidí. Iré a verla.

Mikoto pudo decidir por ella misma al fin, y se comenzó a vestir. Iría en este instante.

-Debo llevarles comida, tal ves Hinata no ha podido salir a comprar, si.

Se continuó vistiendo y bajo a la cocina, busco una bolsa y abrió su refrigerador.

-Oh, supongo que, la mayoría de cosas que tengo son tomates y dangos jaja realmente amo comer la comida favorita de mis hijos. Mejor iré al supermercado. - Tomo sus llaves del auto y salió al super, ahí compraría de todo.

-Bien, vamos por el pasillo de los pasteles primero. - Camino hacia ya y tomó varios, los echo al carrito, luego se acercó a las verduras - Oh, jaja, los tomates me persiguen. - y tuvo un pequeño recuerdo del pasado.

'mamá, mamá, ahí dice que hay rebajas de tomates-le sonrió y se torno serio y sonrojado mirando hacia otro lado- ¿Puedes, podemos comprar? Por favor...

Mikoto le sonrió y lo abrazo. Él solo tenía tres años y ya amaba los tomates. - Por supuesto mi amor, mamá te comprara tomates en rebajas-ambos sonrieron y Mikoto rió.'

Miró los tomates con nostalgia y quería llorar, pero no lo hizo y, compró de igual forma, a Hinata le deben gustar también. Y así compró mercadería, pañales y cosas para los bebés.

Y partió a casa de Sasuke y Hinata.

Al llegar, respiro hondo antes de bajar. Inalo y exalo. Ya estaba lista. Camino lento y firme y tocó a la puerta. Como era de esperarse, Hinata no contestaría al primer toque. Así que continuó haciéndolo hasta que ella escuchara y viniera a ver.

Estuvo así por unos largos minutos hasta que oyo pisadas, pero que provenían de detrás de ella.

–¿Qué hace usted aquí? – Hinata estaba cargando unas pocas bolsas y a los niños en un porta bebés, a Sugumi en la espalda y a Sasuke en su pecho, se acercó para estar un poco más cerca.

Ella se veía realmente mal, su cuerpo estaba delgado y muy fino, sus ojeras se notaban demasiado, y su cara triste y rojiza por tanto llorar se notaba tanto...

Mikoto se acercó a ella y la abrazo.

–Lo siento por estar aquí querida, y por entrometerme en esto pero, no has estado comiendo bien, te haré una comida de princesa, como te lo mereces. – Le sonrió.

–No quiero, gracias. Váyase por favor, si no tiene nada que hacer aquí.

–Vine a verte y a los niños, y te traje muchas cosas para los tres, tal ves los cuatro jaja...

–¿Trajo tomates?

–Ettoo., sip– le sonrió. Y miró las bolsas de Hinata, también eran tomates, manzanas también traía.–Pensamos igual jaja.

Hinata sonrio tristemente.

–Y-yo, se lo agradezco pero, estamos bien. No me vendría mal todo esto en serio, p-pero por favor no vuelva a traer ni a venir. Lo que Sasuke-Kun y yo queríamos era alejarnos de todos, y eso estoy cumpliendo. Gracias y que sea la última vez, por favor. Mis hijos y yo estamos bien.

–Esta bien querida... Pero ¿Puedo cargarlos un momento– le sonrió.

–Eh, no, sólo puede acercarse y acariciarlos, es todo.

–Está bien querida, muchas gracias– agradeció feliz. Se acercó a ellos y los abrazos despacio, les acarició su cabezita y les dio un besito, Sugumi y Sasuke sonrieron ante su abuela, la querían ver otra vez. –Hola pequeña Sugumi, hola pequeño S-sasuke, están realmente bellos y sanos ehh, los hecho mucho de menos pequeños, ya nos veremos otro vez, los amo mucho– Sugumi tomo su dedo con su manita– Si querida, tú solo esperame.

–Puede pasar y dejar las cosas adentro.– Hinata se acercó a la puerta y la abrió, pasó a la cocina directamente.

Mikoto entró y se apeno por ver la casa un poco, un poco solo... Con las cosas tiradas como si hubieran sido lanzadas, sin duda esta todo limpio pero todo el lugar se ve tan triste... Paso a la cocina y dejo todo ahí, las cosas para los niños las dejo en la mesa.

–Te traje pañales para bu, harto tiempo así no tendrás que salir a comprarlos, ¿Qué quieres para comer en este momento? Traje dangos listos para comerse...– le sonrió.

Y Hinata le sonrió.

–Eran los favoritos del hermano mayor de mi querido Sasuke-Kun, ¿No es así? – le sonrió de nuevo

–S-si, miró agachando su cabeza triste y melancólica– Saben deliciosos, en verdad

–Esta bien– Se acercó pero antes dejó a los niños en sus sillitas, se acercó a Mikoto se sentaron en la mesa, sabían muy bien en verdad, Sasuke-Kun le dijo que eran los favoritos de Itachi y aveces solían prepararlos... Juntos. No debía llorar – Es cierto, Sasuke-Kun y yo solíamos preparar j-juntos, a-ante,, –agachó su mirada tristemente también.– Me gusta su sabor

–Gracias querida, por entender el como nos sentimos, somos, de alguna forma parecidas. Yo, desearía no estar así contigo, yo desearía tanto arreglar las cosas, pero sé que ese daño fue y es imperdonable. Pero por favor, si algún día quieres hablar tienes que saber que yo jamás te dejaré sola. Y si jamás me perdona, lo entenderé. Pero no me pidas que me olvide de ti y de los niños o que los dejé de amar, porque eso jamás pasará.

–Está bien. Acepto. El día en que yo me muera usted podrá ver a mis hijos y tal vez guiarlos en su camino por esta larga vida sin sus padres, hasta entonces, prefiero seguir como estábamos con Sasuke-Kun, alejados de todos para siempre. Porque, yo jamás dejaré de amarlo y jamás rompere una promesa que hicimos juntos. Y quiero reunirme con él algún día...

–Hinata... ¡Hinata...!

–Prometa que respetará eso.

–Pero...

–Prometalo.

–Está bien, lo prometo.

–Gracias, y ahora puede irse, despidase de los niños si quiere.

Mikoto se despidió de ellos con un besito en sus frentes y se despidió de Hinata, salió cerrando la puerta.

Hinata se despidió nuevamente por la ventana y volvió para ver a sus hijos.

...

Aveces ya no quiero verte en mis sueños ni pensarte en mi mente, realmente quiero que estés aquí conmigo o quiero estar ahí contigo... No sé cómo he podido hasta el momento, me siento tan vacía, ayúdame, y termina este dolor.

Regresa a casa Sasuke-Kun

Te extraño demasiado...




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