—Taehyung, como puede ser posible que las petunias estén marchitas, te deje a cargo de ellas y mira lo que sucede.

Bufé mirando al peli castaño hacerme sus ojos de perrito tratando de arreglar el daño que había hecho.

—Minnie, te juro que las regué con su agua y las cuidé, solo que tragan más agua de lo que deben.

Le observé detenidamente analizandolo que habia dicho, Taehyung era un buen amigo de la universidad en Busan, siempre estuvo allí conmigo desde que comencé mi carrera de economía, luego de graduarnos el decidió venirse conmigo a Seúl para poder emprender un negocio.

Al principio fue difícil saber que podría sostenernos ya que en esta ciudad es algo difícil colocar un negocio sabiendo que había demasiada variedad en locales, tanto como de ropa o zapatos, habían algunos más famosos que otros dejando así a los nuevos comerciantes sin clientes.

Analizamos el terreno una vez llegamos a Seúl dándonos cuenta que habían de todo tipo de locales, solo que en la zona donde viviríamos no había rastros de floristerías, algo que era esencial para regalos especiales, era nuestra oportunidad, hubo un tiempo me dediqué a la jardinería cuando vivía en el campo con mis padres, igual a Taehyung que había vivido con sus padres que eran campesinos, era perfecto.

Desde ese entonces tomamos la decisión de comprar un local para colocar nuestra floristeria donde nos ha ido muy bien, mucha gente ha llegado a hacer pedidos grandes para bodas, al igual que clientes donde piden ramos de rosas entre otras cosas.

Taehyung y yo vivimos en un departamento cerca del local lo que no se nos dificulta el venir a la floristería en nuestro diario vivir, siendo sincero es algo que siempre quise vivir junto a Taehyung, tener un lugar el cual nos hacia sentir seguros.

—Bien, no te preocupes de eso, trata de regar el resto de flores, intenta que esta vez  si traguen el agua que deben Kim.

Reí levemente cortando un par de rosas de aquel jardín, tenía pendiente que hacer un ramo de rosas para un cliente, rosas rojas y blancas, era algo muy común pero al mismo tiempo hermosamente simple, algo que podría darle a un enamorado.

Saliendo de mis pensamientos armé aquel ramo de rosas envolviendo alrededor de los tallos un papel de color negro el cual iría atado con un listón blanco y con obviamente aquella carta que el cliente nos había entregado el cual iría al interior del ramo, una vez hecho coloque aquel ramo en el mostrador esperando la llegada de su dueño, la entrega era para las dos de la tarde y aun faltaba mucho, quizás lo mejor era adelantar los quehaceres de la floristería ¿no? Era mejor que esperar detrás del mostrador.

Salí a la entrada del local para poder colocar el letrero donde avisaba nuestros horarios de atención entre otra información de lo que podían encontrar en nuestra tienda hasta que escuché un pequeño quejido dentro de la floristería, era Taehyung, al parecer se había cortado con una de las espinas de los rosales, otra vez.

—¿Tae? ¿Qué sucedió?

Entré nuevamente al local buscando algún rastro de Taehyung viendo a lo lejos que estaba sentado en el suelo casi con lagrimas en los ojos viendo como su dedo índice sangraba.

—Dios Tae, ya es la cuarta vez en la semana que te cortas, debes tener algo de cuidado cuando cortas los rosales, debería prohibirte acercarte a ellos.

Acaricié su cabello viendo que aún había sangre goteando de su dedo, al parecer esta vez si necesitaba algo de ayuda ya que su dedo no dejaba de sangrar.

—Joder Minnie,  si duele demasiado,  y no para de sangrar ¿Será muy grave?

—Solo fue una pequeña cortada, no seas exagerado, traeré el botiquín para curarlo ¿bien? No te preocupes, estarás bien.

Golpee levemente su nuca tratando de distraerlo para que no se preocupara en algo mínimo como una cortada, me levanté de donde estaba para poder ir donde estaba guardado el botiquín dándome cuenta que no había rastros de algodón ni alcohol, tendría que ir a comprar algunas cosas en caso de emergencia.

—Tae, iré un momento a la farmacia se enfrente ¿bien? No hay nada para curarte la herida, así que lo mejor es que me esperes acá.

Taehyung se levantó de donde estaba para poder acercarse al mostrador buscando una pequeña servilleta y cubrir su dedo con esta.

—No Minnie,  no vayas, ya se pasará si detengo la sangre con la servilleta, no es necesario que vayas a comprar nada.

—Tengo que, no hay nada en el botiquín,  además,  puede que te sigas lastimando con los rosales, así que debe estar preparado para cualquier emergencia, iré a comprar, no demoro.

Me quite aquel delantal de jardinería colgándolo sobre el perchero para poder salir a comprar lo que necesitaba.

Cruzando la calle a unos cuantos pasos de la farmacia escuché un fuerte sonido el cual no me dio tiempo de reaccionar y no poder voltear a los lados sintiendo como un choque me hacia tirar al otro extremo del andén, un fuerte dolor de cabeza se hizo presente al igual que gritos y sollozos que al parecer venían de Taehyung.

—¡Jimin! Por favor, resiste, la ambulancia ya vendrá en camino ¡Qué alguien haga algo, Maldita sea! ¡acaso no ven que está perdiendo mucha sangre!

¿Sangre? ¿Qué había sucedido? Mi cabeza dolía pero ¿Dónde había caído para que perdiera tanta sangre?

Toque mi cabeza viendo como mi mano estaba llena de sangre hasta el punto de escurrir a mi antebrazo, al parecer había caído justo en un muro donde mi cabeza estrelló contra el borde.

—T-tae, me duele mucho...

Sentía cada vez como mi vista se hacia más pesada, sentía cansancio, mi cuerpo no lograría aguantar mucho tiempo, apenas y lograba escuchar las voces que se acercaban a averiguar que sucedía y de apoco se escuchaba más lejos el sonido de las sirenas junto con los sollozos de Taehyung.

—¡Jimin!..

Finalmente las sirenas y las voces se habían esfumado...