Capítulo 5
Pov. De Narradora.
-¿Estás dispuesto a tener un cachorro conmigo Tanjiro?-
Los ojos color caoba de su conejito miraban atentamente a su tigre, quien lo comía con mirada sintiendo un cosquilleo en su cuerpo.
-Lo quiero, quiero ser la madre de tus hijos- dijo para envolver sus brazos en su cuello, pegándose más a su alfa.
Ese dulce aroma a miel y moras lo volvia loco, se pegó lo mas que podía al cuerpo de su alfa para frotarse en todo su musculoso y marcado torso, impregnando sus feromonas en su traje de trabajo.
-Yo también quería un lindo cachorro contigo, pero estaba esperando a que me dijeras que si- dijo Giyu observando a Tanjiro, quien le estaba quitando su corbata lentamente meneando notoriamente sus caderas.
Tanjiro estaba metido en el personaje de enfermera, quería que su alfa lo devorara, su entrada esta desbordante de su lubricante natural, y está por llegar a sus muslos.
-Acuestese en la cama mi paciente- dijo Tanjiro en un tono seductor, miraba con deseo a su esposo, mirando lentamente su cuerpo hasta dar con su gran erección.
Mientras iba sacando prenda por prenda, ambos se besaban con intensidad, eran besos demandantes y llenos de necesidad, como si ambos pudieran satisfacer su sed entre besos.
Tanjiro por fin acostó al azabache en la cama, observando el perfecto cuerpo que tenía en frente.
-¿Le duele algo señor giyu?~- preguntó el conejito levantando una de sus orejas.
-De hecho...-Giyu llevó su mano lentamente hasta señalar su miembro- me duele aquí enfermero- la voz de giyu se había tornado más ronca.
Le gustaba jugar de esa manera con su esposo pero su instinto de tigre insiste en tomarlo de una sola vez.
Tanjiro se acerca a lentos y tortuosos gateos hasta llegar a la virilidad de su hombre. Tomó su pene con suma suavidad acariciando el meato con su dedo índice.
-Se ve muy enfermo~ pero descuide~- el pelirrojo lamió en forma de círculos toda la punta de su pene -Como enfermero me encargaré de curarlo apropiadamente~-
El conejito bajaba y subía por casi todo su falo como podía, su pene era demasiado grande y grueso, era difícil tratarlo con su boca. Giyu estaba en su gloria total al tener a su omega entre sus piernas ocupándose de su miembro erecto, de la punta desbordada sus fluidos pre-seminales, sus venas hinchadas y la punta algo roja por la falta de atención, aunque su conejito ya estaba estaba ocupándose de eso.
El pelirrojo lamía con dedicación la caliente y dura virilidad de su hombre, tragando sus fluidos, mientras que el azabache agarraba sus hebras pelirrojas golpeando sus mejillas y paladar con la punta, era jodidamente erótico verlo con sus mejillas sonrojadas y lágrimas en los ojos debido a las pequeñas arcadas que le daba en el intento por meter todo su falo en su boca.
Sacó su pene de su boca para dar una lamida lenta hasta la punta, y volviendo a bajar lentamente hasta la base recorriendo su pene con besos, llegando a sus testículos los cuales lamía y chupaba a su gusto.
El alfa desesperado decide agarrar el rostro de Tanjiro y mirarlo con deseo, pues quiere acabar en su boca.
-Vamos omega, quiero que comas- la demandante voz de su alfa lo hace temblar de placer, a lo que vuelve a meter su caliente pene en esa boca, lamiendo todo a su alrededor, bañando de saliva su miembro hasta que por fin pudo probar la esencia de su alfa.
El conejito tragó todo lo que salía de él, al estar tan excitado, el semen de su alfa le sabía delicioso.
Sacó de su boca su pene dejándolo reluciente de la saliva de su omega.
Tanjiro ya no podía aguantar más, se sentó en las piernas de su alfa dándole la espalda, levantó un poco su traje dejando su culo en todo su esplendor, dejándole ver un pequeño plug anal color rosa profanando su entrada.
-¿Te gusta mi alfa?~ estuve preparándome para ti~-
La voz jadeante de su omega lo hacía perder la cordura, le quitó el plug lentamente ganándose un gemido por parte del pelirrojo, el plug anal estaba lleno de su lubricante natural.
-Si tan mojado estás por dentro quiero ver como dejas mi polla-
Su pene estaba palpitando por adentrarse en ese caliente y apretado agujero.
El conejito no dudó en hacer de las suyas, comenzó a restregarse con el pene de su alfa, esa fricción se sentía asombrosa.
-Alfa devorame~- el pelirrojo tenía sus ojos cristalinos, lloriqueó de placer al eyacular en ambos estómagos -Quiero que me hagas un lindo cachorro~- dijo sonriendole coqueto- aquí~- el omega señaló su vientre.
Ese pequeño hilo de cordura en Giyu se rompió, se abalanzó sobre su conejito liberando así sus orejas y cola de tigre. Su alfa estaba hambriento, era hora de saciar su apetito.
Giyu comenzó a frotar el glande hinchado en esa rugosa entrada -¿Tanto lo deseas omega?- el menor asintió -Entonces hagamos algunos cachorros-
Ni uno de los dos se hizo del rogar, el azabache metió su pene de una sola embestida, haciendo que su conejito chillara y tiemble de placer.
-P-Por favor alfa~ Jódeme tanto como quieras~- dijo Tanjiro besando la mejilla de su hombre mientras ponía sus piernas sobre sus hombros.
Giyu daba fuertes y rápidas embestidas sin piedad, el conejito tenía sus orejas caídas, gemía sin control. Tanjiro succionaba el pene de su alfa de manera que a él le gustaba.
-Me aprietas tan rico- El alfa está arremetiendo con fuerza las embestidas, le encanta salir y entrar de ese agujero tan placentero, se puede mover con facilidad debido al lubricante que sale sin parar.
Giyu cambia de posición haciendo que su conejito lo monte. Pues a los dos les encantaban esa posición, su pene podía llegar aún más profundo y completo.
-Al-Alfa~- llamó a Giyu entre gemidos, corriéndose por segunda vez sobre su torso, casi llegando a sus pezones -Alfa~ y-ya no pu-puedo m-más~-
Giyu ya estaba cerca de su límite, y sin dudar comenzó a chupar sus pezones, dando pequeñas mordidas succionando con fuerza, le encanta dejar los pezones de Tanjiro hinchados.
Ambos ya no pudieron más hasta que Tanjiro se corrió por tercera vez, el alfa con unas cuantas embestidas más derramó su semen en el interior de su omega anundandolo.
Se separó del pezón de Tanjiro dejando un hilo de saliva que aún lo conectaba.
Tanjiro agarró el rostro de su alfa para besarlo otra vez, a lo que este correspondió gustoso.
-Alfa juguemos toda la noche hasta que me desmaye~-
Esas palabras hicieron sonreír ladino al azabache. Le gustaba la idea de torturar a su conejito.
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